Más allá del binario. El budismo Jōdo Shinshū y la identidad transgénero
HUGO CÓRDOVA QUERO
Explorar la transgeneridad en el contexto del budismo Jōdo Shinshū requiere abrirse a una comprensión profunda de sus principios fundamentales, como el no apego, la impermanencia y la compasión. Estos valores no solo son pilares de la tradición budista, sino que también ofrecen un marco poderoso para acompañar y abrazar la diversidad de las experiencias transgénero. Aunque a menudo se percibe como un tema contemporáneo, las historias y experiencias de personas transgénero dentro de comunidades budistas no son ni recientes ni excepcionales. Por el contrario, reflejan una larga tradición de respeto y apertura hacia las múltiples formas en que se manifiesta la humanidad. En el budismo Jōdo Shinshū, la búsqueda de la liberación espiritual trasciende las categorías binarias de género, promoviendo un espacio inclusivo que celebra la riqueza de las identidades diversas. Este artículo explora cómo esta tradición sigue evolucionando para responder a las realidades trans del presente.

En Asia —cuna del budismo— la transgeneridad ha estado presente en las sociedades de diversas formas a lo largo de la historia. Tradicionalmente, las personas transgénero fueron valoradas como artistas, especialmente en el teatro, donde los papeles femeninos eran interpretados por varones entrenados que a menudo extendían su personaje más allá del escenario. En Japón —donde surgió el budismo Jōdo Shinshū— la historia de las personas transgénero refleja cambios significativos a lo largo del tiempo. En el pasado, muchas de ellas eran honradas como chamanes y admiradas como actores y actrices destacados. Sin embargo, en la sociedad japonesa moderna, enfrentan desafíos y realidades muy distintas. Esta conexión entre la transgresión de género y lo sagrado también se observa en figuras espirituales. Un ejemplo notable es Kuan Yin —la deidad asiática de la compasión— que a veces se representa como un varón, ilustrando una fluidez de género que trasciende las categorías binarias tradicionales.

Sin embargo, la realidad de las personas transgénero difiere notablemente de la representación de Kuan Yin. En muchas sociedades asiáticas, su existencia desafía el rígido binario de género establecido por las tradiciones confucianas y cuestiona la estructura de poder que históricamente ha favorecido a los varones por sobre las mujeres. En los lugares donde la transición de género es permitida, el proceso requiere un diagnóstico de «Trastorno de Identidad de Género» como condición previa para acceder a una Cirugía de Reasignación de Sexo (CRS), cuyo consentimiento solo se otorga a partir de los veinte años. Este enfoque patologiza a las personas transgénero, obligándolas a someterse a diagnósticos médicos para poder ajustar su identidad legal y social. Paradójicamente, esta transición es vista como un paso necesario para encajar dentro de los rígidos binarios de género confucianos. La presión psicológica y social lleva a muchas personas transgénero en Asia a intentos de suicidio. Tras completar la CRS, algunos países permiten modificar los documentos de identidad oficiales, aunque esto no elimina por completo las barreras culturales y legales que enfrentan.
El budismo Jōdo Shinshū, con su énfasis en la compasión universal y la aceptación incondicional del Buda Amida, presenta una perspectiva única que puede dialogar con temas de género y transgeneridad. En su núcleo, esta tradición sostiene que la iluminación está al alcance de todos, sin importar su estado social, moral o incluso sus propias limitaciones personales. Esta visión resuena profundamente con las personas transgénero, quienes a menudo enfrentan exclusión social y desafíos estructurales no solo en las sociedades sino en muchas organizaciones religiosas. Permítanme señalar algunos aspectos a este respecto.
En primer lugar, debemos mencionar que el principio de tariki en en el budismo Jōdo Shinshū —que se refiere a la «fuerza del otro»— enfatiza que la salvación no depende de los esfuerzos personales, sino de la gracia del Buda Amida. Este concepto desafía la idea de autosuficiencia y —en su lugar— promueve una visión de interdependencia y compasión universal. Para las personas transgénero, este principio es especialmente significativo, ya que ofrece una alternativa a las expectativas sociales que a menudo exigen cumplir con ciertos estándares de género para ser aceptadas. En lugar de tener que cumplir con criterios estrictos y normativos, las personas trans en esta tradición pueden encontrar un camino espiritual donde se les valora y acoge por su autenticidad y humanidad, sin que su identidad de género sea un obstáculo para alcanzar la iluminación.
En segundo lugar, para comprender las posibles perspectivas del budismo Jōdo Shinshū respecto a las personas transgénero, es fundamental situar este tema en el núcleo de sus enseñanzas: el voto primordial del Buda Amida. Este voto —que simboliza la compasión universal y la salvación incondicional— puede ofrecer una base única para reflexionar sobre cómo las personas transgénero que practican el budismo Jōdo Shinshūintegran su identidad religiosa con su identidad de género. La promesa del Amida Buda —que acoge a todos sin excepción— resalta la importancia de un camino espiritual inclusivo, donde las categorías humanas como el género no limitan la posibilidad de alcanzar la iluminación. Para las personas budistas transgénero, esta enseñanza no solo proporciona consuelo, sino también un marco para entender que su autenticidad no es un obstáculo en el camino espiritual. Este análisis abre una puerta para explorar cómo la tradición Jōdo Shinshū responde a las experiencias diversas de quienes buscan refugio en ella.

En tercer lugar, es necesario enfatizar que, en el contexto del shinjin [fe o confianza], no existe diferenciación entre varones y mujeres. Este concepto describe la experiencia religiosa central para los practicantes de budismo Jōdo Shinshū, entendida como el florecimiento de la sabiduría y la compasión en la vida cotidiana. Más que un evento singular, shinjin es un proceso continuo de despertar espiritual, una transformación profunda que reorienta el corazón hacia la verdad del Dharma. Este despertar no excluye ninguna faceta de la experiencia humana. Por el contrario, las integra y las eleva al marco de la práctica religiosa. Así, shinjinrepresenta el cruce donde convergen el bienestar multidimensional de un budista Shin y su camino espiritual: un espacio donde la vida humana y la experiencia religiosa se entrelazan de manera inseparable. Este enfoque inclusivo enfatiza que la iluminación no discrimina entre géneros o circunstancias, sino que acoge a todos por igual en su camino hacia la liberación.
En cuarto lugar, y vinculado con lo mencionado previamente, es relevante señalar que Shinran percibía el verdadero ser como marcado por el mal kármico primordial, una sensación de desesperanza que lleva a la creencia de que una persona está irremediablemente perdida y atrapada en un ciclo interminable de sufrimiento. Esta narrativa de la imperfección inherente al ser humano genera un sufrimiento significativo, especialmente para las personas LGBTIQ+, pues refuerza la idea de que algo está mal en su identidad. Sin embargo, la experiencia de shinjin —que engloba una sabiduría profunda y una compasión transformadora— solo puede alcanzarse al reconocer tanto nuestras limitaciones como la vastedad de la mente profunda. La verdadera liberación y sanación se logran cuando entendemos que nadie es inherentemente defectuoso por su identidad LGBTIQ+, sino que el problema radica en que las sociedades —a su modo y de diferentes maneras— imponen valores relativos a los seres humanos. Generalmente, esos valores están basados en construcciones particulares, contextuales, culturales y temporales acerca del género, la sexualidad, la etnia, la capacidad o habilidades y el estatus social, entre otros aspectos. La lección crucial de esta comprensión es el segundo aspecto de la mente profunda: la revelación de que todas las personas poseen un valor inmenso y esencialmente igual.
En quinto lugar, es fundamental señalar que el budismo Jōdo Shinshū —al rechazar las jerarquías rígidas— promueve una visión de igualdad profunda entre todos sus practicantes, lo que brinda una base para cuestionar las tradicionales normas binarias de género. Esta apertura hacia la inclusión no solo se limita a la aceptación de las personas, sino también a la adaptación de las prácticas y rituales dentro de la comunidad Shin. En numerosas ocasiones, las tradiciones han sido modificadas para incorporar un lenguaje neutral, eliminando las distinciones de género en las ceremonias. Este esfuerzo refleja el compromiso de la comunidad por reconocer y celebrar la diversidad humana, independientemente de la identidad de género, creando un espacio inclusivo donde todos pueden experimentar el camino del Dharma sin barreras.
Por ejemplo, en el contexto de Jōdo Shinshū, existe al menos un registro temprano oficial relacionado con personas transgénero en el ámbito del matrimonio. En abril del año 2000, un caso específico llamó la atención de un ministro. Dos mujeres acudieron a él, una de las cuales era integrante de su congregación y se había sometido a una transición de varón a mujer. Ante esta solicitud, el reverendo Masao Kodani de Los Angeles, California, expresó su inquietud y buscó orientación para confirmar si esta situación era adecuada dentro del marco de las prácticas y principios de la tradición. Los Kangaku —los más altos expertos doctrinales de Nishi Honganji— respondieron que no había motivo para preocupación. Aclararon que —según la enseñanza budista— el camino hacia la iluminación está abierto para todos, sin importar las identidades de género.
Su iniciativa subrayó la complejidad de integrar temas contemporáneos en contextos religiosos. Consecuentemente, el reverendo Kodani llevó a cabo la ceremonia, aunque lo hizo con cierta preocupación, temiendo posibles reacciones negativas de la comunidad. Sin embargo, esos temores resultaron ser infundados. La única modificación realizada al ritual tradicional fue el uso del término inclusivo «cónyuge» en lugar de las palabras específicas «esposo» y «esposa». Este pequeño ajuste reflejaba un esfuerzo por respetar tanto la identidad de género de las personas involucradas como los principios de la tradición. La decisión del reverendo Kodani destacó un enfoque pastoral sensible que buscaba equilibrio entre el respeto a las tradiciones religiosas y la inclusión de la diversidad, pero que sentó un precedente mundial hacia la igualdad ritual de las personas transgénero.

Es por todo esto que el budismo Jōdo Shinshū adopta una postura inclusiva hacia las personas transgénero, basada en el principio fundamental de que todos los seres son igualmente acogidos por el Buda Amida, sin importar su identidad de género. Este enfoque pone de manifiesto la compasión universal y la aceptación incondicional que caracterizan las enseñanzas de Amida, creando un espacio donde las personas transgénero pueden sentirse parte integral de la comunidad budista. A diferencia de otras tradiciones religiosas que suelen reforzar normas de género rígidas, en budismo Jōdo Shinshū es reconocido como una de las interpretaciones más progresistas del budismo respecto a los temas LGBTIQ+. Al enfatizar la igualdad espiritual y la apertura, esta tradición permite a las personas transgénero vivir su práctica religiosa sin necesidad de subordinar su identidad de género, promoviendo así una vivencia auténtica del Dharma. Además, el budismo Jōdo Shinshū valora la interconexión y el respeto mutuo, proporcionando una base ética sólida para combatir la discriminación y fomentar comunidades inclusivas, inspirando a las personas transgénero a encontrar en esta tradición un camino espiritual que valida sus identidades y experiencias, sin las limitaciones de las expectativas sociales.
Acerca de Hugo Córdova Quero
Hugo Córdova Quero posee una Maestría en Teología Sistemática y Teorías Críticas (Queer y Postcolonial) por la Graduate Theological Union (GTU) en Berkeley, CA, un M.Div. por la Universidad ISEDET de Buenos Aires, Argentina, y un Ph.D. en Estudios Interdisciplinarios sobre Religión, Migración y Estudios Étnicos, otorgado por la GTU, con formación complementaria en el Departamento de Estudios Étnicos de la Universidad de California, Berkeley. Realizó parte de sus estudios de maestría en el Instituto Budista del GTU en Berkeley. Actualmente, es Profesor Asociado de Teorías Críticas y Teologías Queer en la Facultad Starr King de la GTU y Director del Institute Sophia, un think tank en Saint Louis, Missouri. Además, forma parte del Grupo de Estudios Transpacífico en Sexualidad y Religión (EQARS) y de la Queer Migrations Research Network.
El Dr. Córdova Quero ha sido académico visitante en el Instituto de Estudios Avanzados de Culturas y Teologías Asiáticas (IASACT) en el Chung Chi College de la Universidad China de Hong Kong (2006); Investigador invitado en el Centro de Estudios Lusófonos (2006–2009) e Investigador Post-Doctoral en el Instituto Iberoamericano (2009–2011) en la Universidad Sophia de Tokio; Conferencista en el Instituto de Estudios Internacionales e Interculturales de la Universidad Autónoma de Barcelona (2009); Profesor adjunto en St. Stephen’s College, Universidad de Alberta, Canadá (2013-2014), Profesor visitante en la Jakarta Theological School (2016) en Indonesia y Profesor Invitado en el Doctorado Interinstitucional en Educación de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas (2021) en Bogotá, Colombia. Sus áreas de investigación incluyen estudios religiosos y teologías queer, estudios étnicos y migratorios, y teorías críticas (queer y poscoloniales).
Sus dos últimos libros en español, Archaeologia Sexualis: Una breve contribución al estudio del género y la sexualidad en perspectiva transcultural (Saint Louis, Institute Sophia Press, 2023) y Teologías Queer Globales (Saint Louis, Institute Sophia Press, 2023), exploran la conexión entre religiones, género y sexualidad, incluido el budismo.