Rituales del funeral budista: cultura y tradición
CARIDAD MARTIN NIETO
¿Qué es la muerte en el budismo? ¿Cuál debe ser la actitud del budista frente a ella? ¿Cómo es un funeral budista? ¿Qué impacto tienen en el medio ambiente los entierros o incineraciones? ¿Cómo gestionar la despedida y el duelo de familiares y allegados? ¿La presencia de capellanes ayudaría a esta gestión?
Lo que nos proponemos con este artículo es acercar estas cuestiones profundizando en cómo se concibe la muerte en el budismo y describiendo un protocolo funerario budista actual, aunque sabemos que no existe una liturgia concreta para esto, ya que los ritos dependen de las tradiciones culturales de cada región budista en concreto.
Aunque es cierto que, a ojos de los budistas, la muerte se considera el inicio de una etapa en el ciclo de la existencia, encontramos una impresión sobre la actitud budista frente a la muerte en los versos sobre Kisa Gotami, que constituyen una enseñanza del Buda sobre la universalidad de la muerte y la importancia de las prácticas ante la angustia que se experimenta frente al contacto directo con la pérdida:
.. después de perder a su único hijo, una desesperada Kisa Gotami deambulaba por la ciudad con el bebé muerto en brazos, suplicando a gritos si había alguien que la pudiera ayudar. Su pena era tan grande que muchos pensaron que se había vuelto loca. Un anciano compadecido le dijo que fuera a ver al Buda y ella fue a buscarlo. El Buda le dijo que podría ayudarla a revivir a su hijo si encontraba semillas de mostaza blanca de una familia en la que nunca hubiera habido un fallecido. Ella se despidió rápidamente para ir de casa en casa, pero no pudo encontrar un hogar en el que no hubiera fallecido un familiar. Así se dio cuenta de que no hay lugar libre de la mortalidad. Ella regresó donde el Buda y, al entender, encontró consuelo.
El funeral budista en España fue reconocido legalmente por el Ministerio de Justicia español en el año 2007. Entre otras cosas, la ley permite que los finados puedan ser velados en tanatorios o templos de culto budista. Existe un protocolo funerario promovido por la Federación de Comunidades Budistas Española (FCBE) en 2016, en colaboración con Parcesa, empresa especializada en prestar servicios funerarios, que cuenta con la experiencia de haber realizado funerales budistas desde entonces. La FCBE cuenta con una membrecía formada mayoritariamente por grupos seguidores del budismo tibetano, y el tratamiento que hace de la muerte es culturalmente afín al budismo vajrayana, pero al ser esta escuela la que tiene más y diversos rituales, estos abren la puerta a cualquier otra tradición budista.
Realizamos una visita al cementerio y tanatorio de La Paz, de Parcesa. Las funerarias, que conocen la tristeza a la que se enfrenta la familia, resuelven todo los asuntos y dudas que puedan presentarse y no solo proporcionan el servicio religioso que el fallecido haya pedido, sino que cuentan también con asesoría jurídica y se adaptan a las peticiones y otras necesidades que la familia pueda tener.
Podemos decir que no existe una liturgia concreta para los funerales budistas, ya que los ritos dependen de las tradiciones culturales de cada región budista. Es decir, las prácticas funerarias y la expresión del duelo son expresiones del folclore de cada lugar donde el budismo se ha establecido.
España no es ninguna excepción. Aquí, como en el resto de los países actuales, el progreso de la sociedad se mide por el consumo, prima la competencia y el hedonismo, y se vive deprisa y de espaldas a la muerte. Todo esto ha propiciado una tendencia al laicismo y ha hecho que las manifestaciones culturales relacionadas con la muerte hayan quedado reducidas a poco más que el funeral. Aunque antiguamente eran celebraciones dramáticas y ocasionalmente suntuosas, como las que aún se celebran el Día de Muertos en Mexico, con sus catrinas, ritos y altares de muertos que, al igual que en China, se llenan de todos los productos que le gustaban al finado en vida.
¿Cómo debemos comportarnos? En el Bardo Thodol, conocido popularmente como Libro tibetano de los muertos, se recogen las instrucciones que se deben leer junto al difunto para ayudarle a salir de su paso por el estado intermedio o «bardo», que precede a una nueva existencia en el ciclo del samsara (resultado de los residuos kármicos acumulados en esta vida) o a la liberación definitiva.
Es importante, por tanto, la presencia de familiares y amigos que, juntos, deben reflexionar sobre las buenas obras realizadas por el difunto a lo largo de su vida, hacer donaciones como buenas acciones kármicas y, de este modo, completar el círculo de donar para la felicidad de todos los seres.
Una vez muere la persona, su cuerpo no debe ser tocado, movido o perturbado durante un mínimo de tres días porque, para los budistas, la conciencia no abandona el cuerpo de inmediato. Esta práctica se permite en España mediante un protocolo funerario pionero. El cuerpo debe mantenerse en frío.
El velatorio o velorio se realiza normalmente en casa del fallecido o en un tanatorio, de cuerpo presente. Se puede invitar a monjes budistas para dirigir cánticos o recitar sutras. Tradicionalmente, la familia viste de blanco, o se cubre con un paño blanco, y los dolientes deben usar ropa sencilla y de color oscuro.
Pasados los días estipulados, se lleva a cabo la incineración o inhumación y, a partir de ahí, da inicio un calendario con fechas fijadas en las que realizar las ceremonias que, según la tradición vajrayana, son:
- Ceremonia diaria: durante la primera semana después del fallecimiento, es costumbre celebrar una pequeña ceremonia diaria de rezos.
- Ceremonia semanal: que los familiares llevan a cabo durante los siguientes cuarenta y nueve días (siete semanas). Esto es así porque se considera que la disolución completa de un fallecido dura siete ciclos de siete días.
- Ceremonia de despedida final a los cuarenta y nueve días. El ciclo se cierra con una ceremonia solemne que tiene lugar justo cuarenta y nueve días después del fallecimiento. Familiares, amigos, conocidos e invitados participan en esta gran ceremonia.
- Por último, se celebra una ceremonia anual en memoria del difunto durante los siete años siguientes.
Donar órganos es una buena acción kármica, pues se trata de un acto voluntario y altruista. España es líder en donación de órganos. Numerosos países están considerando adoptar una cláusula de exclusión, como en España, donde se considera al fallecido donante de órganos si no ha dejado escrito lo contrario.
En otros países, la mayoría de las personas que se registran para la donación de órganos no son aptas para ello. Por ejemplo, en los Estados Unidos, solo tres de cada mil personas (0,03 %) muere de manera que permita la donación de órganos. El Reino Unido cambió recientemente su legislación, en mayo de 2020, para adoptar una política similar a la española.
La creencia en la renacimiento hace que el destino del cuerpo físico no tenga importancia en la fe budista. Por eso, la donación no es un tabú, como sí lo es, por ejemplo, para los sintoístas, que consideran el cadáver algo impuro y peligroso.
Se han llevado a cabo diversos estudios para cuantificar en qué medida afectan al medio ambiente tanto la cremación como la inhumación, y el resultado es que ambas prácticas son altamente contaminantes. En Parcesa nos cuentan que, aunque suele considerarse que la incineración es más contaminante, esto no es así y, sin duda, se reducirían enormemente las emisiones tóxicas si no se embalsamaran los cadáveres y se usaran féretros fabricados sin materiales sintéticos, como ataúdes de maderas sin barnizar o de cartón con acolchados de tejidos naturales, etc.
En la inhumación, cuando es bajo tierra, la descomposición de los cadáveres libera contaminantes químicos o tratamientos médicos, como quimioterapias, que se diluyen en el suelo. Se están desarrollando nuevos métodos de descomposición como la hidrólisis alcalina, el método Promessa o la criogenización, que son menos contaminantes.
Como curiosidad, en el Himalaya, donde el terreno es muy rocoso y la tierra está a menudo helada, es dificil o imposible excavar tumbas. Del mismo modo, la escasez de leña desaconseja la incineración en piras. Así, su rito funerario incluye dejar los cuerpos descuartizados de los difuntos sobre rocas para que las aves carroñeras se alimenten. Es una forma ecológica de volver a la naturaleza, pero, tristemente, ahora es también una atracción turística.
Los rituales privados, como el rezo, y la participación en ceremonias funerarias refuerzan la afectividad positiva. Aunque las creencias y las prácticas religiosas no están reservadas para los momentos de pérdida y dolor, las personas se dirigen hacia la religión en busca de consuelo en estas situaciones de estrés y cuando ven cerca el final de la vida. Y no deja de ser una realidad que los rituales religiosos parecen estar diseñados específicamente para ayudar a las personas a atravesar estos momentos difíciles de la vida.
Parte de los deberes de los monasticos budistas, es ayudar a los moribundos. La idea de que haya presencia de capellanes en un hospital, o de que las distintas tradiciones ofrezcan este servicio, es una sugerencia que, como budistas, proponemos. Brindar acompañamiento a los enfermos moribundos y a sus familiares podría ser una extraordinaria labor de consuelo que el Dharma proporciona.
Terminamos este artículo recordando las últimas palabras del Buda: «Todas las cosas contingentes [casuales, circunstanciales] son no permanentes; esforzaos [en la meditación] con diligencia».
Referencias:
Martínez de Villa De las Heras, Pablo (2016) Muerte, Budismo, y Protocolo Funerario en España: aproximación a algunos grupos budistas, y a la FCBE. [Trabajo Fin de Máster] https://eprints.ucm.es/id/eprint/39043/
Athie Guerra, Yamel (2014) La muerte y el proceso de morir en el budismo. [Trabajo Fin de Máster] https://eprints.ucm.es.
Enlaces:
https://espanol.buddhistdoor.net/una-perspectiva-diferente-acerca-de-la-muerte
http://www.federacionbudista.es/resumen-del-protocolo-funer.html
https://www.ccebudistes.org/es/libros/una-guia-de-la-mort-per-a-budistes/