«Celebrando 120 años de budismo zen en América del Sur»
VENERABLE SENPO OSHIRO*
Este artículo forma parte de nuestra edición especial «El budismo en los países de habla hispana».
Seguidamente les ofrecemos la transcripción de la intervención del venerable Senpo Oshiro que tuvo lugar el día 8 noviembre 2022 con motivo de las Jornadas Budistas 2022, organizadas por la Universidad de El Salvador, Buenos Aires. Agradecemos vivamente al venerable Senpo Oshiro su autorización para trascribir esta ponencia en nuestra plataforma digital, y al Dr. Federico Andino por su amable ayuda y cooperación.
Primeramente, gracias y expreso mi bienvenida a cada persona presente. Sé que hay personas de varios países atendiendo. Antes de iniciar esta presentación quiero agradecer especialmente a la Universidad de El Salvador por permitirnos estar aquí en esta charla, y estoy muy contento pues recuerdo que mi maestra, la venerable Jisen Oshiro fue también una estudiante aquí en los años setenta—y cuarenta de esta casa —; y encontró al padre Aquiles quien también fue un guía espiritual para ella. Así que me siento muy feliz de que se siga haciendo este tipo de actividad aquí, ejemplo de diversidad cultural.
La conferencia se llama: «¿Por qué celebramos 120 años del budismo zen en América del Sur?» Cuando hablamos de budismo zen, no voy a abundar en qué cosa es el budismo ni qué es el zen, pues hay otros oradores invitados que ya han tocado este punto. Voy a hacer referencia a los hechos históricos sobre el budismo zen en América del Sur, desde la visión de la escuela soto shu del budismo zen del budismo japonés. Parte de esta historia la hemos publicado en un libro cuando se conmemoraron los 110 años del zen en América del Sur, y voy a basarme en la documentación que hemos recogido para la investigación de este libro que hemos publicado.
Entonces, no solamente era difícil la vida para los trabajadores, sino que les explotaban. Porque al principio trabajaban por hora, pero después los obligaban a trabajar por cuotas, por producción, y tenían que trabajar más para ganar lo mismo. Y lo poco que ganaban podían gastarlo exclusivamente en las tiendas de la compañía, que les vendía los alimentos, pero a unos precios tan caros que siempre terminaban en deuda con el patrón. No solo eran trabajadores explotados sino, además, extranjeros que no conocían el idioma, sin derechos, explotados y teniendo una religión distinta. Y cuando alguien fallecía, no les dejaban enterrarle en el cementerio porque no era cristiano.
Fue mucho el sufrimiento de estos trabajadores, y por eso hubo mucha preocupación en Japón por el destino y las condiciones de vida de aquellos emigrantes. Y por eso en el año 1903 llega el segundo contingente de inmigrantes japoneses, incluyendo familias, pero además un monje zen, para ayudar y dar apoyo a todas esas familias que estaban sufriendo. En las fotos de aquellas familias se aprecia cómo los niños también tenían que trabajar, las mujeres igualmente. Miren cómo mientras los hombres están haciendo el trabajo pesado, las mujeres están ahí y los niños también tienen que trabajar.
El primer monje zen que llega a América del Sur es el venerable Taian Ueno, monje de la escuela soto shu. Llega el 29 de julio de 1903. Aquí lo ven, al venerable Ueno vestido con traje y sombrero. ¿Por qué? Porque tiene que vestir como occidental para que no lo discriminen. Si él se vestía con su ropa de monje, lo más probable era que lo discriminaran y lo maltrataran por ser un «pagano».
Así que él empieza su labor misionera con los trabajadores japoneses. Y en 1907 funda el primer templo zen de América del Sur. Y junto al primer templo zen funda la primera escuela primaria para los niños de los inmigrantes en Perú. O sea, el mismo año no solo edifica templo sino también escuela. Eso tiene mucho que ver con la ponencia anterior, respecto a la importancia de la educación para el budismo. En la primera foto [foto abajo] se ve una ceremonia budista, con las ropas tradicionales, y el primer edificio del templo Jionji, y luego hay ceremonias un poco más modernas, hechas en los cementerios para los japoneses.
Luego de Taian Ueno sensei hubo otros monjes que le sucedieron en ese mismo templo. Pero hay un evento que todos conocemos y es la Segunda Guerra Mundial. Y en la Segunda Guerra Mundial, Perú le declara la guerra a Japón. Y por eso muchos inmigrantes y trabajadores de origen japonés son enviados a campos de concentración, y sus tierras son o confiscadas por el gobierno o simplemente abandonadas. Y lo mismo sucede con el templo; este fue cerrado y las actividades budistas fueron prohibidas. Por eso esta historia es desconocida para la mayoría de la gente.
Más adelante, en los años ochenta la soto shu retoma la actividad misionera en Perú, en ese mismo templo. Esta es una foto [fotografía arriba] de la venerable Jisen Roshi con la sangha de practicantes peruanos en el templo Jionji. La difusión del zen en Perú se ve detenida durante la posguerra, pero continúa en Brasil. Y el budismo zen tiene gran crecimiento en Brasil con el impulso de la comunidad japonesa. Y así tenemos templos en los años 50 y 60 que pertenecen a la comunidad japonesa, y diversos maestros japoneses continúan su trabajo misionero allí. Y a partir de los setenta comienzan a integrarse practicantes que provienen de familias que no son tradicionalmente budistas, ni pertenecen a la comunidad japonesa. Así que al principio tenemos templos que pertenecen a las comunidades asiáticas, niponas, pero poco a poco van surgiendo otros templos de gente específicamente interesada en el zen. Entonces tenemos ya templos y maestros budistas que no son japoneses, pero enseñan zen, y centros de práctica del zen aparte de los templos, y eso por toda Sudamérica.
Esta es una foto del templo Jionji actualmente.
Y esta es una foto [abajo] de la primera escuela de inmigrantes japoneses, en 1907, con niños japoneses.
Y esta [abajo] es la misma escuela en la actualidad: es una escuela primaria pública que tiene el nombre de un monje zen «Taian Ueno», y los niños peruanos van a esa escuela. Ese también es el legado de la obra de ese monje. Claro, ya no hay niños japoneses, la mayoría son peruanos.
Y esas [imágenes abajo] son algunas de las actividades que se realizan en el Perú: por ejemplo, la celebración del Vesak, en japonés Hanamatsuri, y los coros de cantos budistas, la práctica zen con niños; y también algo que se está haciendo mucho por toda América del Sur en muchos grupos budistas, y que son las meditaciones al aire libre, especialmente debido a la pandemia. Otra actividad que hacemos es la de contar historias sobre el zen.
Quiero explicar en resumen qué es el Encuentro Zen Latinoamericano. Porque el zen ya no es solamente budista, sino que hay zen practicado por personas laicas sin una filiación religiosa, e igualmente por católicos y cristianos. También por personas de otras culturas y de otras tradiciones sapienciales. En ese Encuentro Zen Latinoamericano nosotros procuramos integrar esas sabidurías, y la mejor imagen [abajo] es una donde aparecen maestros de zen de Chile, Argentina, Perú, Colombia, que están reunidos y aprendiendo de los niños de la comunidad de los chincheros en Cuzco. Porque la sabiduría no es patrimonio exclusivo del zen o del budismo, sino que podemos encontrar sabiduría en todos los seres que nos rodean, incluso en esos niños que nos enseñan sobre su tierra y nos muestran sus danzas, sus comidas, nos enseñan su idioma. Como practicantes o maestros zen no somos superiores, ni venimos a implantar o evangelizar mediante el zen, sino que somos capaces de aceptar esa sabiduría por la iluminación de todos los seres. Y aquí abajo está Isshin sensei Havens, una maestra zen de Porto Alegre, Brasil. Isshin sensei nos enseña que el humor es también parte de este camino, de esta práctica, y por eso está haciendo una ceremonia con payasos. [foto abajo, cuarta imagen].
Esta es, simplemente, una breve muestra sobre cómo el zen está evolucionando en América Latina. Para los que quieran saber más sobre el panorama actual del zen en Latinoamérica hay un artículo que salió publicado este año en la revista de la escuela soto shu, en donde hablo sobre el Encuentro Zen y sobre el estado actual del zen en nuestro continente [https://www.sotozen.com/eng/dharma/pdf/49e.pdf]. Y el próximo paso: voy a cerrar con una frase de mi maestra, sobre el zen. «A los pies del Buda, pero los pies del Buda van paso a paso». Entonces el zen está tomando una forma muy diversa, muy rica, y tiene el potencial de enriquecer la práctica y también tiene el potencial para madurar en América del Sur. Y ella dice: «Antes de correr hay que saber caminar, y antes de caminar hay que ponerse de pie». Así que tenemos que ir paso a paso en este camino del budismo. Muchas gracias.
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