JOSEPH HOUSEAL
«Lo mejor que puedes hacer con tu experiencia en las danzas asiáticas antiguas» me aconsejó mi supervisor de posgrado, el Dr. Peter Brinson (1923–95) del Laban Centre for Movement and Dance, Goldsmith’s College, Universidad de Londres, «es utilizarla para expandir el concepto de conocimiento en Occidente.» Aquellas fueron para mí sus palabras de despedida. Murió poco después y yo entregué mi tesina en estudios de danza sin contar con su presencia. Desde entonces siempre he seguido su consejo de utilizar mi comprensión de las antiguas danzas asiáticas para expandir nuestro concepto de conocimiento y he dedicado esfuerzo y determinación a explorar lo que mi maestro quiso decir con aquellas palabras.
Como director de la oficina londinense de la Calouste Gulbenkian Foundation, el Dr. Brinson era responsable de la creación, desarrollo e inclusión de programas y departamentos de danza en el sistema de educación superior del Reino Unido. Como resultado de su dedicación, el Reino Unido consiguió una de las mejores ofertas educativas sobre danza a nivel teórico y basada en investigación. El Laban Centre se ha integrado en el prestigioso Trinity Laban Conservatoire, todavía sito en el sureste de Londres. En otra parte de Londres, la oferta educativa de danza en la University of Roehampton se cuentan entre los mejores programas de estudios sobre danza en el mundo académico occidental, e incluye un nuevo grado extraordinario, MA Choreomundus, Máster Internacional de Conocimiento, Práctica y Patrimonio de la Danza. Este grado se imparte, de forma colaborativa, en tres universidades de países diferentes: Inglaterra, Francia y Noruega.
De hecho, el Dr. Brinson sugería que el concepto de conocimiento es más amplio en Asia que en la cultura occidental. Vio la inclusión de la danza en la educación superior como un signo de su legitimidad como materia merecedora de estudio. Muchas culturas asiáticas, incluyendo las sociedades budistas y del Himalaya, consideran la danza como una forma de conocimiento; una tradición de danza es un tesoro de conocimiento; un bailarín es un representante del conocimiento. Las tradiciones de danza asiáticas contemplan el danzar como el conocimiento en acción y la danza como algo que es capaz de preservar y transmitir conocimiento más allá de las expresiones orales y escritas. Esta consideración de la danza como conocimiento, conectado con la práctica espiritual y el yoga, se hace visible donde quiera que pervivan antiguas tradiciones de danza y movimiento ritual.
Las culturas en las que no perviven tradiciones antiguas tienden a tratar la danza de forma más artística e intelectual (ambas cosas son buenas). La danza puede ser el tema de un estudio sin ser considerada una forma de conocimiento. El ballet clásico, una forma bien conocida de danza occidental, es tanto una ciencia del movimiento humano como un arte para la composición expresiva. Es razonable, pues, considerar al ballet como una forma de conocimiento cultural.
¿En qué difiere en análisis académico en una cultura que no percibe la danza como un conocimiento del análisis en una cultura que reverencia la danza, como el Japón, o la valora como conocimiento, como la cultura newar en Nepal? ¿Cómo es el estudio académico de la danza (Oriente y Occidente, histórica y contemporánea), en lo que concierne a formas de danza asiáticas que encarnan estados de consciencia alterados? Pueden estar seguros de que las culturas asiáticas que poseen técnicas para los estados alterados de consciencia tienen sus propios nombres específicos para tales estados. Nosotros lo llamamos «danza sagrada budista». Los monjes vajrayana lo llaman cham. Los sacerdotes newaris lo llaman charya nritya. Estas dos formas antiguas son notablemente específicas y distintas.
La danza tiene un estatus diferente en diferentes culturas, y este estatus se refleja en la forma de estudiarla. India, Europa y Norteamérica tienen, cada una, aproximaciones académicas basadas en conceptos fundamentales sobre la danza y el significado. Esta pequeña serie de artículos se fijará en algunos de estos conceptos. En China, la danza es un asunto que el gobierno se toma muy en serio. En los Estados Unidos, en cambio, la danza no es un asunto al que el gobierno dé demasiada importancia. La China entiende, fundamentalmente, que la danza es una herramienta del estado y algo que se manifiesta en casi todos los niveles de la sociedad desde tiempos inmemoriales.
La China puede presumir no solamente de la Academia de Danza de Beijing, la mejor escuela de danza de la nación, sino también del Instituto de Investigación de la Danza de Beijing, uno de los mejores centros de estudios sobre la danza en el mundo. En la cultura china, la danza tiene presencia en el registro arqueológico, en el arte y en la lengua desde los albores de la historia conocida. La danza se cuenta entre las primeras palabras en las inscripciones de los huesos oraculares. Aquella «palabra» es un ideograma, un dibujo de un chamán danzando, sujetando unas ramas con sus manos.
Los estudiosos de la danza en la China se ocupan con gran destreza de analizar un archivo histórico colosal y de las consiguientes macroteorías de evolución social que dejan en buen lugar a la China moderna. Tal actitud intelectual trata la sociedad histórica como algo defectuoso, desigual y nada ejemplar. Los danzarines fueron, para la mayor parte de la historia de China, parte de una clase oprimida, normalmente propiedad de otra (básicamente, eran esclavos). Dentro de este marco de interpretación social, los hitos artísticos, culturales y rituales de la danza son analizados al detalle por parte de investigadores de alta cualificación.
Cuando uno aprende a leer este tipo de ensayo histórico, el nivel académico y la calidad de la información se revelan superlativos. Combinan historia, arte y práctica del movimiento. Los estudiosos chinos de la danza analizan el mundo de la danza bajo prismas y criterios de prioridad que difieren de los de otras culturas. Tuve la fortuna de estudiar con el ya difunto profesor Wang Kefen, un experto en ilustraciones de danza en las cuevas de Dunhuang, y con su alumna aventajada, la Dra. Jiang Dong. El profesor Want fue una figura clave en la fundación de la disciplina académica de la historia de la danza en China, viniendo, como era su caso, de la historia del arte. Los académicos chinos estudian la historia de la danza junto a la historia del arte, y la historia del arte junto a la historia de la danza. Lo hacen, en parte, porque se lo permite su vasto archivo sobre la danza en el arte figurativo y en la literatura. La China estima la danza, incluyendo las artes marciales, como un aspecto esencial de la civilización, un aspecto que debe ser controlado, codificado, estudiado y puesto al servicio del estado y de sus aspiraciones.
La China ofrece a la investigación sobre la danza un lugar de honor en el más alto nivel académico del país. El Instituto de Investigación de la Danza de Beijing otorga títulos de grado y doctorado cada año, creando de esta forma una cultura de excelencia en los estudios sobre danza. Es difícil aceptar que mi amiga, la Dr. Jiang Dong, ya se ha jubilado, y el Prof. Wang ya no está entre nosotros. Se dan periodos brillantes de expansión dentro de las tendencias académicas. Las publicaciones sobre danza, eso sí, se mantienen robustas. Existen museos de danza en Beijing y en muchas otras ciudades y provincias. Actuaciones de danza en directo, tanto ópera tradicional como movimiento contemporáneo, o incluso danza de vanguardia, gozan de gran popularidad y abundancia de público a lo largo y ancho de las vastas provincias de China.
La China respeta el poder de la danza y su atracción perenne e indestructible. Los estudiosos de la danza china participan en conferencias y simposios internacionales, ofreciendo una reflexión del alcance y la profundidad, del tipo de estudios sobre danza que se llevan a cabo actualmente en China. Demasiados pocos libros sobre danza se han traducido del chino al inglés. La danza es un tema muy amplio en China y representa una tradición viva, que se desarrolla en colaboración y armonía académica con otras áreas de estudio.
Una mayor consciencia de la historia de la danza china y de los estudios que se han publicado sobre ella mejoraría la calidad de los estudios sobre danza en todas partes, puesto que ofrecería modelos de investigación para un gran número de danzas a lo largo del tiempo y de la geografía. Estos modelos no son como los occidentales. La comprensión en los estudios sobre danza nace de la diversidad de perspectivas, a menudo construidas sobre diferentes conceptos culturales de danza, conocimiento, estudio e investigación.
La segunda parte de esta breve serie introductoria, La danza como conocimiento, se centrará en elementos de la práctica ritual budista y la cultura rural a través del prisma del excelente trabajo académico de investigadores chinos que colaboran en sus estudios sobre las máscaras para rituales de exorcismo. Un amplio abanico de máscaras para el ritual, incluyendo muchas máscaras budistas cham, serán tratadas como formas materiales de conocimiento cultural, con resultados convincentes.