«Entrevista al lama brasileño Padma Samten: “Podemos concebir otros futuros.” Segunda parte»
FINA ÍÑIGUEZ ABAD*
Posteriormente, como desdoblamiento de esos encuentros realizados por el Instituto Camino Medio a lo largo de los años, se publicaron libros y también surgieron escuelas. En el CEBB Camino Medio surgió la Escuela Camino Medio, basada en la experiencia de que una escuela es inseparable de la comunidad. Dado que tenemos una comunidad local y una comunidad más grande establecida por Brasil, esta comunidad tiene imágenes y visiones del mundo. Ese conjunto de visiones e imágenes es un terreno fértil para el surgimiento de un tipo de educación que ayuda a los jóvenes y a los niños a no ser encaminados como ganado hacia dentro de una máquina que los va a triturar.
Personalmente, veo la denuncia del álbum The Wall como algo completamente real – aquellos jóvenes alineados siendo devorados por un sistema que va conduciendo a la guerra y a la injusticia. Ellos no vislumbran la posibilidad de hacer cualquier otra cosa. Ya en el banco escolar, van siendo podados y perdiendo la capacidad de construir mundos. Eso está muy claro.
Sentimos la necesidad de salvar a nuestros jóvenes, salvar a nuestros niños, en este sentido. Que ellos tengan una felicidad en este tiempo, que ellos crean que la felicidad es posible, que es posible construir mundos mejores, que ellos son capaces de diseñar realidades mejores y que comprendan que el mundo interno existe. El mundo interno es un tema crucial, y esa es la base de la Escuela Camino Medio.
Tras la fundación de la Escuela Camino Medio, tuvimos la oportunidad de acercarnos también a una escuela que ya existía en la ciudad de Alto Paraíso, en Goiás, y que estaba con muchas dificultades. Así que nos acercamos como sangha y empezamos a apoyarlos. Pero, aun así, la persona responsable de la escuela, que era privada, ya no disponía de más tiempo para cuidar de ella. Así que nos preguntó si queríamos asumirla, y aceptamos.
Luego trasladamos la escuela desde dentro de la ciudad a un área rural que poseemos, de 45 hectáreas. Dio muy buenos resultados. Naturalmente, las escuelas con ese perfil pueden tener diferentes crisis. En el período de la pandemia, cuando la enseñanza se convirtió en línea, muchos padres perdieron el interés también.
Como la escuela se paga, no es pública, es necesario pagar a los profesores y pagar todos los gastos. Tuvimos dificultades, pero la escuela sigue viva. El CEBB la apoya, la sangha la apoya. Está dentro de la planificación del propio Instituto Camino Medio seguir apoyando a las escuelas, y el CEBB, a su vez, apoya el Instituto Camino Medio para que pueda apoyar a las escuelas. La sangha, del mismo modo, tiene una gran generosidad y lo entiende; las escuelas son sostenidas por los padres y la sangha. Así es como funciona.
Posteriormente, también hicimos movimientos como el Tupambaé, que es la continuidad de un movimiento que trata de cómo podemos relacionarnos mejor con el medio ambiente, así como producir tecnologías y formas de vivir más adecuadas. Tupambaé surgió como un movimiento muy grande, ya dentro de una perspectiva mixta, presencial y en línea. Y, a partir del encuentro de este grupo, también establecemos conexiones con instituciones oficiales, como el Instituto Federal de Viamão, entre otras. Ese trabajo sigue activo.
Hoy, el Instituto Camino Medio en Viamão está apoyando los huertos escolares de la ciudad. Disponemos de una unidad de formación de las personas responsables de los huertos escolares, ubicada en el CEBB Camino Medio. Por lo tanto, son iniciativas que seguimos desarrollando. Yo diría que pueden desarrollarse más o menos, pero es un campo libre donde sentimos que podemos construir buenas alianzas con las autoridades y las comunidades que nos rodean.
Desde 2000, nos han visitado muchas y diferentes autoridades, incluyendo el gobernador del estado, todos los alcaldes de la ciudad de Viamão y muchas otras personas significativas.
Tenemos también una conexión con la Associação Gaúcha de Proteção ao Ambiente Natural-AGAPAN (Asociación Gaucha de Protección al Ambiente Natural), que fue fundada por José Lutzenberger a finales de la década de 1960. Personalmente, me conecté bien al principio y me mantuve muy cerca a lo largo de los años. Sigo como uno de sus consejeros, y hay también varios otros practicantes budistas que han participado en AGAPAN desde sus inicios.
BDE: ¿Cómo puede el budismo ayudar a superar el sufrimiento en estos tiempos convulsos? ¿O, cómo hacer del sufrimiento una herramienta válida para recorrer el camino hacia la verdadera felicidad?
LPS: Presento una visión sobre el trabajo social que se puede hacer en los libros Mandala do Lótus (Mandala del Loto), Relações e Redes (Relaciones y Redes) y en O Lama e o economista (El Lama y el economista). Esencialmente, necesitamos crear un tejido social a partir de personas que creen que es posible hacer otra cosa. Me parece que el punto crucial es esa visión de cómo podemos alterar la base de nuestro razonamiento y construir una convergencia entre las personas. Esta no es una convergencia autoritaria, sino una convergencia que surge como método y puede mantenerse independientemente de si las personas que han comenzado están presentes o no. Y surge de una comprensión de cómo la realidad ilusoria se convierte en una realidad compartida entre las personas.
Esto viene de la noción de la burbuja de la realidad: cómo surge esta burbuja, cómo se puede trabajar y cómo podemos soñar realidades mejores. Veo que ese es el punto central para conseguir hacer un trabajo de transformación del mundo.
Sin embargo, trato de no seguir analizando las posibilidades de éxito ante los desafíos. No pienso «los desafíos son muy grandes, no hay tiempo.» No pienso así. Simplemente me mantengo trabajando. Por otro lado, creo que el punto central de todo es que hay un cierto número de personas centradas en el aspecto más profundo de la realidad. De esto surge una base más amplia.
Me parece que la imagen budista de los cuatro amigos (el elefante, el mono, el conejo y el pájaro) es superimportante. Comienza con el pájaro, que es como el Buda; tiene una visión muy amplia. Junto al Buda, surge a continuación el conejo, como si fuera un grupo más amplio que lo apoya. Y de ese grupo más amplio surge otro grupo aún más amplio, que apoya el anterior, y luego un grupo muy amplio, que es como si fuera la base, representado por el propio elefante. Estos cuatro amigos se protegen. Luego, se dice que dondequiera que estos cuatro amigos estén operando bien, hay un equilibrio social: todos se ayudan.
Considero que, si no existe esa visión muy amplia nutrida por cierto número de personas, es difícil que las personas en los niveles más conectados a la realidad y a la operatividad del mundo tengan capacidad de lucidez. Así que, necesitamos empezar por la lucidez. Esta lucidez, por lo tanto, se manifiesta en un nivel un poco más amplio, y luego en un nivel aún más amplio, hasta que alcanza un nivel muy amplio. Si intentamos producir lucidez y transformación tan solo sobre una base muy amplia, no creo que lo logremos. Necesitamos este proceso a diferentes niveles.
BDE: ¿Cómo se relacionan los y las jóvenes brasileñas con el budismo en Brasil?
LPS: Actualmente, nos encontramos con muchas personas que no saben qué hacer con sus vidas, ¿verdad? He visto en los medios de comunicación que algunas personas informan que, hoy en día, los jóvenes no están dispuestos a trabajar en cualquier cosa por el dinero. Eso es una gran transformación. Por otro lado, pienso que los jóvenes están mezclados. Ellos están bajo una magia, que es la magia de las redes. Considero que eso drena su energía vital.
Para seguir el camino del budismo es necesario que la persona desarrolle algún nivel de esfuerzo. Ella deberá practicar shamata, parar y adquirir una concentración de la mente. Pero, si la persona está constantemente ocupada, envuelta en muchos outflows, con muchas cosas sucediendo en diferentes lugares, será difícil hacer eso, pues brota en la mente, en todo momento, un mensaje correspondiente a las áreas en que la persona está operando. Entonces, se pone un poco difícil. Naturalmente, el camino espiritual no es para muchos.
Sin embargo, veo que el budismo puede ayudar a los jóvenes a soñar, a pensar que la vida puede ser mejor, que las cosas pueden ser mejores. Creo que esto atrae a los jóvenes, inmersos en un mundo donde todo se está volviendo un poco distópico – por decir algo moderado, ¿verdad? El mundo hoy está completamente distópico.
Parece que cuando surge este tema: «¿Durante cuánto tiempo tendremos futuro? ¿El futuro tiene una fecha para terminar?» Esta es una cuestión hacia la que los jóvenes miran de inmediato, pues es una generación – ahora ya son algunas generaciones – que se enfrentan a la posibilidad de no tener futuro. Este es un asunto muy importante, que concierne a los matrimonios, hijos, trabajo.
En cierto sentido, el budismo es optimista, porque cree que podemos construir mundos mejores, generar una mirada más positiva y hacer cosas mejores. Aunque el budismo aporta la visión de la vacuidad, de la cesación, del engaño del samsara, aun así, trabaja con la noción de las Tierras Puras y de la posibilidad de construir mundos mejores que sean un vehículo, un barco adecuado por el cual nos movemos hacia adelante.
Por lo tanto, veo que los jóvenes están un poco sin perspectiva, es decir, el mundo está distópico. Si en el budismo podemos ver las cosas de una manera mejor, es natural que se sientan atraídos. Pero pienso que esto no es solo para los jóvenes. El budismo también es interesante para los ancianos. Ofrece una perspectiva atemporal de la vida, lo que es superimportante para las personas de cualquier edad que están pasando por crisis, agotamiento y limitaciones. También se benefician directamente.
Creo que el budismo es una tradición pacífica, tranquila. No es una tradición que se impone agresivamente, proponiendo reglas y exigencias agresivas. Tampoco genera enemigos. Va generando procesos de comprensión de las diferencias. Va generando una noción de igualdad entre todos los seres, no solo los seres humanos. Eso es muy pacificador, muy favorable.
En un momento en que las mujeres comienzan a tener protagonismo, creo que el budismo, con este aspecto más pacífico, puede atraer efectivamente una mente que tampoco es agresiva y que no busca separar, sino unir y acoger. Es un estereotipo de la visión femenina, pero quizás tenga una razón, como si la visión femenina tuviera una conexión con Arya Tara, con la salvadora, con la compasión. Cuando aparece esta dimensión del budismo, pienso que atrae tanto a los hombres como a las mujeres. Pienso que las mujeres también se sienten bien con eso.
Además, considero importante señalar que el hecho de tener aldeas nos permite acoger a las familias. En el CEBB Camino Medio, muchos jóvenes llegan con sus hijos pequeños a causa de la escuela. Entonces, esto también es una forma de atraer. Hay una comunidad, un grupo funcionando, un templo en el centro, una dirección a la que vamos. Está también el movimiento del Instituto Camino Medio. Aunque las cosas no sean perfectas, estamos caminando.
Considero que las comunidades son un buen lugar para los jóvenes. Si yo fuera joven, estaría muy feliz. ¡Saltaría dentro de eso y listo! Porque es algo muy bueno. Llegar, vivir en un sitio donde está la escuela, los niños van a pie, una cosa completamente pacífica, con los árboles, con los ambientes favorables y todo. Eso me parece superbueno.
Tenemos dos CEBBs rurales, con poco más de 16 hectáreas. En Alto Paraíso, tenemos 45, y estamos al lado del Parque Nacional de la Chapada dos Veadeiros (creo que se debería cambiar el nombre, pues “veadeiros” son los que cazan ciervos. Podría ser otro nombre).
En fin, ese es un ambiente parecido al de las sabanas africanas, y allí también tenemos la escuela, las familias, los profesores, cuyas propias familias muchas veces deciden mudarse para allá. Es el mejor lugar para vivir, pues se está en medio de una comunidad. Las personas de cualquier edad se ayudan. Estamos todos juntos, apoyándonos. No es un condominio donde las personas no quieren ni mirar al vecino.
Dentro del propio CEBB Camino Medio, igualmente, hay un área de bosque, muy arborizada, con dos centros para retiros. Las personas pueden escuchar las enseñanzas, pues están viviendo allí, pueden participar de los estudios y pujas. No hay ningún tipo de restricción u obligación para que las personas vayan, pero es una oportunidad. Cuando ocurren estos grandes eventos, vienen invitados y personas interesantes y la comunidad se enriquece con ello. Es maravilloso.
ENLACES DE INTERÉS
Centro de Estudios Budistas Bodisatva (CEBB)
(*) Caroline Souza, de la Revista Bodisatva, hizo la transcripción de la entrevista grabada en portugués.