«El néctar de sus palabras reverdece la primavera». Reportaje sobre reciente visita de Bhikkhu Mihita a la Habana
DOUGLAS CALVO GAÍNZA
Durante una semana (20 al 27 de julio del 2023) el venerable maestro Bhikkhu Mihita, ya bien conocido por la audiencia de BDE gracias a artículos anteriores, compartió en La Habana con discípulos budistas locales, familias cubanas, público en general y diplomáticos esrilanqueses, en jornadas donde prevaleció un unánime sentimiento de interés en las enseñanzas del Buda, y de afecto hacia este anciano monje con ya larga trayectoria en la enseñanza del dharma en la Mayor de las Antillas.
Dos días después de su arribo a Cuba, tuvo lugar una ceremonia de Ocho Preceptos en la embajada de Sri Lanka. Esta sede diplomática que ha venido imbricándose crecientemente en la promoción del budismo en la Isla desde el Vesak pasado (a cuya celebración fue invitado el corresponsal de BDE tras entrevistar al activo y experimentado Señor embajador Lakshitha Ratnayake), acogió a unas cincuenta personas que durante ocho horas se imbuyeron de enseñanzas, meditaciones y sabiduría budistas.
La celebración fue reportada en los principales medios de prensa internacionales de Cuba, como Prensa Latina y Radio Habana Cuba, y por diversos medios digitales en español o inglés, incluyéndose algunos muy seguidos en la Isla. Significativas resultaron las palabras del embajador que afirmó: «Hoy somos un pequeño grupo, pero con el apoyo y bendición del Gobierno cubano tengo la esperanza de que el budismo y sus buenas prácticas se desarrollen e incluso podamos tener un templo al igual que lo poseen las iglesias cristianas, católica y ortodoxa, y los musulmanes su mezquita».
Tales deseos son alentadores, proviniendo del plenipotenciario de la nación privilegiada dentro de la antiquísima tradición theravāda. De concretarse esta y otras ideas preconizadas por el veterano bhikkhu (como la creación del Centro Dharma «José Martí», que sería el primero de la Isla), la situación actual del budismo en Cuba, enteramente dependiente del ingenio de sus resilientes devotos, pero con escaso apoyo internacional, podrá ser revertida para beneficio de los budistas y su entorno social.
Además, el Maestro canadiense compartió con personas de diversas tradiciones espirituales. En un encuentro en el Dojo Reiki de La Habana tuvo la oportunidad de explicar preceptos budistas ante un heterogéneo auditorio de más de 30 personas, y que incluía por igual a representantes de otras ramas del budismo (como el Maestro de zen Michel Taihei, entrevistado por BDE en el 2022), y a practicantes de las religiones cubanas de origen africano (sobre todo de la coloquialmente llamada «santería»).
El citado Dojo se ubica en un barrio desfavorecido de la capital cubana, en el municipio de Centro Habana. La gentil presencia del Venerable, perennemente sonriendo y desbordando afecto, causó un efecto tan poderoso en quienes le trataron como sus propias enseñanzas, emitidas con profundas ramificaciones científicas y filosóficas, a la par que en lenguaje sumamente ameno. Ducho en ganarse los corazones de todos con su carisma y compasión, imperturbable ante las dificultades de la vida cotidiana en Cuba – que asumió sin dificultades -, Mihita despertaba comentarios admirativos en varias personas que por primera vez escuchaban sobre budismo en sus vidas, y se referían al monje con frases a la par ingenuas y conmovidas, tales como «¡Qué bien habla este Buda!».
Pero el efecto más hondo fue el dejado en los seguidores del dharma budista en Cuba, y más específicamente entre los integrantes del grupo laico Dhammadasa (al presente, Dhammacāri), autores del primer Vesak panbudista registrado en Cuba, con la asesoría y colaboración del corresponsal de BDE. Con edades promediando los 30 años, los practicantes no escatimaron esfuerzos y sacrificios de toda suerte en el servicio y atención al distinguido visitante, embebiéndose de su sapiencia con radical entrega.
Próximamente BDE transmitirá en su canal de YouTube una entrevista al Venerable Mihita, realizada en su último viaje a La Habana. Por lo pronto, cabe aseverar que todos quienes contemplaron esta visita coinciden en que los tiempos están cambiando para el budismo en Cuba. Incluso siendo una religión absolutamente minoritaria, con todo cada vez resulta menos posible ignorar la marcha ascensional de esa tozuda tradición espiritual, la cual se niega a desvanecerse ante la carencia de divulgación mediática o edificios de culto, y a sucumbir bajo la marea de dificultades cotidianas que anega al panorama circundante. Al revés: convirtiéndose en bálsamo curativo a más de una herida social y familiar, el creciente involucramiento de la juventud en esa espiritualidad oriental resulta evidencia (y promesa) de una firme voluntad de estabilización y permanencia budista en la sociedad cubana actual.
Al regresar a su hogar Bhikkhu Mihita, los ojos de algunos de sus jóvenes discípulos cubanos se humedecían. Quizás tales sentimientos hayan quedado reflejados de manera única en esta poesía del estudiante universitario Lázaro Marrero Sosa:
«El néctar de sus palabras reverdece
La primavera en nuestra mente y corazón.
Nos regocijamos, Venerable señor,
En la dicha infinita de conocerle.
Su luz que ilumina nuestros pasos
En el camino de la noche oscura,
Radiante y alegre refleja lo sublime;
Hay en su enseñanza, el claro de la luna.
Mérito infinito a sus pies se inclina.
Virtud y sabiduría, acompañan al vencedor.
Bondad radiante sea su morada perpetua
Gracias, gracias, gracias Venerable Señor.»
La Habana, 27 de julio 2023.
