Décadas en el Dharma: la valiosa y destacada labor de una pareja chilena

MARÍA ELVIRA RÍOS

Poco a poco se han ido manifestando los primeros indicios del budismo en Chile entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX. Algo de ello mencionamos en el artículo «Un “ídolo de Buda”». Sin embargo, es evidente que el budismo adquiera más presencia en la segunda mitad del siglo XX, y para ello, hay personas claves que han cumplido un papel fundamental en el desarrollo y difusión de las corrientes o escuelas budistas en Chile. Entre aquellas personas destaca una pareja, Humberto Barahona y María Inés Becas, quienes han dedicado gran parte de sus vidas al budismo, no solo en sus propias prácticas, tanto en Chile como en el extranjero, sino también invitando a maestros, realizando cursos, charlas, colaborando con otros centros budistas. A la larga lista de actividades se suma el establecimiento del Instituto de Difusión Budista (www.dharmachile.cl), donde es posible acceder a una valiosa crónica acerca de la historia del budismo, relatada por Humberto Barahona, así como a diversas actividades, cursos, meditaciones, arte budista y variada información, que mantienen actualizadas en su sitio web y diversas redes sociales.

Visita de lama Teunsang, Dama Yeshe (gestora de la visita del lama Teusang), traductor Tashi, Mané Becas, Manuel Hernández y Humberto Barahona, fotografía cortesía de Humberto Barahona, 1981.

Humberto relata una crónica muy interesante en torno a la visita de maestros budistas, comenzando por Bhikkhu Chaman Lai, quien visitó Chile en la década de los 60′, lama Teunsang en 1981, Khenchen Konchog Gyaltshen Rinpoche en 1985, lama Chamspa Rigzin en 1987. En este último periodo, establecen «la primera Sede exclusiva para el funcionamiento de una sangha en Chile» que se levanta con el apoyo de otras personas (Gustavo Jiménez y Jaime de Casacuberta), siendo así la sede del Centro Drikung en Chile (https://www.dharmachile.cl/2023/08/historia-del-budismo-en-chile/). Ya en los 90`, otros lamas de Drikung Kagyu visitan Chile y en 1996 llega el lama Phuntzok Tenzin, quien reside en el Centro de Meditación Budista Drikung Kagyu, hasta la fecha (https://www.dharmachile.cl/2023/08/historia-del-budismo-en-chile/).

Dada la relevancia del Instituto y el gran trabajo que Humberto y María Inés han realizado, como también el incansable esmero en la difusión del Dharma y en el desarrollo de las enseñanzas budistas, hemos querido conocerlos y saber más de su historia:

MARÍA ELVIRA RÍOS: ¿Cómo empieza su interés en el budismo?

HUMBERTO BARAHONA: Creo que nací con ese interés, pero no solo por el budismo, en general por la religión y las religiones orientales en particular. Aun cuando nací en una familia católica también tenía muy cerca otras fuentes de inspiración, tanto personales como de la literatura. Comencé a probar la meditación guiándome por los libros. Desde muy joven tuve algunas experiencias que me demostraron que había algo interesante detrás de las afirmaciones que encontrabas en los libros. También me involucré tempranamente en grupos que estudiaban las filosofías y religiones orientales. Siempre me provocaron mucho interés las historias de maestros tibetanos, la continuidad de la vida y de la conciencia más allá de la muerte, los estados de conciencia, más allá de la mente ordinaria. La interpretación de los sueños y así otros temas.

MARÍA INÉS BECAS: Me crie con mi abuela Margarita, católica de mucha devoción. Ella tenía mucha fe y contaba que cuando mi papá enfermó gravemente siendo pequeño, recurrió a una manda con la Virgen de Lourdes, que cumplió enteramente y mi padre se salvó.  Después, cuando adolescente conocí a un maestro de India, Guru Maharayi, cuya enseñanza y meditación, fueron una experiencia muy valiosa para mí, donde también se generaba mucha devoción. Mi interés en el budismo se cimentó cuando visitó Chile el primer maestro tibetano, lama Teunsang, en el año 1981, fue una hermosa experiencia que coincidió con la gestación de mi primera hija, Natalia. Me encargué de preparar la alimentación del lama. Después siguieron muchas otras visitas de maestros del budismo tibetano, como Khenpo Gyaltsen Rinpoche el año 1985 y otros lamas de distintos linajes del budismo tibetano.

MER: ¿Cómo su familia fue desarrollando el interés por el budismo?

MIB: Nuestros hijos, Natalia y Matías, nacieron en un hogar budista y desde pequeños estuvieron con nosotros en las enseñanzas y los retiros. Ellos han formado sus propias familias que también están centrados en la espiritualidad y el budismo. Matías estuvo por varios años prestando servicio y adquiriendo formación en uno de los principales centros del budismo tibetano en Brasil. Natalia, se ha adentrado en los conocimientos y sabiduría de India, estudiando Astrología Védica y Medicina Ayurveda, lo que complementa con su experiencia en el budismo.

MER: ¿Cómo observa su papel y el de su marido en el desarrollo del budismo en Chile?

MIB: Mi marido ha sido el gestor, organizando con lujo de detalles cada visita de los maestros budistas y preocupándose del beneficio que podían recibir las personas. Me ha tocado acompañarlo en todas estas tareas, apoyándolo desde la intuición femenina y de forma práctica. Desde algunos años, también me ha tocado prestar servicio en la más importante celebración budista, que es la celebración del aniversario de la iluminación del señor Buddha, Vesak, en que intentamos reunir a todos los miembros de la comunidad budista de Chile. Otra experiencia significativa fue durante varios meses antes de la pandemia, en que tuve la grata tarea, de preparar alimentos calientes para personas que están en situación de calle por los más variados motivos. Ver los ojos de gratitud y contento de tales personas, es una retribución en que te das cuenta de que el que da se transforma en el que recibe.

Visita del lama Konchog Gyaltsen Rinpoche -Santiago Chile, 1987. Fotografía cortesía de Humberto Barahona.

MER: ¿Cómo se fue gestando la idea de crear el Instituto Budista?

HB: Nunca pensé formar algo como un Instituto, más bien simplemente me sentí motivado a intentar traer al mundo cotidiano, a un país extremamente alejado de todo, casi como una isla, expositores de las enseñanzas de Oriente, en particular del budismo. Se escuchaba en Chile de grandes maestros que recorrían Europa, Estados Unidos, pero parecía casi imposible que arribaran a Chile. Así que con este interés se fueron generando diferentes grupos en distintas etapas de mi existencia, que hicieron posible organizar, financiar la invitación de muchos maestros budistas. Así se fueron formando varios de los grupos budistas existentes ahora en nuestro país, vinculados a tradiciones del budismo tibetano y theravada. El Instituto, propiamente tal, es un grupo de personas que estudiamos e intentamos practicar las enseñanzas del Buda y ponerlas a disposición de la comunidad a través de cursos y meditaciones guiadas, desde una perspectiva amplia, respetuosa de todas las tradiciones budistas. También intentamos encontrar coincidencias con los sistemas y enseñanzas de otras concepciones religiosas.

Humberto Barahona y lama Chamspa, año 1987. Fotografía cortesía de Humberto Barahona.

MER: ¿Cómo ha contribuido su Instituto en el desarrollo del budismo en Chile? 

HB: El Instituto no es una organización, es un organismo, un grupo de personas que se han integrado a esta motivación original, a través del tiempo, para apoyar diversos proyectos, todos los cuales, dirigidos a la difusión de las enseñanzas del Buda, en todas sus formas. Así hemos podido contribuir significativamente al conocimiento público del budismo en Chile, invitando a maestros de diferentes tradiciones, cooperando con cualquier iniciativa de difusión, apoyando la formación de nuevos grupos de práctica, reuniendo anualmente a la comunidad budista de Chile, conformada por los diferentes grupos, para celebrar el Día Internacional de Buda o Vesak.

MER: ¿A lo largo de los años, ha aumentado o disminuido el número de personas que asiste al Instituto? De ser más o menos personas, ¿nos podría comentar por qué cree usted que ha aumentado o disminuido?

HB: Tengo que decir que el Instituto no es una iglesia, ni tiene por principal finalidad agrupar o afiliar personas. Sé que esto es difícil de comprender. Cientos de personas han pasado por este grupo u organismo que llamamos Instituto y luego son libres para continuar su práctica y estudio en sus hogares o integrarse a centros budistas de alguna tradición en particular si lo desean, muchos de los cuales siguen cooperando en nuestras iniciativas de difusión del budismo.

Hay mucho interés de la gente por la paz mental y, finalmente, por la espiritualidad, y algunos buscan respuesta en el budismo. En los últimos años, muchos también se han desengañado de las organizaciones religiosas católicas o cristianas de todo orden, debido a las transgresiones éticas de muchos de sus guías, y procuran satisfacer su necesidad espiritual en doctrinas como la budista. Sin embargo, las organizaciones budistas, como cualquier otra organización religiosa humana, también ha estado afectada por tales transgresiones éticas. Por eso, el Instituto de Difusión Budista siempre advierte a quienes se acercan, que el propio Buda histórico recomendó a sus estudiantes no seguir a nadie ciegamente, que todo debía ser corroborado por la razón y la propia experiencia, teniendo presente que la ética es uno de los pilares fundamentales de sus enseñanzas.

Hay que enseñar a distinguir entre las organizaciones religiosas y la espiritualidad o religión a secas. La espiritualidad, en sentido de lo religioso, es innata al ser humano, la búsqueda del sentido de la existencia, la trascendencia, etcétera. Como grupo Instituto de Difusión Budista, procuramos que las personas sean libres y que cultiven la espiritualidad, pertenezcan o no a una organización.

MER: ¿Considera que el budismo ha tenido alguna relevancia en la religiosidad o espiritualidad chilena actual?

HB: Es difícil medir eso, especialmente en una época en que todo está trastocado, como si estuviéramos en el medio, entre un mundo del pasado y un mundo del futuro. En general, creo que mucha gente, más allá de si se consideran budistas o no, se sienten interpretados por varias de las enseñanzas del budismo, como la ley de karma o causa y efecto, la reencarnación, la meditación de introspección como un recurso de salud mental y desarrollo espiritual, el cultivo del amor universal y la compasión, el perdón, la consideración hacia los miembros del reino animal, etcétera.

S.S. Dalái Lama y equipo de trabajo su primera visita a Chile, 1992. Fotografía cortesía de Humberto Barahona.

MER: ¿Cree que alguna o algunas escuelas budistas se acomoden mejor a la sociedad chilena? De ser así, ¿por qué?

HB: Creo que puede haber candidatos para cualquier escuela budista, ya sea mahayana, zen o chan, tibetana o theravada. Existen diferentes mentalidades, necesidades y propensiones que pueden ser satisfechas por las distintas tradiciones, las cuales comparten un mismo fundamento y prácticas mentales esenciales. Hasta ahora, las tradiciones que se han difundido más en Chile son la mahayana zen o chan, tibetana o theravada.

MER: Dentro del futuro cercano, ¿cree que en Chile irá aumentando el interés por el budismo y sus prácticas?

HB: Creo que sí, porque el budismo no pone énfasis en una teoría teológica ni dogmática. El Buda enseñó que debemos cuestionarnos todo, que nada había que aceptar por mera autoridad, ni por tradición, sino que debemos comprobar todo por nosotros mismos. Que no hay salvación por obra de un avatar divino o líder carismático, sino por nuestro propio esfuerzo, dado que todos tenemos el potencial para hacerlo. Esto no quiere decir que en Chile se van a crear o levantar iglesias o templos budistas por doquier.

MIB: Ahora hay un creciente número de personas en Chile que ya conocen a los maestros y las enseñanzas del Buda y esto contribuye a satisfacer la necesidad espiritual de las personas. Chile es un país con poca población, cuya orientación es mayormente cristiana. Creo que el budismo, por lo menos como lo entendemos desde el Instituto de Difusión Budista, puede contribuir a una mejor comprensión de las enseñanzas del Cristo. Hay mucha similitud en la enseñanza de ambos Maestros de la Humanidad.

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MARÍA ELVIRA RÍOS (1980), es doctora en estudios de Asia y África, con especialización en China, del Centro de Estudios de Asia y África de El Colegio de México (2015), postdoctorado Fondecyt (3190076). Sus publicaciones abordan temáticas en torno al budismo chino contemporáneo, cultura e idioma chino. Ha publicado sus investigaciones en diversas revistas académicas. Actualmente dicta cursos de cultura china y budismo en diversas instituciones académicas y es investigadora adjunta del Núcleo Milenio ICLAC, Universidad Católica de Chile. Miembro de Aladaa Chile.