Economía sana, ingresos y ocupación correcta
BD DIPEN
La globalización ha transformado la economía internacional, y desde la década de 1980 hemos asistido a un cambio de tendencia en el mercado laboral. Como resultado, nuestro sustento y cómo obtenemos los ingresos también está cambiando. Estas tendencias afectan a la producción, la distribución, el intercambio de capital, servicios y recursos, las empresas básicas que han dado forma a las economías durante miles de años.
En el siglo xx, el mundo tenía más o menos aceptadas dos configuraciones o, al menos, enfoques sobre el desarrollo económico: capitalismo y socialismo. Por ejemplo, un sistema económico capitalista en el que la producción, el consumo, la distribución, el intercambio, etcétera están maximizados para incrementar los beneficios se conoce con el nombre de «economía de mercado». Las «economías socialistas» teóricamente favorecen la planificación estatal y la intervención gubernamental como formas de regulación del mercado. Las economías «híbridas» o «mixtas» intentan encajar lo mejor de las empresas privadas, competencia y energía emprendedora, con la mano bondadosa del Estado a la hora de asegurar que toda la sociedad se beneficie del sistema.
La mayoría de los economistas estarán de acuerdo en que la economía tiene que enfocarse siempre en un contexto de contrato social que amortigua los posibles excesos tanto del sector público como del privado. Por ejemplo, la desigualdad económica o social tiene que estar provocada por una competencia acentuada y el libre mercado y no por el tráfico de influencias o la creación de cárteles. Donde los impuestos son elevados, el gobierno debe asegurar que estos se dedican a la sanidad pública y otras iniciativas que benefician a la población. En todos los sistemas, tanto el gobierno como las empresas deben tener claro qué papel tienen en la sociedad.
En la época del Buda no existía un sistema económico formal o global. Sin embargo, el Pali Tipitaka trata distintos temas relacionados con los ingresos personales y las políticas que promueven actores e inversores virtuosos en la economía de una sociedad. El budismo siempre ha aceptado que la historia enseña nuevas lecciones, y muchos cambios contribuyen a la evolución moral de los seres humanos. El Buda nos aconseja enseguida no participar en cinco tipos de comercio inmoral: armas, animales, carne, alcohol y veneno o drogas. Sin embargo, esos cinco negocios se practican con la esperanza de obtener los máximos beneficios en el mundo comercial actual, lo que conduce a que la felicidad o la paz sean interrumpidas directa o indirectamente en la vida humana.
La base fundamental del pensamiento económico del Buda es que la moral y el bienestar de los individuos reflejan la naturaleza de la sociedad en la que viven, que el desarrollo individual debe tener en cuenta la necesidad de una ocupación correcta. La ocupación correcta solo es una parte de una conclusión que se alcanza al final de las Cuatro Nobles Verdades que descubrió el Buda: el sufrimiento, la causa del sufrimiento, el fin del sufrimiento y el camino que conduce al cese del sufrimiento. El camino que conduce al fin del sufrimiento tiene ocho brazos y, por lo tanto, se conoce como el Noble Camino Óctuple:
Comprensión correcta: un auténtico conocimiento de la naturaleza de la mente, el discurso y el cuerpo, que comprende las Tres Marcas de la Vida: impermanencia (anicca), insustancialidad del yo (anatta) y sufrimiento (dukkha).
Pensamiento correcto: el cultivo de los cuatro brahmavihara (estados sublimes de la mente). que son la bondad amorosa (metta), la compasión (karuna), la alegría empática (mudita) y la ecuanimidad (upekkha), que neutralizan los estados negativos de la mente como la ira, los celos y los pensamientos vengativos, la crueldad y la insensibilidad.
Habla correcta: evitar difundir falsedades y hablar sin habilidad, y asegurar que la verdad se entrega en un contexto significativo y con bondad.
Acción correcta: abstenerse de malos actos como la violencia y el robo y llevar a cabo acciones íntegras.
Ocupación correcta: vivir una vida buena y justa evitando tener una ocupación dañina u obtener beneficios a costa del sufrimiento de los demás.
Esfuerzo correcto: autocontrol, buen comportamiento y esforzarse seriamente en el crecimiento espiritual y la meditación.
Atención correcta: vigilar constantemente y hacer una observación consciente de la propia mente y sus mareas y flujos.
Concentración correcta: pensamiento activo y práctica activa.
Este Camino Óctuple no solo es universal por su potencial importancia para distintas sociedades, sino que, al mismo tiempo, es intensamente personal y habla del desarrollo moral del individuo. Se adapta a las inevitables diferencias culturales entre el budismo y la mayoría de los países del mundo pero, al mismo tiempo desafía al mercado global a reconsiderar sus axiomas y suposiciones sobre el éxito.
El Noble Camino Óctuple se posiciona firmemente en contra de la corrupción y la discriminación socioeconómica y, al mismo tiempo, se preocupa por el cultivo espiritual tanto como por el bienestar económico. Otros componentes del Camino Óctuple son herramientas para crear equilibrios y «caminos intermedios» donde la riqueza es más fácil de crear pero la pobreza queda mitigada al máximo, independientemente de si la economía del país se inclina más por el libre mercado o por la intervención gubernamental.
Entre estas ocho ramas, la ocupación correcta es el pilar del pensamiento económico del Buda. La vida económica solo puede ser productiva y beneficiosa si se evitan las industrias y las carreras profesionales dañinas. Las consideraciones relacionadas con los ingresos y el salario son importantes, pero deberían ser secundarias en relación con el compromiso con una vida ética por el camino correcto. Esto también es importante en el actual contexto socioeconómico de un mundo globalizado, en el que la prosperidad aumenta pero la desigualdad crece. Si vivimos de forma deshonesta y negativa, se reduce el bienestar de la sociedad, el medio ambiente se pulveriza y la sociedad se vuelve más insensible y cruel. El descontento aumenta y las formas destructivas de populismo o, incluso, las tendencias fascistas eclosionarán.
La idea de preceptos es muy importante para sustentar la ocupación correcta. El Buda introdujo para los laicos los Cinco Preceptos de abstenerse de matar, de robar, de llevar a cabo conductas sexuales dañinas, de mentir y de consumir sustancias que alteren la consciencia, y los monjes tienen algunos más. Los Cinco Preceptos son universales y están pensados para toda la humanidad. Reflejan el tipo de universalidad que precisa la economía: el beneficio de todos. Todas las enseñanzas de los Budas pueden resumirse brevemente en:
Descartar todo lo malo, cultivar todo lo bueno y lo verdadero;
Purificar la mente, esta es la doctrina de los Budas.