El dojo zen de la calle de Montcada de Barcelona

LLUÍS NANSEN SALAS

El maestro Taisen Deshimaru paseando por la calle de Montcada de Barcelona, el día de la inauguración del dojo zen en 1981. Blog de Joshu http://jesusmartinezclara2.blogspot.com/p/textos-sobre-zen.html

Era un sábado por la mañana cuando después de andar el paseo del Born, entraba en la calle de Montcada de Barcelona. A esas horas de la mañana estaba preciosa, una calle estrecha de históricos palacios medievales, el suelo mojado por el riego de los servicios de limpieza, la luz del sol asomando por las callejuelas. Me acerqué hasta el número 31 y llamé al timbre del dojo zen. Un compañero de aikido me había dado una tarjeta con la dirección del dojo y unos horarios. Ya era la tercera vez que lo intentaba, en dos ocasiones anteriores había llegado hasta la puerta y llamado al timbre, pero nadie abrió, el horario indicaba 8:30, pero pasada esta hora no respondían. Esta vez traté de ser más puntual, faltaba poco para las 8:30, y la puerta de la calle se abrió.       

Antes de continuar el relato, dejad que os cuente algo de la historia de este local. Según dicen, en el pasado, el influyente político catalán y químico Heribert Barrera, había tenido aquí su pequeño laboratorio de química, del cual aún quedaban restos cuando, en junio de 1980, Jesús Tenho Martínez firmó el contrato de alquiler. El principal segunda de la calle de Montcada 31 se convertiría en el primer dojo zen de Barcelona, en el que se reuniría el incipiente grupo de seguidores del zen que había empezado a formarse. En 1981, Jesús Tenho y otros invitaron a Taisen Deshimaru a realizar una sesshin en Caldes de Montbui (Barcelona), y visitar el dojo de la calle de Montcada. Ésta sería la única visita de Taisen Deshimaru en España antes de su muerte en 1982.

El maestro Taisen Deshimaru pintando en el dojo de la calle de Montcada la caligrafía «La vía está bajo tus pies» en 1981. Web Centre zen Nalanda: www.nalanda.cat

Entré al edificio y subí por una lúgubre escalera que ascendía hasta una vieja puerta de madera con relieves. La puerta estaba entreabierta y desde el otro lado, sin abrir del todo, alguien me indicaba que iban ya a empezar la meditación, y me preguntaba qué quería.  Expliqué que venía para meditar, y aún sin invitarme a entrar respondió: «Ahora queda poco tiempo para explicarte la postura ¿por qué no vuelves otro día con más tiempo? Tuve que explicar que ya era la tercera vez que lo intentaba y que las otras veces no me abrieron. Justino, que así se llamaba el que me había abierto la puerta, exclamó: «¡¡Ah, eras tú el que llamabas!!! Cuando ya hemos empezado la meditación no abrimos la puerta». Me dejó pasar, pude cambiarme rápidamente y me explicó la postura de meditación en dos minutos. Haber insistido hasta tres veces, según me dijo más tarde, era la actitud correcta para entrar en un templo zen.    

Puerta del principal segunda de la calle de Montcada de Barcelona. Blog de Joshu http://jesusmartinezclara2.blogspot.com/p/textos-sobre-zen.html

Así que finalmente estaba ahí sentado, impresionado por todo lo que me rodeaba, me esforcé como pude en mantenerme erguido en el zafu sin moverme, algo que parecía muy fácil pero que a los pocos minutos se convirtió en un verdadero reto, y no debí hacerlo demasiado bien por los pacientes comentarios que recibí al terminar. Antes de partir, pregunté qué había que hacer para inscribirse. Justino sugería que me lo pensara tranquilamente. Reconocí que había sido duro, pero estaba empeñado en continuar. Sobre la mesa se exponía un libro de Taisen Deshimaru, La práctica del zen, lo cogí un momento, y él me dijo, esto es lo que hacemos aquí, haciendo alusión al libro. Le respondí: «he leído algunos libros de Taisen Deshimaru, es por esto por lo que he venido.» Así empecé la práctica del zen, al principio solo los sábados por la mañana, porque a mi cuerpo le costaba mucho la postura, pero poco a poco se fue acostumbrando y cada vez las sentadas resultaban más placenteras.

Imagen del antiguo Dojo Zen de la calle de Montcada, espacio inaugurado en 1981 por el maestro Taisen Deshimaru. Web Centre zen Nalanda: www.nalanda.cat

Así empecé a asistir asiduamente, y observar más detenidamente la decoración del sitio, con objetos de la temática zen que para el profano parecen muy exóticos, como el mokugyo, un instrumento de percusión de madera con forma de dos peces, o las campanas japonesas. Pero quizás una de las cosas que más me impresionó fue una caligrafía de un dragón que estaba expuesta en la pared. Era una caligrafía hecha con pintura negra sobre una gran placa de madera pintada de blanco. Era una de las caligrafías que Taisen Deshimaru pintó en su visita a Barcelona en 1981. La otra caligrafía, la «vía está bajo tus pies» es la que aparece en la fotografía. Un legado muy apreciado por todos. Los días siguientes me fui integrando poco a poco. Después de la meditación bajábamos a un bar de la esquina a tomar un café con leche, y les fui conociendo poco a poco. Pasaba más gente los sábados por la mañana, pero me queda el recuerdo de Justino y de José, con los que entablé más relación. Un día en lugar de tomar el café donde siempre, fuimos a tomarlo a una plaza no muy alejada, en el bar Joanet de la plaza de Sant Agustí Vell. Allí me contaron que después del café iban a subir a arreglar el nuevo local que había adquirido el dojo. En el dojo de la calle Montcada parecía que las cosas no iban bien [i]y nos íbamos a mudar próximamente a este nuevo local. Unas semanas más tarde, el dojo estaba muy lleno de gente en comparación con otros días, apenas cabíamos en el vestuario. Jose me dijo, en medio del entresijo de monjes cambiándose: «el próximo sábado ya estaremos en Sant Agustí». Quizás ese mismo día se realizó el traslado. A la semana siguiente ya estábamos en el nuevo dojo de Sant Agustí Vell, y ahí estaba todo: los instrumentos, los zafus, los zabutones, y también las grandes caligrafías de Deshimaru que presidían la antesala del dojo, el lugar más amplio y luminoso. ¿Cuáles fueron las razones de la separación entre Dojo Zen Barcelona y Dojo Zen Nalanda? Por parte del Dojo Zen Barcelona, justificábamos que era para seguir más de cerca a los discípulos próximos de Deshimaru en la Gendronnière, centrarnos más en la práctica de zazen y en los retiros (sesshin), mientras que el Dojo Zen Nalanda se orientaba más a promover las artes de la caligrafía, el tiro con arco, la ceremonia del té y se desmarcaba de los retiros (sesshin). Aunque quizás habría también razones de índole personal que afectaran la convivencia. En cualquier caso, y fueran cuales fueran las razones, la separación se produjo, y desde el Dojo Zen Barcelona con cierta alegría a causa del nuevo local. Por el contrario, según he sabido más tarde, en la calle Montcada la separación se vivió de forma más traumática. Cuando en los días siguientes volvieron después del traslado, en el local se percibía un gran vacío, especialmente por la ausencia de las grandes caligrafías de Deshimaru que habían presidido el local durante diez largos años. Eso les produjo una gran desazón, Jesús Tenho consideraba que esas caligrafías debían haberse quedado allí [ii].

Era el año 1992, y en el dojo de la plaza de Sant Agustí iniciaríamos una nueva etapa. El Dojo Zen Barcelona se iba consolidando en su nuevo lugar, aunque no pasaría mucho tiempo sin producirse una nueva ruptura. Esta vez venía desde la sede en Francia. Kosen Thibaut y su sangha se separaban en 1993 del resto de discípulos de Deshimaru, que permanecían unidos desde la muerte de su maestro. Los seguidores de Kosen, habiendo participado algunos activamente en la construcción del nuevo dojo de Sant Agustí, dejaban el grupo para crear uno nuevo en el barrio de Gràcia, el actual dojo Ryokan. Esta separación dejó algo de tristeza. Los practicantes de Barcelona nos llevábamos bien, pero la ruptura en Francia produjo su efecto en cascada.

Estas separaciones en comunidades budistas tan jóvenes hacen surgir preguntas. Resulta difícil comprender el porqué de las separaciones, cuando el proceso espiritual nos lleva a abandonar el ego. Pero se puede entender como una forma natural de crecimiento, igual como se crean los nuevos enjambres de abejas, igual como a algunas plantas les surgen vástagos desde la raíz que pueden trasplantarse a otra tierra. En el budismo la creación de nuevos grupos no se vive como un cisma, sino como un crecimiento natural, cada nuevo maestro crea una nueva comunidad, y así sucesivamente. La estigmatización de las separaciones podría deberse en Occidente a la influencia de la historia de la Iglesia cristiana, en la que las discrepancias se resolvían en la hoguera. En el budismo, aún con excepciones, la diversidad espiritual está más tolerada. Esto es justamente lo que ha permitido al budismo ramificarse tanto, y adaptarse rápidamente a las diferentes culturas y tradiciones. El mejor ejemplo es el de un hijo que al emanciparse abandona la casa de sus padres, para formar un nuevo hogar y una nueva familia. Es un hecho así de natural, el que los maestros formen nuevas comunidades y se acerquen a todos los seres.


[i] Después de la visita de Taisen Deshimaru en 1981 y de su muerte en 1982, que dejó huérfanos a sus discípulos, la sangha se organizó para continuar. En 1983 se inscribieron, como se ve en el Registro de entidades jurídicas de Catalunya, la Asociación Dojo Zen Barcelona, presidida por Pere Taiho, y pocos meses después, la Asociación Nalanda ,presidida por Jesus Tenho. Ambas asociaciones convivirían en el mismo local de la calle Montcada hasta el año de su separación, en 1992.

[ii] Jesús Joshu Martínez Clarà: «La grave escisión se produjo en el dojo en 1992 entre dos facciones: el grupo mayoritario de jóvenes que marcharon en bloque, y mi padre. Quedó sólo, eso sí, con la titularidad del contrato, que le permitió continuar en el mismo lugar a pesar de la ruptura. Toda la vida, posterior a ese acontecimiento, reclamó como propias las dos caligrafías que Taisen Deshimaru hizo en el dojo y para el dojo de Montcada. Siempre mantuvo que debían haberse quedado allí. En una, la frase del Shobogenzo definitoria de la esencia del momento, del recorrido sin intención, de la vacuidad del pensamiento: «El camino está bajo tus pies», la otra, un dragón que nos causaba siempre acaloradas discusiones sobre si decía que salía o entraba en el agua. Dogen en el Fukanzazenzi escribe: «Una vez que hayáis conocido su esencia seréis parecidos al tigre cuando entra en la montaña o al dragón cuando se sumerge en el océano», siempre creyó que era una mala jugada.» https://jesusmartinezclara2.blogspot.com/p/textos-sobre-zen.html?m

LLUÍS NANSEN SALAS (Barcelona, 1965)

Licenciado en Física Teórica por la UAB, inicia la práctica del Zen en 1991, y en 1995 es ordenado monje zen en la línea del maestro japonés Taisen Deshimaru y de Roland Yuno Rech, de quien recibe la maestría del Zen, en 2016.

Su formación científica, así como la confianza que tiene en la experiencia de cada uno, le permiten enseñar el Zen a partir de la objetividad y el empirismo, de una manera fácil de comprender para el practicante occidental y abordando las cuestiones espirituales más profundas sin prejuicios. Es autor de los libros Meditación zen. El arte de simplemente ser (2017), Mindfulness zen. La consciencia del ahora (2018), Dharma Zen. El Ojo de la maravillosa revelación (2019) publicados por Ediciones Invisibles, Barcelona, y Zen mediterrani. Viena edicions, Barcelona (2022). 

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