Un templo zen en Bogotá: la proclamación de Daishinji como templo de la escuela zen Sōtō en Suramérica

CARLOS BARBOSA CEPEDA

Extiendo mis agradecimientos al monje Sohō Ortiz por su valiosa orientación en el proceso de documentación para este escrito, así como al maestro Denshō Quintero por su precisa revisión del último borrador. Gasshō.

Daishinji: el camino a la proclamación oficial como templo

El 12 de febrero de 2023 fue establecido el primer templo zen oficialmente reconocido en Colombia. Cumplidas las ceremonias de rigor, la escuela Sōtō de Japón otorgó este reconocimiento a Daishinji, el Templo de la Mente Magnánima; así, su maestro, Ven. Denshō Quintero, fue nombrado su primer abad en ejercicio. El acontecimiento es sin duda muy significativo en la eventual consolidación del budismo zen en este país suramericano. Qué tanto se consolide es, por supuesto, imposible de predecir, pero acontecimientos recientes como el que aquí reportamos dan a entender que Colombia —y más específicamente su capital, Bogotá— podría convertirse en un nodo relevante para esta tradición budista en la región.

Ahora bien, la proclamación de Daishinji como templo de la escuela Sōtō vino precedida por una larga historia como centro de práctica (zendō) que se remonta al año 1989, cuando el entonces monje Denshō lo estableció en Bogotá con un número muy modesto de practicantes. Durante sus primeros años el zendō dependió de varios lugares en préstamo o alquiler, hasta que ya en el siglo XXI logró contar con un sitio de manera más estable. En 2009, Ven. Denshō obtuvo reconocimiento de la escuela Sōtō como maestro y en 2013 fue nombrado misionero internacional (j. kokusai fukyōshi). En marzo de 2016, la sangha organizó el Tercer Encuentro Zen Latinoamericano. En 2019 logró hacerse a una sede propia, y desde entonces ha experimentado un importante crecimiento tanto en el número de practicantes que han tomado preceptos laicos como en el número de ordenaciones monásticas. Además, logró establecer un sitio de práctica en la ciudad colombiana de Armenia, se ha hecho cargo de la orientación de la sangha Dokan en Caracas, y tiene bajo su amparo la reserva natural Kasaguadua en Colombia.

Tras un proceso de varios años, el maestro MINAMISAWA Dōnin, superior de la escuela Sōtō, emitió el 1 de diciembre de 2021 el documento mediante el cual autorizaba la proclamación del templo Daishin. Sin embargo, para hacerla efectiva era necesario llevar a cabo las ceremonias de rigor, cuyas fechas fueron fijadas para el sábado 11 y domingo 12 de febrero de 2023. No se trataba de un proceso fácil. Los cinco rituales supusieron una minuciosa preparación y requerían la presencia de al menos diez monjes ordenados en la escuela —incluyendo el Superintendente General de la Misión Budista Sōtō Zenshū de Sudamérica (j. Sōkan), Ven. SEINŌ Chōhō. Así pues, todo el año 2022 y el inicio de 2023 fue para la sangha un tiempo de exigente planeación y preparación. A continuación, encontramos una breve relación de lo acontecido en las ceremonias.

Las ceremonias

El día sábado 11 de febrero debían tener lugar dos actos: (i) el nombramiento del shuso (monje líder), función que recayó en el monje Sohō Ortiz; (ii) el anuncio de funciones.

Ven. Denshō Quintero y Ven. Seinō Chōhō. Fuente: Daishinji

Nombramiento del shuso. El procedimiento es relativamente sencillo. Deben entrar los monjes presentes y enseguida el abad. A continuación, el ino (cargo correspondiente a la administración general del templo) presenta oficialmente al shuso, quien dirige unas palabras al abad y ofrece incienso.

Ceremonia de anuncio de funciones. En la segunda ceremonia se anuncia oficialmente la distribución de funciones para los tres actos del domingo. Deben entrar primero los miembros de la sangha presentes, y luego los maestros con funciones en el ritual (uno de ellos el abad). El abad lee las funciones asignadas y anuncia el nombramiento del shuso, quien acepta con tres postraciones (sanpai). Prosigue una enseñanza, que fue impartida por Ven. Jisen Oshiro Rōshi. Tras la enseñanza, se ofrece un té de confraternización. Finalmente, el acto termina con la salida de los tres maestros y los monjes.

El domingo 12 de febrero se llevaron a cabo tres ceremonias distintas. Durante ellas se oficializan el nombramiento del abad y la institución del templo, y se celebra su primer “combate en el Dharma” (cuya relevancia explicaremos más adelante).

Shinsanshiki. Literalmente «ascenso a la montaña», el Shinsan se escenifica como la llegada del nuevo abad al templo. Por este motivo, entra al edificio del templo con un bastón de peregrino. El nombre del acto evoca que, por tradición, cada templo zen recibe no solo un nombre de templo, sino también un nombre de montaña —en este caso, Myōhōsan (montaña del maravilloso Dharma)—. Durante el acto, Ven. Denshō es oficialmente proclamado abad por el director general de la Misión del Budismo Sōtō Zen en América del Sur, SEINŌ Chōhō. Enseguida, el abad debe pronunciar varios discursos.

En primer plano, Coen Souza Rōshi y Ven. Denshō Quintero. Fuente: Daishinji

Shinsankaidō. Esta es la ceremonia de ascenso al altar, que marca el momento en el cual el abad toma posesión de su cargo. Tras su entrada, el abad dirige varios discursos: palabras dirigidas a los ancestros, palabras para los fundadores del templo, palabras de agradecimiento a su maestro y palabras dirigidas a la sangha del templo. Enseguida oficia un mondō (sesión de preguntas y respuestas) de manera ritual. Después de unos últimos discursos, desciende del altar y la congregación hace tres postraciones de felicitación. [Grabación del acto disponible aquí] 

Hossenshiki. La última de las ceremonias es el primer hossenshiki (ceremonia de combate en el Dharma) del templo: en ella el monje nombrado shuso debe responder sin titubear las preguntas que le formulen los maestros y monjes participantes. Pasado este punto, el templo está autorizado para oficiar nuevos hossenshiki en el futuro, lo cual es muy significativo porque dicho ritual es un paso indispensable en la formación de todo monje o monja en la escuela Sōtō. [Grabación del acto disponible aq]

Las maestras y maestros participantes

Monjes y maestros participantes en las ceremonias. Fuente: Daishinji

Las ceremonias oficiales contaron con la presencia de 17 maestras y maestros de la escuela Sōtō. Quizá pueda leerse este hecho como muestra del entusiasmo y apoyo que el acontecimiento suscitó dentro de la escuela en el continente americano, especialmente en Suramérica. Varios de los maestros debían desempeñar funciones en las ceremonias.

Como maestro de Denshō Sensei, OKUMURA Shōhaku Rōshi ofició como abad fundador del templo Daishin. Ven. SEINŌ Chōhō —director general de la escuela Sōtō para América del Sur— sirvió como jokeshi (maestro consejero del abad); la función de jokeshi es indispensable para la realización de la hossenshiki (ceremonia de la cual hablamos previamente). El venerable maestro Daiju Bitti Rōshi y la venerable maestra Coen Souza Rōshi fueron enviados en representación de los dos templos capitales de la escuela Sōtō: Eiheiji y Sōjiji, respectivamente. Jisen Oshiro Rōshi ofició como godō (lit. “sala posterior”), cargo al cual corresponde en los grandes monasterios el entrenamiento de los monjes.

Ven. Senpō Oshiro ofició como ino. También desempeñaron funciones Mokugen Sobrinho Rōshi, Ven. Shōryū Bradley, Ven. Enjo Stahel, Ven. TAHARA Ryōju, Ven. Taikō Shōei y Ven. Kendo Bitti. Los maestros Ven. Genshō Chalegre, Mumon Savoy, Genpo Portela, Jishun Morioka, y HOSAKA estuvieron con el público, que contaba también con la presencia de integrantes y simpatizantes de la sangha de Daishinji.

Después de las ceremonias, se ofreció una recepción que acogió a cerca de sesenta asistentes. La ocasión fue oportuna para recordar las celebraciones por los 120 años de presencia de la escuela Sōtō en Suramérica, las cuales tuvieron lugar en el marco del X Encuentro Zen Latinoamericano, entre el 19 y el 27 de agosto en Perú.

¿Qué le espera al budismo zen en Colombia? ¿y a la sangha de Daishinji?

A diferencia de otros Estados de Suramérica —como Perú, Argentina, Brasil, Bolivia o Paraguay —, Colombia no ha sido precisamente un gran receptor de población migrante japonesa. La pequeña colonia nipona en el país, además, ha sido tradicionalmente más bien adepta a la religión tenrikyō. Así las cosas, el contacto del pueblo colombiano con el budismo zen no ha venido mediado por la inmigración. No hay que desconocer, eso sí, que la predicación budista al público nativo de la región no comienza antes de la década de 1970. En el caso de Colombia, se puede considerar que la difusión del dharma budista inicia en 1981. Particularmente, el zen comienza su vida en el país en 1990 —según Denshō Sensei, ya en 1983 Philip Kapleau Rōshi impartió conferencias y dirigió un retiro, pero la experiencia no cristalizó en ningún grupo de práctica.

Desde entonces el escenario religioso del país ha cambiado drásticamente. Si bien el catolicismo no deja de ser la religión predominante, sobre todo en lo corrido de nuestro siglo ha cedido bastante espacio a tres fenómenos: el pentecostalismo-neopentecostalismo, el catolicismo no practicante y la no afiliación religiosa (v. Beltrán y Larotta, 2020). Aunque faltan datos de investigación al respecto, el escenario budista de la capital, Bogotá, da la impresión de que los practicantes budistas vienen en su mayoría de ese último sector: aquellas personas que se desmarcan del catolicismo en que han sido criadas; sin embargo, no saltan de una tradición a otra inmediatamente. Como docente y divulgador, estimo que el interés en el budismo puede no ser un fenómeno masivo en la ciudad (quizá nunca lo será), pero es mucho mayor de lo que me esperaba en un comienzo. Y la tradición zen, junto con el budismo tibetano y el vipassana, es especialmente reconocida y objeto de atención entre la creciente población sin afiliación religiosa. ¿Podemos, pues, prever un espacio de crecimiento o consolidación para el zen en el siglo XXI?

En principio, lo dicho da para pensar que sí; pero nadie puede predecir lo que acontecerá ni siquiera a veinte años vista. Además, hace falta ver en qué medida el zen podrá adaptarse a la cultura local. En una conferencia de 2021, el maestro Lama Tsultrim Tarchin (Robert Acosta), director del Karma Thegsum Chöling de Bogotá (afiliado a la escuela karma del budismo tibetano) apuntaba que, en su concepto, la persona colombiana promedio suele tener problemas con la constancia y disciplina necesarias para sostener una vida basada en preceptos o votos; sin ello cuesta encontrar quienes se comprometan con una práctica budista laica, y mucho menos con la vía monástica.

Ahora bien, las señales presentes en Daishinji lucen positivas. Desde 2019 la sangha se ha consolidado bastante en contraste con todos los años anteriores. Actualmente cuenta con alrededor de cuarenta integrantes comprometidos —la mayoría con preceptos laicos—, de los cuales ocho son monjes ordenados y unos cuantos se están preparando para su ordenación. En lo corrido de 2023, más practicantes, poco a poco, se han ido sumando.

Sea como sea, el budismo nunca ha arraigado en ninguna parte sin un lento proceso, un proceso de siglos. En Colombia apenas han pasado cuatro décadas. No solamente ceremonias como las que se vivieron para la proclamación oficial del templo toman tiempo: también todo el proceso de formación de una sola monja o monje. Pero no crece un árbol robusto sin raíces firmes. Establecer la práctica del zen en Colombia no será esencialmente diferente a como ha ocurrido en el pasado: hará falta hacer la tarea un paso a la vez, día tras día, y tener una larga visión de futuro. En la sangha se ha vuelto común escuchar que es preciso trabajar pensando en las generaciones futuras. Por su proverbialmente larga visión de futuro son bien conocidos los países de Asia Oriente hoy en día. Quizá incorporarla en la práctica del zen en Colombia, y en general en América Latina, se convierta en un importante legado de la tradición zen para el desarrollo moral de la región. La aspiración de Daishinji es sembrar esas raíces y hacerse un faro moral para la sociedad.

Comunidad Soto Zen de Colombia Templo Daishin

Referencias y mayor información

“Denshō Quintero”. Wikipedia. 3 de marzo de 2023. Web. https://es.wikipedia.org/wiki/Densho_Quintero

“¿Quiénes somos? Misión budista Soto Zen en América del Sur”. Soto Zen 120. Web. https://www.sotozen120.org/quiénes-somos

BELTRÁN, William, Sonia LAROTTA. Diversidad religiosa, valores y participación política en Colombia. Resultados de la encuesta nacional sobre diversidad religiosa 2019. Bogotá: Act Iglesia Sueca, World Vision, Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, Universidad Nacional de Colombia, 2020.

MORENO HOLGUÍN, Victor Ricardo. “Abad y primer Templo oficial Soto Zen en Colombia”. Religión Digital, 11 de febrero de 2023. Web. https://www.religiondigital.org/escuela_de_contemplacion_salmos-_victor_r-_moreno/Abad-Templo-Soto-Zen-Colombia-salmos-Espiritualidad_7_2532416738.html

Lama Tsultrim TARCHIN. “El budismo en Bogotá”. Entrevista Carlos Barbosa Cepeda. Escuela de Ciencias Humanas, Universidad del Rosario. 29 de septiembre de 2021. https://fb.watch/lTQ3Jvo0i-/


Carlos Barbosa Cepeda es doctor en humanidades por la Universitat Pompeu Fabra. Es investigador en filosofía japonesa, filosofía de la religión y filosofía budista. Pertenece a la sangha zen Sōtō del templo Daishin (Bogotá). Actualmente enseña en la Universidad Pedagógica Nacional de Colombia. Es vicepresidente de la Asociación Latinoamericana de Filosofía Intercultural (ALAFI), así como miembro de la Red Europea de Filosofía Japonesa (ENOJP) y la Red Colombiana de Filosofía de la Religión (RCFR). Escribe para la Revista Horizonte Independiente y para Buddhistdoor en Español.