Todos los que habíamos preparado la visita nos quedamos así [paralizados]… es una cosa monumental organizar la visita. Pues fue así, yo estaba en Casa Tíbet y nos vinieron a buscar del Centro de Formación de Maestros del Sindicato. Tony Karam, el maestro de aquí de Casa Tíbet, para quien yo trabajaba formalmente en ese momento antes de abocarme de lleno a AtentaMente (aunque sigo ahí) …, me llamó y me dijo: «Oye, ven, están aquí los del SNTE, ¿qué le damos a los maestros?»

Yo había hecho, gracias a una solicitud del Dalai Lama, esas reuniones de Mind and Life donde van los científicos… creo que alrededor del 2008. Recuerdo que el Dalai Lama les dijo: «Está muy bien que estemos aquí discutiendo todo esto, pero, ¿saben algo? Hay 7 mil millones de personas en el mundo, pues nuestra discusión tiene que ser de beneficio. Hagan algo».

Y en ese momento, en esa particular reunión, estaba Paul Ekman que ha sido uno de los investigadores más importantes en el estudio de las emociones. Ya Paul era grande, se iba a retirar. Y estaba Allan Wallace que también ha sido un maestro muy importante en México. Hace ya varios años que no viene, pero lo era en ese momento. Era una relación muy estrecha y ellos habían generado juntos, a solicitud del Dalai Lama y con base en esa conversación… llegaron a algo, se juntaron, hicieron un programa que llaman Team Cultivating Emotional Balance y este entrenamiento mezclaba la psicología de Paul Ekman y Allan, que es lo que yo conocía muy bien. Llevaba diez años practicando ese camino que Allan había compactado en varios elementos samatha, los cuatro inconmensurables, los cuatro fundamentos de la atención y algo del yoga de los sueños. Hicieron una integración y un estudio importante con maestros en California para, digamos, publicar la eficacia de esa intervención.

Yo conocía esa intervención, conocía la presentación muy secularizada de Allan de estas cosas, esa mezcla con Paul, y también conocía el trabajo de Susan Kaiser Greenland. Susan Kaiser es una mujer que era abogada, pero llegó con un tema de su familia, a la meditación y al budismo –su hijo tenía déficit de atención. Entonces dijo: Tengo que poder traducir esto para que le ayuden estas técnicas a mi niño. Creo que hizo una traducción muy bonita, hay muchas por ahí, pero a mí el trabajo de ella me gusta mucho porque creo que tiene mucha sensibilidad, mucha inteligencia, mucha fidelidad al punto de vista y no se embadurna del mindfull, mindfull, mindfull, sino que mete aspectos de compasión, mete aspectos de claridad o de visión, de punto de vista, más cognitivos. Su aproximación me encantaba… cómo trabaja con los niños.

Entonces en mi mente fue muy fácil, dije: sí, sí, claro que podemos hacer algo. Darles esto a los maestros para el currículo para los niños y, en ese momento, pues no había nada; o sea, no había otra película más que la de ellos. Y lo que también quedaba muy claro es que en México la educación es secular y es casi antirreligiosa. Ahora menos porque han cambiado los tiempos, pero es muy jacobina y casi antirreligiosa, aunque seamos un país muy católico. Yo coincido con la educación laica y era muy claro que no era lo más adecuado trabajarlo desde Casa Tíbet. O sea que tendríamos que hacer algo alterno, secular y entonces de ahí nace esta idea de AtentaMente, o sea, de hacer algo serio.