Practicar la meditación budista durante un confinamiento de 14 días por cuarentena
Dipen Barua
Esta es la traducción de un artículo originalmente publicado en inglés en Buddhistdoor Global el día 2 de mayo de 2020. Este artículo es parte de nuestro compendio de artículos sobre la pandemia de covid-19 desde una perspectiva budista.
El 20 de marzo, mi esposa y yo volamos de Bangladesh a Hong Kong. Tenía previsto seguir con mis estudios de doctorado en la Universidad de Hong Kong (HKU), pero las intenciones del viaje quedaron descartadas por la actual pandemia de COVID-19, un síndrome respiratorio contagioso y mortal que se ha extendido de manera global. En realidad, tenía que volver a Hong Kong la última semana de enero, pero la HKU me aconsejó que retrasara el viaje dada la situación que estaba teniendo lugar en la ciudad. Decidimos quedarnos en Bangladesh, pero, a principios de marzo, la COVID-19 empezó a extenderse en ese país. Dada su alta densidad de población, Bangladesh se enfrenta a una gran cantidad de retos en su lucha contra la COVID-19.
Mi familia, preocupada por nuestra salud, nos llamaba insistentemente por teléfono. Mientras esperábamos nerviosos nuestro vuelo a Hong Kong en el aeropuerto internacional Daca-Hazrat Shahjalal mantuvimos la distancia social y nos cubrimos la boca y la nariz con mascarillas. Nos lavamos las manos con desinfectante cada 20 segundos. El día antes de nuestra llegada a Hong Kong, el gobierno decretó una cuarentena obligatoria de 14 días para todos los residentes llegados a Hong Kong desde otros países.
Al llegar al aeropuerto internacional de Hong Kong, unos agentes nos pusieron unas pulseras y nos dijeron que nos bajáramos la aplicación «Stay Home Safe» en nuestros teléfonos. Al llegar al colegio mayor de la HKU nos tomaron la temperatura corporal y, una vez superado este paso, nos metimos en nuestra habitación. Suspiramos y nos preparamos para 14 días de confinamiento por cuarentena.
Aunque habíamos planeado ver la televisión y también películas para calmar nuestra ansiedad y nuestro miedo ante la COVID-19, decidimos ver vídeos de meditación y escuchar meditaciones guiadas para personas que pasan largos periodos de aislamiento. Hay muchos vídeos con instrucciones en YouTube que son relativamente fáciles de seguir y que hicieron que nuestros días fueran más agradables comparados con el primer día de nuestra cuarentena.
Como exmonje tengo una experiencia considerable en la práctica de meditación mindfulness, y ayudé a mi esposa, que es nueva en esta práctica. Le enseñé que el mindfulness es una técnica que se usa en muchas tradiciones espirituales meditativas, incluido el budismo, y que ahora es una idea clave en los campos de la salud y la psicología, popular entre fisiólogos, neurólogos y médicos actuales, ya que aporta numerosos beneficios como la reducción del estrés, la relajación profunda y más estados mentales positivos.
En YouTube seguimos las instrucciones de Upul Nishantha Gamage un maestro de meditación del centro de meditación budista Nilame de Nilambe, Sri Lanka. Dirige talleres y retiros de meditación en hospitales, cárceles, escuelas, monasterios y residencias privadas. Viaja a menudo para llevar a cabo retiros de meditación en Europa y otras zonas de Asia, incluido Hong Kong.
Siguiendo las instrucciones de Upul cada mañana y cada noche, nos sentábamos cómodamente, relajábamos el cuerpo y manteníamos los ojos cerrados a lo largo de toda la sesión de meditación. Centrábamos la atención hacia el interior. Practicábamos prestar atención a la respiración natural, la entrada y la salida en la parte externa de las fosas nasales, sin intentar cambiar el flujo.
Aunque nuestras sesiones de meditación eran relativamente cortas, liberaban nuestra mente de problemas como la ansiedad y la pereza en esos momentos. Mediante la práctica regular de esta meditación, también mejoramos nuestra concentración y memoria, cultivamos la confianza en nosotros mismos y desarrollamos una mayor eficiencia en el trabajo que podíamos hacer.
También practicamos la meditación de bondad amorosa (metta bhavana), que aumenta nuestra capacidad para perdonar y ayuda a construir conexiones más sólidas con los demás. Meditábamos sobre la bondad amorosa mandándonos amor y sentimientos cálidos a nosotros mismos, después, a los demás residentes del colegio mayor y alumnos del campus, para acabar extendiendo esos sentimientos a todas las personas de Hong Kong y a todos los seres dotados de sentidos del mundo. En silencio, les deseábamos: «Que estés libre de todo peligro, que estés libre de toda insatisfacción, que vivas en paz».
Siguiendo las instrucciones de Upul, aprendimos que la esencia de la meditación de bondad amorosa consiste en centrarse en la energía amorosa y calidad de cada uno para, después, canalizarla a uno mismo e irradiarla a los demás.
Cada día del confinamiento también practicamos largos periodos de canto, en homenaje al Buda, el dhamma y la sangha, y ofrecimos velas y agua al Buda de nuestra habitación. Sobre todo cantábamos el Ratana Sutta (el discurso de la joya) que ensalza las características de la triple gema: el Buda, el dhamma y la sangha.
La historia del Ratana Sutta es la siguiente: la ciudad de Vesali, en la actual Bihar, India, era una ciudad muy próspera en tiempos del Buda. Con el paso del tiempo hubo una sequía y los campos no proporcionaron suficiente comida. Al principio, la gente, desamparada y pobre, empezó a morir de hambre. Sus cuerpos se abandonaban fuera de la ciudad. Muchos empezaron a refugiarse dentro de la ciudad a causa del hedor de los cadáveres de afuera. Con el tiempo, había muerto tanta gente que era imposible enterrar a los muertos. La imagen de los cadáveres podridos y malolientes despertó un odio y un pánico terribles, y la destrucción del orden y el espíritu cívico en la ciudad hicieron que empezara a extenderse una grave enfermedad por la ciudad. Temerosos ante las tres amenazas, el hambre, la enfermedad y el maltrato, la gente de Vesali, aterrorizada, recurrió al Buda en busca de ayuda. El Buda llamó entonces a su discípulo, el Venerable Ananda, para que fuera a la ciudad, recitando el Ratana Sutta, para expulsar las calamidades de la ciudad. Hoy en día, las sanghas budistas de países de tradición theravada siguen recitando a menudo el Ratana Sutta. Nuestros familiares de Bangladesh también nos recordaron que recitáramos el Ratana Sutta cada día para compartir sus bondades con todos los seres dotados de sentidos.
Un buen día, nuestra cuarentena de 14 días llegó a su fin. Las prácticas que llevamos a cabo durante ese tiempo nos ayudaron a comprender y a mejorar personalmente, ahora que cada vez estamos más ocupados y estresados por nuestro día a día. En consecuencia, desde que acabamos la cuarentena, mi esposa y yo hemos seguido practicando la meditación, incluido el mindfulness de la respiración, en nuestra casa, cada día durante media hora por las mañanas.
La meditación mindfulness nos ayudó a gestionar la ansiedad y el estrés durante la cuarentena y reconozco que practicar la meditación ayuda mucho en estos tiempos de COVID-19. Es beneficioso porque, con la práctica, podemos pensar de manera positiva en nuestro día a día, ya que nos tomamos un descanso mental para tranquilizarnos y centrarnos en nosotros mismos. Esto tiene que ir acompañado por una actitud llena de esperanza y sentido que fortalezca la relación con nosotros mismos y renueve nuestra sensación de equilibrio y conexión emocional con nuestras familias y con los demás.