Hadas, dakinis, monjas y mikos. Segunda parte.
JOSÉ HOUSEAL
A lo largo de la historia, las mujeres que han estudiado artes esotéricas, tantra u ocultismo, druidismo, cábala, wicca o incluso misticismo cristiano, han sido observadas con recelo por la ciudadanía común, considerándose «brujas» a aquellas interesadas en la magia negra; o paganas, devotas de una Madre Tierra, no de un padre celestial. Abundan las supersticiones en torno al papel y la existencia de las mujeres que poseen poderes energéticos, o una conexión profunda con la naturaleza salvaje, o que se sienten cómodas moviéndose entre otras dimensiones de conciencia. El budismo —y en particular el budismo tántrico—, enfatiza la agencia femenina en la acción mística, mediante las meditaciones de dakinis visualizadas que ayudan a la concentración y a mantener la experiencia iluminada. Bailan en círculos, se mueven entre dimensiones de existencia, cambian de color y, en ocasiones, vuelan. Las dakinis se representan con frecuencia en el arte budista vajrayana y funcionan dentro de muchas técnicas de meditación budista específicas. El arte está diseñado para instruir y transmitir enseñanzas.
Tengo el gran placer de presentarles a cuatro mujeres extraordinarias que han dedicado una parte importante de sus vidas a aprender y dominar las tradiciones de empoderamiento femenino, incluidas la wicca, la cábala, la meditación tántrica, la mediumnidad espiritual, la canalización, el Movimiento Auténtico, la alquimia interna taoísta, la danza dakini tibetana, la charya nritya de los newar, el cham budista, trance ritual, chöd budista, miko-mai sintoísta, danza moderna y hechicería. Una es sanadora: una herbolaria de gran prestigio y una terapeuta estructural. Otra es crítica de danza en la ciudad de Nueva York. La tercera es una erudita budista con experiencia especializada en la práctica esotérica japonesa; y la cuarta una bailarina que filma películas. Tres de ellas admitirían alegremente que son brujas y que tienen un interés genuino en la historia y la práctica de la hechicería, mientras que la de Manhattan afirma claramente: «Todo lo que he hecho está impulsado por la curiosidad hacia el baile».
Presentaré a dos de ellas aquí hoy, y a dos el próximo mes. Hoy, aquí están Lindsay Gilmour y Karen Greenspan.
Lindsay Gilmour
Lindsay es profesora de danza en la Universidad de California en Irvine (UCI). Le fue otorgada una beca Fulbright para investigar la danza ritual de los monjes y monjas vajrayana en la India. También recibió la prestigiosa beca Hellman de la UCI, la cual está utilizando para completar una serie de tres películas sobre la danza y la meditación monásticas en Ladakh y Himachal Pradesh. Su investigación (y, en consecuencia, sus tres películas) exploran la innovación, la adaptación y la preservación de la continuidad de estas danzas transmitidas desde tiempos inmemoriales.
El enfoque de Lindsay se basa en el concepto y la experiencia del conocimiento corporizado, la comprensión somática y algo que ahora se conoce como la Disciplina del Movimiento Auténtico. Tal obra enfatiza el ofrecimiento desde un cuerpo consciente, consciente de un orden inherente que se desarrolla de manera orgánica. Lindsay ha establecido conexiones entre la práctica de la danza contemporánea y las danzas sagradas del budismo. En una entrevista con un colega de la universidad, Lindsay explicó su labor de la siguiente manera:
«Estoy investigando la corporeidad y las formas de conocer a través del cuerpo. Los dos proyectos que están a la vanguardia de mi investigación son la danza ritual tibetana y las prácticas de movimiento ecosomático. Para ambas prácticas, el cuerpo mismo es el sujeto de la experiencia y el lugar mismo del conocimiento. Me interesa cambiar la jerarquía de la percepción y cómo recopilamos información y construimos conocimiento. Me interesa la interacción de lo que llamamos “mente” y “cuerpo” y cómo los movimientos y los entornos afectan la mente, y viceversa. Me gustaría describir mi cine como un enfoque más visceral y corporizado para conocer y experimentar un lugar a través de los sentidos del cuerpo, versus un conocimiento analítico sobre un lugar que favorece el pensamiento.
«Durante la danza ritual o al realizar mudras, gestos con las manos, los bailarines, que son monjes o monjas, se visualizan a sí mismos como la deidad, pronuncian mantras y mueven su cuerpo. Ellos se comunican a través de las tres puertas: la del cuerpo, la de la palabra y la de la mente. Lo que me fascina es que los gestos y las palabras no representan algo. Son la cosa en sí misma. Los mantras sagrados no significan nada. Los mantras son la vibración misma de la deidad. Esto lleva a la idea de experiencia directa, relación directa con el paisaje y experiencia directa o encarnación de una deidad.»
«La línea divisoria entre mis investigaciones es la epistemología corporizada. ¿Cómo sabemos lo que sabemos? ¿Qué pasa si permitimos que el cuerpo hable y escuche? ¿Qué sabe mi cuerpo? ¿Qué sabe mi cuerpo cuando me siento en un templo tibetano durante tres horas, durante las oraciones de la tarde? ¿Qué sabe mi cuerpo cuando estoy sentada en el patio de un monasterio contemplando una danza ritual? ¿Qué sabe mi cuerpo cuando me siento con un coyote, una babosa o un árbol? Mi herramienta de investigación, de alguna manera, es mi cuerpo y mi propia percepción. Por supuesto, leo sobre mis temas de investigación, pero lo que me interesa es lo que sucede cuando dejo que la información se filtre a través de mi inteligencia kinestésica. ¿Qué sucede cuando cambio mi jerarquía de conocimiento? Creo que la gente está comprendiendo la necesidad de formas alternativas de estar en el mundo.»
(Claire Trevor, Escuela de Artes UCI)
Durante el enclaustramiento a causa del COVID y buscando defender la salvaje naturaleza interna, y experimentar directamente en su cuerpo el lote abierto y silvestre adyacente a su complejo de viviendas, Lindsay realizó una película con el brillante director de fotografía Nathan Whitmont, acerca de una mujer que llega a abrazar su propia comunión salvaje: Suburban Wilderness. Es un cortometraje delicioso y profundo, una inspiración para que las mujeres y otras personas despierten sus poderes a través de la conciencia corporizada. Las películas de Lindsay sobre monjas, monjes y bailarines se ofrecerán en un curso público, Spirit Embodied: Himalayan Dance on Film, presentado por Yangchenma Arts & Music en octubre. Manténganse al tanto.
Karen Greenspan
Karen es una bailarina, crítica de danza e investigadora que reside en Nueva York. Sus incursiones en las prácticas danzarías esotéricas de los Himalaya son únicas y poco habituales. No solo aprendió la práctica meditativa danzaria newar de charya nritya, estudiando con el maestro más destacado del mundo, Prajwal Vajracharya, sino que también bailó la danza vajrayogini charya en el antiguo templo de Itum Bahal, en el valle de Katmandú ―sin duda una de las primeras mujeres extranjeras que han hecho algo semejante―. Los lugareños, que tienen su propia relación evolutiva con su misticismo indígena, se maravillaron sin embargo al contemplar esta escena casi impactante, un fenómeno histórico inimaginable. Fue en la década de 1980 cuando el padre de Prajwal le ordenó llevar al mundo esta tradición hasta entonces secreta. En cuestión de décadas, los estudiantes extranjeros han regresado a Nepal para bailar en lugares sagrados. Karen bailó en el mismo lugar donde, según la leyenda nepalí, Padmasambhava, el fundador del budismo tibetano, aprendió danzas charya del maestro de la práctica de vajrayogini, Vidyadhara Humkara.
Charya nritya es un ejemplo sobreviviente de una práctica mística muy antigua de danza como meditación. Karen fue enfática conmigo en que no siente fascinación por las tradiciones de empoderamiento femenino o la meditación esotérica, sino que la curiosidad por la danza la ha impulsado toda su vida y lo sigue haciendo hasta el día de hoy. Ella narró una historia profética. Cuando tenía once años, celebró una pijamada de cumpleaños y todos en su complejo de apartamentos lo sabían: si ibas a la fiesta de Karen, tendrías que bailar bailes folclóricos. Disfruten de esta gran foto de la fiesta de cumpleaños número once de Karen. No puedo evitar sonreír. Si bien rechaza una inclinación hacia las tradiciones de poder femenino, poseía una habilidad (asombrosa en una niña de once años) para obligar a otros niños a bailar en círculo… Suena como un hada en ciernes. Esto es precisamente lo que Padmasambhava hizo en Samye para establecer el budismo en el Tíbet: hipnotizó a los demonios locales con una danza circular. También es sugestivo que los festivales de danza budista dedicados a Guru Rinpoche, llamados tsechu, con sus danzas circulares de seres sobrenaturales, se lleven a cabo en luna llena al igual que sus contrapartidas circulares de las hadas occidentales.
Karen explicó:
«La meditación, el contexto esotérico, por supuesto que lo aprendo; viene con el territorio de la danza. Sin él, ¿cómo podría aprender a bailar? Tuve un momento de comprensión cuando regresé de esta última experiencia de peregrinación para estudiar chöd cham en Bután: ¿sabes quién es el gurú? Bailar. La danza es el propio gurú. Realmente nunca he caído del todo en el asunto de la iniciación por el gurú. Me mueve una perenne curiosidad por el baile, pura y concentrada. Si me mantengo fiel a eso, siempre estaré donde debo estar.
«Aquí tenemos una tradición espiritual que integra la danza, ¿vale? ¿Qué me puede enseñar esa danza? La tradición espiritual es la danza misma. ¿Qué puede enseñarme esa danza sobre mi propia mente? ¿Qué abre para mí esa danza en términos de experiencia? La única manera de captarlo es haciéndolo. Luego, investigas tu experiencia al respecto. Como cualquier otra cosa: la meditación, tocar el piano, el chöd cham… primero decides practicar 45 minutos todos los días. Y luego, con el tiempo, le encuentras un sentido personal».
La respuesta práctica de Karen me recordó a los dos monjes del monasterio de Matho, que eran los médiums oraculares anterior y actual. Eran maestros de la práctica de la meditación vajradhatu, la cual estábamos explorando activamente en aquel tiempo. Cuando les preguntamos qué pensaban, apreciaron profundamente nuestro proyecto, pero agregaron: «Aún estás tratando de aprenderlo. Tu proyecto se trata más de aprender que de experimentar. Llevamos 30 años haciéndolo. ¡Pregúntanos!» Por supuesto que sí, y los oráculos fueron una gran adición a nuestro trabajo.
Más allá de sus experiencias con charya nritya, Karen está involucrada con la sangha global Tara Mandala fundada por lama Tsultrim Allione en los EE. UU., y la cual practica la auténtica meditación chöd y una rara danza grupal chöd cham ―una tradición del linaje tibetano que sobrevive en un remoto enclave de Bután, directamente conectado con la legendaria mística y maestra del chöd del siglo XI, Machig Labdrön―. Se realizaron grabaciones de exponentes iniciados, demostrando las secuencias de la danza. Se compartieron enseñanzas sobre el significado y ejecución de las danzas. Se aprendió música y mantra. El equipo internacional se dividió en subgrupos dedicados a dominar estos tres aspectos. Este «retiro de documentación internacional» concluyó con una representación del ritual chöd cham realizado por la comunidad laica en beneficio de los practicantes visitantes de Tara Mandala. ¡Qué experiencia tan sublime! Este es un acto de bailarines ayudándose unos a otros. Es lo que hacen los bailarines; ellos lo saben mejor.
Hay más: Karen fue designada (más bien orgánicamente) para estar a cargo de la investigación sobre la danza en el monasterio de Bután durante la peregrinación para aprender el ritual completo, la danza, el mantra y el mudra. Cuando este exaltado conclave llegó a su fin, todas las miradas se volvieron hacia ella: ¿podría producir un chams yig, un manual de danza, para este linaje de danza mística? Un chams yig es el dispositivo mnemotécnico escrito, el cual ayuda a una tradición de danza oralmente transmitida para recordar sus pasos, secuencias y acciones mentales. ¡Increíblemente, ya está a mitad de camino! Enseña el baile a siete miembros del grupo que viajó a Bután, revisando sus descripciones e instrucciones que ―muy importantemente― corresponden a videoclips de demostraciones danzarias.
Algunos altos lamas han proyectado que, dentro de 25 años, todos los monasterios dependerán de registros digitales (videos, fotografías y textos) para preservar y recordar el canon completo de los rituales. Karen bien podría estar en camino de producir el primer chams yig digital del mundo, o manual de instrucciones para la danza yóguica vajrayana. Nada mal para una chica que siguió a su «genio de la danza». Ella es responsable de la transmisión a esta generación de una antigua y poderosa danza yóguica. El chöd tiene que ver con el desmembramiento de la psique en el vacío. Y ella tiene una gran responsabilidad que asume con gracia, confiada en su propia curiosidad hacia la danza, y en su gurú: la Danza.
«¡Es sorprendente que existan estas danzas indias, nepalíes y tibetanas! Pero el número uno es este: las danzas charya que he aprendido son danzas en solitario, lo que hace que la experiencia sea personal por naturaleza», explicó Karen. «Es un privilegio tener estas opciones de danzas y enseñanza. Cada vez me doy más cuenta de que la charya nritya de los newar es realmente un vínculo coreográfico y filosófico entre la danza india y el cham tibetano. Estoy familiarizada con estas tradiciones. Lo que aprendí de las danzas mismas es mucho más rico que todo lo que aprendí en un texto. Lo que aprendo del baile continúa enseñándome».
Karen también ha detallado sus experiencias anteriores en el monasterio Nagi en Nepal, con monjas que practican un linaje distinto de chöd cham (y, por lo tanto, una danza diferente) en un artículo reciente para BDG. *
Las observaciones de Karen aportan cierta coincidencia práctica con la figura mítica de Guru Rinpoche (Padmasmabhava), cuyo carácter y leyendas vinculan las danzas y el misticismo del norte de la India, Nepal y el Tíbet. Esta aceptación legendaria de todos estos lugares, tiempos, técnicas de meditación y estilos de danza no es accidental. Incluso puede ser históricamente cierta, una vez que toda la gama de historias ―no solo las tradiciones dominantes de China, India y Tíbet, sino también las narraciones locales del valle de Swat, el valle de Katmandú y Bután― sean respetadas a la par, y contribuyan a una comprensión más completa de la evolución de la danza mística en los Himalaya.
* The Chöd Cham of Nagi Gompa: An Alchemy of Radical Courage and Compassion
[El chöd cham de Nagi Gompa: una alquimia de coraje y compasión radicales] (BDG).
José Houseal es el director de Core of Culture, una organización dedicada a salvaguardar la cultura mundial intangible y asegurar la continuidad de las antiguas tradiciones de danza en su lugar de origen. Como expresión religiosa, filosófica y ritual, la danza desempeña un papel importante en la práctica del budismo, taoísmo, hinduismo y otros sistemas de creencias asiáticos. Las largas transmisiones ininterrumpidas de formas de movimiento se reflejan en representaciones artísticas religiosas, donde la iconografía performativa es tanto un código místico como una ilustración del movimiento. La serie editorial Ancient Dances examina los aspectos de la danza y la espiritualidad para mejorar la práctica y apreciación entre los lectores, y para aumentar la conciencia cultural en nuestro mundo cambiante. Utiliza la danza como una lente para explorar estados de conciencia y representaciones simbólicas. Ancient Dances se publica mensualmente.
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