Entrevista al maestro Densho Quintero de la Comunidad Soto Zen de Colombia: el budismo y la acción social. Primera parte.

ÁNGELA MARÍA ZARAMA SALAZAR

ÁNGELA MARÍA ZARAMA SALAZAR: Una de las dudas que me dejó la tesis fue qué relación hay entre el budismo y la acción social, porque muchas veces nos dicen «el budismo es individual» y «el budismo eres tú», pero cuando empiezas a mirar el proceso histórico del budismo es distinto, por ejemplo, está la escuela mahayana. Además, hay mucha gente que me decía «cuando yo me siento a meditar, medito no solo por mi bienestar o por acabar con mi sufrimiento; sino con el de todos los seres, incluidos humanos, animales… Pero ¿existe? ¿Podemos decir que hay una acción? Porque también hay una mirada pasiva dentro del budismo. Entonces mis preguntas serían, uno, ¿podemos decir que hay acción? Y dos, ¿podemos decir que hay una acción social? ¿cómo sería esta?

Maestro Densho Quintero. Fuente: https://www.facebook.com/Densho-Quintero

DENSHO QUINTERO: Ahí hay dos cosas que me parece muy importante aclarar desde el comienzo, y es que en nuestra práctica lo más importante es que despertamos a la interdependencia. Si todo en el universo está interconectado entonces todo lo que nosotros hacemos tiene consecuencias sobre nosotros y sobre el universo entero. Porque ahí en el Avatamsaka Sutra, en el budismo mahayana, se habla de la red de interdependencia. Todo existe como una gigante red, como una telaraña gigantesca donde todo está interconectado. Cada nudo de esa red pues es un fenómeno que existe, pero si tú coges la red por un nudo, coges toda la red. Entonces entendemos que afectamos el universo entero.

Es así como, en nuestra práctica de zazen despertamos a esa realidad absoluta que es la interdependencia y la impermanencia, las características de la realidad absoluta. Nosotros despertamos a esa realidad de interdependencia y entonces somos conscientes de cómo nuestros actos afectan a los demás. Y no sólo eso, sino también que todo lo demás es también parte de nosotros, porque todo está interconectado, no existimos como entidades separadas, independientes. En la charla del zen y acción social que di en el museo, por ejemplo, hablé de eso con la famosa frase de Carl Sagan que dice que somos polvo de estrellas, porque si hace mil millones de años supernovas gigantescas no hubieran explotado, pues no habría llegado el hierro, el fósforo, el calcio, el magnesio a la Tierra. Y dependemos del aire, de la tierra, de la gravedad, del Sol, de la Luna y de todo, entonces estamos interconectados; pero no somos conscientes de cómo nuestros actos afectan a los demás.

Por otro lado, la enseñanza fundamental del budismo es ayudarnos a comprender las causas del sufrimiento y cómo modificar las raíces de ese sufrimiento que producimos en nosotros y en los demás. Entonces la palabra karma, por ejemplo, no significa el castigo de los dioses, como ya debes saber, sino que es acción, es acción con una intención. Dependiendo de la intención que tienen nuestras acciones, producen un resultado: si nuestras acciones están dirigidas por la ignorancia, el resultado es el sufrimiento; si nuestras acciones están dirigidas por el despertar, el resultado es bondadoso, bueno para aliviar el sufrimiento de los demás. Tercero, nosotros hacemos el voto de liberar a todos los seres. Partimos del hecho de que, si todo está interconectado, con un solo ser que no esté liberado, pues nadie está liberado. De modo que, debemos ser los últimos en pasar de la orilla del samsara a la orilla del nirvana para parar el sufrimiento de los demás. Partiendo de eso, nuestra actividad de la vida cotidiana busca reflejar nuestra comprensión de la vida, del dharma, de la práctica en la cotidianidad, cómo expresamos esa comprensión de interdependencia y de impermanencia en lo que hacemos y cómo somos coherentes con nuestro voto de aliviar el sufrimiento de los demás. Si no, seguimos actuando desde la ignorancia causando sufrimiento.

Fotografía de Comunidad Soto Zen de Colombia. (Bogotá, 2016). Zazen al Parque Simón Bolívar. Recuperado de https://www.facebook.com/sotozencolombia/photos

Entonces, en realidad, no podríamos hablar de acción social porque son las acciones naturales, no es algo separado de nuestra expresión de la comprensión profunda de la vida, por lo que hay muchos puntos en los que debemos estar atentos. El maestro Dogen nos enseña, por ejemplo, que hay cuatro puntos, cuatro acciones, que debemos cultivar para aliviar el sufrimiento de los demás. La primera es la generosidad: debemos ser generosos, pero no solo generosos con los recursos. No se trata solamente de decir «esto me sobra, entonces doy algo», sino entender que la generosidad parte del hecho de que no hay un yo realmente que posea algo, no hay algo que podamos poseer porque la naturaleza está en permanente transformación. La generosidad simplemente es dejar que las cosas pasen a través de uno para llegar a otros. Pero también debemos ser generosos con el tiempo, con la presencia, con la escucha. Porque si uno no escucha con el corazón, sino con la cabeza, no se entera, no conoce a la otra persona.

La segunda es la palabra amorosa: cómo hablamos, qué es lo que decimos, cómo lo decimos y cuándo lo decimos: si lo que decimos es oportuno, si beneficia a alguien, si es verídico. Porque ahora en esta época de la posverdad en la que la gente repite de manera inconsciente cosas que le han sido dichas, se repite y se repite. Debemos ser amorosos con el lenguaje para expresarnos, por ejemplo, evitar el matoneo. Hay veces que el sarcasmo puede ser profundamente hiriente, así que debemos dirigirnos a los demás con palabras amorosas para aliviar el sufrimiento.

La tercera es la acción amable: realizar acciones amables es aliviar el sufrimiento de los demás y tiene que ver concretamente con todo lo que hacemos para aliviar el sufrimiento. Pero una cosa muy bonita de la acción amable es que la bondad es contagiosa y eso es una cosa que siempre procuro mencionar en mis charlas.

Por ejemplo, una persona que recibe una acción bondadosa se siente muy bien, un nivel de bienestar apacible enorme; pero la persona que hace la acción también experimenta el mismo nivel de alegría y de paz; y lo increíble es que cualquier persona que vea la acción bondadosa, tambien. Hay veces que ves acciones bondadosas y te conmueves.

Fotografía tomada de Daishinji Zen Soto. (Bogotá, 2021). Práctica de zazen hoy en el Templo Daishin, en celebración de la Transmisión del Dharma de Dairen Jácome. Recuperado de https://www.instagram.com/daishinjisotozen/

AMZ: Entonces, ¿qué hay que hacer? Porque a mí me ha pasado que siento esa bondad y pienso «no quiero que esa bondad o ese sentimiento parta desde el ego». A veces uno se plantea: «quiero sentirme bien, pero no quiero hacerlo desde el ego». Y ahí surge un conflicto interno.

DQ: Claro, uno tiene que empezar por no esperar nada a cambio, porque, por lo general, cuando uno realiza una acción bondadosa, espera que se la agradezcan. Empezar por ahí, realizar la acción y soltar para no engancharse con los resultados. Tú te acuerdas lo que dijimos en la charla de introducción [Introducción al zen en la comunidad Soto Zen], que nuestra práctica no tiene objetivo porque cualquier objetivo que tengamos estaría enmarcado por las necesidades del ego. En cambio, si uno realiza la acción simplemente por la acción misma, sin esperar ningún resultado, y después la suelta, no le está repitiendo a todo el mundo lo buena persona que fue, ni la buena acción que hizo, ni nada. Lo importante es eso, no engancharse en el resultado, no esperar agradecimientos, ni elogios, ni nada de eso.

Y la cuarta acción es el reconocimiento de la individualidad y del valor del otro. Eso es muy importante entenderlo, que cada uno de nosotros ha construido su propia realidad, su propio mundo, que es igual para todas las personas. Así, cada uno tiene su propia manera de ver la realidad y nadie puede verla desde la perspectiva del otro; pero sí podemos desarrollar la empatía, la alteridad, para comprender de alguna manera. Para ello primero debemos reconocer su independencia, su individualidad y saber cómo respetar esa construcción de ese mundo completamente único, su visión única del mundo. Ahí hay una frase de un maestro que yo repito mucho y es: todo lo que tú crees, todo lo que tú piensas y todo lo que tú das por hecho está muy bien; pero en algún lugar del mundo hay alguien que piensa todo lo contrario y también tiene la razón. Por eso hay que empezar a incluir a los otros en nuestras acciones. Esto [la práctica] cómo se traduce en respeto por las otras personas, por los demás seres, por la naturaleza, porque lo que hagamos con la naturaleza afecta a todo el mundo. Estas son las acciones y no son extraordinarias como acción social, sino que expresan la comprensión del dharma y en dirección del voto de aliviar el sufrimiento de los demás.

AMZ: Sí, podríamos decir que no existe la división entre acción individual y acción social, pero también hay que reconocer la individualidad del otro. Creo que es complejo, porque pasa por reconocer que todos somos parte de algo y que todo lo que yo haga va a afectar al otro, pero también reconocer que ese otro existe, no darlo por hecho.

DQ: Y esto se fundamenta en una enseñanza del budismo que habla de la realidad fenoménica, de la realidad individual y la realidad absoluta. Desde la perspectiva de la realidad individual somos completamente independientes; pero desde la perspectiva de la realidad absoluta somos completamente interdependientes. No podemos estar fuera de esa realidad, nada existe por fuera de la realidad absoluta. Así nuestras acciones individuales, desde la comprensión profunda de la práctica, repercuten en el universo entero y, a través de esa conciencia y de esa intención que le damos a nuestras acciones, podemos ayudar a liberar el sufrimiento de los demás. Ese es el sentido profundo de la acción social de la que hablamos.

AMZ: Y digamos ya tenemos esta acción, pero ¿esta acción se reduciría a la meditación o qué rol tiene meditar? ¿Cómo se puede ir más allá de la sangha, de la comunidad o de tu centro? Creo que la meditación con la comunidad es algo muy importante, fue algo que yo noté cuando hice la tesis, todos me decían «está bien que medites por tu lado, pero meditar con tu sangha te hace darte cuenta de esa interconexión, de ese todo». Es como proyectarse. Entonces, ¿cómo ir más allá de esa sangha? ¿Y qué rol tiene esa meditación para la acción social? O la acción, no le digamos social…

Fotografía tomada de la entrevista realizada por Angela María Zarama al maestro Densho Quintero. (Bogotá, 2021).

DQ: En el zazen, nuestra práctica de meditación en la tradición soto zen no es una práctica para alcanzar algo. Nosotros no practicamos para competir, para convertirnos en budas. Practicamos Buda sentado, practicamos el despertar. ¿Y qué es despertar? Despertar es abrirnos a esa realidad en donde todo está interconectado, en donde no existimos como entidades separadas. Así, en el zazen mismo despertamos a la realidad absoluta, porque ni siquiera hay un yo que esté haciendo algo, sino que simplemente estamos sentados, sin buscar nada, sin buscar ningún provecho. Entonces es la realidad misma la que despierta, porque ya no hay un yo que la obstruya, ya no soy yo con mis ideas, mis conceptos, el que está filtrando la realidad.

Entonces la sangha como tal es como un atanor de un alquimista, el horno donde se produce la transformación, o un útero. En la sangha ponemos en práctica el respeto por el otro, el cuidado con los objetos. Nuestra práctica misma expresa esa comprensión de la interdependencia. Es como el laboratorio donde realizamos el cambio y luego cómo expresamos eso en la vida cotidiana, incluso con personas que no practican. Porque no se trata de sólo ser buenos con los amigos de la vida, sino de cómo proyectamos eso. Si nuestra práctica no se traduce realmente en relaciones sanas o por lo menos en intenciones bondadosas, pues hay algo que estamos haciendo mal. Porque estamos usando la práctica como una herramienta para nuestro propio beneficio y no como una herramienta de bodhisattva para aliviar el sufrimiento de los demás.

Yo tengo un hijo y si, por ejemplo, me echo todos estos rollos en público sobre la bondad y la acción social, pero llego a mi casa y soy un padre tiránico o un esposo violento, pues ¿qué estoy haciendo? Mi práctica no se traduce en mis relaciones con los demás. O también si no cuido los desperdicios, a dónde van los desechos, cómo utilizo la energía, cómo hago todo ese tipo de cosas en mi vida cotidiana. Las relaciones deben ser un reflejo de esa expresión de la práctica o, si no, todo se queda en una actividad como ir a jugar cartas con los amigos los jueves. Fíjate, por ejemplo, que la Sotoshu tiene 17 puntos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible muy claros y, también, tiene cinco puntos del Plan Verde con respecto a la naturaleza.

Entonces esto no es una cosa que nosotros nos inventamos, sino que nosotros estamos siendo consistentes con las enseñanzas de la escuela. No todo el mundo lo hace, y no quiero decir que todo el mundo tenga que hacerlo. Pero nosotros viviendo en un país como Colombia, con tanto sufrimiento, un sufrimiento que está en la puerta de nuestras casas, de nuestros templos; si no hacemos algo pues simplemente nos vamos a quedar como un grupito aislado que hace una cosa rara. Pero, ¿cómo se traduce eso? Nosotros queremos realmente que nuestra práctica se exprese, y por eso tratamos de hacer acciones concretas, precisamente para expresar esa comprensión.

Pueden leer la segunda parte de este artículo aquí

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