El karma y la interdependencia son dos conceptos clave en la cosmovisión budista. Tanto un concepto como otro nos dan idea de elementos que están conectados por sus interacciones, y que estas no solo se efectúan por pares sino de una manera que, en muchos casos, se escapa a un sencillo recuento con base en causa-efecto inmediato individual o colectivo. En este sentido, una interpretación de la interdependencia y el karma mediante la teoría de los sistemas complejos puede resultar útil. Una definición posible de sistema complejo sería aquel en que sus componentes interactúan entre ellas de tal forma que dan lugar a comportamientos diferentes de los que podemos deducir a partir de los comportamientos de cada una de sus componentes individualmente (https://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_complejo). Esto es, los sistemas complejos pueden dar lugar a propiedades emergentes. Un ejemplo de esto son los animales eusociales como las hormigas, las abejas o las termitas. El hormiguero y su estructura no está planificado en ninguno de los individuos que forman la colonia, este coemerge con el comportamiento de las hormigas y su interacción con el entorno. Podemos ver a las hormigas como formando una red de individuos interdependientes que interactúan utilizando unas (pocas) reglas de comportamiento que dan lugar a un epifenómeno (el hormiguero o el comportamiento colectivo de las hormigas). A su vez, la estructura del hormiguero y el comportamiento colectivo condiciona el comportamiento individual: sus movimientos, su capacidad de almacenar alimento y explotación de recursos. Así las propiedades/relaciones emergentes rediseñan el comportamiento colectivo y también el individual. Por ejemplo, el sistema socioeconómico humano cambió con la invención de la moneda o el dinero. La invención del papel moneda y del crédito asociado al concepto de dinero, ha facilitado la extensión del concepto de ‘deuda’ y el de ‘inversión’ que, a su vez, ha permitido las interacciones entre individuos cada vez más distantes tanto en el espacio como en el tiempo, y las ha modificado. Relacionada con esta conectividad/interacción a largas distancias/tiempos tenemos la propagación de la información asociada a estas interacciones entre individuos que forman el sistema complejo. Así, una de las propiedades de los sistemas complejos en unas condiciones de alta conectividad y gran flujo de información es la facilidad con que las perturbaciones se propagan y afectan a todo el sistema. Una perturbación es una variación o situación anómala en un lugar o tiempo determinado. Tenemos una muestra de esto en como una enfermedad originada en China, debido a la hiperconectividad de nuestra socio-economía globalizada, ha acabado afectando a todo el mundo. El impacto de la COVID-19 (un epifenómeno en un sistema complejo planetario) ha transformado, no solo nuestras sociedades, sino la manera de entender el mundo para muchas personas, en aspectos que aún es demasiado pronto para poder comprender completamente. Hasta aquí algunos ejemplos que nos ayudan a entender conceptos de los sistemas complejos que se pueden relacionar con karma e interdependencia.