Un viaje a través del arte de la compasión con Benoy K. Behl

Mireia Pretus Labayen

Benoy K. Behl ha sido un testigo privilegiado de la belleza, la bondad y la compasión que el arte puede aportar al mundo. Historiador del arte, director de documentales y fotógrafo, Behl (Nueva Delhi), es la única persona que ha documentado el patrimonio budista en 19 regiones de 17 países. Por ese motivo, su nombre forma parte ya del libro de los Records Limca, por ser el fotógrafo e historiador del arte que más ha viajado (Limca es un libro anual de referencia publicado en la India, que documenta los logros de la India en múltiples ámbitos).

El punto de inflexión en su carrera, tuvo lugar cuando fotografió las antiguas pinturas de las cuevas de Ajanta, las pinturas más antiguas que se han conservado del periodo histórico en el subcontinente indio. En la garganta en forma de herradura del rio Waghora, en Maharashtra, en el oeste de la India, se excavaron treinta y una cuevas en dos fases. La primera data del siglo II a. C. y la segunda, entre los siglos IV y VI d. C. Las pinturas murales y esculturas de Ajanta describen los relatos Jataka, historias sobre el Buda en sus vidas previas, y las cuevas fueron usadas durante siglos, como lugar de retiro para monjes budistas durante los meses del monzón.

Fotografía de Benoy K. Behl

Behl fotografió las pinturas de Ajanta con sus colores y detalles auténticos en 1991 (y un año después, volvió para hacer el trabajo de nuevo y lo perfeccionó). Tras publicar estas fotografías en la revista National Geographic, museos y universidades de todo el mundo le invitaron a dar conferencias y mostrar las pinturas. El director general del Servicio de Arqueología de la India le escribió: “has conquistado la oscuridad de las Cuevas de Ajanta”.

Benoy K. Behl es uno de los mejores embajadores del antiguo arte indio a través de sus libros, exposiciones fotográficas y documentales. Algunos de sus documentales, tales como «Las raíces indias del budismo tibetano» y «Las deidades indias veneradas en Japón», han ganado diversos festivales internacionales de cine.

Buddhistdoor en Español: Has mencionado en muchos artículos el impacto que supuso para ti tu trabajo fotográfico de las pinturas murales de Ajanta. Tras visitar tantos lugares por todo el mundo, que tienen el mejor arte budista, ¿qué encontraste de extraordinario en los murales de Ajanta?  

Benoy K. Behl: «He tenido la gran fortuna de ver y documentar el arte budista más hermoso, en lugares como la Estupa de Borobudur, Indonesia; Sukhothai, en Tailandia; las pinturas del siglo XII de Bagan, en Myanmar; las Cuevas de Dungkar, en la Región Autónoma de Tíbet, los museos de historia cultural de Bangladesh, las Cuevas Sigiriya, en Sri Lanka. Lo que es extraordinario en todo este arte es su visión sublime de la vida, que otorga una profunda mirada interior a las figuras pintadas y esculpidas. Se trata de un arte exquisito que te transporta, lejos del ruido y el clamor del mundo material, a la paz que puede encontrarse en el interior.

Ajanta 268 (Bodhisattva Padmapani, Cueva 1)

Después de haber visto este maravilloso conjunto de obras de arte budista por el mundo, uno vuelve a su fuente más sublime. Las pinturas de Ajanta son la consagración más completa y exquisita del espíritu de la compasión en el budismo. Hay una delicadeza en este arte que te conmueve y transforma completamente, simplemente le has de dar la oportunidad y pasar un tiempo en su presencia. Los académicos y peregrinos siempre han hablado sobre ‘el mundo de Ajanta’, y esto es lo que experimenté allí.  Los miles de figuras amables y bondadosas pintadas sobre las paredes de las cuevas de Ajanta, te transportan a un mundo de compasión y amabilidad. Estas pinturas transmiten una totalidad en su visión de la vida, que te cambia para siempre. El mensaje compasivo de Ajanta queda recogido en una inscripción en el lugar, que dice: ‘La alegría de dar le llenó tanto, que no quedó ya espacio para la sensación de dolor’”.»

BDE:  Retrocedamos en el tiempo. Si pudieras recrear en el cine la atmósfera, los sonidos y la gente que trabajaba y visitaba las cuevas durante las dos fases de construcción de las Cuevas de Ajanta, ¿qué veríamos?

BKB: «Lo principal que podríamos ver es una multitud de personas entregadas, desempeñando su función en la vida, esculpiendo y pintando. Eran gremios de artistas que consideraban su dharma, o deber sagrado, crear el arte que transmitiría el conocimiento y la comprensión de la vida que ellos habían recibido de sus ancestros.»

BDE: ¿Están en peligro las pinturas de Ajanta?

BKB: «En los años 1920-30, antes de la Independencia de la India, se invitó a un equipo de conservadores italianos para preservar los murales de Ajanta. Esto fue un desastre para la conservación de las pinturas, ya que los conservadores aplicaron shellac (un tipo de laca) sobre las pinturas, ya que creían que era la mejor forma de preservarlas. Con el tiempo, el shellac quedó amarillento y se oscureció mucho con la cantidad de polvo que fué acumulándose de la atmósfera. Desde hace décadas, el Servicio de Arqueología de la India (SAI) ha estado cuidadosamente eliminando el shellac, para que aparecieran los colores y detalles de las pinturas. Parte de este ejercicio delicado se ha realizado con éxito, pero aún queda mucho más por hacer.

Además de las actividades humanas intrusivas, como la aplicación del shellac, existen otros factores naturales que ponen en peligro las pinturas para el futuro. Hay algunas filtraciones de humedad que vienen de la distante cumbre exterior encima de la cueva. El SAI está haciendo todo lo posible para proteger las pinturas.

Otro factor perjudicial es la acumulación de humedad y bacteria dentro de las cuevas, provocado por el gran número de visitantes en los últimos años. Se ha creado un Centro de Interpretación cerca de las cuevas, con la esperanza que muchos visitantes vayan allí y no pasen tanto tiempo en las cuevas.»

Ajanta 6 (Bodhisattva Vajrapani, Cueva 1)

BDE: India atesora una de las más bellas tradiciones pictóricas del mundo, pero parece que muchos de los artistas de la antigüedad son desconocidos hoy en día. ¿Podrías mencionar algunos de los aspectos destacados del Chitrasutra del Vishnudharmottara Purana, el tratado de arte más antiguo del mundo?

BKB: «La herencia de la tradición pictórica que recibieron los artistas de Ajanta, fue documentada en el Chitrasutra, del siglo V d.C. Este tratado ofrece cientos de detalles sobre cómo pintar. Por ejemplo, el pintor indio se concentraba inmensamente en retratar los sentimientos de sus personajes a través de su mirada, ya que los ojos son las ventanas del alma. Así que encontramos cinco tipos de miradas que se describen en el Chitrasutra: chapakara o meditativa, matsyodara o amorosa, utpalaptrabha, plácida o pacífica, padmapatranibha, asustada o sollozante, y sankhakriti, airada o profundamente dolorida.

Las pinturas de Ajanta fueron realizadas por los herederos de una larguísima tradición.  Eran gremios de pintores que pintaron palacios, templos y cuevas. El arte de la pintura era su legado, y su deber en la vida era pintar. Como puedes imaginar, no tenían ninguna necesidad de escribir sus nombres sobre las pinturas. Era una gran sensación de importancia y plenitud, desempeñar tu papel como parte del mundo.

Estos pintores tuvieron una gran compasión y visión de la humanidad, que nos conmueve y cautiva hasta el día de hoy.»

Ajanta 6 (Bodhisattva Vajrapani, Cueva 1)

BDE: ¿En qué momento se empezó a representar al Buda con forma humana en las cuevas de Ajanta, y en el arte de la India en general?

BKB: «Ya que el ego y la creencia en nuestra propia identidad es considerada como una ilusión provocada por la limitación de nuestros sentidos, el foco nunca se puso sobre el individuo. Durante unos mil años, en la antigüedad, hasta el siglo VII d. C., se produjo en la India una inmensa cantidad de arte. Éste representaba deidades, seres mitológicos, animales, plantas, árboles, formas que combinaban a estos seres con gran armonía, y también había representaciones de hombres y mujeres comunes. Sin embargo, este arte nunca reflejaba personajes destacados, ni siquiera los reyes bajo cuyo gobierno se crearon estas obras. Tampoco se mencionaba el nombre del artista. Según el Chitrasutra, las personalidades son muy poco importantes como para ser representadas en el arte. El arte tiene un objetivo noble, mostrar lo eterno, más allá de las formas efímeras del mundo.

El propósito de las obras de arte era transmitir la Verdad, tal y como era experimentada por el artista. Ningún pensador o artista reivindicaba que sólo él había visto la Verdad. De hecho, grandes maestros indios de la antigüedad, incluyendo a Gautama Buddha y Mahavira, declararon que únicamente seguían los pasos de otros que les precedieron. El énfasis se ponía en la pérdida del ego y no en su perpetuación. El arte era un vehículo fundamental para la comunicación de estas ideas.

Una de las mayores contribuciones de esta corriente filosófica se encuentra en la ausencia de barreras entre el mundo espiritual y el mundo de los sentidos. El arte de esta tradición, comparte completamente las experiencias vitales en todos sus aspectos. Ve nuestras percepciones, de lo sensorial a los planos espirituales más elevados, como un camino continuo. Potencia nuestras facultades y percepción, para ayudarnos a comprender y alcanzar lo divino, a través de todos nuestros recursos, entre ellos, los emocionales. Esta filosofía no intenta negar nuestra respuesta al esplendor del mundo que nos rodea. De hecho, ve la belleza como un reflejo de lo divino. Por este motivo, la forma humana no se presenta de una manera que pueda despertar los deseos primarios que se vuelven una carga. En cambio, el arte indio reconoce la gracia en todos los humanos y también en otras formas, y busca elevarnos a través de nuestra reacción ante lo estético.

Los budas con forma humana empezaron a verse en el arte indio, junto con otras deidades, desde el siglo I a. C—siglo I d. C. Por lo tanto, durante el segundo período de Ajanta, podemos ver estas imágenes con frecuencia.»

BDE: Desarrollaste una técnica fotográfica con poca luz para fotografiar los murales de Ajanta. ¿Cómo fue la experiencia?

BKB: «El trabajo en Ajanta fue un reto técnico. Esta fotografía en la oscuridad capturó los detalles y colores que no habían sido conocidos antes por el mundo. 

Pero lo que sucedió en el proceso de pasar tantas horas con estas bellas pinturas, fue algo diferente, que fue de hecho, más importante que el logro técnico. Recibí una exposición constante y cercana al antiguo arte indio. Fue la experiencia transformadora de mi vida. Mediante estos vislumbres, surgió un conocimiento claro sobre el hecho que la compasión es todo lo que hay. El conocimiento es diferente de algo que lees en un libro. El Conocimiento es algo que conoces, que se ha vuelto parte de tu conciencia.»

El documental “Las raíces indias del budismo tibetano” de Benoy K. Behl:

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Mireia Pretus Labayen

Cursó sus estudios en la Universidad Ramón Llull de Barcelona, obteniendo la licenciatura de periodismo. Posteriormente hizo un curso en la Escola Superior d´Imatge i Disseny (IDEP) sobre guion de cine y producción. En el año 2001 empezó su interés por el budismo, y desde entonces, ha estudiado y practicado con diversos maestros budistas, especialmente de la tradición tibetana. Durante estos años ha colaborado intensamente como traductora, especialmente traducción simultánea del inglés al español de maestros budistas, y ha colaborado con la Fundación Casa del Tíbet de Barcelona, Universidad de la Mística de Ávila y la Fundación The Meridian Trust. Ha sido miembro del equipo de la Coordinadora Catalana de Entidades Budistas. En la actualidad trabaja para la ONG Inglesa The Friendly Hand, coordinando  proyectos educativos y de salud en UK, España, India, Perú y Sri Lanka.  

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