El enfoque radical del Buda para trabajar con la mente

ERRIC SOLOMON

Mi maestro, Kyabjé Tulku Urgyen Rimpoché, a menudo solía decir que «samsara es la mente vuelta hacia el exterior perdida en sus proyecciones, nirvana es la mente vuelta hacia el interior reconociendo su verdadera naturaleza». Esta declaración sencilla es una bella descripción de la comprensión profunda que tuvo el Buda sobre la naturaleza de la mente, lo que revela la naturaleza de la realidad. Está señalando el hecho de que nuestro hábito es enfocarnos en los pensamientos, emociones y sensaciones de la mente, sin investigar cuál es su base.

Google Images

Perdido en las proyecciones de la mente

Puede que pensemos que estamos experimentando el mundo que «está ahí fuera», pero en realidad, sólo estamos experimentando nuestra mente.

Para entender esto, vamos a estudiar cómo funciona la visión. La luz llega a la lente de los ojos, se invierte e impacta la parte trasera del globo ocular. Los fotorreceptores no responden a todo el espectro de luz, sólo a una fracción estrecha. Los fotorreceptores hacen que los impulsos eléctricos se desplacen hacia el nervio óptico, y acaben en el córtex visual del cerebro, que intenta darle un sentido. Pero incluso esto no es un evento en el que vemos de forma pura, sino que la «imagen» resultante está mezclada con nuestro estado emocional, los hábitos que hemos desarrollado y el trauma y dramas que sufrimos desde la infancia. Así que junto con la recreación visual de la fracción de luz que cruzó la lente de nuestro ojo, tenemos todas nuestras tendencias habituales, culturales y emocionales, que surgen para «ayudarnos» a interpretar los datos. Si algo se mueve demasiado rápido, nuestro cerebro no puede procesarlo de una forma suficientemente rápida, por lo que hace una predicción de donde acabará, hasta que reciba otra instantánea de información. Si algo se mueve demasiado lentamente, como la forma en que tu rostro envejece, o la silla desintegrándose lentamente, no lo vemos, y pensamos que la silla es la misma que ayer, y que el rostro en el espejo también es exactamente el mismo.

En resumen, nunca vemos nada de forma auténtica; todo está sucediendo en la mente. Esto no quiere decir que todo es la mente, sino que significa que todo lo que experimentamos es la proyección de nuestra mente o la representación de «lo que está sucediendo». Y nos engañamos al pensar que esto es la realidad. En cierta forma es real, pero no es una experiencia de la realidad verdadera o completamente auténtica. Todo es procesado a través de las limitaciones de nuestros cuerpos biológicos y de nuestros estados psicológicos. Lo que experimentamos es únicamente nuestra mente—la representación mental de cualquier cosa que esté sucediendo.

Y en este punto, hay un par de preguntas que vale la pena considerar: Si lo que aparece ante la mente es sólo la mente, y lo que experimenta la apariencia es también la mente, ¿no son ambos la mente? ¿Por qué se produce una separación entre las apariencias de la mente y lo que ésta percibe?

Buda Gautama en Padmasama por Francis Chung.

 Perseguir lo que aparece en la mente

 Así que estamos constantemente preocupados por las proyecciones mentales. Experimentamos una sensación y luego empezamos a pensar en ella. Inmediatamente evaluamos si es buena o mala, y luego pensamos acerca de eso y seguimos pensando en eso. Todo este pensamiento es un hábito que nos distrae de la inmediatez del puro poder dinámico de nuestra mente, la fuente de todos los pensamientos, emociones y sensaciones. Por el contrario, muy a menudo acabamos en un bucle de pensamientos y emociones, repleto de estrés, improductivo, con patrones repetitivos de pensamientos que sabemos que no son sanos, pero de los que no conseguimos deshacernos.

Pero la buena noticia es que debido a que es meramente un hábito—perseguir las proyecciones mentales—y esto nos trae tanta insatisfacción, podemos hacer algo al respecto. Podemos cambiar esta dinámica insana, haciendo un cambio, ligero pero radical, en nuestra manera de vernos a nosotros mismos y al mundo a nuestro alrededor.

¿Qué significa radical?

Radical literalmente significa raíz, pero también tiene una connotación de hacer algo que va en contra de lo que creemos que es lógico.  Para liberarnos de pensamientos y emociones conflictivas, tenemos que encontrar la raíz de donde surgen. Esta raíz es la base de la mente. Es la mente la que experimenta ansiedad o paz, alegría o tristeza, o cualquiera de los muchos estados emocionales que recorremos. Para encontrar la raíz de la mente, tenemos que hacer un cambio contraintuitivo en nuestros hábitos. Y esto es lo que hace que las enseñanzas de Buda sean tan profundas, su comprensión sobre la naturaleza de los fenómenos y de la mente misma.

Nos pasamos toda nuestra vida preocupados con nuestros pensamientos y emociones. Nunca observamos la fuente de los pensamientos y emociones, la mente misma, la consciencia que conoce los pensamientos y emociones. El primer paso es aprender a cómo detener el proceso de perseguir las proyecciones mentales, y el segundo es aprender a observar al proyector, la raíz de la mente. Este cambio, de perseguir los pensamientos y emociones a girar hacia la raíz misma de la mente, es tan radical hoy en día como lo fue en la época en la que el Buda lo descubrió.

Fuente: https://www.pursuit-of-happiness.org

Cómo dejar de perseguir pensamientos, emociones y sensaciones  

El primer paso es acostumbrarse a abstenerse. ¿Abstenerse de qué? Abstenerse de perseguir habitualmente los pensamientos, emociones y sensaciones que surgen en nuestra mente. Hacemos esto dándole a la mente otra tarea. A nuestra mente le gusta agarrar, por lo que podemos usar este hábito de una forma beneficiosa, y en vez de agarrar pensamientos y emociones, le damos a la mente otra cosa diferente a la que aferrarse. Puede ser tan simple como poner nuestra atención en nuestra respiración, o dirigir nuestra atención hacia las necesidades de los demás. Nos acostumbramos a colocar nuestra atención sobre algo, y luego nos mantenemos alerta, para que nuestra atención permanezca donde la hemos colocado.

Al principio, parece casi imposible, es como si nuestra mente saltara de un lugar a otro, y nos seguimos olvidando de traerla de vuelta. Gradualmente, al hacer esto una y otra vez, nos acostumbramos, y cada vez se vuelve más fácil. En este sentido, no importa si estás haciendo meditación, tonglen, bondad amorosa, o visualizando una deidad, porque el principio es el mismo: permanece estable, poniendo tu atención suavemente en tu objeto de meditación, frente a cualquier pensamiento, emoción o sensación que surja en tu mente.

Observar la raíz de la mente

Aquí es donde empezamos realmente a experimentar por nosotros mismos la comprensión profunda del Buda. Todas las grandes tradiciones contemplativas tienen este aspecto de abstenerse. En la época del Buda, muchas de las mismas prácticas que he mencionado antes, dando a la mente algo a lo que agarrarse en vez de seguir su forma habitual de perseguir, fueron utilizadas por los grandes yoguis y yoguinis. Pero el Buda no se detuvo allí.

Él fue más allá, a experimentar directamente el proyector de los pensamientos, emociones y sensaciones de la mente, la naturaleza misma de la mente. Parece que nadie más antes que el Buda había pensado en ello (o por lo menos, parece que nadie lo había enseñado a muchos discípulos) y por ello permanece, hasta hoy en día, una comprensión tan radical.

Tras alcanzar cierto grado de estabilidad al colocar nuestra atención en un objeto, nuestra mente está más calmada y flexible. Luego podemos empezar a investigar sobre quién está teniendo el pensamiento. ¿Quién conoce el pensamiento? En vez de observar nuestras proyecciones, podemos girarnos y mirar a nuestro proyector—la consciencia que es la esencia de la mente.

Si podemos acostumbrarnos a poner nuestra atención en la cualidad de consciencia de la mente, el bucle de nuestros pensamientos y emociones desaparece. Kyabjé Tulku Urgyen Rimpoché decía todo el tiempo, «No observes los pensamientos, observa al que piensa».

Fotografía cortesía de Gaia Ediciones

Empezar a conocer tu mente

Tómate un momento para investigar tu mente. ¿A qué nos referimos al hablar de la mente? ¿Qué podría ser la mente? Es obvio que lo que hace que la mente sea mente, es su capacidad de conocer. La mente es consciente. Una piedra o una silla, no lo son. De esta manera tenemos que observar de cerca esta capacidad de conocimiento o consciencia de la mente. Podemos empezar dándonos cuenta de que somos conscientes, y luego investigar la capacidad de conocimiento en sí. Así que, digamos que sientes enfado. ¿Cómo lo sabes? ¿Cómo es ser consciente de estar enfadado? Ahora considera que en vez de enfado, sientes amor. ¿Cómo se siente el ser consciente de amar? ¿Hay alguna diferencia en la cualidad de consciencia que conoce el amor frente a la cualidad de conocimiento que conoce el enfado? Cuanto más investigamos, más nos familiarizamos con la cualidad de conocimiento de la mente que define a los seres sensibles. La propiedad de la consciencia que sabe que el pánico no es diferente del conocimiento de la paz. En otras palabras, podemos ver que nuestra consciencia no es dañada o mejorada por aquello de lo que somos conscientes.

Así que, ¿qué es la mente? Esto es lo que tenemos que investigar. Usando la mente, ¿podemos descubrir su ubicación? ¿La mente tiene color o forma? ¿Puedes localizarla exactamente? Buscando la mente, descubrimos que no puede ser localizada con precisión. Pero a pesar de ello, somos conscientes. Y debido a que somos conscientes, podemos estar seguros de tener una mente. La mente aparece, pero no puede ser encontrada. Darnos cuenta que la consciencia no puede ser dañada ni siquiera por el peor tipo de pensamientos y emociones y no puede ser encontrada, sin importar cuanto esfuerzo pongamos en localizarla, es nuestro primer paso para obtener la misma comprensión radical que el Buda empezó a enseñar hace unos 2500 años.

– – –

Erric Solomon es un yogui budista y maestro, y trabajó hace años como ingeniero en Sillicon Valley.  Erric ha estudiado bajo la guía de algunos de los más destacados maestros espirituales tibetanos, y con algunos de los mejores investigadores de Inteligencia Artificial. Más adelante, pasó años en retiro, madurando lo que había aprendido. Es co-autor del libro Radicalmente feliz: Guía de usuario para una mente plena.

Buddhistdoor en Español

Descubriendo la felicidad radical

Enfrentarse al miedo, la ansiedad y el pánico durante la pandemia

Puedes saber más de él en estos links:

RadicallyHappy.org
Samye Institute 
Facebook 
Instagram

Leave a Reply

Captcha loading...