Ideas budistas sobre las causas psicológicas de las disputas y los conflictos

DIPEN BARUA 

Escultura tallada en roca de la Rueda de la vida en Dazu, China. Fuente: yourenotfromaroundhere.com

Según el budismo, las disputas y los conflictos aparecen cuando nos falta la comprensión de la verdadera naturaleza de las cosas. Todos estamos sujetos a la ignorancia y por lo tanto percibimos y proyectamos en los fenómenos efímeros cualidades tales como «perenne», «independiente», «deseable» e «indeseable». Llegamos a contemplar estos fenómenos como aspectos consustanciales a nuestro «yo». Esta falsa idea del yo nos empuja a buscar una satisfacción sensorial a través de aquellos fenómenos, o bien nos empuja a impedir que otros obtengan la misma satisfacción.

El Madhupindika sutta (Discurso de la bola de miel) del Majjhima Nikaya muestra cómo, desde tiempos inmemoriales, las personas no iluminadas se han enredado en un sin fin de impulsos que los llevan al conflicto. Según este texto, los factores que generan el conflicto son dos. En primer lugar, los individuos mundanos que no han recibido instrucción en la enseñanza del Buda se enredan en pensamientos insanos y necios. En segundo lugar, estos pensamientos conducen a la proliferación mental, la cual, a su vez, conduce a la envidia y a la avaricia cuando una parte percibe que la otra parte posee una cualidad u objeto que ella desea intensamente y contempla al otro como un dueño inmerecido. Un sentido de injusticia equivocado surge entonces de los mismos procesos que conducen a la percepción sensorial.

En este sentido, se puede decir que todas las actitudes autodestructivas y todas las hostilidades derivan de las impurezas o kilesas: codicia (lobha), odio (dosa) y confusión (moha). Estos tres tipos de impureza han echado raíces profundas en la consciencia humana. Todavía peor, estas impurezas constituyen raíces insanas que se retroalimentan, las cuales condicionan nuestros hábitos emocionales y cognitivos, conduciéndonos a implicarnos en acciones insanas. A causa de la codicia perseguimos objetivos mediante la agresión, la coerción y las amenazas. A causa del odio perpetramos violencia contra aquellos que no nos gustan. Y a causa de la confusión nos conformamos con ideas convencionales y no-iluminadas sobre lo que constituye la paz.

La paz significa cosas diferentes para personas diferentes, pero como resultado de opiniones divergentes que son debidas a las impurezas, desarrollamos una «mente mal dirigida» con «atención inapropiada» (ayoniso-manasikara), que nos conduce a justificar y a racionalizar nuestros prejuicios y sesgos como verdades absolutas. Todas las disputas se ven como maneras inevitables para imponer un punto de vista dogmático al tiempo que se pasan por alto las propias ideas erróneas. Es por esto que el Alagaddupama sutta (Discurso del símil de la serpiente) del Majjhima Nikaya discute del siguiente modo los peligros de aferrarse al dogma:

«Algunos hombres errados aprenden*[i]la [enseñanza] del Dhamma — discursos, estrofas, explicaciones, versos, declaraciones solemnes, dichos, historias de nacimientos, hechos maravillosos y respuestas a preguntas— pero habiendo aprendido el Dhamma, no examinan el sentido de aquellas enseñanzas con sabiduría. Al no examinar el sentido de aquellas enseñanzas con sabiduría, no alcanzan un aprendizaje profundo de ellos.

El anterior pasaje es relevante cuando pensamos en quienes albergan codicia, odio y confusión. Estas emociones se intensifican cuando se concentran en un objeto impuro de la mente y quien sostiene estos pensamientos se adhiere firmemente a opiniones dogmáticas que consideran el resto de alternativas como inferiores. Por lo tanto, cuando los individuos se involucran en conflictos, quedan atrapados en agravios, hostilidad, grosería, celos, avaricia, engaño, deshonestidad, malicia y puntos de vista erróneos.

Las disputas externas, las batallas y los conflictos bélicos, reflejan las guerras internas entre personas. Los celos y la avaricia contribuyen a la inseguridad personal, que afecta al equilibrio de la paz social. Son las causas fundamentales del conflicto en los factores individuales de la personalidad y en las relaciones interpersonales. Según la teoría budista de la originación en dependencia, los celos conducen a las condiciones para los conflictos, particularmente en la mente. Los celos son el estado mental en el que un individuo está insatisfecho con el bienestar de otro y cree que la otra persona no merece tal felicidad. En este sentido, desde la perspectiva budista, el conflicto se entiende como algo predominantemente psicológico, cuya manifestación son acciones físicas, verbales y mentales.

a naturaleza del conflicto se trata a partir de la teoría de la originación en dependencia:

Condicionadas por la ignorancia [se originan] las construcciones intencionales, condicionada por las construcciones intencionales [se origina] la consciencia, condicionado por la consciencia [se origina] el organismo psicofísico, condicionadas por el organismo psicofísico [se originan] las seis bases sensoriales, condicionado por las seis bases sensoriales [se origina] el contacto, condicionada por el contacto [se origina] la sensación, condicionado por la sensación [se origina] el deseo, condicionado por el deseo [se origina] el apego, condicionado por el apego [se origina] el devenir, condicionado por el devenir [se origina] el nacer, condicionados por el nacer se originan el envejecer, el morir, la pena, el lamento, el dolor, la frustración y la tribulación. Así es el origen de todo este montón de sufrimiento. Esto se llama, monjes, la originación en dependencia (SN 12:1; II 1-2) (Bodhi, Bhikkhu. EN PALABRAS DEL BUDDHA, Ed. Kairos, 2019, 538.

Rueda de la vida tibetana. Fuente: pinterest.com

Este pasaje ilustra cómo los conflictos se intensifican y aumentan. Cuando la gente está ya atrapada en la peleas, insultos, injurias y mentiras, poca cosa es suficiente para que el conflicto explote en comportamientos violentos. Cuando el conflicto está en su punto álgido de intensidad, el individuo está completamente irado. Entonces piensa: «Soy poderoso y quiero poder.» (véase Bhikkhu Bodhi y Bhikkhu Ñāṇamoli 1995: p. 291). Cabe señalar que las tres puertas: cuerpo, palabra y mente, están profundamente arraigadas y sirven de acceso para los tres venenos: codicia, odio y confusión.

¿Cómo mantenemos una harmonía duradera en comunidad? Para encontrar algunas respuestas a esta pregunta debemos acudir a la literatura budista. Las escrituras budistas describen cuatro estados cardinales, llamados «cuatro moradas sublimes» (brahma-vihara): el amor benevolente (metta), la compasión (karuna), la alegría altruista (mudita) y la ecuanimidad (upekkha). Estos cuatro estados son contemplados como las más altas condiciones para el bienestar individual y social, y son los mejores antídotos contra los tres venenos.

Amor benevolente

El amor benevolente es un estado mental positivo en el que la persona muestra una infinita consideración y una preocupación imparcial hacia el prójimo, pero no lo hace con apego. Es una forma de amor altamente agapea. Es también completamente ecuánime y no marcada por la pasión. El amor benevolente es incluso para los enemigos. El Buda respondió con metta cada vez que fue atacado por Devadatta, su propio primo hermano y cofrade monástico. Practicar metta no significa convertirse en un felpudo; la compasión es la única vía para romper el ciclo de destrucción y venganza. Como reza el quinto verso del Dhammapada, el odio no cesa con más odio, sino con amor (na hi verena verāni sammantīdha kudācanaṃ/ averena ca sammanti esa dhammo sanantano).

Compasión

La compasión es la respuesta correcta a la miseria y a la desgracia. Es la chispa para crear un mundo mejor.  El Kutadanta sutta del Majjhima Nikaya destaca el valioso consejo dirigido al rey Mahavijita. Aquí el brahmán Kutadanta exhorta al rey a distribuir los abundantes recursos del reino, proveyendo comida a granjeros y capital a los mercaderes. La pobreza es percibida como una fuerza perniciosa que puede ser aliviada mediante la compasión y el gobierno sabio. La soberanía nacional y la estabilidad social no deben ser nunca utilizadas como escudos o excusas para mirar hacia otro lado cuando hay sufrimiento. Esto resuena con el énfasis que pone el Buda en trascender el espíritu de hermandad que se limita a una sola comunidad y practicar una compasión universal (mahā-karuna) sin fronteras.

Alegría altruista

La alegría altruista es el antídoto definitivo contra los celos. Se refiere al regocijo en la felicidad de los otros y en el sentirse contento por ellos, junto a ellos. Los éxitos y alegrías de los demás se toman como los de uno mismo. Al fin y al cabo, si no existe un yo inherente a uno mismo, ¿entonces por qué una felicidad individual debería estar atomizada como “la suya”, como si hubiera fronteras delineadas? En vez de menospreciar o invalidar los éxitos de la otra gente, deben ser tomados como ejemplos para el propio viaje vital y el propio trabajo personal.

Ecuanimidad

La ecuanimidad es una expresión de sabiduría noble y extraordinaria. Aunque tal característica es más prevalente entre los arahants, los cuales han eliminado completamente todos los estados insanos, puede también darse en el comportamiento de personas convencionales y funciona como un antídoto contra el prejuicio y la discriminación.

La paz, según las enseñanzas del Buda, es una cualidad subjetiva que aparece cuando un individuo puede manifestar la erradicación de la codicia, el odio y la confusión. Por lo tanto, el budismo enfatiza la «paz interior» (ajjhatta-santi), que es un resultado de la completa cesación de las impurezas. A causa de ello, el Buda pone más énfasis en el aspecto subjetivo de los principios morales que en las meras actividades externas encaminadas a cambiar la sociedad. Aun así, estos cambios psicológicos a nivel interno, siempre que se dirigen al exterior, tienen el potencial de transformar radicalmente el mundo de una forma positiva.


[i] En el original en pali se da un juego de palabras entre aprender (una enseñanza) y aprehender, es decir agarrar (a una serpiente). N. del T.

El Dr. Dipen Barua es profesor honorario en el Centre for Buddhist Studies de la Universidad de Hong Kong. Ha publicado un libro y varios artículos en bengalí e inglés sobre temas como los estudios budistas, la situación de la mujer, el budismo en el sur y sureste asiático y el patrimonio cultural.

Leave a Reply

Captcha loading...