La acción incansable de Foguangshan en Chile

María Elvira Ríos

Mientras viajaba en el bus que tomé en la Estación de Autobuses San Borja en Santiago, con dirección a Talagante, recordaba que mi última visita al templo Foguangshan había sido hace dos años. Esta vez partí motivada por el llamado a meditación que cada domingo se está llevando a cabo en el templo, actividad que surge para orar y meditar por la situación de violencia que en los últimos meses se ha presentado en Chile.

Entrada al templo Foguangshan, Talagante, Chile
Entrada al templo Foguangshan, Talagante, Chile

En 1992 Foguangshan llega a Brasil, donde se funda el Rulai-si en Sao Paulo, el primer monasterio y sede central de los templos que se instauran en Sudamérica. En el año 2000, las maestras budistas Miaomu y Miaokuang llegan a Chile y comienzan la labor de establecer un templo en las afueras de la capital. Gracias al apoyo económico que brindaron los benefactores chinos, se inició la construcción del templo en un sitio rural en Talagante, ubicado a treinta kilómetros de Santiago. Después de un par de años de trámites y edificación, la inauguración de este espacio se realizó el día 5 de octubre de 2002. Además del templo, fundaron una sede en la ciudad de Iquique, al norte del país. Esta sede responde a las necesidades religiosas de los migrantes chinos y su influencia cultural, pues el arribo de los primeros chinos al país será por el norte, donde se establecieron las primeras comunidades. Aunque la historia de los chinos en Iquique es de larga data, la ciudad de Santiago también será lugar para el desarrollo de nuevas comunidades de migrantes que van llegando al país, sobre todo, desde la década de los noventa en adelante. El apoyo de los devotos chinos para el templo será fundamental, no obstante, su instalación en las cercanías de la capital pretende atraer a chilenos que busquen en el budismo un refugio para su vida espiritual y compromiso con la institución.

El Templo Foguangshan en Talagante se conforma de un gran Salón principal, Sala de ofrenda de la luz, Sala de mérito, Sala de mediación, comedor, cocina, dormitorios y una casa en la que habitan las religiosas.

Altar exterior, templo Foguangshan, Talagante, Chile
Altar exterior, templo Foguangshan, Talagante, Chile

La meditación inició a las 10:30 de la mañana. Éramos un grupo de no más de veinte personas, todos chilenos. Hacía un par de meses que había llegado la maestra Juequan, quien junto a las maestras Youguang y Youshang llevaron a cabo la actividad, la que consistió en la lectura del Sūtra Amituo junto a otras plegarias y ofrecimiento de los alimentos, para luego dedicar unos minutos a meditar en silencio. Al finalizar, dos de las maestras tomaron los alimentos ofrecidos en el altar para preparar el almuerzo. Mientras tanto, la maestra Youshang, quien es la única que habla español, nos contó la vida del maestro Xinyun, fundador de Foguangshan y quien se hace presente a través de sus imágenes, libros, oraciones y caligrafías que cuelgan en los muros del templo. El maestro Xinyun propone la práctica del Budismo Humanista, el que, por medio de la cultura, la educación, la caridad y la práctica, busca difundir y propagar el budismo en un mundo moderno y globalizado.

Desde la fundación del templo se han llevado a cabo una serie de prácticas que van desde las ceremonias religiosas, retiros y celebraciones como bodas y bautizos, hasta actividades culturales y educativas como la enseñanza del idioma, clases de cocina, celebración del año nuevo chino, artes marciales y visitas de instituciones educacionales. Cabe destacar el campamento de verano para niños, actividad que se realiza cada verano. Las maestras, en conjunto con los voluntarios del templo, organizan una serie de actividades en que los niños aprenden las virtudes del budismo, la meditación, taiji y trabajar en equipo. Durante los días de campamento los niños se alimentan de comida vegetariana, meditan y participan en ceremonias. Además de esta actividad, las religiosas extienden la invitación a los jóvenes voluntarios para que asistan a los campamentos en otros países de Sudamérica, como Argentina o Brasil.

Esta diversidad de acción que caracteriza a la institución le permite insertarse y adecuarse a las necesidades sociales actuales, logrando una empatía con su entorno. Los elementos que dialogan con la doctrina budista se refieren a medios del ámbito comunicacional, que abarcan el espacio visual y cognitivo de las sociedades modernas de la actualidad.

Después de que la maestra Youshang finalizó su narración sobre la vida del maestro Xinyun, deseando que la violencia en el país se acabe y que podamos solucionar en paz los problemas que acarrea la sociedad chilena, fuimos a almorzar un delicioso plato vegetariano. Mientras comíamos, no reconocí a ninguna de las personas que solían colaborar con el templo. Varios de los que allí estaban asistían por primera vez al lugar. En conversación con la maestra Youguang me señalaba que no era fácil lograr una conexión con personas chilenas que pudieran insertarse con mayor facilidad, es decir, que conozcan el idioma o la cultura china, y estén interesados en la doctrina budista para apoyarlas en su difusión e incentivarlos a mantenerse como colaboradores en la institución. A esto se suma que pareciera no haber mayor compromiso con el templo y quienes actúan como voluntarios suelen estar un periodo y luego alejarse. Estas dificultades me parece que están sumamente relacionadas con dos factores de la sociedad chilena: el primero, el modo en que se ha insertado históricamente las religiones del Asia en América Latina; el segundo, el rechazo a la institucionalidad.

El papel de los primeros movimientos espirituales, entre ellos la Sociedad Teosófica (ver Luarte, 2019), es fundamental, pues ellos transmitieron el pensamiento budista combinándolo con otros, creando doctrinas eclécticas, las que aspiran a una mejoramiento espiritual del individuo. En su mayoría, se instalan como centros o institutos, desvinculados de una religión que los identifique como tal. Esto último respondería a la tendencia a considerar al budismo como “filosofía de vida.” Aunque Chile es un país predominantemente cristiano, el proceso de secularización y pluralización religiosa ha tenido su efecto. En este proceso es que surge el “creyente a su manera”, quienes “son de hecho creyentes en la astrología, el tarot, la reencarnación, el New Age y en toda clase de misticismos y neoesoterismos contemporáneos” (Párker, 2008: 306). Este tipo de creyente tiene un vínculo hereditario con la tradición cristiana, especialmente la católica, pero se desvincula de la institución, alejándose de los ritos, dogmas y normas, buscando otras alternativas que enriquezcan su vida espiritual, desde un modo más individual.

Es evidente el esfuerzo de Foguangshan para insertarse en una cultura distinta, simplificando y creando un discurso espiritual mucho más adaptado a las sociedades modernas actuales. Su presencia e influencia en Chile aumenta y es notable la labor de las religiosas para mantener e incentivar a la sociedad a que visiten el templo y asistan a las diversas actividades y ceremonias. De la misma manera, hay una constante atención a la situación actual en Chile, no sólo desde el estallido social de octubre de 2019, sino también a sucesos como los incendios ocurridos en la ciudad de Valparaíso, donde las monjas acudieron a dar plegarias y alimento. Sin embargo, el perfil de “creyente a su manera”, junto con la tendencia a un rechazo a lo institucional que, hoy por hoy, adquiere mucho más fuerza y presencia en la sociedad, dificulta la formación de un cuerpo sólido de devotos y voluntarios chilenos, que se comprometan con Foguangshan y sean el puente por el que puedan transitar otros hacia la doctrina budista.

Sin lugar a dudas, aún es mucho lo que se debe reflexionar y replantear para que Foguangshan pueda insertarse de mejor manera y lograr un mayor compromiso con la institución. Para aquello, me parece importante, entre otras cosas, conocer con profundidad los anhelos, intereses, percepciones e interrogantes que han motivado a las personas a visitar el templo y desde allí comprender cómo conciben al budismo y qué otros modos de transmisión de la doctrina podrían mejorar su recepción y compromiso por parte de los chilenos.

Referencias

  • Párker, Cristián. (2008). “Pluralismo religioso, educación y ciudadanía”, Sociedade e Estado, Brasília, v. 23, n. 2: 281-353, maio/ago.
  • Luarte, Felipe.  (2019). “Una aproximación histórica al (Neo-) Hinduismo en Chile, en Nuevos diálogos: Asia y África desde la mirada latinoamericana (Ríos, Maire, Álvarez, et. al.), Ciudad de México: El Colegio de México.

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    MARÍA ELVIRA RÍOS (1980), es doctora en estudios de Asia y África, con especialización en China, del Centro de Estudios de Asia y África de El Colegio de México (2015). Sus publicaciones abordan temáticas en torno al budismo chino contemporáneo, cultura e idioma chino. Ha publicado sus investigaciones en diversas revistas académicas. Actualmente dicta el curso Estética Budista en el Instituto de Estética de la Pontificia Universidad Católica de Chile y es postdoctorante Fondecyt (3190076) en la misma institución, con la investigación “La reflexión ecológica del budismo chino”. María Elvira es miembro de ALADAA CHILE (Asociación Latinoamericana de Asia y África).

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