El fantasma elusivo – un ensayo sobre el término «meditación» dentro del psicoanálisis
FEDERICO ANDINO
Tomemos una clase, de yoga o de mindfulness. En algún momento, el docente a cargo dice una variación de «bueno, ahora vamos a meditar…» Si uno observa a los participantes de la clase, podemos observar un fenómeno interesante: en general, todos adoptan la misma postura y dejan de moverse. Podemos denominar a esta toma de posición «meditación». Pero ¿cuál es la experiencia dentro del sujeto?
Cuando en el transcurso de nuestra investigación le preguntamos a participantes qué quieren decir con «meditación», recibimos respuestas tan diferentes como:
- Detener la mente y/o los pensamientos
- Trascender la mente
- Transformar la mente en pura
- Una disciplina yóguica orientada a la liberación
- Repetir un mantra o una intención en forma de plegaria
- Concentrar la mente
- Relajar la mente
- Unificar la mente y el cuerpo mediante el quedarse quieto
- Unificar la mente y el cuerpo mediante el movimiento rítmico
- Gritar para vaciar la mente
Dada esta pluralidad de definiciones, es difícil llegar a un concepto útil que permita desarrollar una terapia efectiva. La definición tradicional de Occidente de meditación proviene del latín meditatio, que significa «pensar, desarrollar», mientras que las prácticas relacionadas con los conceptos puntualizados más arriba generalmente se consideran dentro del campo etimológico de la contemplación, del latín contemplatio. Dado que esta definición no es la que se comprende coloquialmente, utilizaremos la definición del campo etimológico que acerca meditación a una práctica asociada con flujos de técnicas y conceptos que han surgido en Asia.
Dentro del campo bibliográfico, podemos encontrar una variación de lo planteado dentro de la respuesta oral, pero no encontramos una definición unívoca. En general, el contexto establece cierta definición (un texto hindú, por ejemplo, considerará a la meditación como algo más religioso que secular) pero observamos la misma amplitud polisémica.
Por lo tanto, hemos elegido basar nuestro breve ensayo en fuentes budistas, para poder manejar el alcance de la pregunta. Hemos elegido la tradición budista, dado que es, en nuestra opinión, la que más contenido textual ha producido sobre técnicas meditativas a lo largo de sus 2.500 años de historia. Sin embargo, al empezar la revisión bibliográfica, especialmente aquellos textos que manejan traducciones en idiomas que manejamos nos hemos encontrado con una gran variedad de términos traducidos por «meditación». Pero ¿qué palabra budista ha sido traducida como meditación en los textos occidentales?
En este punto, es importante aclarar: no hay un término unívoco que signifique meditación, sino un océano de términos que han sido traducidos y glosados por meditación. La siguiente es una lista de términos comunes a todas las tradiciones de budismo: no entramos en especialidades de una escuela, como Mahāmudrā; solo daremos como ejemplo dos términos que engloban mucho de la meditación budista.
Términos de meditación en textos budistas
(Pondremos primero la palabra tibetana, dado que ese idioma mantiene la mayor colección de textos budistas, seguida por su pronunciación en castellano y su significado).
Gompa: literalmente, cultivar, traduce el sánscrito (भावना) bhavana y es el término más genérico que se utiliza en los textos meditativos para indicar la actividad meditativa (por ejemplo, meditar y generar compasión se escribe en los textos como nyingye gompa).
Shiné: literalmente «morando en calma», es una traducción del sánscrito (श्हमथ) shamatha, uno de los dos grandes esquemas de meditación de acuerdo con el Abhidharma budista. Esencialmente, shiné se caracteriza por tranquilizar la mente, lo que permite enfocarla de forma unívoca en un punto.
Latong: literalmente «conocimiento surgido de una introspección (insight)» traduce al sánscrito (विपश्ह्यना) vipashyanao al más conocido vipassana. Extrañamente, esta categoría (que incluye múltiples técnicas meditativas) fue asociada casi de forma unívoca con trenpa o atención a un objeto, traducido como mindfulness. Pero vipassana, si bien utiliza mindfulness no es necesariamente idéntica a ese concepto. Latong significa «insight cuidadoso» y es el productor de la sabiduría experiencial del budismo.
Nuestra definición»
De todos los términos antes nombrados, quizás el más adecuado, a nuestro juicio, es el primero y menos específico: gompa. Este término, como lo describimos más arriba, significa «cultivar» y es en el cultivo dónde encontramos la mejor metáfora para el proceso meditativo. En nuestra opinión, meditar es una serie de acciones donde la definición no yace en si uno se queda quieto o camina, si uno se concentra o relaja. Para nosotros, el meditar es el conscientemente llevar a cabo una serie de acciones que respondan a factores externos e internos persiguiendo un objetivo concreto. De la misma manera que un jardinero planta una semilla, la riega si encuentra sequía y la protege si surge una tormenta hasta que consigue su objetivo de tener una planta o flor, el meditador implementa correcciones y acciones para seguir su objetivo.
Este puede ser el término general de la actividad. Pero ¿cómo podemos pensar sus dos especificidades (shiné ylatong) dentro de un contexto psicoanalítico?
Antes de comenzar, una simple aclaración: esta introducción a la teoría metapsicológica del psicoanálisis es tanto demasiado breve como probablemente superficial. No es la intención de este ensayo poder generar una metapsicología unífica del Abhidharma y las propuestas psicoanalíticas, sino ejemplificar la complejidad de definir el término «meditación». Para hacer esta aproximación, nos basaremos en la primera tópica freudiana. No entraremos en las pulsiones, el deseo, etc., dado que es una breve aproximación.
Esta tópica establece tres grandes espacios psíquicos. Estos no hacen referencia a una espacialidad dentro de nuestro aparato psíquico o entre ellos. No existe en el psicoanálisis el «subconsciente», por ejemplo.
Los tres espacios freudianos son:
El Inconsciente (ICC): es el primer espacio a la izquierda de nuestro diagrama, dónde la experiencia y la información reside en tanto haya generado una carga energética (que, para seguir al primer Freud la llamaremos «afecto») suficiente para generar una huella de memoria o huella mnémica. La repetición es clave para hacer que una huella sea más profunda; este concepto fue comprobado por las neurociencias mediante la neuroplasticidad. Esta información se contiene en dos partes: una representación y una carga de afecto energética. Podemos usar la analogía de información en un disco duro de una computadora: el disco contiene la información esté apagada o prendida la computadora, pero es necesario contar con energía eléctrica para poder acceder a ella. Si la información está al principio del disco, resulta más fácil el acceso; por eso la importancia de la repetición en cualquier proceso de aprendizaje. Este espacio es inaccesible para la Consciencia (CC).
El Preconsciente (PCC): el espacio en el medio de nuestro diagrama es aquel en el cual está el contenido accesible para la Conciencia (CC) pero que no está siendo accedido en este momento; nuestra fecha de cumpleaños, por ejemplo.
El Consciente (CC): es el espacio de lo que denominamos nuestra consciencia; lo que estamos percibiendo o pensando en un momento determinado.
Para simplificar esta descripción, asumiremos los mecanismos de una tipología neurótica; en ella, entre el ICC y el PCC opera el mecanismo de represión (llamado también en algunos textos «el censor») que impide acceder al PCC aquel contenido traumático o extremadamente doloroso para la conciencia. Trabaja dividiendo la energía psíquica, esto es, el afecto de la representación que acompaña. La representación, al verse separada de la energía necesaria para accederla, queda vedada en el ICC. La energía psíquica muchas veces se pega a otras representaciones, configurando los tipos de neurosis y los síntomas de la estructura de cada sujeto. En momentos de sueño, de relajación o de asociación libre, este censor se relaja y más contenido que normalmente se encuentra vedado puede ser accedido.
Habiendo generado una breve introducción al aparato psíquico de la primera tópica ¿cómo podeos pensar los tres conceptos de meditación que hemos delineado?
En primer lugar, gompa puede ser entendido por el proceso de generar nuevas huellas mnémicas; la práctica constante ordena y facilita cualquier tarea, desde meditar hasta hacer malabares. Con el tiempo, el costo del acceso a la huella se vuelve menor y se generan nuevas rutas neuronales que facilitan el acceso a la técnica. Esto redunda en una mayor facilidad de concentración con menor costo de energía para el practicante.
Shiné, la pacificación de la mente al concentrarse en un punto funciona mediante el re-investimiento constante desde el CC en un objeto (la respiración, una imagen, un mantra, etc.) al que se vuelve en cada momento. Esto entrena la mente y el cuerpo para permanecer progresivamente más tiempo en una postura, relajando, absorbido en el objeto.
Latong funciona como una especie de sueño despierto. Al poder permanecer más tiempo y absorbido en la meditación, se puede acceder a contenido que de otra forma estaría vedado. Como en el psicoanálisis, el proceso no es directo: no aparecen (salvo en contadas ocasiones) contenidos reprimidos directamente, sino que mediante los sistemas analíticos de meditación el practicante puede recibir insights que permiten una comprensión nueva que de otra forma serían inalcanzables.
De esta forma, podemos empezar a aproximar un esquema psi al budismo. Esta no es una propuesta cerrada o exhaustiva. Esperamos que este primer esquema, breve y simple, sirva como punto de partida para seguir pensando las formas en que estos dos grandes campos de conocimiento pueden encontrar fértil el diálogo.
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Federico Andino es profesor e investigador de la Universidad del Salvador, Departamento de Estudios Tibetanos. Enseña Filosofía Budista, Estudios Tibetanos y Tibetano. Es el maestro de la tradición Palden Sakya del budismo tibetano y director ejecutivo de la Fundación Internacional de Archivos Sakya.
Otro texto muy interesante, así como sería interesante relacionar tanto la meditación como el modelo Freudiano, con el modelo de mente budista. básicamente Yogacara de las ocho consciencias.
Saludos.