En tiempos de pandemia: Reflexionando sobre futuros y valores y prácticas de los budistas
JOSÉ ANTONIO RODRÍGUEZ DÍAZ
La pandemia global del COVID-19 ha generado tal magnitud de disrupciones que crea una oportunidad para aprovechar los procesos de reconstrucción y pensar en construir futuros mejores. Es la oportunidad de mirar hacia el futuro de forma creativa y sin miedo y pensar en la situación de crisis en la que vivimos como una gran oportunidad para la humanidad en su conjunto, para pensar acerca de futuros y crear mejores sociedades, más justas, más igualitarias, más armoniosas, más libres y democráticas, y más felices.
La envergadura global y consecuencias dramáticas de la pandemia causada por el COVID-19 nos ofrece la oportunidad de reflexionar, colectivamente, acerca de los futuros sociales probables, posibles y preferibles y con ello iniciar el camino de construcción de mejores y más deseables sociedades. Nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre la contribución de los budistas a esos futuros. El futuro no está escrito en piedra.
Para hacerlo revisamos la forma de entender el futuro y los tipos de futuros, y miramos a la pandemia desde la perspectiva de esos futuros. Y a ello añadimos la contribución de los valores y prácticas de los budistas en la construcción de futuros mejores. El no-yo, el origen dependiente, la vacuidad, la no dualidad, la Ley del Karma, la idea del Bodhisattva o la idea del Amor-Bondadoso o los Cuatro Inmensurables, todos ellos implican interrelación, y específicamente con otros seres en busca de su bienestar y felicidad. Constituyen una vía principal de valores y prácticas hacia la creación de relaciones armoniosas con los demás y dentro de las sociedades y entre ellas.
¿Qué es el futuro? y ¿para qué pensar en él/ellos?
Empezaremos reconociendo algo paradójico para los estudiosos del futuro: el futuro no existe. De hecho, cuando llega a serlo ya no es futuro, es presente. De ahí que pensar los futuros no sea más que una forma de centrarnos en el presente, y nos centramos en el presente para construir futuros.
Pero, aunque el futuro no exista si existen elementos que lo constituirán, ingredientes y semillas de los futuros. Y el futuro, como todo en la vida de este planeta, es el resultado de un complejo sistema de fuerzas causales en interacción constante. Obviamente en ese complejo también se encuentran nuestras acciones. De ahí que la acción individual y colectiva sea creadora de futuros.
El futuro es abierto, no es único ni predeterminado, y por tanto pueden existir futuros posibles alternativos. La idea de que el futuro no existe nos lleva a la idea de que el futuro es cambiable. Si no existe, todavía tiene que ser creado. Y si tiene que ser creado, entonces podríamos contribuir a darle forma.
3 tipos de futuros y COVID-19
Wendy Bell (1996) introduce una aproximación clásica que define futuros en plural y señala tres grandes tipos: futuros probables, futuros posibles y futuros preferibles*. Los futuros probables son aquellos que pensamos que pueden ocurrir con alta probabilidad, basados en tendencias y fuerzas causales actuales, son en gran medida continuación del presente. Los futuros posibles son todos aquellos futuros pensables e imaginables que creemos que podrían suceder en un futuro algo más lejano. Y los futuros preferibles son aquellos que nos gustan y pensamos que “deberían” suceder, o que queremos fomentar.
El estudio de futuros probables se centra en las preguntas: ¿cuál sería el futuro más probable de un fenómeno concreto en un período de tiempo concreto y bajo ciertas condiciones? ¿cómo será el futuro si las cosas continúan como son en la actualidad? Como las condiciones presentes cambian, este tipo de futuro se debe repensar constantemente. Además, los cambios en los ingredientes de los sistemas de causación y en las acciones humanas cambian esos futuros muy probables.
Durante estos meses de pandemia se han multiplicado las predicciones sobre el futuro tras los efectos del coronavirus. Obviamente, muchos con las mejores intenciones, para ayudarnos a movernos en el futuro que dicen que nos espera. Muchas de las predicciones son posiblemente intentos de definir el futuro, de cerrarlo, de hacerlo inevitable. Parecen querer convencer de que ese es el futuro y así será, y por tanto debemos aceptarlo y adaptarnos a él. “Ya nada será igual” y “La nueva normalidad” se han convertido en el nuevo “mantra” de esta pandemia. Se han convertido en los discursos dominantes (Rodríguez, 2020).
Además de los números, curvas y rectas de infectados y muertos por el COVID-19, los medios de comunicación nos proveen también con noticias, análisis, y pronósticos predominantemente sobre el futuro probable próximo en términos económicos y políticos (caídas del PIB, cierres de empresas y sectores, perdidas masivas de empleo, lenta recuperación, tensiones entre países, tensiones entre partidos, cierres territoriales, aumento de las poblaciones vulnerables, etc).
Todo ello podría crear una imagen de futuro distópico imparable (como el reciente informe del Deutsche Bank “Era del Desorden”) y generar miedo y paralizar la capacidad social de actuar. Pero es precisamente el conocimiento de estas predicciones lo que permite cambiarlas. Cada una de esas predicciones puede generar fuerzas para potenciarlas o para frenarlas o para transformarlas.
Futuros posibles:
Todos esos futuros probables nos permiten y nos fuerzan a aventurarnos en la definición de futuros posibles alternativos. Aquí es donde la creatividad humana, de la especie, nos ha llevado a imaginar y pensar futuras realidades. La avenida de los posibles futuros implica pensar en problemas presentes y futuros como oportunidades y en los obstáculos y limitaciones como algo superable. Ello supone mirar al presente de forma innovadora y darnos cuenta de que las posibilidades actuales del futuro son alcanzables.
Uno de los instrumentos más utilizados para pensar futuros posibles son los escenarios. Los escenarios son descripciones narrativas (historias con consistencia interna) acerca de posibles temas o desarrollos en el futuro. Se construyen escenarios alternativos para poder conceptualizar futuros alternativos y clarificar las posibles consecuencias de decisiones actuales.
Los modelos más utilizados son los escenarios de doble entrada (donde el cruce de dos tendencias o incertidumbres produce cuatro escenarios), y los que presentan cuatro combinaciones tipo (cambio positivo, cambio negativo, no cambio, y cambio desconocido). Como ejemplo del primer tipo, podemos pensar en escenarios alternativos combinando dos tendencias inciertas, por ejemplo, el control de la pandemia por un lado y la cooperación global por el otro. Ello nos ofrecería 4 escenarios alternativos: Conciencia Planetaria, Cooperación, Debilidad y Fracaso. Dos de ellos positivos y dos más bien negativos.
En el escenario Conciencia Planetaria se ha controlado la infección y se ha conseguido una vacuna. Se han creado sistemas de gobierno planetario para hacer frente a los temas globales. La asociación del COVID-19 con deterioro y destrucción del medio ambiente lleva a acciones para controlar el deterioro ambiental y permitir una cierta vuelta de la naturaleza.
En el escenario Cooperación no se ha podido controlar totalmente la infección, pero la creciente cooperación global permite entender mejor los procesos de transmisión y con ello aumenta la capacidad para frenar la extensión. La cooperación científica internacional está avanzando mucho en una vacuna contra el COVID-19.
El escenario Debilidad está dominado por el desarrollo desigual y la tensión entre países y zonas. El control del COVID-19 ha tenido unos altos costes económico además del alto coste en vidas humanas y en recursos humanos. El resultado es la debilidad para hacer frente a pandemia global en caso de repetirse.
En el escenario Fracaso abundan los problemas económicos, la infección no controlada lleva a una situación crítica de alto desempleo, pobreza, enfermedad y muerte.
Futuros preferibles:
Los escenarios que podamos construir nos permiten visualizar los mejores y más deseables y también nos dan pistas de cómo caminar hacia ellos y cómo evitar los no deseables. Los futuros preferibles implican evaluar la deseabilidad de futuros alternativos y priorizar fundamentos éticos (valores). Pensar en los futuros preferibles nos lleva a tener que preocuparnos por la naturaleza de una buena vida y sociedad.
Los valores y acciones de los budistas recogidos en la Encuesta Mundial de Valores (WVS) dibujan sus futuros preferibles. Un análisis general del sistema de valores muestra posiciones claras de los budistas hacia relaciones armoniosas. Se oponen, como la mayoría de los no budistas, a la guerra y no justifican la violencia contra otros en absoluto. De hecho, valoran el Altruismo y la Tolerancia como buenas cualidades para enseñar a los niños y destacan creyendo que se puede confiar en la mayoría de las personas y que es importante avanzar hacia una sociedad más humana en la que se pueda compartir mejor la riqueza.
Según esta encuesta, la mayoría de los budistas consideran que las personas que los rodean (familiares y amigos) son muy importantes en sus vidas. Pero su proximidad con los demás no se limita a las personas, sino que se extiende a todos los seres sintientes representados por su preocupación por el medio ambiente. Una cuarta parte de los budistas (el doble de la población general y no budista) cree que el deterioro del medio ambiente es el problema más grave en la actualidad. Y también favorecen, un poco más que la gente en general y no budista, la protección del medio ambiente sobre el desarrollo económico. En general, los valores budistas brindan una imagen de proximidad y cuidado para quienes los rodean y una orientación y deseo de armonía con las personas y el medio ambiente (Rodríguez, 2019).
Construyendo futuros
Y una vez vistos los hechos y las tendencias que empujan hacia los futuros probables, y las imágenes y valores que configuran los futuros posibles y preferibles, estamos ante el reto de construir futuros por medio de la acción individual y colectiva.
Los datos de la encuesta muestran que los budistas también se destacan por su alto nivel de actividad social, por encima de las medias de las poblaciones globales y no budistas, con acciones hacia el bienestar y la felicidad de los demás haciendo algo bueno por la sociedad y cuidando a los demás y también al medio ambiente. Su mayor nivel de acción social coincide con su mayor nivel de membresía en organizaciones civiles y ambientales. La participación en organizaciones sociales aumenta la confianza y los lazos facilitando relaciones más amplias y armónicas. Sus acciones de cuidado de los demás y el medio ambiente los colocan en las primeras posiciones de la actividad social hacia una sociedad futura más armónica y sostenible.
Los valores y acciones de las poblaciones budistas dibujan una imagen alternativa de futuros posibles y preferibles que mantiene abierta la posibilidad de futuros diferentes a algunas de las imágenes catastróficas creadas en los últimos meses y que a menudo conducen a la inacción.
Hemos mirado a futuros probables y a las semillas de futuros posibles y preferibles. Como se configuren en los próximos meses y años dependerá también de nosotros. En mi opinión, el reto principal es darnos cuenta de que estamos creando futuro en el presente, con nuestras ideas, pensamientos y acciones. Y tras esa constatación dar pasos adicionales y crear conscientemente futuros deseados, nuestros futuros y de nuestros seres queridos, y los futuros de todos los seres del planeta.
¡¡¡Por el bien de todos los seres!!!
Notas/Referencias:
Bell, W. (1996). Foundations of Future Studies. New Jersey: Transaction Books.
Encuesta Mundial de Valores (World Values Survey) es la mayor encuesta sociológica global existente con más de 90.000 encuestados en 62 países, entre los que se incluyen países donde reside la mayoría de los budistas del mundo (Thailand, Vietnam, Malaysia, Singapore, China, Japan, South Korea, Hong Kong, Taiwan y India): http://www.worldvaluessurvey.org/wvs.jsp
Rodríguez Díaz, J.A. (2020). La COVID-19: la gran oportunidad para pensar y crear sociedades futuras mejores. Revista Española De Sociología, 29(3).
https://doi.org/10.22325/fes/res.2020.43
Rodríguez Díaz, J.A. (2019). Buddhists Contributions to Building More Harmonious and Sustainable Societies. A Sociological Analysis en Most Ven. Thich Nhat Tu y Most Ven. Thich Duc Thien (eds.), Buddhist Approach to Global Leadership and Shared Responsibilities for Sustainable Societies (Vietnam Buddhist University Series, Religion Publisher, HCM City, Vietnam). https://www.academia.edu/39265397/BUDDHISTS_CONTRIBUTIONS_TO_BUILDING_MORE_HARMONIOUS_AND_SUSTAINABLE_SOCIETIES_A_SOCIOLOGICAL_ANALYSIS
El profesor José Antonio Rodríguez Díaz completó su doctorado en Sociología en la Universidad de Yale (EE. UU.) con becas del Social Science Research Council y la Comisión Fulbright. Es Catedrático y ha sido director del Departamento de Sociología y director del Programa de Doctorado en Sociología, en la Universidad de Barcelona. Ha sido profesor visitante en el Centro de Estudios Europeos de la Universidad de Harvard, en la Universidad de Yale y en la Universidad de California en Santa Bárbara. Sus investigaciones y publicaciones actuales se centran en el papel de las redes sociales en las organizaciones y sociedades, los estudios de futuros y las dimensiones sociales de la felicidad. Estas líneas de investigación convergen en el estudio de los procesos de transformación y articulación del budismo en la sociedad moderna.
Para más información ver:
https://webgrec.ub.edu/webpages/000005/ang/jarodriguez.ub.edu.html#
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