El budismo en Colombia (I): orígenes, práctica y difusión
DANIELA MESA SÁNCHEZ
Este artículo forma parte de la edición especial «El budismo en los países de habla hispana»
Introducción
La historia del budismo es larga y compleja, se remonta 2.500 años atrás y no está limitada a un territorio particular, por el contrario, se trata de una religión que se expande cada vez más desde sus inicios, y que actualmente se extiende por todo el planeta. A mediados del siglo XX se gestaron, inicialmente en Estados Unidos y posteriormente en Latinoamérica, movimientos sociales contraculturales importantes que rechazaban asiduamente la manera en que funcionaba la sociedad industrial y el modelo económico capitalista. A partir de la década de los años 60, el creciente descontento social hacia la política imperante marcada por las acciones bélicas, el auge de dictaduras militares latinoamericanas, los modos de producción económico avasallantes y antiecológicos y una gran variedad de conflictos sociales, sirvieron como detonantes de cuestionamientos existenciales profundos, los cuales encontraron asilo en la consolidación de movimientos sociales de contracultura con un fuerte componente budista e hinduista.
Circunstancias históricas como la guerra de Vietnam, el rechazo del modelo racionalista de la ciencia y el pensamiento existencialista propio de la posguerra europea fueron desencadenantes importantes en la consolidación de nuevas formas de ver el mundo en donde el foco se encuentra en la búsqueda espiritual. En este contexto, el interés de Occidente en el budismo cobra fuerza, sobre todo en relación con la psicología terapéutica y a la llamada new age, que incluye el conocimiento de gran diversidad de doctrinas espirituales y esotéricas. Las nuevas interpretaciones psicológicas asocian al budismo con la atención plena o mindfulness y sus técnicas de meditación son empleadas en el marco de las terapias de salud alternativas (Batchelor, 2002). Ya desde los albores de la psicología, se contemplaban las teorías psicoterapéuticas y de crecimiento personal con un abordaje budista, sobre todo con relación a la concepción de la conciencia, el tiempo, el dolor y la muerte. Así, el desarrollo de teorías al interior de la psicología que articulan las enseñanzas budistas, ha servido de piedra angular para trabajar trastornos, miedos, fobias y traumas, lo cual va de la mano con la raíz de la enseñanza budista primigenia: liberar del sufrimiento con base en la compasión. Asimismo, se observa la inminente influencia del budismo en el comercio, la política y la diplomacia, así como la relación entre el budismo y la modernidad (Baumann, 2001). De ahí que en la configuración de un mundo global se vean modificadas las formas en que se reproduce el budismo en la actualidad, específicamente en Latinoamérica, en donde existe un corpus literario, artístico, religioso e intelectual bastante amplio de las diferentes enseñanzas del dharma. En este sentido, se ha adaptado a las lógicas sociales de la modernidad y se encuentra permeada por la psicología, la literatura, la ciencia, la filosofía, y el arte.
En Colombia hay varios estudios académicos sobre budismo. Se ha realizado investigaciones en el marco de la antropología, la filosofía, la sociología y la psicología, entre los que se destaca la tesis de sociología de Ángela María Zarama, de la Universidad Javeriana, titulada «El budismo en Bogotá» (2019), la investigación del filósofo Juan Pablo Restrepo, de la Universidad del Valle, «Budismo y filosofías amerindias en el Antropoceno. Seres y no humanos en la actual crisis ecológica» (2021), la investigación de la antropóloga Alejandra Echeverri Lemos, de la universidad de Los Andes, titulada «Budismo Mahayana: introducción de nuevas prácticas religiosas en Bogotá» (2003), la investigación de la filósofa Diana Hoyos Valdés, de la Universidad de Caldas, «Budismo y filosofía moral occidental»(2018), la tesis de antropología de Daniela Mesa, de la Universidad de Antioquia, titulada «El budismo zen en la ciudad de Medellín: una aproximación a los pilares filosófico-religiosos de la práctica de zazén en el contexto local»(2015), la tesis de grado de psicología de Daniel Martínez López, de la Universidad Externado de Colombia titulada «Meditación lam-rim como alternativa terapéutica para la salud en monjes budistas y practicantes» (2020). Destaca también el trabajo del Dr. Carlos Barbosa, investigador en filosofía budista y filosofía japonesa y profesor de filosofía de la Universidad Pedagógica Nacional, quien ha escrito artículos como «Mística budista, mística cristiana y el problema de la inefabilidad» (2011), «La constitución de la subjetividad desde la interdependencia y los desafíos socioecológicos del siglo XXI: una aproximación desde Dōgen» (2021), entre otros [i].
El propósito de este ensayo es presentar un panorama de la situación del budismo en Colombia a partir de los procesos de transmisión de la praxis religiosa en sus diferentes ramas, corrientes y escuelas, para lo cual se realizó un análisis del contexto histórico que propició su arribo y arraigo, y a su vez, la apropiación identitaria atravesada por los procesos de conversión. El texto se encuentra dividido en tres partes. En la primera, analiza la llegada del budismo a Latinoamérica en el marco del contexto occidental. La segunda, examina la presencia a grandes rasgos del budismo en Colombia en sus diferentes manifestaciones literarias y culturales. Finalmente, la tercera parte, describe la historia, reproducción y difusión de cada una de las organizaciones identificadas de las diferentes tradiciones budistas presentes en el país.
- El budismo en Latinoamérica en el marco del contexto occidental
El budismo no es una religión monolítica, está permeada por un sinnúmero de interrelaciones, confluencias y trasmigraciones que a lo largo de su historia han dado como resultado una gran pluralidad de linajes, escuelas y corrientes. De ahí que en lugar de hablar de «budismo», sería más preciso la acepción «budismos». Para entender el lugar cultural del budismo en la modernidad es importante sondear las dinámicas sociales e históricas que motivaron la migración de espiritualidades orientales en el resto del mundo. El notable desarraigo de la religión oficial por parte de grandes y diversos sectores de la población católica parece estar motivado por la necesidad de asirse a una espiritualidad no teísta que permitiera recapacitar acerca del sentido de la vida. El budismo fue en gran medida muy atractivo para dicho propósito porque se centra en abordar temas centrales de la experiencia humana como el sufrimiento y la muerte. La notable preocupación sobre los problemas del mundo, tales como las guerras, las crisis económicas, el deterioro ambiental, el agotamiento de los recursos naturales y los conflictos sociales, cimentaron las bases para que se generara todo un movimiento sincrético y plural sobre las espiritualidades orientales, que devino posteriormente en la consolidación de instituciones budistas en Europa y Norteamérica que luego fundarían también escuelas en países latinoamericanos, es un proceso migratorio para la construcción del budismo moderno (McMahan, 2019).
El creciente interés por el conocimiento espiritual de Oriente y la difusión del budismo por medio de la literatura, la filosofía y la psicología dieron como resultado un elevado interés por esta religión que posteriormente se generalizó. A partir de la década de los 70 se dictaron charlas, seminarios y conferencias sobre la meditación, las prácticas yoguis, la iluminación, la liberación del sufrimiento. Conceptos ampliamente desarrollados por el budismo como «karma», «dharma», «nirvana» o «samadhi» empezaron a ser altamente difundidos y sirvieron de punto de partida para la consolidación de prácticas alternativas a la religión oficial. Asimismo, en esa época se tradujeron al español los libros de prolíficos y reconocidos autores de la espiritualidad oriental como Alan Watts, Daisetz Teitaro Suzuki, Erich Fromm o Aldous Huxley. Es por ello que de una forma o de otra «el budismo no llegó a Occidente a través de una misión activa, sino por la lectura de libros convincentes sobre sus doctrinas» (Bechert, 1987: 475). Se observa, por un lado, un interés netamente académico por autores en donde prima la erudición analítica y racionalista sobre el budismo y, por otro lado, existe un interés por autores de divulgación que apuntan a todo tipo de público con textos que motivan a la experiencia y a la práctica.
En Latinoamérica, el fenómeno de las prácticas meditativas, las conferencias de maestros de Oriente televisadas, las prácticas ascéticas, el yoga, el vegetarianismo, corrientes filosóficas de los vedas, el hinduismo y el budismo comienzan a ser difundidos y pensados desde una mirada occidentalizada de los mismos, dado que podía dialogar con los fenómenos contraculturales de la mano de la música, las prácticas contemplativas y el arte, elementos que entraron a ser punto de partido para motivar la conversión de personas adscritas a otra religión, o bien, sin vínculos religiosos, al budismo.
- Los cimientos del budismo en Colombia
La presencia del budismo se enmarca en dos contextos de llegada, el primero abarca la conversión de adeptos sin ascendencia asiática y el segundo es el budismo étnico compuesto por personas inmigrantes de origen asiático, en ambos casos coexiste la influencia de misioneros que fundaron sus propias escuelas. El budismo étnico se caracteriza por ser un mecanismo de salvaguarda cultural e identitaria de las comunidades de migrantes, especialmente mediante la realización de rituales fúnebres y la celebración de festividades tradicionales. Este fenómeno tuvo gran relevancia en países latinoamericanos como Argentina, ya que hubo una significativa oleada de inmigración japonesa, coreana, laosiana, china y taiwanesa a finales de 1970 en ese país, lo que permitió la creación de colectivos budistas como la «Asociación Budista China de Argentina» y la construcción de templos como «Tzon Kuan» ubicado en el Barrio Chino de Buenos Aires y «Honpa Hongwanji» de la tradición jodo shinshu en el barrio de San Cristóbal, también en la ciudad de Buenos Aires (Carini, 2018). Sin embargo, en Colombia, no se evidencia la presencia de colectivos budistas producto de la migración, especialmente china, que hubo para la construcción del canal de Panamá. Tampoco hay presencia de la «Orden Budista Internacional Fo Guang Shan» ni de templos locales del zen Coreano. Si bien existe actualmente en Colombia una comunidad china que cuenta con uno de los barrios chinos más antiguos de Latinoamérica, el cual fue fundado en los años 30 por inmigrantes chinos en la ciudad de Barranquilla y es considerado zona de integración cultural y celebración de festividades como la llegada del Año Nuevo Chino, a diferencia del caso argentino, no hay presencia de budismo étnico local. Cabe señalar que los miembros de la colectividad china profesan la religión tradicional Han, o se convirtieron al cristianismo.
Dicho lo anterior, se comprende que la presencia del budismo en Colombia tiene su anclaje inicial en la apropiación intelectual del mismo en un contexto histórico marcado por la difusión en el ámbito académico de las denominadas «filosofías orientales», las cuales permitieron pensar el mundo desde una cosmogonía no judeocristiana por parte de sectores sociales intelectuales del ámbito de la literatura, la música, la poesía, el arte y la filosofía. Se puede observar la influencia indirecta del budismo en la literatura colombiana en autores como Fernando González (1895-1964), ya que en su obra Viaje a Pie (1929) o Pensamientos de un viejo (1916) aparecen personajes y diálogos cargados de cuestionamientos metafísicos sobre la vida y la muerte propios de la filosofía budista. Otro ejemplo es el del escritor León de Greiff (1895-1976) prolífico poeta antioqueño que se inspiró en conceptos como el nirvana, la vacuidad, la ilusión del yo, la transitoriedad del cuerpo y la percepción de que la existencia es un sueño. Esto se refleja en textos como Variaciones alrededor de nada (1936) o Tergiversaciones (1925), en donde es frecuente la alusión al Buda histórico. Al igual que lo descrito por Carini con respecto al contexto argentino, (2009, 2012, 2013, 2014, 2016, 2017, 2020, 2021) en Colombia el interés por el budismo estuvo impulsado por colombianos sin ascendencia oriental interesados por las filosofías de Oriente, la meditación y una visión del mundo por fuera de los parámetros judeocristianos.
Otro suceso que hace parte de las historias de vida de conversos colombianos hacia el budismo es la influencia de la violencia y el conflicto armado interno nacional, en donde la búsqueda de asilo espiritual da luz sobre la relación de la religión con el cambio social, la búsqueda de la paz y la resistencia al conflicto armado (Plata y Rincón 2015). Toda una serie de sucesos contextuales propios de la denominada «violencia en Colombia» ha servido de piedra angular en la adscripción hacia el budismo dentro del marco de las diferentes estrategias que la población civil ha tenido que emplear para resistir y afrontarlo. Un rápido esbozo histórico de la relación entre conflicto armado y religión en estudios como «Participación de la Iglesia en la historia política de Colombia» (1971) y «Partidos políticos y poder eclesiástico» (1977) muestra como la participación de la Iglesia católica en la construcción del Estado nacional durante los siglos XIX y XX estuvo permeada por el incremento de la violencia y las disputas entre conservadores y liberales. En la investigación realizada por Zarama (2019) en las entrevistas realizadas, se deduce ese elemento de la violencia en Colombia como detonante importante en los procesos de conversión.
Los estudios budistas también se encuentran inmersos dentro de la práctica, lo que significa que no está desanclado el estudio intelectual de la vivencia experiencial, esto nos lleva a no escatimar la estrecha relación entre ambos aspectos, dado que, en su gran mayoría, el estudio académico del budismo ha servido de base para la inmersión en la meditación por parte de sus estudiantes.
[i] El Dr. Carlos Barbosa también forma parte del proyecto Budismo en Bogotá: historia, actualidad y perspectivas de la Escuela de Ciencias Humanas de la Universidad del Rosario (https://urosario.edu.co/escuela-de-ciencias-humanas/budismo). El cual se basa en una investigación sociológica sobre las comunidades practicantes del budismo en Bogotá, pensando en la integración del budismo en el escenario de la pluralidad religiosa del país y el tejido social atravesado por la conversión, los imaginarios de las representaciones religiosas y la importancia de la comunidad. Este proyecto pone de manifiesto el potencial de los grupos budistas como agentes promotores de paz en el escenario del posconflicto.