La planta del té en el entrenamiento de la mente

Belén Azarola

La ceremonia japonesa del té es hoy un icono de su cultura en el mundo. Entre la humanidad y esta planta se han hilvanado abundantes historias, relatos sobre los monjes budistas, su práctica y la toma del té. Recorreremos algunas de ellas y ciertos elementos de la formalización del ritual.

Shennong descansaba bajo un árbol cuando una hoja cayó dentro del cuenco con agua tibia que sostenía entre sus manos. Aquella hoja desconocida poseía un maravilloso perfume y sabor, es el origen de la infusión del té. Las historias que rodean el descubrimiento de la planta tienen variaciones y, con diferencias, la de Shennong es una de las más relatadas.

El té pasó por diversos momentos en la historia: medicina y tónico, alimento y bebida, ofrenda y componente ritual fundamental. Incluso el modo en que se procesan sus hojas también ha ido cambiando con el tiempo. Procedentes todas de la Camellia sinensis en sus tres variedades «Sinensis», «Assamica» y «Cambodiensis», son los distintos tratamientos que se hagan de la planta y posteriormente de sus hojas lo que da lugar a las categorías de té que conocemos como blanco, verde, amarillo, oolong, negro (o rojo) y los dark teas (tés negros como el Puerh y el Hei Cha). En cuanto a su preparación, durante la dinastía Tang, las hojas se hervían; durante la dinastía Song, se convertían en polvo, y, más adelante, las hojas sueltas se infusionaban en teteras como las consumimos hoy en día.

Fuente: http://www.infothe.it/

Esta bebida se popularizó enormemente durante la dinastía Tang, la edad de oro del té, adquirió un lugar dentro de la medicina cotidiana del pueblo chino y empezó a ser exportada fuera de las Murallas. Lu-Yu, el santo chino del té que creció dentro de un monasterio budista, escribió el Cha Ching (El libro del té) con influencia de la filosofía zen y el taoísmo de Lao Tse. A partir del apoyo del emperador Taisung, las enseñanzas de Lu-Yu se propagaron enormemente y llegaron a oídos de una mayor cantidad de monasterios budistas y taoístas donde, al igual que los agricultores, también se dedicaron a su cultivo. La planta era una aliada en la meditación: contenía el hambre, despejaba la mente y agudizaba la concentración. 

Entre las descripciones de ceremonias monásticas presentes, por ejemplo, en el Ch’ih-hsiu pai-chang ch’ing-kuei, diseminado en monasterios zen de Japón por monjes que estudiaron en China durante la dinastía Yuan, y basado en una obra del maestro budista Ch’an Pai-chang Huai-hai, existen referencias a la relevancia que la ceremonia del té tenía en ocasiones especiales como el aniversario de la muerte de Bodhidharma. Este registro contribuyó más tarde al desarrollo de la ceremonia del té en el Japón medieval.

La historia del origen del té en la Tierra del Sol Naciente está íntimamente relacionada con este monje y patriarca del budismo zen, y se dice que fue el mismo Bodhidharma quien llevó el té desde la India a China destronando así el punto de partida del descubrimiento del té en la historia de Shennong. Si bien la introducción de esta planta en Japón también se atribuye a Dengyō Daishi, fundador de la escuela budista de raigambre japonesa tendai, nos centraremos a continuación en la historia de Bodhidharma.

Fuente: http://www.teahorsecaravan.com/tea-lingo

En diversos relatos, se cuenta que, durante años, Bodhidharma se dedicó a la meditación, pero cedía ante el sueño y se quedaba dormido en el proceso. En una ocasión, al despertar, se arrancó los párpados ante su debilidad por no haber podido sostener la práctica, los tiró al suelo y ahí mismo nació la planta del té. Cuando probó sus hojas, Bodhidharma comprobó que había dado origen al antídoto para el sueño, su mente estaba clara y centrada, lo que le permitió reanudar su meditación, y transmitió después este conocimiento a sus discípulos. La relación entre Bodhidharma y la Camellia sinensis sienta las bases para la asociación entre el té y la meditación desde el origen del contacto con la planta.

Japón conservó la antigua técnica de convertir las hojas en polvo surgida durante la dinastía Song para la elaboración del matcha, el té verde en polvo utilizado durante la ceremonia tradicional del té japonesa Cha-no-yu. Se cita innumerables veces la influencia de Sen no Rikyū, reconocido practicante del budismo Zen, en la cristalización de los principios claves que hoy conocemos de la ceremonia. Es a partir de su aporte, condensado principalmente en la obra titulada Nanboroku, cuando se habla de «la vía del té».

Fuente: https://www.shinzen.es/

La vía del té suele expresarse también como una experiencia wabi, simbólica y últimamente indescriptible que sugiere una aceptación estética de la evanescencia de la vida. Los estrictos y formalizados pasos de la ceremonia tradicional del té japonesa tienen como propósito cultivar la mente para despejar la confusión y cambiar la percepción. Dicha estética wabi tiene así un sentido basado en la aspiración de ver la realidad tal cual es. No solo la toma del té, sino todas las prácticas que se llevan a cabo para crear las condiciones adecuadas, así como las herramientas necesarias para ejecutar la ceremonia, son relevantes para el entrenamiento de la mente.

En todo momento hay cuatro principios fundamentales que deben estar presentes en la ceremonia: la armonía (wa), el respeto (kei), la pureza (sei) y la serenidad (jaku). Cha-no-yu insufla una intimidad más profunda con el presente utilizando diversas estrategias como ejercicios para la apreciación de la impermanencia y la irregularidad, como la atención en la escucha del sonido del agua; o la profundización en el sentido del tiempo y del espacio, al llevar colores otoñales a los cuencos si la ceremonia está teniendo lugar durante esa estación.

Cha-no-yu; los chai en las calles de la India; el té del Tíbet con manteca de leche de yak y sal, como aliado para mantener la temperatura corporal, agitado y muy caliente. Las historias de encuentro y las expresiones humanas alrededor de la planta del té son muy diversas, incluso aquellas que lo vinculan al budismo. Entre ellas, sin embargo, suele haber un hilo que conduce a las personas al encuentro y a un momento de tranquilidad restauradora, donde sea que estén, en la simpleza de tomar una taza de té.

Hitosuji no tsurō nokoshite bancha hosu

«Entre las hojas de té puestas a secar, solo un sendero.»

Haiku de Nishiguchi Sachiko

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