La meditación vipassana en Argentina (II): descripción del curso de meditación vipassana de diez días en Dhamma Sukhada
DANIELA MESA SANCHEZ
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A continuación, se hará una descripción etnográfica del retiro de diez días en el centro ubicado en las afueras de la ciudad de Brandsen llamado «Dhamma Sukhada».

A su llegada al centro, los participantes ingresan y completan un proceso de registro. Durante este procedimiento, se llena un formulario similar, aunque más breve, al que se había completado en línea para la inscripción inicial. Se establecen las reglas básicas, que suelen incluir el compromiso de mantener el silencio, abstenerse de cualquier contacto físico, visual o verbal con otros participantes y seguir las instrucciones que dicta el cronograma. Acto seguido, se entrega provisionalmente el teléfono celular y otros objetos que puedan entretener y distraer como libretas, lapiceros y libros, entre otros, para el período de los diez días.
A continuación, los participantes son asignados a dormitorios separados según el género y se les brinda alojamiento en habitaciones individuales. La mayoría de los centros de vipassana promueven un entorno simple y austero para minimizar distracciones y fomentar la concentración, y Dhamma Sukhada no es una excepción. Cada habitación cuenta con un espacio de no más de 3 por 2 metros, que incluye una cama de una plaza y una mesita de noche empotrada en la pared. Además, en algunos casos, dispone de una pequeña ventana y una alfombra sobre la que se puede meditar.
El día comienza temprano, con una llamada mediante una campana a las 4:00 a.m. que marca el inicio de la jornada. Los participantes tienen la opción de meditar en la sala principal o en sus habitaciones hasta las 6:30 a.m., momento en el que se sirve el desayuno y se reserva un tiempo para el descanso. Luego, a las 8:00 a.m., todos se reúnen para una sesión de meditación en grupo en la sala. La mañana continúa con más tiempo de meditación, ya sea en la sala o en las habitaciones, según las instrucciones del profesor, hasta las 11:00 a.m., cuando se sirve el almuerzo. De 12:00 p.m. a 1:00 p.m., hay un tiempo asignado para descansar y para las entrevistas individuales con el profesor.

La tarde sigue con más sesiones de meditación que comienzan a la 1:00 p.m., alternando entre la sala y las habitaciones, hasta las 5:00 p.m., cuando se ofrece una merienda y otro descanso breve. A las 6:00 p.m., los participantes se reúnen nuevamente para meditar en grupo en la sala, seguido de una charla del maestro S.N. Goenka, emitida a través de audios grabados que brindan orientación sobre la filosofía de vipassana y proporcionan instrucciones detalladas sobre la práctica. Después de la charla, se continúa con otra sesión de meditación en grupo hasta las 9:00 p.m., seguida de un tiempo dedicado por el profesor a contestar preguntas en la sala hasta las 9:30 p.m. Finalmente, a esa hora, llega el momento de ir a descansar, momento en el que se apagan las luces y todos se retiran a sus habitaciones para dormir y prepararse para otro día de práctica.
En el escenario matutino de Dhamma Sukhada, los participantes se ven inmersos en una atmósfera donde el tiempo se desliza lento, marcado por la disciplina y la inmersión en la práctica de la meditación. Los días siguen un cronograma riguroso con sesiones prolongadas de meditación y breves descansos. El cronograma diario consta de aproximadamente cuatro bloques de meditación, intercalados con momentos para comer y descansar. Se espera que los participantes dediquen la mayor parte del día a la meditación, sumando un total de aproximadamente once horas diarias.

En los tres primeros días del curso, la atención se centra exclusivamente en observar las sensaciones en un área específica y reducida del cuerpo situada en la nariz. Este enfoque, dirigido hacia la observación de las sensaciones provocadas por el aire al entrar y salir de las fosas nasales, forma parte del entrenamiento de la mente inicial para concentrar la atención. Esta técnica utilizada en estos primeros días se conoce como «anapana» y representa el primer paso para alcanzar el estado de concentración necesario antes de adentrarse en la práctica central de vipassana. Posteriormente se enfatiza en la enseñanza de la técnica de observación de la respiración y la exploración sistemática de las sensaciones corporales para desarrollar la conciencia plena y comprensión profunda de la realidad corporal y mental tal y como es. La técnica principal enseñada en vipassana implica observar la respiración y luego escanear sistemáticamente todo el cuerpo para desarrollar la conciencia plena de las sensaciones que naturalmente se producen. Se alienta a los participantes a observar estas sensaciones físicas con ecuanimidad, sin reaccionar antes ellas con avidez, deseo, rechazo o aversión

En el transcurrir de los primeros dos días, el tiempo se hace más lento y a veces se siente que se detiene. La noción espaciotemporal pareciese que se desdobla, adoptando un ritmo propio que se desliza con una cadencia particular. Después del segundo día, la sensación es similar a la de haber transitado un mes, resultando difícil creer que aún restan ocho días más. En este paisaje interior, la percepción temporal se reviste de matices singulares. Esta observación no solo se limita a la experiencia personal de la investigadora, quien vivió el curso, sino que también se encuentra respaldada por los relatos de otros participantes. Estos efectos son el resultado de desconectarse del ritmo vertiginoso del mundo cotidiano durante diez días, liberarse del teléfono y sumergirse en un silencio forzado.
A lo largo del curso, pueden surgir traumas internos que se manifiestan de diversas formas. De repente, se hace audible el llanto de algunas personas, y también pueden aparecer migrañas y dolores corporales de diversa índole. Para el tercer día, según reportan practicantes avanzados, el proceso de purificación y sanación toma un rumbo más definido. Aunque se les alienta a completar el curso, varios estudiantes sienten una fuerte urgencia de partir por diversas razones, y muchos optan por hacerlo al llegar el segundo o tercer día. Sin embargo, según las instrucciones de S.N. Goenka, esto puede ser altamente perjudicial, ya que, en sus propias palabras: «es similar a retirarse del quirófano a mitad de una cirugía».
Según las entrevistas realizadas y las conversaciones informales mantenidas a lo largo del trabajo de campo, para muchos participantes, un retiro de meditación vipassana es una experiencia profundamente transformadora. La práctica intensiva de la conciencia plena y el noble silencio ofrecen una oportunidad para la introspección, la purificación de la mente y el cultivo de la paz interior. Durante el retiro, se restringen actividades como la lectura, escritura, escuchar música, tomar fotos o grabar audios. Esta condición busca eliminar distracciones y mantener el enfoque en la práctica de la meditación. Estas limitaciones están diseñadas para ayudar a los participantes a centrarse completamente en su práctica sin interrupciones externas, promoviendo una inmersión total en la experiencia meditativa. La eliminación de interacciones sociales y pasatiempos cotidianos está orientada a reducir las distracciones y fomentar una introspección más profunda.

El último día del retiro suele incluir una reintroducción gradual de la interacción social. Los participantes tienen la oportunidad de conversar con sus compañeros y romper con el denominado «noble silencio», así como hacer preguntas al profesor y compartir sus experiencias si lo desean. Después de recibir la instrucción que permite volver a hablar, se observan diversas reacciones entre los estudiantes. En su mayoría, se percibe una gran euforia y felicidad por haber superado un reto tan difícil y conmovedor. Los estudiantes inician una charla entusiasta durante la cual comparten sus experiencias y sentimientos. Se respira una atmósfera de festividad y alegría exuberante.
Como reflexión final, es posible apreciar cómo la meditación vipassana ha logrado una significativa adaptación e integración en el contexto social y cultural argentino. Este fenómeno pone de manifiesto tanto la flexibilidad como la capacidad de resiliencia de las prácticas budistas al enfrentar los desafíos de la modernidad. En Argentina, la introducción de vipassana se ha desarrollado principalmente a través de cursos de meditación de diez días, organizados por centros especializados como vipassana Meditation. Aunque estos cursos conservan la estructura fundamental y las enseñanzas tradicionales impartidas por S.N. Goenka, han sido adaptados para atender las necesidades locales. Un ejemplo de ello es la elección de espacios rurales en medio de la naturaleza para realizar los retiros, lo que permite a los participantes desconectarse del bullicio urbano y reconectar tanto con su entorno como con ellos mismos.

En Argentina, la adaptación de la meditación vipassana destaca por la reinterpretación de sus prácticas y enseñanzas para ajustarse a un enfoque más racionalista, acorde con las expectativas contemporáneas. S.N. Goenka, por ejemplo, enfatiza el carácter lógico de la meditación, presentando las enseñanzas del Buda como especialmente relevantes para el mundo científico actual. Esto permite que vipassana sea percibida no solo como una práctica espiritual, sino también como una herramienta eficaz para la autoexploración y el bienestar personal en un contexto secular. Esta adaptación al mundo científico actual está respaldada por el discurso del budismo científico, que juega un papel clave en la comprensión de las transformaciones del campo religioso en Argentina (Carini, 2023).
La creciente atracción de la meditación vipassana en Occidente se debe a varias razones. En primer lugar, su universalidad la hace accesible para personas de distintas creencias y culturas al presentarse como una técnica sin afiliación religiosa específica. Además, su enfoque científico y pragmático, centrado en la experiencia directa y la observación de las sensaciones corporales, resuena particularmente con la mentalidad occidental. La efectividad de la técnica para abordar el estrés, la ansiedad y otros desafíos modernos también ha contribuido a su atractivo en sociedades occidentales. Finalmente, la meditación vipassana destaca por su énfasis en la experiencia personal y la autoobservación, lo que se alinea con la búsqueda de la verdad interior y la autoconciencia en la cultura occidental.
Para finalizar, podemos observar que la práctica de la meditación vipassana en Argentina ejemplifica cómo las enseñanzas budistas pueden ser reinterpretadas y adaptadas en nuevos contextos culturales, lo que contribuye a la revitalización del fenómeno religioso en América Latina. Así, los movimientos espirituales emergentes en América Latina, incluyendo el vipassana, ofrecen tecnologías del ser que buscan proporcionar bienestar personal y autoexploración, respondiendo a una demanda creciente de prácticas que promuevan el equilibrio emocional y espiritual en una era marcada por el estrés y la incertidumbre.
Bibliografía
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Daniela Mesa Sánchez es Antropóloga colombiana de la Universidad de Antioquia, ha trabajado en diversos proyectos de Arqueología de rescate en su país natal interesándose particularmente en los fenómenos religiosos del ámbito de lo ritual y lo sagrado de las culturas prehispánicas. Se enfocó en el estudio de la antropología de la religión alrededor del año 2011 cuando comenzó a practicar meditación zen en la Fundación para vivir el zen con la línea del maestro André Reitai Lemort, elaborando su tesis de grado en dicha temática en el año 2015. También se interesa por el taoísmo filosófico, la literatura, la poesía y la pintura. Actualmente reside en Argentina en donde planea establecerse y continuar su carrera investigativa en los estudios budistas.