Proyectos humanitarios en América Latina: Conversando con el Ven. Shifu Zhihan
BELÉN AZAROLA
Este artículo es la segunda parte de la entrevista de Belén Azarola con Ven. Shifu Zhihan. Lea la primera parte aquí:
Budismos locales, una vision global (Buddhistdoor en Español)
Acceso al agua potable, una producción de alimentos orgánicos disponible para la comunidad y un Banco de Semillas en diálogo con mujeres indígenas del Chaco paraguayo. Una mirada sobre el compartir sin expectativas de retorno.
Belén Azarola: ¿Cómo fue que decidió verse involucrado en impulsar distintos proyectos humanitarios?
Ven. Shifu Zhihan: Ahí hay algo muy interesante y filosófico del budismo. Si uno lee los textos sobre los grandes discípulos del Buda existe el discípulo que se destaca por su precepto binaya, el que es buen meditador, el que tiene cierta elocuencia en hablar del Dharma o tiene buena memoria, pero nunca hubo un monje que era el más generoso o el más humanitario.
Hay un porqué: en el budismo, tradicionalmente los monjes ocupan el lugar del líder espiritual, es decir, enseñar cómo hacer los trabajos de generosidad, con qué mente, con qué actitud, entonces ¿por qué yo explico eso? Para mí un proyecto humanitario no es dar comida al que tiene hambre, no. La cuestión es enseñarle cómo salir de la pobreza, cómo conseguir comida para comer. Ahora, si no tiene agua, enseñarle un oficio para tener agua potable.
En 2011 tuve esa oportunidad en Paraguay. Conocí a un señor español que ya vivía en Chaco paraguayo a 6 horas de viaje en micro desde Asunción. Él ya vivía ahí hace años relacionado y ayudando a los indígenas del Paraguay. Cuando visite pensé “guau, esto es proyecto que vale la pena hacer” porque estamos hablando de un porcentaje de la población de Paraguay que, ni el gobierno ni la gente, nadie se ocupaba de ellos. Estaban muriendo porque no tenían agua potable. Él tenía una tecnología similar a los Alfareros por La Paz que hacían filtros cerámicos bacteriológicos para que, al filtrar esa agua sucia, tuvieran agua potable.
BA: Además son biodegradables, ¿no?
VSZ: Sí. E. coli, una bacteria que puede causar daño a la salud, incluso puede ser filtrada: agua potable. Ahí en 2011 empecé a ayudar en ese proyecto. Hasta pudimos armar un proyecto con Rotary International y construimos una escuela, un Centro Yambuí. Yambuí en guaraní significa como un recipiente de agua. Entonces pudimos conseguir un Centro, fabricar filtros y distribuirlos a las comunidades y a las familias.
En 2018 vi otra posibilidad que salió de este proyecto: Banco de Semillas. Tenemos a Rosa, la encargada del Banco de Semillas. Ellos tenían apoyo por 1 año de la Embajada de Nueva Zelanda entre 2016 y 2017, pero después no tenían cómo continuar. Entonces cuando me enteré de Banco de Semillas digo “guau, eso es un proyecto”.
Ya teniendo el Centro Yambuí que tiene 6 hectáreas de terreno, empezamos a expandir la operación de Banco de Semillas en el Centro. Este año 2019 y el año que viene va a convertirse en una hectárea de comida orgánica, vegetales y todo.
BA: Este banco entonces siembra y…
VSZ: …recolecta semillas tradicionales de las diferentes comunidades. Siempre guardadas por mujeres porque ellas no solo cuidan a la familia sino también las semillas. Entonces nosotros recolectamos esas semillas.
Rosa, Martha y Sonia componen el equipo. Ellas son quienes recolectan las semillas, lo traen al Centro, lo plantan y crece. Luego recolectan las nuevas semillas y las devuelven para que ellos puedan seguir plantando. Entonces eso está dando resultado porque es dar dignidad a la gente.
BA: Necesariamente pienso en el Principio de Interdependencia. Es como una red, un proyecto lleva al otro, involucra a distintos agentes de esa comunidad, genera distintos frutos.
VSZ: Pero hay una cosa muy interesante sobre ayudar en Chaco paraguayo. Tanto que en cualquier lugar de pobreza. La pobreza no es una causa, es un efecto. Y para salir de eso, hay que plantar causas necesarias. Es decir, no se puede curar la pobreza, una persona de afuera no puede curar a alguien de la pobreza. Uno tiene que salir de la pobreza.
Hay situaciones que vemos que son desesperantes, situaciones sin solución, entonces ¿cómo uno hace el trabajo? Uno tiene que hacer con una mente ecuánime. Uno hace lo que puede porque no hay otra manera. Somos interconectados, si uno puede ver el sufrimiento de otro sin sentir nada entonces uno no está conectado. Si estamos conectados vemos sufrimientos y entonces hay que aliviar.
Las personas que definitivamente pueden salir de ese sufrimiento son ellos mismos. Entonces estamos dando herramientas, pero sabiendo también que no todos quieren esas herramientas. Hay muchos que están muy acostumbrados al asistencialismo, entonces piden y si no se les da se alejan. Y uno tiene que aceptar su decisión y no puede estar diciendo: “Ay, ¡no!”. Hay que respetar.
BA: Estos proyectos están entonces en la línea de la generosidad, tratado de desarrollar una mayor compasión.
VSZ: Generosidad, pero con sabiduría.
BA: ¿Qué podría decir sobre la sabiduría en este tipo de iniciativas? Quizás la generosidad es más rápida de entender mientras que interiorizarse con la sabiduría es bastante más difícil.
VSZ: ¿Utilizando el ejemplo de generosidad? Es una acción en la que uno tiene que dar algo, tiempo, recursos, un oficio, algo al otro. Entonces, ¿cómo uno lo hace? Desde la perspectiva budista uno no puede dar pensando en el retorno. Es decir, uno no puede obligar, “Tiene que convertirse en budista para recibir esto”: no. Desde el principio no se hace eso.
Uno ve cierta necesidad de la gente y le pregunta “Tengo algo que puede resolver eso, ¿está interesado?”. Y si están interesados entonces lo compartimos sin expectativa del retorno y, al ver a esa persona acceder a esto y que empieza a ser independiente, uno también tiene que dejarlo fluir. Uno tiene que tener compasión, amor benevolente, compasión y, cuando están bien, uno tiene que regocijarse.
Pero ¿qué pasa cuando llegan a una etapa y ya no quieren tener nada que ver contigo? Entonces uno tiene que practicar la ecuanimidad, tiene un aceptar eso. Uno no puede maldecir “¡Ay! Que desgraciado o desagradecido”, no. Ahí está la sabiduría. La sabiduría es entender que el acto generoso hecho es lo que debe ser. No porque me hace sentir bien y así lo hago, no, hay que hacerlo.
Para conocer más sobre los proyectos de los que hablaba el Ven. Shifu Zhihan, encontrarán información en los siguientes enlaces:
Pingback: Blazing a Bodhisattva Trail in Cuba, with Ven. Zhihan | Tea House