Budismo y diplomacia

LÍA RODRIGUEZ DE LA VEGA

En el siglo Vl a.e.c., surgió el budismo con la figura central de Siddhārtha Gautama, posteriormente conocido como el Buddha. Él formó parte de la tradición ashramana, la cual contribuyó al impulso de dos de las corrientes heterodoxas más destacadas en la India: el budismo y el jainismo. La interpelación budista al brahmanismo se tradujo en diversos aspectos doctrinales. Posteriormente, esta tradición experimentó una proyección panasiática, consolidada en el presente (Kishwar, 2018), dando lugar también a la estrategia de diferentes países asiáticos que suman al budismo como parte de su acervo de «poder blando».

Para revisar adecuadamente estas dinámicas, conviene recordar someramente algunas nociones asociadas a este fenómeno. En primer lugar, la cultura se entiende aquí como la dimensión simbólico-expresiva de todas las prácticas sociales (Giménez, 2007). En segundo lugar, la identidad alude al lado subjetivo de la cultura, y posee un carácter intersubjetivo (Giménez, 1997). En tercer lugar, el llamado «poder blando» se refiere a la capacidad de un actor político para incidir en las acciones e intereses de otros a través de medios culturales e ideológicos, que se complementan con medios diplomáticos y enfatizan las posibilidades de cooperación (Nye, 2004). En cuarto lugar, la diplomacia tradicional se refiere al intento de un actor internacional de gestionar el entorno internacional a través del compromiso con otro actor internacional. Y ya en el ámbito de la diplomacia, la diplomacia pública alude al compromiso con un público extranjero, pudiendo distinguirse dos tipos: la diplomacia pública «persona a persona» y «gobierno a personas» (Mannheim, 1994, citado en Noya, 2006).

Si tomamos el caso de la India, para Zhang (2012), la primera campaña diplomática de fe a gran escala fue la encomendada por el Tercer Consejo Budista (alrededor del 250 a.e.c.), a nueve misioneros que se dirigieron hacia los actuales Afganistán, Cachemira, Chipre, Egipto, Grecia, los Himalayas, Macedonia, Siria y Sri Lanka para difundir las enseñanzas del Buddha, abarcando así tres continentes.   

En la época contemporánea, la figura de Gandhi no solamente hizo suya la prédica del principio de ahimsa (no violencia) sino que ayudó a constituirlo en un elemento de identificación de la India, retomando así el legado del budismo y del jainismo y multiplicando su impacto global.  

Rashtrapati Jawaharlal Nehru y Mahatma Gandhi en 1946.

Bhimrao Ambedkar, quien fuera el presidente de la Comisión de Redacción de la Constitución india, primer ministro de Justicia de la India independiente y él mismo un dalit, se convertiría al budismo en la década del ’50 del siglo XX, antes de fallecer, contribuyendo a fijar también un ideario libertario social en India, que se extendería a la diáspora dalit india en el mundo, como verdadero camino de liberación de la discriminación al interior del hinduismo. Esa conversión daría origen a una reinterpretación de la doctrina, generándose la denominada escuela budista Navayana, que apunta hacia una forma de budismo comprometido en lo social y lo político (Jaoul, 2021).

Al mismo tiempo, el budismo continuó desplegando su potencial en torno a la política exterior india. En 1952, la India, bajo la gestión en ese momento del primer ministro Jawaharlal Nehru, fue sede de la Conferencia Budista Internacional celebrada en Sanchi, ocasión que coincidió con la repatriación de las reliquias de los discípulos de Buddha, Sariputta y Maha Moggallana (Sharma y Sharma, 2004). Ober (2019) aborda precisamente la proyección del Estado indio secular, que se mostraba guiado por una ética universal enraizada en el pasado budista de la nación y que sumó a la circulación de las reliquias budistas recuperadas por países vecinos, el patrocinio de diversos programas en torno de la paz mundial, la unidad panasiática y los valores democráticos ilustrados, que promovieron el budismo en India y en toda Asia.

En la misma dirección, el Servicio Arqueológico de la India (ASI) descubrió en Kapilavastu, Uttar Pradesh, en 1970, diversos fragmentos de huesos atribuidos al Buddha, que, una vez alojados en el Museo Nacional en Delhi, viajaron en 2012 hacia distintas locaciones en Sri Lanka, con ocasión de la celebración de los 2.600 años de la iluminación del Buddha (Srivathsan, 2012).

Huesos atribuidos al Buddha fueron llevados de Delhi a Sri Lanka en 2012. Fuente: https://www.huffpost.com/entry/india-woos-sri-lanka-with_n_824128

En un dinámica similar, cabe aludir a alguno de los más conocidos peregrinos chinos en India, Xuan Zang, quien vivió allí 14 años (alrededor del 630), figura en torno a quien surgirían diversas posibilidades, como el del proyecto bilateral relacionado con el Templo del Caballo Blanco (que, de acuerdo con la tradición, es el primer templo budista de China, establecido hacia el 68, en Luoyang), acordado durante la visita a la India del Premier chino, Wen Jiabao, en 2005, en que se establecía que el gobierno de la India ayudaría con la financiación, diseño arquitectónico y material de construcción para el edificio, que fue finalizado en 2010. En su ceremonia inaugural, la entonces presidenta india, Pratibha Patil, fue la invitada oficial de honor (Scott, 2016).

Imagen del Templo del Caballo Blanco, primer templo budista en China, localizado en Henan.

En línea con ello, el primer ministro indio, Narendra Modi, además de destacar de manera permanente el budismo, destina tiempo a la visita de templos budistas en distintos viajes al exterior (Kishwar, 2018), como sucedió en su visita a Singapur en junio de 2018, ocasión en la que visitó el Templo de la Reliquia del Diente del Buddha (India Today, 2018).

El primer ministro Modi, visita el Templo de la Reliquia del Diente de Buddha, en Singapur

En el caso de China, en el actual proyecto «Iniciativa de la Franja y la Ruta» (BRI),el budismo aparece como un recurso cultural y una herramienta diplomática relevante (Raj, 2022). Incluso en el año 2014, el presidente chino visitó la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en París, ocasión que aprovechó para elogiar el alcance que el budismo tuvo en China. De igual manera, en su visita a Sri Lanka en 2017, destacó el vínculo forjado entre ambos países, mediado por el budismo. Por lo demás, el país participa de diversos foros budistas y ha sido anfitrión de algunos (Raj, 2022).

Trayectorias de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (China)

En el caso de Japón, el gobierno japonés ha estado involucrado activamente en la denominada «diplomacia budista», a través de la financiación de diversos proyectos asociados a reliquias del budismo mundial y la promoción de la herencia budista japonesa en el mundo, utilizando el budismo en sus relaciones políticas bilaterales con otros países. En ese marco, ha financiado la preservación y restauración de reliquias budistas en países como China, Myanmar, Uzbekistán, Tailandia, India y Camboya, al tiempo que ha mostrado su interés por el reavivamiento de la Universidad de Nalanda en India. El ministro de Relaciones Exteriores japonés se reunió con el Grupo Mentor de la universidad planeada y el primer ministro indio en 2007 y 2010, respectivamente, para discutir el apoyo de Japón al proyecto. Como parte de la Asociación Global Japón-India firmada en 2006, el gobierno japonés comprometió la inversión de $100 millones para la universidad (Krishna, 2014). Un ejemplo del rol del budismo en las relaciones bilaterales de Japón fue la visita del presidente de Mongolia, Nambaryn Enkhbayar, en 2007, a Japón, cuya agenda incluía visitar dos templos budistas en Fujisawa y Yokohama.

Por su parte, los reyes de Bután visitaron Japón en 2011 y en esa ocasión usaron un cincel para hacer un corte en una talla de Buddha hecha de un tronco de pino arrastrado por un tsunami, ofreciéndolo como una oración por sus víctimas (Ministry of Foreign Affairs of Japan, 2011). Además, Bután ha logrado incorporar la perspectiva budista a su conocido Índice de la Felicidad Nacional Bruta (Alkire, 2014), contribuyendo así a la proyección de la cosmovisión budista al mundo de una manera diferente.

Puede entonces decirse que el budismo ocupa también un lugar en la diplomacia de diversos países asiáticos, como un eficaz elemento de su «poder blando», apoyándose en la universalidad y actualidad de su mensaje. Por lo demás, esa «diplomacia budista», suele enmarcar cualquier relación en una perspectiva de no violencia y principios éticos fundamentales, conectando diversas temporalidades y espacialidades, comprendiendo otras diversidades, que permiten expandir el alcance semántico y la proyección de poder de estos países. Estos están asentados en un reconocimiento de la diversidad cultural como riqueza y otras dimensiones del budismo que multiplican su alcance.

Referencias

Alkire, S. (2014). Gross National Happiness Index Explained in Detail. Centre for Bhutanese Studies.  file:///C:/Users/Usario/Downloads/Sabina_Alkire_method%20(1).pdf

Giménez, G. (2007). Cultura política e Identidad. En Giménez, G. Estudios sobre la  cultura y las identidades sociales(pp. 195-214). Conaculta-Iteso.

—————— (1997). Materiales para una Teoría de las identidades sociales. Frontera norte.  9, 18, 9-28.

India Today (2018). Why Modi visited Mariamman Temple and Chulia Mosque in Singapore. India Today (2 de junio). https://www.indiatoday.in/lifestyle/travel/story/why-modi-visited-mariamman-temple-and-chulia-mosque-in-singapore-1248596-2018-06-02

Jaoul, N. (2021). Beyond Diaspora: Ambedkarism, Multiculturalism and Caste in the UK. South Asia Multidisciplinary Academic Journal (online), 27.

Kishwar, S. (2018). The Rising Role of Buddhism in India’s Soft Power Strategy. ORF Issue Brief, February, n· 228.

Krishna, R. A. (2014). Nalanda University reopens after 800 years. Hindustan Times (1· de septiembre). https://www.hindustantimes.com/india/nalanda-university-reopens-after-800-years/story-ysbIgYUq4LXA9U8k0vLSVP.html

Ministry of Foreign Affairs of Japan (2011). State Visit of their Majesties the King and Queen of Bhutan to Japan. Outline of Visit Programme and Appraisal. https://www.mofa.go.jp/region/asia-paci/bhutan/visit_1111.html

Noya, J. (2006).Una diplomacia pública para España. DT 11. Real Instituto Elcano, 2006.

NYE, J. (2004). Soft Power. Public Affairs.

Ober, D. F. (2019). From Buddha Bones to Bo Trees: Nehruvian India, Buddhism, and the poetics of power, 1947–1956. Modern Asian Studies, 53 (4), 1312-1350.  

Raj, A. (2022). Resurgence of Buddhism in Indian and Chinese Diplomacy. The Creative launcher, 7(2), 20-30. https://www.redalyc.org/journal/7038/703873565003/html/

Scott, D. (2016). Buddhism in Current China–India Diplomacy. Journal of Current Chinese Affairs, 45 (3), 139–174.

Sharma, S. K. y Sharma, U. (Eds.). (2004). Cultural and Religious Heritage of India. Vol 3: Buddhism.  Mittal Publications.  

Srivathsan, A. (2012). Four bones, three countries. The Hindu (20 de Agosto).  https://www.thehindu.com/opinion/op-ed/four-bones-three-countries/article3796022.ece

Xinhua News Agency (2006). World’s First Buddhist Forum Opens in China. China.org.cn  (13 de abril).    http://www.china.org.cn/english/2006/Apr/165512.htm

Zhang, J. (2012). Buddhist Diplomacy: history and Status Quo. Figueroa Press.

Lía Rodriguez de la Vega es licenciada en Estudios Orientales y doctora. en Relaciones Internacionales. Ha realizado estancias postdoctorales en la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS), Porto Alegre, Brasil (2009) y en la Universidad de Delhi, Nueva Delhi, India (2016).  Es Investigadora Categoría ll del Programa Nacional de Incentivos para Docentes Investigadores (República Argentina) y se desempeña como docente (grado y posgrado) e investigadora en diversas instituciones universitarias. Es directora de la Licenciatura en Estudios Internacionales (UNCAUS, República Argentina). Ha sido secretaria general de la Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África (ALADAA) y es actualmente vicedirectora del Comité de Asuntos Asiáticos del Consejo Argentino para las relaciones Internacionales (CARI).