Albores del budismo en Cuba. Segunda parte: profundizando en las evoluciones de los budismos mahayana y tibetano en Cuba

DOUGLAS CALVO GAÍNZA

Este artículo forma parte Albores del budismo en Cuba. Puede leer la primera parte de esta serie aquí.

Introducción

Aunque el budismo en Cuba no se equipara numéricamente al de naciones como Brasil o México, sin embargo, el siglo xxi ha presenciado un paulatino desarrollo local de diversas escuelas budistas.  Habiendo desarrollado grosso modo el tema en un artículo anterior (y de modo más específico en reportajes y crónicas particulares referentes a las raíces chinas, al zen en La Habana y Matanzas, y al budismo taiwanés), en este escrito se tratará sobre algunas iniciativas mahayana y vajrayana en Cuba, quizás menos divulgadas aunque no sin importancia.

Arte coreano en La Habana: representación de pagoda budista frente al Capitolio. Fuente:

A. Mahayana

El budismo mahayana es el más expandido en la Isla, con actividades en siete de las quince subdivisiones territoriales cubanas (La Habana, Artemisa, Matanzas, Villa Clara, Camagüey, Holguín y Santiago de Cuba).

  1. Zen en Artemisa y Santa Clara

El desarrollo del budismo en la provincia de Artemisa se debe al monje Ryushin Rodríguez. Involucrado desde la adolescencia en el yoga y las lecturas sobre el Buda, siendo aún muy joven quedó fascinado por un poema de Dogen Zenji, y hacia el año 2000 se incorporó al dojo habanero. Luego comenzaría la construcción de un dojo en su pueblo natal, con el típico espíritu creativo del budismo cubano, siempre enfrentado a las dificultades materiales y la carencia de lugares de culto: «A mi regreso a mi ciudad – cuenta -, después de aquel primer zazen en el dojo zen de la Habana, comenté a mis amigos más cercanos lo que había encontrado y varios de nosotros comenzamos a practicar justo al otro día… Los primeros momentos fueron difíciles… Recuerdo la construcción, unos días después, de nuestro primer altar para el dojo. Aquel altar era un desastre… hecho por nosotros mismos que no teníamos ni idea de carpintería…los zafus rellenos de serrín o arena… el mokugyo era un pedazo de bambú y lo más sorprendente era la campana, para las ceremonias diarias, hecha con una vieja cazuela que tenía mi esposa en casa… le cortamos las asas y se comenzó a usar como campana. Campana que conservamos aún en el dojo zen de la ciudad de Santa Clara.»[i]

Ofrenda en el Hoshinji de Artemisa. Foto cortesía Ryushin Rodríguez.

En el 2001 Rodríguez tomó refugio bajo el maestro Kosen Roshi, y en el 2006 recibió la ordenación monástica de la maestra Bárbara Kosen, abad del templo Shorinji en España. Durante el 2010-2012 prosiguió formándose en Buenos Aires y en el templo Busshinji de São Paulo, sede sudamericana de la escuela soto, donde practicó bajo la égida del venerable abad Dosho Saikawa Roshi. Luego entrenaría por dos meses en el importante monasterio nipón Daihonzan Sojiji.

De regreso a su patria, y con la ayuda infatigable de, entre otr@s, el reverendo Keido Galán, conformó el Centro Zen artemiseño Hoshinji, cuyo desarrollo ha sido estimulado por diversas figuras del zen estadounidense, español y japonés, «quienes, a través de los años…—comenta Rodríguez, refiriéndose a una enseñanza del maestro Keisen Vuillemin—quizás sin saberlo, inculcaron en mí el espíritu del bodhisattva, el espíritu de aquel pájaro blanco con la punta de las alas negras, queriendo apagar un voraz incendio, que a pesar de conocer lo imposible de su gran tarea continuaba una y otra vez derramando gotas de agua sobre el bosque en llamas.» (Ibíd.).

El dojo artemiseño se ha comprometido activamente en labores comunitarias, como la enseñanza del sumi-e y de caligrafía zen en el Instituto Superior de Arte en la Habana; o del zazen a varias escuelas de artes marciales; o de ejercicios y meditaciones a personas ancianas de la localidad. Al presente, cuenta con firmes lazos fraternos con practicantes de otras naciones.

Relevantemente, la obra va expandiéndose por Cuba fuera de los límites de Artemisa. Por ejemplo, en otra provincia cubana, Villa Clara, un grupo de artistas marciales se interesó al máximo en el zen tras escuchar conferencias de Rodríguez, e inició una intensa práctica budista que condujo a la ordenación de dos monjes villaclareños por Saikawa Roshi.

Algunos practicantes de zen en Santa Clara. Abajo, al centro, el monje de Artemisa. Foto cortesía Ryushin Rodríguez.

2. Budismo chan en Camagüey

Quizás cualquier persona familiarizada con la extraordinaria huella del célebre maestro chan Xūyún (1840-1959), no se asombrará de que ese venerable asceta haya repercutido sobre la espiritualidad cubana. Henry Binerfa Castellanos (1981), experto camagüeyano en artes marciales y creador del sistema de autodefensa ShinKaido Ryu, narra que dicho estilo «paralelamente a su programa físico o externo, tenía un programa de enseñanzas internas», y en cada nivel de grado se incluía «la dulce y suave palabra del Buda», procurándose así rescatar las arcaicas raíces filosóficas diluidas en lo deportivo. El estilo llegaría a tener, según su fundador, gran cantidad de estudiantes de múltiples provincias (fundamentalmente centro-orientales).[ii]

Sensei Henry Binerfa, promotor del budismo chan en Camagüey. Foto cortesía Henry Binerfa.

Además, el perseverante maestro se dedicó a divulgar virtualmente múltiples obras budistas, y emprendió la construcción, con medios propios del templo GuanYin, el cual fue uno de los primeros de la Isla y dedicado, según Binerfa, a ofrecer «reverencia continua al Buda y a los grandes maestros de las artes marciales, con una práctica diaria y de entrega total al corazón del dharma». El santuario persistió abierto hasta el 11 de julio del 2021. Pero aun habiendo emigrado a EEUU el sensei, quedan todavía instructores cubanos de su estilo, quienes a su vez procuran expandir el budismo chan entre los interesados (Ibíd.).

Binerfa fue ordenado como sacerdote de la orden hsu-yun del budismo chan con sede en Honolulú, Hawái (aunque no presencialmente, debido a los problemas de visado estadounidense para Cuba). El prolífico sensei escribió, además, un libro titulado Budismo Zen para tu alma, una de las primeras obras budistas cubanas.

La trayectoria de Binerfa se asocia indisolublemente a su maestra: la habanera Hortensia De La Torre, o reverenda Yin Zhi Shakya, OHY (1935-2018), una mujer en extremo culta y que dejaba impresiones imborrables en quienes la conocían. Al decir de un entrevistador, era alguien que «con su “martillo” en forma de palabra, siempre prudente pero firme, destruyó muros que uno ni siquiera sabía que existían.»[iii]Ella, con un profundo dominio del dharma, desde el sitio <http://acharia.org> realizó colosales esfuerzos por promover la traducción de textos budistas al español.

La Maestra Yin Zhi Zhakya junto al Venerable Fa Hui Foto cortesía Henry Binerfa.

3. La SGI en el Oriente cubano

Ya anteriormente aludíamos a las actividades de la SGI en Cuba, fundamentalmente en La Habana. Sin embargo, debe resaltarse la expansión de esa rama del budismo de Nichiren al interior del país, pues en ocasiones sus iniciativas han obtenido amplia repercusión (como, por ejemplo, la exposición gráfica budista con tema pacifista que recorrió provincias como Camagüey, Santiago de Cuba y Holguín en el 2016). Sobresale el Festival Sociocultural Flor de Loto, muy posiblemente el primero organizado por budistas en Cuba.

Es un proyecto de Eduardo Buitrago, funcionario de la Cruz Roja, profesor universitario y practicante budista, quien desde el 2020 decidió promover la ideología pacifista de la Soka mediante un festival sociocultural que incluyera concursos de audiovisuales, fotografía, literatura y otras disciplinas. Además, coordina un coloquio académico sobre temas de actualidad, que incluye colaboraciones de múltiples especialistas y presencia de los líderes cubanos de la SGI. Resumiendo: toda «una celebración del activismo» (comunicación personal vía WhatsApp, 02/02/2022).

Logo del festival Flor de Loto 2021. Fuente: https://festival-de-cine-flor-de-loto-sg.jimdosite.com/
  1. Budismo surcoreano en La Habana

La comunidad coreana residente en la mayor de las Antillas, surgió de un núcleo de 300 trabajadores arribados en 1921, y concentrados mayormente al Occidente del país. Siendo muy activa a lo largo de la historia cubana, dicha etnia ha incorporado recientes relaciones con el budismo de su tierra natal.

Así, en el 2016, por primera vez un monje coreano visitaba la Isla por un motivo religioso: el Venerable Jingwan de la orden jogye. Satisfecho con el clima de libertad religiosa, el maestro afirmaba que: «Aunque no tuve la oportunidad de dedicarme plenamente a impartir las enseñanzas del budismo coreano, estoy seguro de que la ciudad pudiera ser un hito en la divulgación del budismo coreano en Latinoamérica (…) Pensaba que Cuba era una nación monolíticamente católica, pero quedé gratamente sorprendido al ver tantos templos de diversos orígenes religiosos.»[iv]

El monje asiático se paseó por las calles habaneras, regocijado ante los gestos de los niños que lo identificaban con un supuesto maestro del kung-fu de Shaolín. En su criterio, Cuba «constituirá un lugar excelente para construir un templo junto a la playa, que dé la bienvenida a los monjes budistas para la contemplación» (Ibíd.).

B. Vajrayana

A lo largo de la historia, la influencia del budismo tibetano en Cuba ha sido menor. Pues si bien durante el coloniaje español miles de chinos ingresaron en la Isla trayendo al mahayana, no ocurrió así con los pueblos tradicionalmente vinculados al budismo tántrico.

En el caso del Tíbet, la política cubana ha solido favorecer la posición china, aunque durante la VI Cumbre de los No Alineados los directivos cubanos estuvieron dispuestos a admitir una delegación tibetana para exponer sus demandas.[v] Cabe acotar que cientos de alumnos mongoles han estudiado en la Isla desde los 60s, y que el presidente de la Asociación de Amistad Mongolia-Cuba es un alto clérigo budista: el Dr. CH Dambajav, khamba lama a la cabeza del monasterio Dashichoiling en Ulan Bator.

Aunque en los 70 el célebre escritor camagüeyano Severo Sarduy viajó al Tíbet por motivos religiosos, no hay constancia de que se convirtiera formalmente en discípulo laico del Buda. Por tanto, quizás el primer cubano iniciado en el budismo tibetano, en 1993, fue el yogui Eduardo Pimentel Vázquez dentro del linaje sakya.[vi]

La rama del budismo tántrico más activa en el país es el camino del diamante, oficialmente instaurado tras una visita del lama Ole Nydahl a la Isla en el 2006. El principal maestro local es el señor Gilberto Ribalta Olivera, quien, tras tomar refugio en la primera visita a La Habana del célebre lama danés, posteriormente se trasladó a Europa donde primero colaboró con el centro de dicha rama en Dublin, y, tras estudiar con diversos maestros del linaje kagyu, quedó como comisionado por Nydahl para la divulgación del dharma, lo cual ha realizado en diversas localidades del orbe.[vii]

Pese a ser una espiritualidad aún novedosa para Cuba, el camino del diamante ya cuenta con seguidores de la talla de Zaida del Río, una de las principales exponentes de la plástica cubana contemporánea.

Zaida del Río: exposición «Mis meditaciones en el budismo Camino del Diamante»

Pero no solo hay devotos a la kagyu en la Isla. Se han reportado seguidores de otras escuelas, y al menos dos artistas de peso se han iniciado formalmente en las enseñanzas gelugpa del lama Guese Lamsang: la rebelde pintora feminista de la afrocubanía Gertrudis Rivalta y el prolífico literato Jorge Alberto Aguiar Díaz (Lobsang Töndrup). Ambos dirigen sendos blogs de divulgación budista [<http://preciosogurudharma.blogspot.com> y <http://jorgealbertoaguiardiaz.blogspot.com>, respectivamente].

Conclusiones

A pesar de las limitaciones, el budismo ha ido echando raíces en Cuba, sea entre los residentes en la Isla o entre los emigrantes. Con perseverancia, aun enfrentando numerosos impedimentos, se ha extendido geográficamente a la mitad del país.

Aún les falta mucho a l@s budistas cuban@s para visibilizar plenamente su religión en la sociedad circundante; pero con tenacidad, amor y devoción al Buda, ya han ido sembrando fértiles simientes de espiritualidad, que quizás algún día produzcan hermosos frutos para esa mágicamente bella nación antillana.


[i]Ryushin Rodríguez, comunicación personal vía WhatsApp (22/12/2021).

[ii]Maestro Henry Binerfa, comunicación personal vía WhatsApp (08/12/2021).

[iii]BOTELLO, Julián. Entrevista con YIN ZHI ZHAKYA, 03/07/2012 <http://estrechodemente.wordpress.com/category/ensenanzas/> (consultado 12/12/2021).

[iv] JOO-WON, Chung. “(Yonhap Interview) Venerable Jingwan dreams of Korean Buddhism flourishing in Cuba”, Yonhap News Agency, 25/02/2016. <https://m-en.yna.co.kr/view/AEN20160225008700315>

[v] News Tibet, enero-abril 1983, vol. 18, Nro. 1, p. 11.

[vi] Ver currículo en <https://yogacuba.es.tl/Curriculum.htm>.

[vii] Comunicación personal vía WhatsApp (diciembre 2020).

Pueden leer la tercera parte de esta serie aquí.

Douglas Calvo Gaínza (La Habana, 1970).

Escritor y periodista residente en Cuba. Traductor e investigador de filosofía y religiones, con varias maestrías y un PHD sobre dichas temáticas. Estudia budismo desde el 2002 y es colaborador de Buddhist Door desde el 2020.  

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