Diálogos sobre cómo habitar en naturaleza: Zendo y Ecoaldea

VALENTINA S. FERRUFINO (TENZIN)

Este artículo forma parte de nuestra edición especial: «Budismo, ecología y cambio climático»

El 28 de septiembre de 2024 se realizó el tercer conversatorio del Laboratorio de EcoBudismo, un espacio de diálogo cercano entre dos comunidades que habitan en distintos entornos naturales de Chile: Ecoaldea Minga Alegre en Coyhaique, Patagonia, y el Zendo de Tunquén, ubicado en el Litoral Central, un sector declarado como Santuario de la Naturaleza.

Participaron dos miembros activos de cada comunidad: Natalia Miranda Van den Bosch y Martín Hartmann, de Minga Alegre; y Felipe Mukan y Jorge Donjo, del Zendo de Tunquén. Ambas comunidades compartieron sus experiencias sobre cómo habitar de manera sostenible y respetuosa con la naturaleza, considerando los patrones y ciclos naturales. Minga Alegre presentó su enfoque de permacultura, mientras que el Zendo discutió la integración de la ecología en la vida cotidiana y en la práctica del budismo zen.

Martín Hartmann y Natalia Miranda Van den Bosch de Minga Alegre

En contexto de crisis ecológica mundial, el conversatorio fue una invitación a reflexionar y repensar las formas en las que cohabitamos con la naturaleza, destacando la importancia de la vida en comunidad.

Ahora los conceptos que se están trabajando en permacultura son de un diseño regenerativo, donde la naturaleza ocupa su espacio y nosotros trabajamos junto a ella, entendiéndola. Entiendo que la naturaleza y el suelo quieren convertirse en bosque. Trabajamos junto a ella, no en contra», comenta durante el conversatorio Martín.

Fotografía panorámica espacio La Minga Alegre

Permacultura como una filosofía de vida

Minga Alegre es un centro demostrativo de educación ambiental cuya motivación principal es la vinculación amable y respetuosa con el territorio, así como compartir experiencias en torno a la permacultura. Con más de 35 años de existencia, este proyecto ha logrado regenerar el territorio mediante diseños fundamentados en comprender la naturaleza como un sistema vivo que funciona con sus propios principios.

El centro acoge a miembros residentes, colaboradores externos que participan por temporadas y voluntarios itinerantes. Se invitan a vecinas y vecinos del sector a participar en las actividades, pero sobre todo se da un gran espacio a la comunidad. La infancia se involucra de forma activa, promoviendo que niñas y niños participen en diversas iniciativas, como el bosque escuela, charlas, y exposiciones, entre otras.

La Minga Alegre nos enseña la importancia de la comunicación y la compañía, así como trabajar por un objetivo que es tanto propio como compartido. El respeto y las decisiones colaborativas son valores fundamentales en su comunidad. 

Para nosotros uno de los pilares filosóficos de este proyecto es la ecología. A nosotros nos importa y nos interesa difundir el habitar sustentable, armónico con el entorno, nos interesa ser un lugar que demuestre que es posible vivir en armonía con la tierra y que esta armonía es positiva para nosotros y para el entorno, que es abundante, que genera energía y salud. Nuestro proyecto es personal, para nosotros, pero también nunca pierde de vista que es un proyecto político que quiere difundir la permacultura y la ecología como un sistema viable de habitar este planeta. Observamos el contexto actual, donde ya sabemos lo que está ocurriendo…», expresa Martín.

Interdependencia 

Desde la perspectiva de las culturas y el pensamiento asiático, la naturaleza no se encuentra aislada de nosotros como seres humanos. El budismo zen, desde sus bases filosóficas, plantea un estrecho vínculo entre el diario vivir y la naturaleza, dando una importancia fundamental al cotidiano. Todos los rituales que forman parte del día a día en un monasterio o espacio de práctica, son realizados y acompañados por materiales nobles y de un bajo impacto medioambiental, como lo es la cerámica y el bambú. Las comidas son naturales y nutritivas, con presencia de alimentos frescos y estacionales.

Jorge Donjo y Felipe Mukan del Zendo de Tunquén.

El Zendo de Tunquén mantiene viva esta tradición, desde la disponibilidad alimentaria del territorio en el que se ubica, incorporando el alga cochayuyo en sus comidas principales, el cual es recolectado, secado y almacenado por los mismos practicantes, tomando solo lo esencial, el cual se vuelve un alimento imprescindible en su cocina.

A su vez, se promueve la alimentación consciente, en un momento compartido, tomando la cantidad justa y en la misma proporción para cada practicante. Existe un respeto hacia el alimento, hacia quienes lo cultivaron, lo prepararon, y hacia los utensilios que ayudan en su preparación.

Lo que me está diciendo el zen es que nosotros somos parte de toda la interconexión, y yo, como entidad propia, no existo, sino que soy resultado de lo que como, lo que respiro, lo que camino, la gente que conozco… infinidad de movimientos que están a mi alrededor. Y ese resultado hace que yo sea nada en específico, sino un complemento, una parte de un todo, expresa Felipe Mukan durante la conversación.

Fotografía panorámica espacio El Zendo

Dentro de las prácticas sustentables que el Zendo incorpora, están los paneles solares, el uso de agua de pozo, el reciclaje y el compostaje de los residuos orgánicos. Existen áreas delimitadas para el desplazamiento de los practicantes, cuidando el interferir lo menos posible en la flora y fauna del lugar. 

Comunidad y sangha

Tanto para la Minga Alegre como para el Zendo, la vida transcurre en comunidad y en una estrecha compañía. El respeto es uno de los puntos de encuentro más importante entre ambos espacios, la consideración hacía la naturaleza y todas sus expresiones de vida, y también hacia los propios miembros de la comunidad. Sin duda, el conversatorio nos mostró una visión esperanzadora y amable de habitar, una contrarespuesta a los tiempos apresurados y a la era de la inmediatez, donde los vínculos humanos también se encuentran en crisis. La comunidad y el compartir un propósito o camino de vida similar nos ayuda a realizar cambios colectivos en beneficio de nosotros mismos, de nuestro entorno y de la tierra que nos acoge.

Lo que más fielmente podemos hacer hacia nosotros y hacia el mundo es el cambio en nosotros mismos…yo he visto en toda la gente que ha venido a la Minga Alegre, mi familia, en personas en las cuales me vinculo, que ha medida en la que yo he cambiado mi forma de expresarme, mis acciones, eso ha tenido repercusiones importantes, sobre todo porque he visto que la comunidad con la que nosotros nos vinculamos es muy bonita, la gente en general está en un camino de desarrollo personal y espiritual, está con la visión de cambiar su mundo para cambiar el mundo más grande…, concluye Natalia.

Valentina S. Ferrufino (Tenzin), conductora del tercer conversatorio.

Notas:

Natalia Miranda Van den Bosch es arquitecta de profesión, radicada en Coyhaique desde hace 19 años y 13 años en la comunidad Minga Alegre. Participa activamente en distintos espacios de desarrollo colaborativo como EcoCentro Minga Alegre, la agrupación Rituales Suyay y el Colectivo Bienestar Patagonia. Actualmente, se dedica al diseño de proyectos con énfasis en bioconstrucción y a la difusión y educación sobre el habitar sostenible en la Patagonia a través de su proyecto Hábitat Australis y el taller La Casa Esencial.

Martín Hartmann, nacido y criado en Coyhaique desde los 5 años, emprendió el desafío de realizar el proyecto llamado Minga Alegre. Sus padres tomaron los primeros cursos de permacultura en Chile, en los años ochenta.

Felipe Mukan es practicante de budismo Zen desde hace 16 años y fue nombrado monje Zen por el maestro Jiku San. Es psicólogo clínico y morfopsicológico, máster en inteligencia relacional basada en el eneagrama y profesor de Yoga integral. Fue nombrado «Dharma Holder» en Estados Unidos por la Fundación Zaltho, teniendo la autorización para enseñar y formar practicantes en el budismo Zen. Actualmente, dirige el centro de meditación vivOzen en Chile, un espacio enfocado en la práctica y estudio del budismo Zen, la práctica de Yoga y la vida saludable.

Jorge Donjo es ingeniero agrónomo de la Universidad Católica de Chile. Actualmente, es asesor, inversionista, director y mentor en Know-Hub (Chile). Es estudiante y practicante de budismo desde hace 24 años.

Las citas de las y los expositores han sido reducidas para el presente artículo. Para escuchar el desarrollo completo de sus ideas, puede consultarse el video del conversatorio en YouTube.

Valentina S. Ferrufino (Tenzin) 

Valentina Tenzin se graduó como diseñadora gráfica. Estudió una diplomatura en Pensamiento y Culturas Asiáticas en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Es instructora de yoga y meditación, y practicante de budismo zen. En el año 2021, realizó un período de práctica y estudio en el San Francisco Zen Center, en EE. UU.

Es difusora de arte y cultura a través de la Fundación MOA International, donde imparte cursos de estética y diseño japonés. Además, es directora de la revista digital MA, una plataforma dedicada a la difusión de la cultura asiática en diálogo con Latinoamérica. Actualmente, se dedica a la investigación sobre estética japonesa, en particular la ceremonia del té. Ha participado como expositora en diferentes festivales de cultura japonesa en Chile.