Nichiren, el profeta del Último Día de la Ley (Parte 2)

DENISE WELSCH 

Puede leer la primera parte de este artículo aquí

Como vimos en la primera parte de este artículo, una vez revelada al mundo la práctica exclusiva del daimoku y la correspondiente devoción al Sutra del loto por sobre todos los demás, la vida de Nichiren cambió y debió a enfrentarse a numerosos episodios de violentos ataques, persecuciones y exilios. Promovió la práctica del shakubuku, que consistía en quebrar la fe errada de los otros y convertirlos a la verdad del Sutra del loto, basando siempre sus argumentos en las escrituras.

Nichiren ora por el descanso del alma del pescador de cormoranes en el río Isawa, provincia de Kai. Breve biografía ilustrada del fundador de la secta Nichiren de Utagawa Kuniyoshi. Fuente: https://amam.oberlin.edu/

Mantuvo su posición hasta el final de su vida, sin abandonar nunca su lucha. Sin embargo, sus críticas y exhortaciones a los gobernantes nunca fueron oídas y sus perseverantes intentos resultaron infructuosos. Algunos discípulos murieron en ataques, mientras que Nichiren logró salvarse. Lo más importante para él era difundir la verdad que había descubierto, aunque eso implicara arriesgar la vida. ¿Qué lo llevó a afrontar todas estas penurias? ¿De dónde venían la convicción y fortaleza con que reafirmaba una y otra vez su postura?

Antes que nada, debemos mencionar la importancia del daimoku como manifestación real del Sutra del loto y de todo su contenido:

Esta fórmula [namu myoho renge kyo] no es, de acuerdo con Nichiren, ni meramente el título del libro, ni un mero símbolo, sino una corporeización adecuada de toda la verdad revelada en ese libro único, cuando la fórmula es pronunciada con una creencia absoluta en las verdades allí reveladas, y con fe sincera en el Buda como el señor del mundo (Anesaki, 1916, p. 16).

De esta forma, la práctica del daimoku era tan poderosa como la lectura del sutra completo y traería incontables beneficios a quien se abocara a ella, así como a su enseñanza, difusión y protección. Esta práctica era la única que permitiría manifestar la budeidad en esta vida y la más eficaz para la era mappō. Como vimos anteriormente, la posibilidad de lograr la salvación en circunstancias tan adversas, en una época ya muy lejana a la vida del Buda Shakyamuni, era una cuestión de gran importancia para las personas de su época. Nichiren no veía en esta práctica la capacidad de los individuos de salvarse a sí mismos, sino la de salvar a la sociedad japonesa en su conjunto.

El descenso de la estrella Ichi en la decimotercera noche del noveno mes. Breve biografía ilustrada del fundador de la secta Nichiren de Utagawa Kuniyoshi. Fuente: https://amam.oberlin.edu/

Por otro lado, debemos considerar la manera en que Nichiren concebía su propio lugar en la historia. Su postura exclusivista, según la cual todas las otras prácticas debían ser abandonadas, ha sido interpretada por muchos autores como señal de intolerancia. Ante estas interpretaciones, la especialista en el budismo medieval japonés, Jacqueline Stone (1994, p. 235), ofrece una perspectiva diferente al sostener que, para Nichiren, la práctica del shakubuku no era simplemente «una auto afirmación partidista, sino la práctica de un bodhisattva de la era final del Dharma, un acto tanto de compasión como de expiación». De compasión, por enseñarle a otros la verdad y ayudarlos; de expiación, porque afirmaba que él mismo en sus vidas pasadas había actuado en contra del Sutra del loto (ver por ejemplo Los escritos…, p. 298).

Ilustración japonesa de la «Puerta de entrada universal», capítulo 25 del Sutra del loto. Texto inscrito por Sugawara Mitsushige - Museo Metropolitano de Arte.

En esta época, las doctrinas provisionales se han vuelto enemigas de la enseñanza verdadera. (…) Yo he venido refutando las doctrinas provisionales desde hace más de veinte años (…) [T´ien T´ai y Dengyo] Sólo sufrieron a causa del odio, la envidia y la calumnia, mientras que yo provoqué dos veces la ira de las autoridades y fui exiliado a provincias remotas. Además, estuve a punto de ser ejecutado en Tatsunokuchi, fui herido en la frente y calumniado en forma reiterada. Mis discípulos también han padecido la cárcel y el destierro, y mis seguidores laicos han sido desalojados y castigados con la confiscación de sus tierras. ¿Cómo podrían compararse con estas persecuciones las que enfrentaron Nagarjuna, T’ien-t’ai o Dengyo? (Los escritos…, p. 416)*

Nichiren se veía a sí mismo como un continuador de la obra de sus antecesores (el Buda, T´ien T´ai, Dengyo), aunque dentro del contexto mucho más violento del Último Día de la Ley. Apoyándose en sus lecturas, Nichiren se consideraba la encarnación del Bodhisattva «Prácticas Superiores» (jap. Jogyo; sáns. Vishishtacharitra) del Sutra del loto y a sus discípulos como los protectores de la Ley anunciados en dicho texto (ver Anesaki, 1916, p. 39-44). Allí se advierte que este sería divulgado en la época de mayor confusión y declive del budismo, que sus defensores iban a ser perseguidos y calumniados, y que a la vez habría fieles seguidores que se arriesgarían para apoyarlos.

El significado (…) es que las deidades celestiales y benevolentes adoptarán diversas formas, entre ellas, las de hombre y mujer, y darán ofrendas para ayudar a las personas que practican el Sutra del loto. No puede haber dudas de que esto se refiere a usted y a su esposa, que han nacido como hombre y mujer, y están haciendo ofrendas a Nichiren, el maestro de la Ley (Los escritos…, p. 36).

De esta forma, sus propias vivencias, interpretadas a la luz de los textos que había estudiado, se convertían en profecías hechas realidad convenciéndolo de su deber como bodhisattva o, como sostienen algunos de sus herederos aún hoy, como el «Buda del Último Día de la Ley» (para Soka Gakkai, por ejemplo, Nichiren es el Buda Original, en oposición al Buda Histórico Shakyamuni). Él mismo, en su escrito La apertura de los ojos (1272) se refirió a los sucesos de Tatsunokuchi como la causa que le permitió revelar su verdadera identidad como Buda.

Desde esta perspectiva, consideraba que todas las demás escuelas obraban de mala manera y que eran hostiles al Sutra del loto y, por extensión, al Buda mismo (Shakyamuni). Para Nichiren, lo que estaba en juego era la salvación de la nación, y la clave era la unión de todas las facciones para abrazar al Sutra del loto por encima de todos los demás. Las luchas que se suscitaron no respondieron solo a cuestiones religiosas, sino también políticas. El apoyo o rechazo a Nichiren por parte de las autoridades de las distintas comarcas muchas veces era expresión de las alianzas y rivalidades entre clanes, y sus continuas amonestaciones ante la falta de atención recibida, lo llevaron a ser considerado como un traidor por el clan gobernante (Anesaki, 1916).

La derrota del ejercito mongol por Nichiren, 1281. Breve biografía ilustrada del fundador de la secta Nichiren de Utagawa Kuniyoshi. Fuente: https://amam.oberlin.edu/

En lo que respecta a su visión sobre la sociedad, el budismo promovido por Nichiren no discriminaba por estrato social o género. La práctica del daimoku no requería de profundos conocimientos filosóficos ni de complejos rituales, algo lejano para amplios sectores de la población de la época. Tomando los ejemplos del sutra, difundió la idea de que toda persona puede salvarse. Mientras que la iluminación de Devadatta** ilustraba la posibilidad de salvación también para quienes habían obrado de mala forma, la iluminación espontánea de la «niña dragona» le permitía augurar también la iluminación para las mujeres. Nichiren lo expresaba de la siguiente manera:

En esta época, que una mujer transforme su karma inmutable practicando el Sutra del loto es tan natural como que el arroz madure en otoño o los crisantemos florezcan en invierno (Los escritos…, p, 1000).

Aunque uno no lea ni estudie el sutra, el solo hecho de recitar su título es causa de inmensa buena fortuna. El sutra enseña que las mujeres, las malas personas y los que viven en los estados de animalidad y de infierno —⁠de hecho, todos los seres de los diez estados⁠— pueden manifestar la Budeidad, cada uno con la forma física que posee (Los escritos…, p. 967).

En la obra que le dedicó el estudioso de las religiones japonés Masaharu Anesaki, Nichiren, el profeta budista (publicada originalmente en 1916 por la Universidad de Harvard), lo describió como «no sólo uno de los hombres más eruditos de su tiempo, sino también el más fervoroso (earnest) en sus aspiraciones proféticas, era un hombre fuerte, de temperamento combativo, un orador elocuente, escritor poderoso y un hombre de corazón compasivo» (1916, p. 3). Cualidades que, como vemos, nos hablan de un personaje complejo, fuertemente comprometido con sus ideas y con quienes lo siguieron a lo largo de su vida, y que, a casi 750 años de su muerte, sigue influenciando a millones de personas.

Bibliografía:

Anesaki, M. (1916). Nichiren, the Buddhist Prophet. Harvard University Press.

Rubio, C. (2008). Introducción. En: Los escritos de Nichiren Daishonin. Soka Gakkai Internacional.

Stone, J. (1994). Rebuking the Enemies of the Lotus Nichirenist Exclusivism in Historical Perspective. Japanese Journal of Religious Studies, 21(2-3), 231-258.

Williams, P. (2009). Mahayana Buddhism. The doctrinal foundations. Routledge.

Los escritos de Nichiren (2008). Soka Gakkai Internacional.

*Con T´ien T´ai se refiere a Chih-i (o Zhiyi), el cuatro patriarca de la escuela china T´ien T´ai o tiantai. Dengyo, nombre póstumo de Saicho (767-822), es quien estableció el budismo Tendai, variante japonesa de aquella escuela china.

**Primo de Shakyamuni que llevó a cabo varias acciones en su contra. En el capítulo 12 del Sutra del loto se describe su iluminación.

Denise Welsch

Denise Welsch es Licenciada en Antropología Sociocultural de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, becaria doctoral del Instituto de Ciencias Antropológicas de la Universidad de Buenos Aires y docente de Antropología y Sociología. Es autora de varios artículos sobre la práctica budista de la Soka Gakkai argentina. Se interesa por el estudio de los aspectos simbólicos de las prácticas religiosas y cómo estos dan forma a procesos de construcción y transformación de la subjetividad.