Prácticas contemplativas: ayudar a los niños a disfrutar de la meditación

Ben Xing (Simon Manase Masauko)

Fuente: pinterest.com

Todos los niños, sea cual sea su raza o nacionalidad, si gozan de igualdad de oportunidades y un entorno adecuado, aprenden rápido y disfrutan haciéndolo, especialmente cuando las lecciones son prácticas e incluyen estímulos auditivos y visuales. Al hacer hincapié en la vertiente práctica de una clase, los niños ven la importancia que tiene lo que aprenden en la vida real y lo aprovechan.

Los maestros fundamentales para los niños son sus padres o, quienes los han perdido, sus cuidadores. En otras palabras, los adultos que los están criando son sus primeros maestros y los más directos. En este sentido, los padres están en el centro del crecimiento psicológico, conductual, espiritual, mental y físico de los niños. Así, son los guías perfectos para introducir a los niños en la práctica de la meditación. También están en una buena posición para practicar junto con sus hijos, proporcionándoles una plataforma para aprender rápidamente este arte de la vida budista.

El entorno en que los niños se crían también tiene un papel principal en su crecimiento espiritual y físico. Independientemente de si hablamos de adultos o de niños, tenemos patrones similares sobre las cosas que nos gustan y las que no, y estados mentales saludables y no saludables, que incluyen ansiedad, felicidad, tristeza, ira e inquietud. Y es muy importante mostrar a los niños que todo el mundo experimenta esas emociones y que la meditación puede ayudarnos a controlarlas.

Fuente: meditatetoday.org

Cuando los niños empiezan una práctica meditativa, las sesiones no deben ser muy largas, para que los niños puedas disfrutarlas, y las enseñanzas que se discuten en ellas deben ser de un nivel que el niño pueda entender el tema que se esté tratando.

Animar a los niños a relatar sus experiencias a los maestros ayudará a mantener su interés en los ejercicios de mindfulness, haciendo hincapié en que pueden ser abiertos y compartir sus experiencias y sentimientos durante el periodo meditativo. Del mismo modo, al enseñar meditación a los niños, los maestros también deben poner ejemplos de sus propias experiencias y hacerles saber cuáles son las consecuencias y los resultados de una práctica de meditación positiva y exitosa.

Al principio, se pueden otorgar recompensas para motivar a los niños y para asegurarse de que desarrollan el hábito, de modo que la meditación se convierta en una parcela de su vida cotidiana.

Todos necesitamos ayuda y es muy importante guiar a los niños en todos los aspectos de su práctica meditativa. Quien guía debería explicar los pasos necesarios para alcanzar las metas y los objetivos de la meditación a los niños. Es importante asegurarse de que entienden la posición del loto y otras que se emplean durante la meditación. Se debería enseñar a los niños que, una vez aprendidas las posturas de meditación, el aspecto fundamental de esta es la respiración, que es un ejercicio que practican todos los organismos vivos.

Fuente: madhurnain.com

Si nos niños abandonan una sesión de meditación sintiéndose inspirados y capaces de ver la relevancia para su vida diaria de lo que han practicado, entonces la sesión habrá estado bien impartida. Algunos maestros hacen grandes esfuerzos para inspirar a sus alumnos y buscan formas originales de enseñar mediante ejemplos de la vida real para mostrar cómo la práctica de la meditación forma parte de la vida cotidiana. A menudo, los niños no son conscientes de los muchos métodos meditativos que tienen a su alcance, y tienen unas ideas muy estrechas al respecto de qué significa meditar. En muchos casos, los niños imaginan que la gente solo usa la meditación para trabajar en objetivos y logros religiosos, de modo que es importante mostrarles que la meditación también es relevante para ellos.

Los padres y los maestros deberían explicar que la investigación científica ha revelado que existen muchos beneficios para la salud cuando practicamos la meditación de manera correcta. Algunos de estos beneficios (aunque no los únicos) son: reducción de la presión arterial, reducción de los niveles de colesterol y reducción del riesgo de enfermedades cardiacas e infartos. También es habitual que se dé un alivio del estrés, la depresión, el insomnio, la ansiedad y las preocupaciones, y una mejora en la productividad y el aprendizaje.

Iniciar la práctica meditativa a edades tempranas prepara a los niños tanto mental como físicamente para el crecimiento. Les enseña a ser mejores y les permite desarrollar cualidades personales positivas enraizadas en su práctica meditativa, lo que les permite forjar un buen camino. La meditación enseña cualidades como la compasión, el amor benevolente, la resiliencia, la tolerancia, la paciencia y la claridad, así como la paz interior y a estar en harmonía con la naturaleza y con todo el mundo.

Fuente: jodispangler.com

Aquí, en África, a la mayoría de los niños y los adolescentes les gusta lo sobrenatural (como a la mayoría de los adultos). Se ha convertido en una parte tan importante de nuestra vida diaria que la mayoría de las personas no pueden imaginar no creer en lo que ven las películas, por ejemplo. A los niños pequeños les gustan especialmente los personajes sobrenaturales, como los superhéroes. Algo cambia en su imaginación a medida que crecen y los maestros empiezan a introducir conceptos mucho más complejos y a emplear más teoría que práctica en sus lecciones. Esto también sucede cuando los maestros se alejan de experimentos «divertidos», por ejemplo, en clase de ciencias, para enseñar teoría, algo que, a primera vista, parece menos relevante para el mundo real.

Hay quien puede argumentar que a los niños no les interesa la meditación, pero yo no creo que sea cierto. Puede que no les gusten las clases de meditación en el templo, pero eso es algo muy distinto.

En los talleres, la meditación debería ser una actividad interactiva. Se debería dejar a los niños crear sus propios procesos interactivos sobre la meditación que les ha sido explicada. El lenguaje empleado en este proceso interactivo debe tener en cuenta el lenguaje en el que se ha criado el niño; este no solo necesita entender el lenguaje, sino que tiene que poder compartir lo que ha aprendido. De modo que, en algunos casos, es una buena idea incluir mucho humor en las clases. Cuando los niños responden al humor, es una buena señal de que están implicados y entienden de lo que se está hablando. También se ve en el grado de entusiasmo que muestran los niños al llevar a cabo las tareas cuando están aprendiendo algo nuevo.

A los niños africanos les gustan las canciones, bailar y jugar, por eso es de gran importancia incluir canciones y bailes en las sesiones de práctica para que la meditación sea alegre y disfrutable. Esto puede incluir organizar visitas para conocer e interactuar con amigos en una práctica similar o visitar reservas de caza, lagos y montañas, que son lugares ideales para una práctica meditativa inspiradora.

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Ben Xing (nombre dharma de Simon Manase Masauko) creció en Malawi y se preparó como monje durante tres años en el African Buddhist College en Sudáfrica. Fue voluntario en el Amitofo Care Center de Malawi.

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