Venerable Lodro, guetsulma de la Comunidad Dharmadatta
BELÉN AZAROLA
Este artículo es parte de nuestra edición especial «Mujeres y budismo en los países de habla hispana».
Su alegría contagiosa le valió el apodo de encargada oficial de la «risoterapia» dentro de la Comunidad Dharmadatta. Lo que parece una metodología de la risa, es su capacidad para crear ambientes alegres y compartirla con quienes se encuentran cerca. Conversamos acerca de su llegada a la vida monástica, el cultivo de la alegría como filosofía de vida, y su guía semanal de recitación de sutras a través de las salas de meditación en línea de la Comunidad.
Ana Caraballo renunció a los servicios de contabilidad para empresas—consecuentes con sus estudios en contabilidad y gerencia—para transformarse en venerable Karma Lodro Lhadrön. El nacimiento a esta nueva vida trajo consigo nuevas ocupaciones: hoy se dedica a una vida de servicio dentro de la Comunidad, como es dirigir la recitación de sutras a través de las salas de meditaciones, ofrecer esporádicamente talleres de tsatsas, y coordinar la preparación del material didáctico del programa de formación de seis años que imparten desde el Instituto Budadharma de forma gratuita, virtual y con inscripción previa.
Venerable Lodro nació en la República Dominicana, aunque ha pasado gran parte de su vida en Puerto Rico, donde entró en contacto con el Dharma. Ello fue en el Centro Budista Ganden Shedrub Ling, bajo la dirección de Yangsi Rinpoché, y estudiando los fundamentos del budismo tibetano y el camino medio o madhyamaka. Más tarde, en 2012, realizó un retiro vajrasattva con venerable Damcho en México, sembrando en ese tiempo la semilla de la vida monástica. Pasó un año en la Comunidad Dharmadatta como anagarika* y tomó votos de guetsulma** con Thrangu Rinpoché en 2014. Hoy, la venerable Lodro es una de las cuatro mujeres que vive en la comunidad espiritual Dharmadatta sirviendo a las demás con la aspiración de sostener un ambiente armonioso y alegre que permita desarrollar el florecimiento de cada una.
BELÉN AZAROLA: Empecemos con su presentación. Cuéntenos sobre usted y seguimos desde ahí. ¿Le parece?
VENERABLE LODRO: Es la pregunta más difícil: hablar sobre uno mismo. A ver, ¿qué te cuento? Creo que es bueno poner el foco en la vida monástica, ¿no? sobre lo que ha significado para mí … y es curioso porque si hace años alguien me hubiera preguntado sobre entrar a la vida monástica yo hubiese dicho, «no, no, no». Yo me declaraba totalmente atea, no creía en nada.
Hace un tiempo, empecé una búsqueda espiritual y anduve por varios caminos, desde yoga con meditación hasta cábala … todo lo que aparecía por ahí yo lo exploraba un poquito. Me encontré con el Reiki, y siento que este fue el inicio de mi camino espiritual porque tiene principios básicos de convivencia y de internalizar a través de sus cinco principios básicos «solo por hoy no te enojarás», «solo por hoy harás tu trabajo con humildad», y así sucesivamente. Empecé a practicarlo con mucha seriedad pero venía sintiendo: «tiene que haber algo más». Estaba de vacaciones cuando una amiga de trabajo me dice:
– ¡Encontré lo que necesitamos!
– ¿Ah sí? ¿qué?
– Encontré un centro budista y ya me inscribí en un Curso de Fundamentos. Empieza la semana que viene, pero tenés que haber escuchado unos videos previos. Mira a ver si te aceptan.
– ¿Tu estás segura?
– Sí, sí, esto es lo que necesitamos.
– Okay, yo confío en ti, vamos, le digo.
Llamo a la directora del Centro Budista Ganden Shedrub Ling en Puerto Rico y le digo, «yo tengo que estar en ese curso, mi amiga me dijo que esto es lo que estamos buscando. Miraré todos los videos» y me dijo, «Ah, bueno, pues está bien». Entonces cuando pongo los videos, ¿de quién eran? de venerable Damcho. Ese fue mi primer contacto con el Dharma, fue un video de venerable Damcho. Yo pensaba: esta mujer está diciendo cosas interesantes, allá voy.
Y así empecé mi camino en el budismo, quizás un poquito acelerado porque, así como te digo, al año de estar en el Centro conocí a la venerable Damcho durante una enseñanza en la cual ella anunció un retiro de vajrasattva de tres meses. Yo nunca había hecho un retiro ni de una hora, nunca había hecho un retiro de nada en mi vida, pero me dije: «yo tengo que ir a ese retiro». La venerable Damcho dio una reunión como para orientar a los que querían participar y después de esa reunión, si seguíamos interesados, habría una entrevista con ella.
Pues yo sí, yo seguí. Me dije: «yo no sé nada, yo soy nueva en el budismo, nunca he hecho un retiro ni de dos horas, pero siento que tengo que estar en ese retiro». Y así fui yo al retiro de vajrasattva. La venerable Damcho me dio algunas ideas de cosas que hacer para que me fuera preparando y me dijo «pues sí, pues bienvenida». Y llegar al retiro de vajrasattva fue una transformación total para mi. Antes de eso, le decía a mi amiga, «ves que para poner en práctica el Dharma uno debería hacerse monástico», y nos reíamos las dos como un chiste.
Cuando llegué al retiro me dije, «no, es que como laica yo no puedo seguir este camino a pie juntillas, hay que meterse completo, de cabeza, todo, dejar todo». Y así fue, un día yo estaba meditando precisamente en eso y pasa Damcho por el pasillo y dice «¿qué está pensando?». Y le digo: «Ah, es que bueno, yo tenía que hacerle una pregunta…», y así empecé a preguntarle cómo es esto de la vida monástica y ta-ta-ta. Empezamos a hablar y empezó todo el proceso.
En ese retiro, curiosamente, éramos como cinco personas que manifestamos interés en tomar la vida monástica y entonces organizaron una entrevista individual con las monjas. A mi me sorprendió mucho porque, después de la entrevista y de varias conversaciones, ella me dijo: «si te decides, las puertas de la Comunidad están abiertas para ti». No entendí porque yo sabía que era una comunidad muy cerrada, de hecho, yo me fui con la idea de que me apoyaría, daría consejos y directrices. Y no, me dijo:
– ¿Cuánto tiempo necesitas para arreglar tus cosas para irte al entrenamiento de anagarika en la India? Pero primero tienes que hablar con Yangsi Rinpoché.
– Pues bueno, visitará pronto el Centro. Hablaré con él, contesté.
Yangsi Rinpoché es el director del centro que yo visitaba. Me hizo muchísimas preguntas. Y me dijo «a veces uno va a un retiro y se emociona y viene así, pero tienes que pensar bien lo que quiere hacer, es un camino muy serio. Le aconsejo que haga un curso para personas que quieren ser monjas que dan en California.» Yo quedé confundida porque mi inglés no es muy bueno y él me estaba hablando en inglés. Cuando salgo, le digo al que también está a cargo del Centro ahí: -Alberto, creo que no entendí bien. Creo que él no entendió que yo voy con la Comunidad Dharmadatta porque me dijo que vaya a un centro en California. ¿No quiere que yo vaya con la Comunidad? Y él dijo: «vamos para adentro otra vez, te voy a traducir ahora.» Entonces le digo: «Mire, es que venerable Damcho de la Comunidad Dharmadatta…». «Ah, no, con venerable Damcho, sí puede ir con ella». Y yo, «ah, okay». Y así fue mi entrada a la vida monástica. En el término como de un año y medio organicé mis cosas, vendí mis bienes, entregué mi casa y me fui a la India.
Estuve un año de entrenamiento con las monjas y con la oportunidad de recibir muchísimas enseñanzas y conocer muchísimos maestros en la India. Fue como una bendición. Enseñanzas con el Dalai Lama, con Tai Situ Rinpoché, con Thrangu Rinpoche. Tal montón de enseñanzas que yo decía «no estoy lista para tanta enseñanza de momento», como que mi cabeza se abrumaba de tanta información. Paré un poquito y llegó un momento en que pensé: «guárdalo en tu memoria, que cuando lo necesites, ellos van a surgir de nuevo, no te desesperes en querer saber todo», y ya me fui con mente flexible.
BA: Su capacidad de reir es muy apreciada por la Comunidad, tanto que pareciera existir una metodología de la risa que contagia a quienes tiene cerca, algo que puedo constatar desde que comenzamos a conversar. ¿Podría hablarnos sobre el cultivo de la alegría?
VL: Eso de la «risoterapia» es como un chiste interno en la Comunidad. Yo te digo, yo no sé ni cómo surgió. Siento que después de que me hice monástica me puse más alegre de lo que normalmente era o lo expreso más. En mi vida anterior era contadora y como que una contadora riéndose mucho no cuadra, ¿no? Pero llego a la Comunidad y de momento yo decía cualquier tontería y todo el mundo se reía. Yo creo que fue algo natural, no planeado.
Yo creo que, en la vida, aunque las cosas se vean grises y difíciles, siempre hay espacios o momentos de alegría. Es lo que nos hacen el balance, entonces si uno se queda solamente como pegado con la cosa triste, con la situación difícil, todo se hace muy pesado, muy oscuro, y vas a ver la gente con las caras largas, todos tristes.
¡De vez en cuando hay que reírse hasta de uno mismo, hasta de uno mismo! Sí, yo me río hasta de mi misma. Entonces pues, todo el mundo me dice, «tú siempre tan alegre». También tengo momentos de tristeza… pero aprovecho los de alegría, cuando llegan hay que disfrutárselos, integrarlos a tu día a día.
Es una filosofía de vida, por decirlo así, que yo tengo de que la alegría es una parte integral de la vida y que en la medida en que nosotros también la proyectemos estamos aliviando a otra gente. A mi me pasa, cuando veo a una persona sonriendo «Ah…», entonces pues okay, vamos a regalar sonrisas por la vida para la gente que anda con la carita larguita.
BA: Y son súper contagiosas más allá de la lengua que hables, es un lenguaje común.
VL: Sí, exactamente. Además, recuerdo cuando me dieron la ordenación me llegó un mensaje de Yangsi Rinpoché muy cortito, la última frase decía «recuerda siempre la motivación de bodhicitta y tener una mente alegre». A mi me quedo eso, ese consejo se me quedó en la memoria. A veces cuando me pongo triste me acuerdo de ese consejo «una mente alegre» y pienso ¿qué me puede alegrar a mí ahora?
Es así, creo que es importante tener esos espacios de sonreír, de sentir alegría, siempre hay cosas bonitas en la vida, un árbol, un pajarito, cualquier cosa que te alegre, que a ti te alegre, te conmueva personalmente, pues búscalo, cultívalo.
BA: Usted se encarga de la recitación de sutras en las salas de meditación virtuales de la Comunidad, ¿de qué se trata esta práctica?
VL: Es una actividad a la que tuve acceso en el retiro de vajrasattva, lo recitábamos mucho. Hay cosas que a uno le llegan y con las que conectas sin saber por qué. En Puerto Rico se recitaba el Sanghata sutra y yo iba, me fascinaba y no entendía nada de lo que decía este sutra, pero estaba fascinada recitándolo. De alguna manera yo conecté mucho con ese sutra.
Los sutras tienen una lógica un poquito … ya, no es un lenguaje tan fácil de entender. Es muy sutil, te habla con mucha analogía. De momento te dice cosas que tu sientes que son contradictorias, te hacen pensar mucho. Hará un mes atrás Ven. Damcho me dice «por qué tu no diriges una sesión de sutra en línea?». Yo siempre quiero estar detrás de bambalinas, pero dije sí y empezamos a hacerlo.
Todos los martes estamos haciendo una recitación de sutras y Ven Damcho hizo algo muy hermoso con el Sanghata sūtra, le puso imágenes de la naturaleza con diferentes motivos: bosques, ríos, montañas. Se dividió en 4 sesiones porque son como 4 horas de recitación, entonces lo estamos haciendo semanalmente a través de Zoom y a la vez retransmitimos por YouTube. No es un grupo muy grande todavía, empezamos hace poco, somos entre 60 y 90 personas que nos reunimos los martes a recitar sutras.
Los sutras tienen esa peculiaridad, el sutra mismo te va diciendo los beneficios que tiene. Al principio era para mí un poquito desafiante porque, como te digo, te presenta muchas ideas que a veces son hasta contradictorias y analogías y te habla de términos muy inmensos y tu te quedas «¿Qué dijo? Okay, vamos con calma». Pero, básicamente, la función de los sutras, dice en el Sanghata Sūtra mismo, es que donde este sutra se ha recitado la presencia de los budas siempre está. Entonces yo digo: «¿ Guau, con eso nada más hay que recitar el Sanghata Sūtra por donde quiera que uno esté para que la presencia de los Budas esté ahí, permanezca para siempre ahí». Es una actividad muy bonita que estamos haciendo ahora, iniciamos con el Sanghata sutra pero ya tenemos otros sutras con los que vamos a continuar y espero que más gente se siga sumando.
BA: ¿Hay algo más que usted quiera compartir?
VL: Me gustaría expresar mi agradecimiento a la Comunidad Dharmadatta por permitirme formar parte de ella y por la guía sabia y constante de Ven. Damcho. Estoy convencida que la vida en comunidad es una parte esencial de la vida monástica, es lo que te permite crecer y trabajar las actitudes y las kleshas que son un obstáculo para progresar en el camino.
*Anagārika: palabra pali que refiere a quien su renuncia a posesiones y responsabilidades laicas para dedicarse a la práctica budista a tiempo completo tomando los Ocho Preceptos, pero sin ser una monja completamente ordenada o bhikkhuni. Según la tradición, se viste de blanco durante ese período.
** Guetsulma: palabra tibetana que denomina a una monja novicia.
Enlaces de interés
Comunidad Monástica Dharmadatta
Proyecto Ver 20/20 con Ojos de Compasión Instituto Budadharma
faceBuda
Salas de meditación virtuales
Maitripa College
Muito obrigada por nos compartilham as experiências destes mulheres budistas.
Um forte abraço desde , João Pessoa, Brasil.
Grata
Me regocijo de poder conectar con venerable Lidrö cada martes recitando los sutrasson hermosas sus palabras y experiencia…le deseo larga a ella y a venerable Damcho✨ por su inmensa sabiduría y que nos guían por este hermoso camino del DHARMA…EMAHOTASHI DELEK..gran ejemplo de seres humanos.