La visión del Buddhistdoor: El lugar único del budismo Mahayana en la historia y la civilización china

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El maestro Jingzong (Fec. Nac. 1966), instructor de budismo de la Tierra Pura y Prístina, una vez escribió sobre el porqué no hubiese querido nacer en ningún otro lugar que no fuese China: “Con todos sus defectos, China seguiría siendo el lugar en donde elegiría renacer en mi próxima vida, si tuviese la libertad de elegir… y existe una justificación significativa para esta decisión: la gente de este país tiene conexiones kármicas extraordinariamente profundas con el Buda de Amitabha de la luz infinita. En el pasado, recitando el nombre de El Buda, innumerables seres sensibles en China renacieron en la Tierra Pura.  Esto seguirá siendo así ahora y en el futuro”, expresó. “En lo que a mí respecta dado que  admiro a aquellos que recitan los sutras de Amitabha, mi cariño se extiende al país que posee intimidad kármica profundamente arraigada con Amitabha y su cultura”. (Maestro Jingzong)

China se enfrenta a numerosos desafíos: desde grandes y graves asuntos relacionados con el arte de gobernar y el destino de la nación, tal y como lo recalcó el maestro Jingzong, hasta las cosas preciosas de la vida: cielos azules, verdor exuberante, aire fresco, agua potable y libertad. Sin embargo, estas son preocupaciones menores si las comparamos con la plenitud espiritual y la abundancia de aquellos que recitan los sutras de Amitabha. Por supuesto, muchos otros países asiáticos, desde Tailandia hasta Mongolia, son afortunados y auspiciosos por tener el budismo difundido en sus culturas; mientras que los países occidentales han sido doblemente bendecidos con herramientas únicas para interactuar con las nuevas pero significativas semillas de budismo que han sido plantadas en sus culturas.

Implícita en  las palabras del maestro Jingzong está la idea de que el budismo de la Tierra Pura tiene características únicas que han hecho de China el lugar ideal para renacer. Estas características —la manifestación china del budismo— podría decirse que son simplicidad de enfoque y una práctica sencilla y clara: un énfasis en la universalidad del budismo y una aceptación cordial del mismo como religión de vida y de vínculos. Otros movimientos del Dharma en China, tales como las escuelas de Chan y diversas manifestaciones del budismo humanista, comparten estas características en distintos grados.

El budismo ha disfrutado de una larga presencia en China desde la época de los traductores cortesanos que residían en la capital Han de Luoyang, siendo los primeros  Lokaksema del Imperio Kushana (Fec. Nac. 147 EC) y An Shiga de Partia (fl. c. 148 – 80 EC). Durante el transcurso de esta larga historia, el budismo ha influenciado la literatura china —sobre todo la alta poesía Tang y grandes obras de ficción como Viaje al oeste (Journey to the West) y Sueño en el pabellón rojo (Dream of the Red Chamber) — su sociedad, e incluso su forma de pensar, así como sus expresiones cotidianas. Incluso los chinos no budistas usan el término yin guo —que se traduce como karma o realización kármica en su lenguaje común para hablar de preocupaciones completamente seculares.

El budismo chino es cósmico y trascendental (gracias sobre todo a la influencia del Sutra Avatamsaka) y al mismo tiempo realista, casi pragmático. Puede tratar de manera profunda la visión literal del universo de un bodhisattva, luego proseguir con un discurso sobre anécdotas humanas acerca de la Tierra Pura o de la naturaleza de la percepción. Evoca dinastías pasadas y lecciones aprendidas y al mismo tiempo ofrece lecturas sobre el cuidado de los problemas emocionales y neurosis en las inmensas ciudades del país. Con algunas excepciones en las tradiciones esotéricas, se practica sin la dependencia existencial de un maestro, aunque los estudiantes aman y respetan a sus estimados instructores.

En este sentido, el budismo chino, a pesar de toda su diversidad filosófica y hermenéutica, está notablemente unificado y ecuménico en espíritu. Y contrariamente a los estereotipos, las tradiciones esotéricas —aunque podrían  ser una minoría y no tan influyentes como lo fueron (ciertamente durante la dinastía Tang (618-907)—, están contribuyendo activamente a la vida del budismo chino. 

El paibian (símbolo del templo) del templo de Yonghe en Beijing, construido en 1694 y convertido en un templo en 1722 por el emperador de Yongzheng y un ejemplo excelente de la capacidad del budismo para conectarse con las diferentes culturas (Manchu, chino Han, mongol, y tibetano) del imperio Qing de aquel entonces. Por buddhistdoor.net

Desde una perspectiva histórica, la sinización (asimilación cultural) del budismo conservó efectivamente la tradición Mahayana tras su declive en la India medieval. China proporcionó al budismo un hogar adoptivo para desarrollar nuevas raíces sociales, culturales e intelectuales. El bastión chino absorbió influencias de Asia Central y de la India a través de un largo proceso de comprensión y propagación de esta fe que alguna vez fue extranjera,  lo catapultó a la órbita de la civilización de Asia Oriental, que incluyó a pesos pesados budistas como Corea y Japón. El encuentro entre la civilización china y la difusión budista fue por lo tanto una coyuntura crítica en la historia de la humanidad tanto para el budismo como para China.

Hoy en día, debería ser justo decir que las principales escuelas budistas chinas se ven a sí mismas como componentes indispensables de la historia nacional. Una forma aún mejor de concebir la tradición podría ser verla como una adopción cultural fortuita y kármicamente favorable del budismo de Mahayana. El fenómeno del budismo chino puede resumirse como una asimilación de la civilización antigua del bodhisattvayana, que en retrospectiva fue crítica para la resistencia de este último más allá de India y Asia Central, regiones que perdieron en gran medida su herencia budista y que recién han comenzado a recordar. Sin esta unión, si uno no complementara al otro, tanto China como el budismo habrían sido inimaginablemente empobrecidos.

¿Cuál es el yin guo (causa y efecto) del budismo chino en el mundo de hoy? El tiempo lo dirá, aunque los avances, en su totalidad, dan razones para sentir un optimismo cauteloso. La historia del budismo en China es diversa, multifacética y difícil de resumir. Tal vez sea más acertado hablar de muchas historias. Lo que se podría decir con más seguridad es que es casi imposible pensar en China hoy sin la orientación espiritual del budismo, o en un budismo Mahayana que no se hubiese nutrido en el seno de la antigua China. Por esta razón, el yin guo  de ambos, no importa cuán distantes o ajenos parezcan, está entrelazado. 

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