Desde que obtuviera su grado universitario en su natal Puerto Rico en 1963, hasta que se retirara de su puesto como profesor emérito en la Universidad de Michigan, y aún después, durante sus años de residencia en México, en los que se desempeñó como Profesor Investigador en El Colegio de México, el Dr. Gómez produjo una vasta obra. Su curiosidad e interés por aprender del mundo del budismo—y del mundo entero, que nunca dejó de asombrarlo—lo llevaron a forjar una amplia erudición que abarcó las prácticas y el pensamiento budistas en China, Japón, Tíbet, India y otras zonas de Asia. Tradujo textos del sánscrito, del chino, del pali, del tibetano, del japonés y de varias otras lenguas que llegó a dominar. Y transmitió sus enseñanzas a estudiantes universitarios de todos los niveles con rigor y calidez.

Para anunciar el nacimiento de la Fundación, estudiantes, colegas y seres queridos se dieron cita en la Ciudad de México en el marco de dos conferencias dictadas por el Dr. Óscar Pujol, una en torno a los Yogasūtra de Patañjali y otra sobre «La palabra yoga en la Bhagavad Gitā», organizada junto con El Colegio de México. Ahí, sus estudiantes Luis lo recordaron como estudioso incansable, mentor de quienes hoy se abocan al estudio del budismo y también como alguien que siempre los recibía con una sonrisa, que siempre les dejaba algo que pensar. No es de extrañar que Luis Gómez recibiera numerosos reconocimientos a lo largo de su trayectoria académica por su desempeño como pedagogo, entre ellos los premios John H. D’Arms for Distinguished Graduate Mentoring in the Humanities en 1995 y el Arthur F. Thurnau por sus contribuciones a la enseñanza en el programa de licenciatura en Estudios Budistas en 1997.