GUANYIN YORUBA: Sobre la espiritualidad híbrida de chinos y africanos en Cuba
DOUGLAS CALVO GAÍNZA
Misteriosa siempre resulta esa nada convencional Isla de Cuba, célebre por su exuberante belleza natural y sus avatares históricos. Pero también por una espiritualidad que seduce al que la conoce, de una manera irreversible.
Junto a las religiones tradicionales de Occidente se encuentra un fluido conjunto de creencias venidas junto con los más de 100 grupos étnicos africanos llegados a la Isla durante la esclavitud. Resaltan el palo monte de raíz bantú y la sociedad secreta abakuá, junto a reliquias patrimoniales minoritarias como la regla arará de las etnias ewé-fon; el lombanfula villaclareño heredado del reino Bakongo; o el gangá longobá matancero. Sin embargo, la más famosa de estas religiosidades es la santería o regla de ocha, de ancestría nigeriana, hoy en vías de internacionalización.
La regla de ocha revistió a sus divinidades yorubas u orichas con el manto protector de los santos católicos, para poder adorarlas con relativa tolerancia de los amos. Además, en el siglo XIX arribarían a la Isla los culíes chinos, tras firmar contratos que casi los tornaban esclavos en Cuba. Aquellos braceros asiáticos se entremezclaron con los africanos en las plantaciones coloniales. E, inevitablemente, hallaron coincidencias entre sus ritos y creencias politeístas.
Por ejemplo, en la santería actual (sistematización posterior de varios cultos arcaicos del período esclavista), se emplean profusamente la porcelana china y la campanilla metálica. Las piedras naturales o talladas pueden poseer un paralelo sentido sacro (el taishanshi gandang asiático y los eleguás pétreos del culto afrocubano). Aún más, ciertos íconos ostentan visibles similitudes: el inmortal Li Tieguai aparece como un anciano de barba rala con una muleta, en lo cual concuerda visualmente con el muy adorado en Cuba San Lázaro (quien para la fe yoruba sería el oricha Babalú Ayé).
Por lo demás, queda un testimonio sumamente significativo de cómo los negros esclavizados se interesaban en las creencias taoístas, confucianas y budistas de sus compañeros de infortunio: el libro de 1966 Biografía de un cimarrón, donde el más renombrado antropólogo local, Miguel Barnet, entrevista a Esteban Montejo, exesclavo huido a los montes de libertad y veterano de la última guerra de independencia cubana. Un testigo incomparable de aquella época pasada, con lucidez que pasma y datos que extasían.
Montejo provee algunos datos testimoniales sobre las prácticas espirituales de los culíes. Por ejemplo, relata: «Yo sabía que los chinos tenían fiestas en los días grandes de su religión» (Barnet, 2018, p. 70), cuyas celebraciones describe. Narra cómo los asiáticos realizaban públicamente en Sagua La Grande exhibiciones llamativas de resistencia al dolor (para nosotros, evocadoras del kung-fu de Shaolín); y acota que parecían invulnerables debido a la «hipnosis», que según él «Es el fundamento de la religión de China» (2018, p. 70). ¿Quizás los habrá visto meditando «en un estado hipnótico»? Además, insinúa haberles oído referir alguna idea de renacimiento o reencarnación, pues los culíes «morían aquí, por lo menos eso contaban, y resucitaban en Cantón» (2018, p. 96).
Un dato más que llamativo y de primera mano… pero no deja de hallarse nublado por cierta vaguedad. Sin embargo, gracias a una inolvidable iniciativa de Buddhistdoor en Español y la Fundación Dharma-Gaia, hoy se cuenta con un testimonio vivo que puede narrar en tiempo presente cómo aún en 2024, las religiones criollas de origen africano coexisten armoniosamente con remanentes del budismo chino en las «casas de santo» cubanas.
Con vistas a recabar material preliminar para el largometraje documental Albores del budismo en Cuba, el 28 de agosto del 2022 entrevistó el autor de este artículo a un experimentado sacerdote de la Regla de Ocha: el obbá Yunesky Castañer. La entrevista ha sido incluida muy parcialmente en el documental, y casi completa en el corto Albores del Budismo en Cuba. Budismo en Artemisa: Zen y Transculturación, sobre el cual se basará esencialmente el presente escrito.
Apenas se penetra en el místico recinto de las divinidades afrocubanas, llama la atención del visitante cómo en el ajuar litúrgico del templo abundan los motivos budistas. ¡Hasta el rosario de un abad del famoso monasterio budista de Shaolín, es ofrendado a los pies de la oricha Ochún en su camino de Ibú Iddo u «Ochún asiática”!
Al expresar nuestra curiosidad, explica el sacerdote: «Tengo a Kuan Yin, tengo a Budai y a Kuan Kong, que en cuanto a la Regla de Ocha, según muchos de los antiguos, representan a determinadas deidades de nuestro panteón» (Calvo, 2022, 00.18.18-18.38). Y nos reafirma que tal presencia se deriva de la inmigración china a mediados del siglo XIX, pues «como todo en Cuba termina siendo siempre mezclado, el budismo también dejó sus huellas, su impronta en nuestra religión» (00.19.17-19.24).
A qué dudarlo: no es lo mismo leerlo en un libro que apreciarlo in situ. Delicias de la entrevista antropológica, realmente.
Pues bien, ¿qué narran tanto los datos de la Historia escrita, como los de esta filmación?
De aquella cohabitación entre cantoneses y lucumíes nacerían algunos númenes híbridos. Por ejemplo, San Fancón, quien en una sola figura condensa a Guan Yu o Kuan Kong en China, a Santa Bárbara en el catolicismo, y a Changó en la religión yoruba.
Según narra la historiografía local, en el pueblo matancero de Cimarrones (hoy Carlos Rojas), el campesino Ching Li fue poseído por el espíritu de Kuang Kong, quien habló por su boca y dijo: «“Soy el príncipe viajero que trae la bienaventuranza a los buenos hijos que recuerden el hogar abandonado” […] A partir de entonces, San Fancón como avatar o “camino” de Changó se integra al panteón yorubá adorado en la isla» (Mesa. 2005, s/p).
Paralelamente el obbá apunta al «caso clásico» de Kuan Kong, cuya imagen votiva se halla entre sus prendas de culto. De esta figura mitológica confirma que es:
El gran guerrero, al que en Cuba se le llamó «San Fancón”, y que representa, o se sincretizó con el oricha Changó, por ser una deidad del fuego, una deidad guerrera. Parece que los africanos en Cuba buscaron esas similitudes – como hicieron con Santa Bárbara, por ejemplo -, y sincretizaron a Kuan Kong con Changó. (00.19.24-00.19.52)
Nuestra fuente comenta largamente sobre la relación de este oricha con el Oriente. Según nos transmite, «Changó caminó por las tierras de Asia» (00.20.00-00.20.02), y era costumbre tradicional entre algunos seguidores de la regla de ocha el honrarle con imágenes de San Fancón y también de Hotei o Budai, el «buda gordo». Así, reporta Castañer que:
… el caso típico del sincretismo budista, o asiático, con los orichas afrocubanos, fue siempre [el de] Changó. Se le ponía mucho el Buda a Changó; se le ponía siempre ese elemento a Changó, como sincretismo. Para muchos (…) Kuan Kong y el Buda eran «Changó chino”; así le llamaban los practicantes. (00.20.56-00.21.20)
Hoy se le da culto a San Fancón en toda la Isla. Pero lo cierto es que este «santo chino» (con sus rigurosos mandamientos de tenor confuciano) es, únicamente, el más famoso ejemplo de estas simbiosis. Nuestra fuente aclara que el «buda gordo» se expandió al culto de otras divinidades afrocubanas. Por ejemplo, varios practicantes,
… lo acercaron mucho a Obbatalá, porque supuestamente, en muchas de las leyendas y de los patakíes, Obbatalá fue protector de las tierras asiáticas, y se rodeaba muchas veces el ícono de Obbatalá con algunas figuras asiáticas, como en este caso Budai. (00.22.52-00.23.12)
Además, la literatura especializada reporta otro caso de sincretismo entre la criolla virgen de Regla, la oricha africana Yemayá y la diosa oriental Māzǔ, todas asociadas sacralmente a los mares. Al arribar los culíes a La Habana por el puerto de Regla, la virgen local les recordó a su Māzǔ, «la diosa protectora de los hombres en el mar: casualidades de la historia, Yemayá y Mazú» (Li, 2017, p. 2.).
Pero un culto sincrético aún más célebre fue el de Guanyin, la cual, «vista como “Diosa de la Misericordia”, ha sido venerada por los chinos en Cuba como la Caridad del Cobre y sincretizada con Ochún» (Lei, 2021, p. 167-168). Según la notable investigadora Crespo, «La leyenda dice que, en 1880, en la ciudad de Matanzas, el chino Li Yong se paseaba por la orilla de la playa y vio una mujer vestida de seda, con un ramo de flores y una cesta, y cuando él se puso frente a ella desapareció. Entonces creyeron que era Kuan Yin que venía a salvar a sus hijos de las penurias.» Más tarde, «En Cimarrones, en Matanzas, se celebraban fiestas en su honor. Encontramos referencias de esta devoción en las fiestas que se celebraban en 1881 en Jovellanos» (2016, p. 63). Además, se sabe que «en la sociedad china de Caibarién había una imagen de ella y con frecuencia los chinos hacían peregrinaciones allí» (Lei, 2021, p. 168).
Por su parte, el obbá Castañer resalta:
El caso de Kuan Yin, que hay un sincretismo con un camino de Ochún, un avatar de la diosa Ochún que se llama “Ibú Iddo”, que es aquella que (…) en el sincretismo siempre fue adornada y ataviada con indumentarias asiáticas; la diosa de la misericordia, una diosa tranquila, una diosa dulce, del amor y la fertilidad, del amor y la paz; y [que] fue sincretizada con Kuan Yin. (00.21.40-00.22.09)
El oficiante recalca que:
es el simbolismo, la representación (…) que individualiza este camino de Ochún [y lo distingue de otros] como el Ibú Kolé, como el Ibú Yumú… y es lo que la hace especial por su relación con esta tierra asiática y con la religión budista. (Castañer, comunicación personal 08/23/2022).
Según nuestro informante la influencia china llegó a penetrar incluso en la adivinación del Ifá, el oráculo que rige gran parte de la vida espiritual cubana, cuyos 256 segmentos literarios u oddun, cada uno englobando cientos de versos o ese, se transformaron respecto a las recensiones originales nigerianas, e incorporaron novedosos elementos asiáticos.
La verificación teórica posterior permite confirmar las aseveraciones empíricas del entrevistado. En distintos oddun de Ifá [Ogbe Osa, Otura Tiyu (Irete), Irete Odi, Osa Obara] hay una profusa presencia de la espiritualidad china. Incluso en el odu Otura She se recomienda mantener en casa «una imagen de Buda», revelándole al practicante sus protecciones espirituales orientales. En este signo la persona se sienta en el piso y cruza las piernas una sobre otra «como los chinos» (postura de loto…) (Valdés, 2010, 471-472). Asimismo pueden detectarse algunos elementos asiáticos en la Regla Conga, como el uso sacro de la pólvora al «arrear con fula»; incluso, el palero Tata Laloma recomienda el canto ocasional de «mantras budistas».
Resumiendo, con las palabras de nuestro entrevistado:
Es innegable el contacto de ambas religiones en nuestra tierra, donde por lo menos la nuestra algo absorbió. La nuestra fue una religión muy inclusiva, una religión donde se tomaban elementos de cualquier religión que pudiera hacer un aporte (…) Y el budismo no fue la excepción de la regla, de nuestro ajiaco cubano como diría Fernando Ortiz. (00.23.47-00.24.23)
REFERENCIAS
Barnet, M. (2018). Biografía de un cimarrón. Centro Editor de América Latina.
Calvo, D. (Dir.) (2022, octubre 6). Budismo en Artemisa: Zen y Transculturación [episodio en serie documental]. En Buddhistdoor en Español (Prod.), Albores del Budismo en Cuba https://m.youtube.com/watch?v=l–V37uVusho&t=6s
Crespo, M. (2016). Los chinos en La Habana. Gente Nueva.
Lei, Ch. (2021). Las influencias y huellas de la cultura china en Cuba: 1847-1959. <http://revista.letras.unmsm.edu.pe/index.php/le/article/view/2013>.
Li, T. M. (2017). La Habana, destino de esperanza. Kwong Wah Po, 2.
Mesa, J. (2005). San Fancón. Un chino en la corte del rey Olofi. https://m.facebook.com/notes/encuentros-de-expresiones-afroamericanas/san-fancon-un-chino-en-la-corte-del-rey-olofi/665607670194906/.
Valdés, E. (2010). Tratado de Oddun de Ifá, 2da Versión ampliada con Inshe Osaín y Eshu-Eleguara. En Serie Cartillas de Ifá, Documentos para la Historia y la Cultura de Osha-Ifá en Cuba. Lulu.com [versión escaneada]
Douglas Calvo Gaínza (La Habana, 1970). Investigador cubano, especialista en el fenómeno religioso, quien además ha realizado varios estudios sobre budismo en general y en Cuba en particular, presentados en diversas instancias académicas nacionales e internacionales. Desde el 2020 colabora con Buddhistdoor en Español, mediante artículos y propuestas audiovisuales.