Otros tiempos, otros espacios: una segunda mirada a tres documentales sobre tulkus nacidos en Occidente. Primera parte

KATHERINE V. MASÍS-IVERSON

Este artículo forma parte de nuestra edición especial «El budismo y el cine»

LA TRADICIÓN TULKU

Según el budismo tibetano, los tulkus son reencarnaciones de maestros, por lo general notorios por sus conocimientos sobre textos budistas, sus habilidades para enseñar el Dharma y sus destrezas en las prácticas meditativas.  Dejando de lado las discusiones sobre el concepto de anatman o anatta (no-alma), en el budismo tibetano hay una distinción entre el renacimiento automático del citta santana o flujo mental de una vida a otra y la reencarnación deliberadamente escogida por un maestro en una vida previa a la actual. La reencarnación es voluntaria y propia de los tulkus, mientras que el renacimiento es involuntario y propio del resto de los seres sintientes. En ambos casos, desde luego, entra en juego el karma o complejo tejido de causas y efectos. 

Gesar Mukpo films a shot for his movie Tulku

El proceso típico y tradicional para identificar un tulku comprende varios pasos. Sus discípulos más afines siguen pistas e instrucciones dejadas por su maestro difunto sobre dónde reencarnaría en su próxima vida. Buscan al niño reencarnado en la zona donde se cree que podría haber nacido y, una vez localizado, lo someten a pruebas preliminares que consisten en identificar objetos que pertenecían a su reencarnación pasada, cuando era maestro. Más adelante, un consejo de monjes puede hacerle más pruebas al niño para cerciorarse de que es un tulku.  

Antes de ser encontrado, puede darse el caso de que un tulku reencarnado tenga sueños, recuerdos o visiones asociados con alguna vida pasada, generalmente la inmediatamente anterior. El propósito de que un maestro notorio reencarne nuevamente es el de cumplir con su papel de bodhisattva, un ser que, gracias a su evolución espiritual refinada durante muchas vidas, podría entrar al estado de nirvana. No obstante, se abstiene de ello porque siente compasión por el dolor de todos los seres sintientes y así, regresa para ayudarles.

Una vez identificado un tulku, hay una ceremonia de entronización que formaliza su condición de maestro reencarnado y luego un largo período de educación que se lleva a cabo en un monasterio budista. Completada su formación, el tulku-bodhisattva enseña formalmente los textos y las prácticas budistas como cantos, meditación, etc. y así cumple con su ayuda a los demás.

La tradición tulku ha sido defendida como sistema para garantizar la continuación de la línea de maestros budistas tibetanos bien calificados, pero, a la vez, ha sido cuestionada por la posibilidad del error a la hora de identificarlos. También se ha cuestionado la forma de educar a los tulkus, ya que existe el riesgo de que se crean especiales y merecedores de privilegios, en vez de servidores en el Dharma.

Desde que el primer Kármapa tuvo una visión sobre su próxima reencarnación a finales del siglo XII, los tulkus generalmente han reencarnado en el Tíbet o regiones aledañas. Hay debates sobre quién fue el primer tulku identificado como tal en Occidente, pero el consenso general es que antes del siglo XX no se había identificado ninguno.

Fotografia de Jennifer Fox, directora de My Reincarnation Fuente: Buddhistdoor Global.

TRES DOCUMENTALES

Hay tres documentales que tratan sobre las vivencias de algunos tulkus nacidos en Occidente, todos desde ángulos diferentes: (1) Memoiries d’un autre vie / Memories of a Previous Life [Recuerdos de una vida previa] (1994), (2) Tulku (2009) y (3) My Reincarnation [Mi reencarnación] (2011). A continuación, se ofrece una breve reseña de cada documental.

Memoiries d’un autre vie / Memories of a Previous Life [Recuerdos de una vida previa] (2011)

Las primeras escenas transcurren en Canadá y presentan a los padres y dos hermanas de Elijah Ary, cuyo nombre budista sería Tenzin Sherab. Carol, la madre de Elijah, comparte algunos sueños y recuerdos que su hijo tuvo de niño, los cuales hacían alusión a lugares que no habría podido conocer a su corta edad. Carol y su esposo, estudiantes del budismo tibetano de la línea Gelugpa, mencionaron los sueños de Elijah a algunos maestros en Montreal, los cuales empezaron a sospechar que se podría tratar de un tulku. Eventualmente, fueron los propios maestros quienes iniciaron un proceso de averiguar quién fue la reencarnación previa de Elijah.

Mémoires d’une autre vie:https://www.imdb.com/title/tt0756227/

A los siete años, Elijah fue reconocido oficialmente como la reencarnación de Geshe Jatse quien, según lo narra el mismo Elijah o Tenzin Sherab en el film, no fue un maestro de renombre, sino un «simple monje.»

Cuando Elijah cumplió los doce años, Carol lo acompañó al Monasterio Sera Jhe en el sur de la India para que iniciara su educación monástica, la cual duraría una década aproximadamente.

Pasadas las escenas iniciales, el documental sigue a Tenzin Sherab como adulto joven en el monasterio. La cámara lo muestra comiendo, preparando té, compartiendo ratos amenos con otros monjes, meditando, participando en ceremonias y debatiendo textos budistas. La cámara también lo sigue mientras busca un CD de Phil Collins en las calles de Mysore, «a dos horas del monasterio» y mientras se divierte con su familia de visita en una playa cercana. Es el mismo Tenzin quien narra sus pensamientos y sentimientos en cada escena, tanto en las versiones en francés como en inglés del documental.

En los últimos minutos del film, Tenzin Sherab dice que su futuro está en Occidente y necesita regresar, ya que «el Dalai Lama me dijo una vez que podría ser de gran ayuda en servir de puente entre las antiguas tradiciones espirituales del Tíbet y el mundo moderno de Occidente». Aunque la decisión le produce tristeza por dejar las amistades forjadas en el monasterio, Tenzin está seguro de su camino.

Tenzin Sherab con Rinpoche Vajrapani en 1983. https://www.lamayeshe.com/gallery/keyword/jatse-tulku-elijah-ary

Tulku (2009)

Gesar Mukpo, director y cineasta del documental Tulku, fue identificado como reencarnación de un maestro siendo niño. Hijo de Chögyam Trungpa (1939-1987), quien a su vez fue un tulku de la línea kagyu del budismo tibetano, Gesar viaja por los Estados Unidos de América, India y Nepal, entrevistando a cuatro tulkus más, todos hombres nacidos en Norteamérica y Europa en las décadas de 1970 y 1980 e identificados como tales en su infancia.

Aunque Gesar fue entronizado cuando niño, no recibió educación monástica formal prolongada. Estuvo en un monasterio en Nepal de los quince a los dieciséis años y luego llamó a su madre, la británica Diana Mukpo, para que lo llevara de vuelta a casa en Occidente. A la vez que dice «sentirse orgulloso de ser un tulku», admite no saber si fue una buena decisión o no el haber interrumpido su formación monástica. En los últimos minutos del film lo vemos abrazar a su pequeña hija al regresar a casa en Nova Scotia, Canadá.

Tulku: https://en.wikipedia.org/wiki/Tulku_(film)

El primer entrevistado por Gesar en los Estados Unidos es Dylan Henderson, quien no tuvo ninguna formación monástica. Narra su historia con serenidad y no expresa ninguna preocupación sobre cuál debería o podría ser su función como tulku. Lleva una vida completamente secular y es padre de familia. Practica el buceo, lo cual, para él, es una forma de meditar.

El segundo entrevistado en el mismo país es Ashoka Mukpo, hermano de Gesar. Ashoka no se ve a sí mismo como un maestro vistiendo «túnicas de monje». Al momento de la filmación, siente que su trabajo en el mundo secular a favor de los derechos humanos es una manera de beneficiar a los demás y, como tal, una forma de practicar el budismo.

César Mukpo, cineasta y director de Tulku. https://www.theguardian.com/lifeandstyle/2012/apr/14/western-tulku-buddhist-film-festival

El tercer entrevistado es Wyatt Arnold, estadounidense quien recibe educación monástica tibetana en la India. Wyatt afirma haber tenido recuerdos de niño sobre su reencarnación previa. Reconoce sentir confusión sobre las expectativas de los demás con respecto a su rol de tulku y lo que debería hacer con su vida en general.

Gesar viaja a Nepal para entrevistar al cuarto y último tulku. El holandés Ruben Derksen, al igual que Wyatt, afirma que tuvo recuerdos de su vida anterior cuando era niño. Habiendo residido en Nepal y Bután, Ruben menciona comportamientos que llama «no-budistas» en algunos monasterios: los celos, habladurías, abusos y maltratos contra los niños. Cada año viaja a Bután para oficiar una ceremonia por la única razón de que hace «increíblemente felices»a los butaneses que asisten a ella. Cuando Gesar le pregunta si aún es budista, Rubén contesta que no lo es y admite no saber en qué cree.

Para acceder a la segunda parte de la entrevista aquí

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