La polémica sobre los supuestos «préstamos» del budismo al cristianismo. Primera parte

FRANK USARSKI 

Recapitulación del debate sobre el posible impacto de fuentes budistas sobre el cristianismo

Datación, carácter general y estructura temática del debate.

Durante cerca de 50 años, entre los siglos XIX y XX, se estableció en Estados Unidos y Europa occidental —especialmente en Alemania—, una disputa sobre posibles «préstamos» del budismo al cristianismo, o sea, sobre la sospecha de que determinados elementos de la tradición cristiana, incluyéndose extractos del Nuevo Testamento, hubiesen sido «copiados» de antiguas fuentes budistas. Pronto, el debate se expandió para incluir asuntos tales como la cuestión de las similitudes entre las doctrinas e instituciones budistas y cristianas. Al mismo tiempo, se trataron temas afines en periódicos, revistas y conferencias accesibles al público en general. De esta forma, surgirían preguntas asociadas a la relativización de la «inspiración» bíblica, y cuestiones directamente asociadas a convicciones religiosas tradicionales cuyas relativizaciones no solamente alcanzaron a los estratos eruditos de la época, sino también a los «cristianos comunes». 

Primeras representaciones de Cristo (izquierda, Asia Menor, período romano) y del Buda (arte greco-budista de Gandhara). Fuente: Alfred Foucher – L’art Greco Bouddhique du Gandhara Tome-ii de Foucher, publicado en 1905. Imagen de dominio público.

La publicidad y el carácter ideológico del debate sobre el posible «plagio» fueron responsables de la vulgarización retórica de la discusión. Se mezclaron argumentos serios con especulaciones pseudocientíficas. Por momentos, el razonamiento oscilaba estilísticamente entre un supuesto lenguaje académico y una polémica maliciosa. El debate también fue estimulado por budistas alemanes que organizaron reuniones para discutir el tema del «plagio» y lanzaron sus propias publicaciones sobre el tema. No era infrecuente que los budistas se apropiaran de estos encuentros y textos específicos para justificar sus «nuevas» creencias en un contexto cultural tradicionalmente influenciado por el cristianismo, argumentando que el servicio prestado por el budismo al cristianismo demostraba que el primero era la religión superior.

La recapitulación del debate sobre el posible «plagio» debe tomar en consideración la multidimensionalidad de la discusión.

Cuadro cronológico del debate

Hay consenso de que el debate académico sobre los paralelos entre los textos budistas y cristianos fue inaugurado en 1882 por Rudolf Seydel (1835-1892), profesor de filosofía en la Universidad de Leipzig. Una mirada más detallada, sin embargo, revela que incluso antes de las relevantes afirmaciones de Seydel, el tema había sido abordado en otros trabajos de, por ejemplo, Artur Schopenhauer (1840), Ernst von Bunsen (1880), etcétera. Sin embargo, fue «mérito de Rudolf Seydel el haber abordado el tema conforme a los patrones científicos». (GARBE, 1914, p. 14)

Según esta valoración, el debate propiamente dicho comenzó en 1882, año de publicación del libro «El Evangelio de Jesús en sus relaciones con la leyenda y las enseñanzas del Buda», con el que Seydel llamó la atención del mundo académico sobre el supuesto impacto cultural de la India sobre Palestina. Dos años más tarde (1884) publicó «La leyenda del Buda y la vida de Jesús según los evangelios. Nuevo examen de sus relaciones mutuas». Ambos libros provocaron reacciones y críticas vehementes.

Empezando la Primera Guerra Mundial el debate estaba ya casi totalmente aplacado. Casi a modo de su colofón resaltaría la publicación en 1914 de «La India y el cristianismo. Un análisis de sus conexiones histórico-religiosas», de R. Garbe, obra de gran rigor científico que pareció poner punto final a la polémica. No obstante, aún sobrevendrían los estudios de Haas (1922), Schomerus (1932) y Klatt en fecha tan tardía como 1982, los cuales indicaban que, aunque el debate había sobrepasado su apogeo hacía ya mucho tiempo, aún quedaban algunos problemas sin resolver.

El contexto histórico del debate

El debate en torno a la expresión del problema del posible «plagio» fue expresión de tendencias generales en el área del conocimiento académico de la época, las cuales tenían que ver con la valoración de la historia como una disciplina referencial multidisciplinaria; o sea, con el predominio del pensamiento histórico en todas las esferas culturales. Este consenso estaba asociado al surgimiento de una corriente intelectual crítica a la idea de que las diversas áreas sociales se desarrollarían conforme a principios predefinidos e invariables de razón. En oposición a esta visión, los pensadores «progresistas» de la segunda mitad del siglo XIX estaban convencidos de que «todos los fenómenos culturales deben ser entendidos, analizados y explicados como históricos» (SCHNÄDELBACH 1983, p. 53). Para esta controversia específica sobre influencias budistas en el cristianismo, fue decisivo que prevaleciera académicamente una visión genética de la historia basada en el idealismo alemán. Y bajo la influencia de este paradigma, en la teología luterana comenzó a imponerse una nueva generación, cuya consiguiente perspectiva histórica adquirió, en los años 80 del siglo XIX, una forma concreta en la llamada Escuela de Historia de la Religión. Esta comunidad científica tenía como objetivo

[i]nvestigar la Biblia en el marco de la historia de la religión en general, y llegar a una mejor comprensión del desarrollo histórico y el principal carácter de la religión bíblica. (ITTEL, 1956, p. 7)

Una de las consecuencias de la consolidación de la Escuela de Historia de la Religión fue que en Alemania la teología protestante liberal asumió tareas que en otros países europeos desempeñaba la Ciencia de la Religión, por lo que esta última solo se institucionalizó en tierras germanas hacia 1910. Debido a este retraso, el debate sobre el problema del supuesto «plagio» en Alemania fue alimentado por la Ciencia de la Religión solo indirectamente, en el sentido de que los resultados producidos en el extranjero repercutieron en un movimiento intelectual cuyos representantes (filósofos, arqueólogos y filólogos, además de los teólogos asociados a la Escuela de Historia de la Religión) tuvieron por norte ideales y métodos incorporados posteriormente por la Ciencia de la Religión alemana.

Otros impulsos para el debate sobre el problema del «plagio» provinieron de los estudios budológicos. En cuanto a Alemania, se considera que los dos volúmenes de la obra de Carl Friedrich Köppen (1857 y 1859) titulada La religión del Buda y su génesis, fueron de extrema importancia para la discusión sobre la relación entre los textos budistas y bíblicos. Köppen formó parte de una generación de investigadores particularmente inspirada por la tendencia a analizar sus objetos desde una perspectiva explícitamente histórica. Este enfoque se había fortalecido desde los años treinta del siglo XIX, superando al paradigma anterior caracterizado por una lectura metafórica de figuras religiosas, mediante la cual se sugería que el Buda era la versión india del mismo personaje identificado en otras culturas como Mercurio, Wotan, Hermes, Apolo u Osiris, o como un símbolo antropomórfico de la naturaleza o, más específicamente, del sol. Este esquema de interpretación fue cuestionado en la medida en que se impuso la convicción de que las narrativas sobre el Buda reflejan hechos relacionados con un personaje tan real como «otras personalidades claramente históricas—como Mahoma, Lutero y, por supuesto, Jesús». (ALMOND, 1986, p. 319).

Fuente: https://owlcation.com/humanities/The-Many-Similarities-Between-Jesus-and-Buddha

Además de los aspectos previamente mencionados, otros elementos contribuyeron directa o indirectamente a la discusión sobre la relación entre las fuentes budistas y los textos bíblicos. Entre estos se cuentan las investigaciones sobre los evangelios apócrifos, intensificadas en la segunda mitad. del siglo XIX, o la decodificación de los edictos sobre las rocas del emperador Ashoka en 1897, así como el creciente conocimiento de los jeroglíficos egipcios y de la escritura cuneiforme babilónica. 

El horizonte temático del debate

La Escuela de Historia de la Religión, debido a su concentración en el entorno del antiguo Israel, no se mostró muy interesada en un rol potencial de la India en el intercambio con el cristianismo. Aun así, sus investigaciones abordarían un amplio espectro de interdependencias culturales, no solo contemplando la importancia del judaísmo y el helenismo, sino también la importancia de los babilonios, persas y egipcios. El vasto material preparado por los participantes de la escuela llamó la atención sobre la posibilidad de que cualquier texto considerado sagrado y original por una determinada comunidad, incluida la cristiana, haya incorporado elementos de fuentes extrañas y antecedentes de la propia tradición.

No demoró mucho antes de que la discusión sobre temas relacionados traspasara los límites de las sociedades académicas involucradas, y fuera asumida por una audiencia más amplia. Por ejemplo, en 1902, el asiriólogo Franz Delitzsch abordó en una conferencia titulada «Babel y la Biblia» el problema de si, y en caso afirmativo, hasta qué punto, los elementos culturales procedentes de Asiria habían influido en determinados contenidos generalmente considerados característicos del judaísmo. La conferencia, que contó con la asistencia del propio emperador Guillermo II, provocó fuertes críticas por toda Alemania, incluyéndose las del público en general no especializado, que veía en tales análisis una afrenta al cristianismo.

Aspectos sustanciales del debate 

La supuesta dependencia de motivos, símbolos y dogmas bíblicos

Dentro del espectro temático más amplio, los participantes en el debate llamaron la atención principalmente sobre motivos, símbolos y dogmas bíblicos que supuestamente dependen de fuentes budistas. Rudolf Seydel sospechaba de 51 elementos cristianos como posibles resultados de un proceso de «plagio». Las publicaciones posteriores a las obras de Seydel abordaron el tema con más cuidado, centrándose en un número menor de extractos posiblemente «copiados». Sin embargo, una vez que cada investigador presentó su selección particular de posibles extractos «plagiados», el número de paralelos en discusión permaneció casi sin cambios durante mucho tiempo. Según Kappstein, dependiendo de la preferencia individual de cada autor por una u otra parte del Nuevo Testamento, temas como la concepción y nacimiento de Jesús, la reclusión en el desierto y la tentación del diablo, el milagro de caminar sobre el agua, la relación de la primera comunidad cristiana con su entorno predominantemente judío (narraciones supuestamente influenciadas por las descripciones de tensiones entre el Buda y la casta superior india de los brahmanes) o caracterizaciones de algunos de los discípulos de Jesús como Juan (=Ananda) o Judas (=Devadatta), demostrarían supuestas similitudes con figuras famosas del canon pali.

En este espectro de temas bíblicos discutidos como posible «plagio», algunos fueron citados con mayor frecuencia. Sin embargo, no todos los autores que participaron en la discusión sobre los paralelismos entre este tema y textos budistas análogos, estuvieron de acuerdo con la hipótesis de que se trata realmente de «plagios». Un ejemplo es el desacuerdo respecto a la parábola del «óbolo de la viuda». Si bien Haas (1922) argumentó a favor del postulado de «plagio», otros estudiosos reconocieron que se trataba de una narrativa auténticamente cristiana.

Estas y otras divergencias fueron consecuencia de investigaciones cada vez más rigurosas sobre temas afines. Cuanto más avanzaba el debate, más pasajes en cuestión se identificaban como paralelos en sentido estricto, es decir, como temas elaborados simultáneamente en las dos religiones sin que el budismo hubiera servido como modelo al cristianismo (y viceversa). Ya en la obra Buda y Jesús según sus textos paralelos de Johann Baptist Aufhauser (1926), se reconocían solo cinco posibles «plagios» tras tantos años de discusión (palabras de Simeón en el templo, Lucas 2,25-26; Jesús caminando sobre el agua, Mateo 14:22-33; la parábola del «óbolo de la viuda», Marcos 12:41-42, Lucas 21:1-4; y las versiones de Marcos sobre la «multiplicación de los panes» y la «tentación en el desierto», 6:35-44; 1:12-13).

Fotografia de Johann Baptist Aufhauser Fuente: https://www.idowa.de/regionen/woerth-und-regensburg/landkreis-regensburg/johann-aufhauser-wurde-vor-140-jahren-geboren-1059827.html

Referencias

ALMOND, P.C.: The Buddha in the West. From Myth to History, Religion, pp. 305-322, 1986.

GARBE, R.: Indien und das Christentum. Eine Untersuchung der religionsgeschichtlichen Zusammenhänge, Tübingen: Mohr-Siebeck, 1914.

ITTEL, G.W.: Urchristentum und Fremdreligionen im Urteil der religionsgeschichtlichen Schule, Tesis de doctorado en Historia, Universidad de Erlangen 1956.

KOHL, K.H.: Geschichte der Religionswissenschaft. In: CANCIK, H. et.alii [orgs.]: Handbuch religionswissenschaftlicher Grundbegriffe, vol. I, Stuttgart: Kohlhammer, 1988, pp. 218-271.

SCHNÄDELBACH, H.: Philosophie in Deutschland. 1831-1933, Frankfurt/M.: Suhrkamp , 1983.

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