José Martí: estudioso del budismo
DOUGLAS CALVO GAÍNZA
Este artículo forma parte de la edicion especial «El budismo y literatura iberoamericana»
Martí y el budismo; interés abarcador de la totalidad
No ha sido muy divulgado el interés en el budismo del Héroe Nacional de Cuba, José Martí, a quien cautivaba la totalidad de este sistema.
Verbigracia, era partidario de una teoría que consideraba como «descubridor» americano al viajero y traductor budista chino Xuanzang (602-664). A este lo llama Martí «Hwin Shan» reseñando a Edward P. Vining (m. 1920), quien ve en el asiático al predecesor de Colón, probándolo de modo tal que el Apóstol concluye: «ni del viaje del monje budista se puede dudar», ni tampoco descalificar como fantasía el libro de Vining que la crítica «juzga muy puesto en razón». *
En otro texto menciona Martí la Cruz de Palenque, aclarando que es «como la de los que creen en la religión de buda». Alude acá a la antiquísima suástica, hindú, budista, jaina, mesopotámica, azteca… El citado Vining cree que Hwin Shan en su manto debió tener cruces gamadas evocando los monasterios del Tíbet, siendo que: «La forma de la cruz más frecuentemente usada para esos propósitos es conocida como la suástica fylfot, o gammadion». Pero también Martí cita debates sobre antropología precolombina, según los cuales en México aparece «el símbolo búdico del bien y el mal, que es uno como círculo doble, a manera de letra ese, en el hemisferio del mediodía rojo, como el mal, y el del norte azul, como la virtud: con las mismas líneas y semicírculos con que lo pintan los budistas, tal como el que en muchas piedras y edificios halló en sus viajes mexicanos Désiré Chamay». ** El supuesto símbolo «budista» sería el del yin y el yang taoísta, asimismo asociado al budismo chan.
Igualmente, el Apóstol se interesa en la arquitectura budista. Así, en su icónico ensayo Un paseo por la tierra de los anamitas, pone en boca de un supuesto habitante del Vietnam subyugado por los franceses esta protesta:
… con estos ojos de almendra que tenemos, hemos fabricado el Gran buda de Hanói, el dios de bronce, con cara que parece viva, y alto como una torre; hemos levantado la pagoda de Angkor, en un bosque de palmas, con corredores de a dos leguas, y lagos en los patios, y una casa en la pagoda para cada dios, y mil quinientas columnas, y calles de estatuas. ***
Sin entrar en el debate etnológico sobre la composición del antiguo imperio jemer, es adecuada la descripción martiana del fastuoso complejo declarado Patrimonio de la Humanidad. Y el «Gran buda de Hanói» sería la colosal estatua de Amitābha con 72 metros de altura, ubicada en la pagoda hanoiense Khai Nguyen.
Se fija también el Apóstol en las «figuras de su dios buda cortadas a pico en la montaña», y en el jurar parándose «ante Buda gigantesco». Frases que evocan las ciclópeas efigies de Leshan, Aukana, Namsan y (desdichadamente) Bāmiyān. Asimismo, se refiere a «aquellos graves bosques. imponentes y misteriosos como ancianos, en que viven los místicos sacerdotes del Himalaya, que rodean los claustros budistas del Tíbet». Asombra acá el detallismo de Martí al escribir sobre las prácticas tibetanas, allí «donde los sacerdotes, con gorros de payasos, hieden, y los santos llevan máscaras, y hacen flauta de los huesos de las piernas». **** Es fácil reconocer los bonetes amarillos de los gelugpa, las máscaras de la danza ritual cham, y el Rkang gling o flauta hecha con una tibia o fémur humano, empleada en el ritual tántrico chöd.
Curiosamente, existen alusiones martianas al «Buda hindú», y se identifica con una «pagoda» al templo shivaísta de Tanjore. Se trata de licencias literarias y no de errores conceptuales – nótese que acierta al llamar «Buda de cuatro cabezas» al Brahma tetracefálico (chatur mukh) de Angkor, hoy venerado en el Sudeste Asiático buddhista como Phra Phom-. «Buda hindú» será un recurso estilístico que incluso coadyuva a elucidar otro texto difícil. A saber, en 1886 registra Martí desde EE.UU. el insólito hecho de que «llegan doctores hindúes a convertir a buda a este país protestante»; ***** algo históricamente inexacto ya que los «doctores hindúes» como Swami Abhedananda y Vivekananda solo arribarían a ese país en fecha posterior. Pero comprender esa licencia de estilo permite solucionar el problema; y máxime cuando Martí es contemporáneo de Herman C. Vetterling (1849-1931), primer gran misionero budista en Estados Unidos que al año siguiente creará el periódico Buddhist Ray, y quien al convertirse adoptaría un sobrenombre con parte sánscrita o «hindú» (Philangi Dasa).
Martí, Buda, la budología y la meditación
En cuanto al Buda y sus enseñanzas propiamente hablando, el Héroe dice que su mensaje consistía en «las cuatro verdades, que dicen que la vida es toda de dolor, y que el dolor viene de desear, y que para vivir sin dolor es necesario vivir sin deseo». Asimismo, describe muy técnicamente el Noble Camino Óctuple o Cuarta Noble Verdad budista. Según Martí, para lograr «el dulce nirvana, que es la hermosura como de luz que le da al alma el desinterés», importa que el interior humano se torne «como una luz de aurora, que llena de claridad y hermosura al mundo, y llore y padezca por todo lo triste que hay en él, y se vea como médico y padre de todos los que tienen razón de dolor: es como vivir en un azul que no se acaba (…) con los brazos siempre abiertos». ******
Sin dudas, el ser compasivo con todos evoca al mettā bhāvanā o cultivo de la benevolencia universal que se aprecia en textos como el Karanīya Mettā Sutta. Buda como un «padre» se ve, por ejemplo, en la parábola de la casa ardiendo en el capítulo 3 del Sūtra del Loto, o la del hijo perdido vagabundo en el capítulo 4. Igualmente, a Gautama Buddha se le ha designado como «médico intachable» (bhisakko) y «cirujano supremo» (sallakatto anuttaro).
Puede detectarse, en suma, un interés meticuloso (y crítico) de Martí en todas las cuestiones relativas al budismo. Nada le resulta indigno de anotación: la evangelización cristiana a los budistas, y la respuesta de estos; las tradiciones tailandesas sobre los elefantes blancos como más cercanos al Buda… Pero lo que más asombra es que el cubano recordara casi al pie de la letra los edictos del rey Aśoka, como se aprecia a continuación:
Aśoka | Martí |
Así la gloria del dharma se incrementará a través del mundo, y será refrendada en forma de misericordia, caridad, veracidad, pureza, gentileza y virtud. | El caudillo que, como quería el monarca budista, había acrecentado la misericordia, la caridad, la verdad, la bondad y la piedad entre los hombres. ******* |
Como intelectual actualizado, Martí debió consultar versiones recientes de los edictos, como las Inscriptions of Asoka (Corpus Inscriptionum Indicarum vol I.) de 1877, editadas por el militar británico Alexander Cunningham; o la contemporánea Les inscriptions de Piyadasi en francés, de Émile Senart (según Saxena, 2014).
Y es que Martí seguía los progresos budológicos de su época. Alude a T.W. Rhys Davies (1843-1922) y Michael Viggo Fausböll (1821-1908), así como a Max Müller (1823-1900), enfatizando su rescate científico del Sūtra del Diamante. Porque le fascinaba leer y citar textos budistas. Por ejemplo, toda Cuba ha leído alguna vez su descripción literaria de los ciegos y el elefante (quizás derivada del anekāntavāda jaina, pero formulada canónicamente en el Tittha Sutta, Udāna6.4). ******** Aunque lo que más le cautivó fueron las historias Játaka.
En su Cuaderno de Apuntes No 9 (1882), Martí se explaya con largas notas traducidas del italiano y tomadas de una fuente identificada por el autor de este estudio: un artículo en inglés de Richard Morris (1866), traducido al idioma de Alighieri como Libro delle Nascite (ver bibliografía). Son varios los temas que interesan acá al Héroe, como los aspectos lingüísticos del canon búdico, sus traducciones, el célebre diálogo Milinda Pañha, anécdotas sobre elefantes, refranes, noveletas sapienciales, etcétera. Le fascinan los influjos sobre varias literaturas europeas de aquellas historias de la India antigua, así como sus anticipaciones de relatos bíblicos. Abreviando: un buen resumen del impacto sobre él de esa lectura aparece en la siguiente frase: «En el libro delle Nascite está en parábolas, novelas y narraciones toda la generosa, conciliadora, serena, justa, tolerante, amorosa filosofía de Buddha». *********
Consultar el texto original leído por Martí permite detectar en italiano matices perdidos en español. Así, cuando su Cuaderno tan solo explicita crípticamente «Un campo di mango (en la India)», Morris refiere cómo un discípulo budista cerca de un campo de mango se ilumina al meditar sobre la descomposición de las flores. **********
Para finalizar, al Apóstol le interesaba también la meditación budista, como evidencia esta exclamación:
¡Cómo llama la atención del «Hammathana»! ¡Qué método tan cierto, tan racional, de dar con la verdad! fijar la atención sobre un objeto, de modo de investigar plenamente las partes que lo constituyen, el principio y el origen, la existencia y la destrucción final; la naturaleza de las partes que lo componen, -lo que hay en él de esencial y de accidental. ***********
Aquí se combina una cita de Morris de la obra de P. A. Bigandet, con una reflexión martiana sobre la meditación theravāda. En efecto, el término Hammathana – incorrectamente transcrito ya desde la versión italiana consultada por Martí, y cuya sana ortografía ha sido elucidada por el presente autor -, hace referencia a una muy típica práctica meditativa theravāda cuyo nombre en pāḷi sería kammaṭṭhāna («terreno de trabajo» o «instrumento de meditación»). Esta consiste en concentrarse sobre objetos o kasiṇas (de tierra, agua, fuego, aire; o discos coloreados) hasta surgir una imagen mental de los mismos, la cual es contemplada hasta alcanzar estados de absorción. Al Héroe (antiguo profesor de Historia de la Filosofía en Guatemala) le parece que así se llega a una (aristotélica) distinción entre «esencial y accidental». Pero más bien se arribará a la vacuidad total de los cinco agregados.
A modo de cierre
Evidentemente, el interés de Martí por el budismo fue sumamente hondo. Y deseaba escribir un libro titulado Los libertadores de la humanidad, donde incluiría a «los héroes del pensamiento – De Budha a Comte». ************ Sin lugar a duda resulta muy acertada la admisión del Tathāgata a este ejército de pensadores, entre los cuales ocupa un sitial propio José Martí.
Referencias
* T. 10, pp. 268-269.
** Ver t. 18, pp. 385-387 y Vining, 1885, p. 552. También en las obras martianas, t. 11, p. 481.
*** Martí, t. 18, p. 461.
**** Ibídem, p. 365; t. 7, p. 181 y 174; también t. 15, p. 430.
***** Ver t. 15, p. 209 y 365. También comparar t. 18, p. 428 con Chong, 2008, s./p. Los «doctores hindúes» aparecen en t. 13, p. 155.
****** T. 18, p. 466.
******* Ver t. 23, p. 78 y p. 176; también t. 18, p. 489. Igualmente, comparación de Buda con elefante en Digha NikayaII.122. El Edicto Mayor 7 de Aśoka aparece en Thapar, 1997, p. 266; su paráfrasis martiana, en t. 13, p. 219.
******** Ver t. 21, p. 258; t. 23, p. 72 y t. 18, pp. 459-460.
********* T. 21, p. 260.
********** Loc. Cit. Ver Morris, 1882, pp. 133-134.
*********** T. 21, p. 260.
************ T. 22, p. 316.
Bibliografía
Chong, L.M. (2008, 6 de enero). Brahma o el Buda de las cuatro caras. Noticias de Taiwán. https://noticias-nat-gov-tw.cdn.ampproject.org/v/s/noticias.nat.gov.tw/news_amp.php?amp_gsa=1&_js_v=a9&post=88386&unit=98&usqp=mq331AQIUAKwASCAAgM%3D#amp_tf=De%20%251%24s&aoh=17120288953525&referrer=https%3A%2F%2Fwww.google.com&share=https%3A%2F%2Fnoticias.nat.gov.tw%2Fnews.php%3Fpost%3D88386unit%3D98.
Martí, J. (2002). Obras Completas. II Edición Digital. Centro de Estudios Martianos / UNEAC.
Morris, R. Il (1882). Il libro delle Nascite. En Rivista Europea – Rivista Internazionale (pp. 105-134). XXVII, 1869-82. https://books.google.com/books/about/La_Rivista_europea.html?hl=es&id=W3IMAAAAYAAJ.
Saxena, S. (2014, 17 de marzo). Edicts of Ashoka. Puratattva. https://puratattva.in/the-mauryas-16/.
Thapar, R. (1997). Aśoka and the decline of the Mauryas. Oxford University Press.
Vining, E.P. (1885). An Inglorious Columbus. Or, Evidence That Hwui Shan and a Party of Buddhist Monks From Afghanistan Discovered America in the Fifth Century, A.D. D. Appleton And Company.
editation Manual. Eesti Theravaada Sangha.
Douglas Calvo Gaínza (La Habana, 1970). Investigador cubano, especialista en el fenómeno religioso, quien además ha realizado varios estudios sobre budismo en general y en Cuba en particular, presentados en diversas instancias académicas nacionales e internacionales. Desde el 2020 colabora con Buddhistdoor en Español, mediante artículos y propuestas audiovisuales.