El que quiera que pueda. Segunda parte.

Imagen del documental El arte de plantar semillas

¿Cómo abrir la oportunidad para difundir el Dharma?

Venerable lama Rinchen: Una de mis principales tareas es, dentro de lo posible, la de no desperdiciar oportunidades. Eso significa considerar que nosotros no somos misioneros ni intentamos llevar el budismo hacia las personas predicando su excelencia, pero si hay un interés genuino de parte de los practicantes, mi deber es favorecer todas aquellas instancias a mi disposición para aportarles a las personas los recursos necesarios con el propósito de que logren lo que ellos desean a nivel espiritual.

Si el Dharma va a establecerse en Latinoamérica, con gran probabilidad lo hará únicamente a través del empeño y la confianza de dos o tres individuos. Es decir, puede haber miles de personas interesadas en recibir enseñanzas o en ampliar sus lecturas o en realizar prácticas meditativas, pero no necesariamente eso hace que sea posible formar una comunidad sostenible o duradera.

Por lo general, a través de mi experiencia, he podido comprobar que la fuerza de una comunidad depende de los pocos valientes que abren camino y consolidan una base firme para que el Dharma se establezca sólidamente. Es su compromiso el que logra resultados, gestiona las condiciones para establecer un centro de enseñanza de dharma, consigue un terreno o una casa o sostiene la publicación de libros budistas a través de una editorial. Esas dos o tres personas suelen ser las que marcan la diferencia. Es su voluntad y su decisión lo que marca la diferencia. Siempre que podamos debemos garantizar que todos los que quieran puedan acceder a las enseñanzas del Buddha beneficiándose con su método de transformación.

Es por esta razón también que, cuando me invitan a asistir a un sitio o al participar de alguna actividad organizada por la Fundación Sakya o, por alguna universidad, a través de Paramita, hago todo lo posible por asistir y dar las enseñanzas que están siendo requeridas por ese público, brindando todo aquello que esté a mi disposición en ese momento y a mi alcance para ello. Lamentablemente, cuando escojo una actividad que creo que será de beneficio para varias personas, debo declinar otras invitaciones que también están inspiradas en generar beneficio, debido a la falta de tiempo en mi agenda y a mi incapacidad para multiplicarme. Así que, en la medida de nuestras posibilidades, debemos apoyar iniciativas que llamen la atención del mayor número de personas posible y que impacten con precisión en las personas.

Imagen del documental «El arte de plantar semillas»

¿Cómo llega el Dharma a un lugar?

VLR: A grandes rasgos, el arribo del Dharma a un lugar tiene que ver con la urgencia. Si tú tienes un dolor muy grande, sueles buscar a un especialista o a un médico para mitigarlo. Y, si es domingo, y estás de vacaciones, de igual manera, tocarás la puerta y el timbre de ese médico porque tienes un padecimiento y necesitas de una solución a tu problema.

Entonces, por ejemplo, algo similar ha ocurrido con la proliferación de los círculos de estudio y grupos de Paramita de estos últimos años. Lo que hemos intentado hacer es, básicamente, cubrir una necesidad cada vez más creciente a nivel espiritual en la comunidad de practicantes. Y en la de aquellas personas que nunca habían escuchado hablar de Dharma, del Buddha o de una práctica meditativa hasta hace unos pocos años.

En la medida en la que las personas comprenden el Dharma —al menos esa ha sido mi experiencia— van descubriendo lo que está en juego y de una manera orgánica hay un cambio en sus vidas para mejor. Al despertar a las enseñanzas del Buddha, por afinidad, crean comunidades espirituales que pueden aportar mucho valor a los practicantes. Gracias a esta organización y sinergia entre las personas, esta puede aprovecharse potenciándose al inspirar o al practicar.

En otros casos, el Dharma pasa a ser el centro de referencia de estas dos o tres personas excepcionales a las que aludí anteriormente y, de quienes, de una forma altruista, quieren beneficiar a los demás. Entonces, para esta clase de personas no es suficiente conocer el Dharma, estudiarlo o incluso meditarlo. Ellos se vuelven responsables para proteger el Dharma como un recurso para las futuras generaciones, y hacen todo lo posible para que otras personas tengan la oportunidad de florecer en el camino».

Imagen del documental «El arte de plantar semillas»

Nuevas perspectivas

Cuando le pregunté al Venerable Lama Rinchen acerca de su proyecto en la difusión de las enseñanzas y el valor de los documentales a futuro, respondió de la siguiente manera:

VLR: Si nosotros queremos darles a las personas la oportunidad de apreciar el Dharma, es importante que puedan tener distintas vías de acceso a esta realidad y para ello «lo tienen que ver».  Vinculado a esto, viene a mi memoria algo que me gustaría compartir y que, en otro momento, compartió conmigo Khenpo Pema Wandgak (Tíbet, 1954), mi primer Maestro, formado también en la tradición Sakya. Él vive hace muchos años en Nueva York —el lugar en el que nos conocimos— cuando yo era joven y donde también yo vivía.

Hace algunos años, él ya tenía la idea de crear un grupo mediático asociado al budismo, ya que actualmente —como sabemos— la mayoría de nosotros no podemos considerarnos libres pensadores. Es decir, de manera permanente estamos influidos por nuestro entorno y por todo lo que vemos alrededor de nosotros.

En este momento, bajo un modelo mediático, hay muchos intereses creados que compiten por nuestra atención. Si damos un paso, hay desde imágenes de modelos con cuerpos muy definidos y estilizados, imágenes de marcas de ropa, equipos de fútbol, coches, bebidas alcohólicas o partidos políticos que permanentemente están captando nuestra atención y bombardeándonos con mensajes nocivos.

A veces, ni siquiera tenemos que dar un paso y ante nuestra vista en una pantalla llega el mundo a través de fragmentos e imágenes. Creo que el documental, así como otros medios de expresión artística, puede permitirles a las personas acercarse al Dharma y mostrar su valor.

Porque, si las personas no pueden ver el Dharma como una actividad que se acerca ante su mirada, a través de distintos medios, estamos perdiendo una oportunidad muy valiosa. Por este motivo, sin convertir el Dharma en una mercancía o en material de consumo, parte de nuestro hacer dhármico debe ser el favorecer el encuentro entre las enseñanzas y los practicantes, los eventos, la incesante actividad de los maestros y su compromiso, así como el creciente interés que despierta en quienes tienen la preciosa oportunidad de tomar contacto con una tradición milenaria.

Entonces, en lo posible, debemos ayudar a que este tipo de proyecto artístico se difunda y se produzcan más actividades mediáticas como música, literatura o distintas imágenes que representen los valores del Dharma. Nuestro propósito es el de facilitar un encuentro con las enseñanzas para que, todos los que quieran, puedan tener la oportunidad de aprovechar esta preciosa vida a lo máximo.

Imagen del documental «El arte de plantar semillas»

Comentario de la autora

En la búsqueda de un camino espiritual, aquellas personas en los sesentas se encontraron con los grandes tesoros del Oriente. Filosofías totalmente revolucionarias que hace miles de años habían consolidado herramientas para el desarrollo espiritual. En el caso del budismo, la filosofía del Buddha (el Dharma), data de hace 2600 años.

Estas diversas filosofías buscaban la verdad a través del proceso introspectivo, algo totalmente contrario a lo convencional para un mundo que tiene una visión más materialista basada en los logros externos.

Las oportunidades en el desarrollo espiritual, como bien dice el maestro, surgen de una necesidad, de que las cosas que están allá afuera ya no nos satisfacen más y empezamos una nueva búsqueda hacia una respuesta más estable. En tibetano la palabra ནང་པ(ngan pa), define al practicante espiritual, pero su verdadero significado es: el que mira hacia adentro.

La filosofía budista nos dice que tú ya lo tienes todo para encontrarte a ti mismo. La filosofía o el Dharma, es solo un camino para encontrarte a ti mismo, para encontrarte con la verdad de quién eres: todos los seres, incluyendo a los más pequeños insectos, tenemos el potencial de ser Buddha (un ser despierto). Esa es nuestra verdadera naturaleza.

En Europa y Estados Unidos, gracias al movimiento de unos pocos, el Dharma creció; florecieron los centros espirituales de todas las tradiciones, se tradujo una gran cantidad de literatura en inglés, se estableció con la presencia de grandes maestros, quienes a su vez cultivaron discípulos occidentales que han demostrado ser excelentes receptáculos para contener la filosofía del Buddha.

Imagen del documental «El arte de plantar semillas»

En los países de habla hispana el Dharma está recién creciendo. Tenemos la presencia de maestros que hablan en español, la mayor parte de la bibliografía traducida, como se mencionó, viene del inglés. Como una respuesta ante esta limitación se ha creado un centro con cursos y material bibliográfico en español: el Centro Paramita de la Fundación Sakya en España, Alicante, que está bajo la guía de los grandes maestros del linaje de la tradición del budismo tibetano Sakya; y hay otros centros de diferentes tradiciones que también están creando más oportunidades en la región. Gracias a estas iniciativas, ya tenemos el campo fértil donde se pueden plantar semillas para que puedan crecer hermosos árboles con sus frutos.

Podemos ser mejores personas para crear un mundo mejor, podemos alentar a otras personas para que ellos también puedan conquistar el camino hacia una felicidad sostenible que beneficie a todos: incluyendo más seres, trascendiendo las especies, incluyendo más tiempo y espacio para el beneficio de esos seres que están por venir a estos confines.

El trabajo de Lama Rinchen es encomiable, está respondiendo a una necesidad creciente, donde ni siquiera tenemos que ir a buscar a los grandes maestros como lo hicieron los precursores de este movimiento. Nos están ofreciendo todo en una bandeja de plata; ahora a nosotros, los hispanos parlantes, solo nos queda aprovechar las oportunidades.

Esperemos en breve tener la oportunidad de apreciar el documental que nos prepara la Fundación Sakya, con el incansable maestro lama Rinchen Gyaltsen, que ha dedicado su vida al desarrollo espiritual para el bien de todos los seres. Y ojalá también recibamos nuevas noticias acerca de otras piezas de arte y comunicación que podrían motivar a las personas a su acercamiento al Dharma.

«Qué el Dharma pueda crecer y expandirse para el beneficio de todos los seres en los confines del espacio, ¡qué todo sea auspicioso!»

Quisiera agradecer al venerable lama Rinchen Gyaltsen de la Fundación Sakya España, por su constante apoyo, enseñanzas y motivación.