El camino del budismo Soka (I): una enseñanza de diálogo y revolución humana

DARA LONGHI Y ARIEL OSPITALECHE *

Antes de iniciar, quisiéramos compartirles una breve introducción acerca de la Soka Gakkai. La misma es una organización global que se encuentra presente en más de 192 países y territorios del mundo, basada en el budismo de Nichiren Daishonin. Su propósito fundamental es promover la paz, la cultura y la educación, a través del respeto por la dignidad de la vida.

Inicialmente, la Soka Gakkai fue fundada en el año 1930 como una agrupación educativa, encabezada por el maestro y director de escuela Tsunesaburo Makiguchi (1871-1944), quien fue su fundador y primer presidente. Su vida estuvo dedicada a la reforma de la educación japonesa, e inspirado en el budismo de Nichiren, dió forma a su Sistema pedagógico para la creación de valores (Soka Kyoikugaku Taikei) cuyo foco se centraba en el desarrollo del pensamiento independiente y el potencial ilimitado de cada niño, niña y adolescente. Pero, en aquel entonces transcurría la Segunda Guerra Mundial, y el maestro Makiguchi fue encarcelado como prisionero de conciencia por el gobierno militar japonés, y murió en prisión en 1944. Sin embargo, el estandarte de paz que él proclamó, fue tomado por su discípulo Josei Toda (1900-1958), quien también se desempeñaba como maestro de escuela junto a Makiguchi, y fue encarcelado al igual que su mentor por oponerse a la guerra. Toda reconstruyó la Soka Gakkai, consolidando un sólido movimiento popular en el Japón que proclamaba el derecho a una cultura de paz, basado en el humanismo de la filosofía budista.

Tsunesaburo Makiguchi [© Seikyo Shimbun]

El 3 de mayo de 1951 el maestro Toda asumió la segunda presidencia de la Soka Gakkai. Depositando su máxima confianza en los jóvenes, dos meses más tarde, en julio, fundó los Departamentos Juveniles.

En ese momento, el joven discípulo de Toda, Daisaku Ikeda, luchando sin desmayo por la felicidad del pueblo, se consagró por entero junto a los miembros de la Soka Gakkai a compartir la filosofía budista en todos los rincones del Japón, con la mira puesta en concretar tenazmente el objetivo de su mentor. 

En los últimos 75 años se dedicó infatigablemente a expandir el desarrollo de la Soka Gakkai a lo largo y ancho de todo el orbe, convirtiendo la organización en un movimiento por los derechos humanos, la paz, la educación, el medioambiente y la cultura, con miembros en todo el mundo, quienes contribuyen activamente desde sus respectivos lugares en cada ámbito de la sociedad. A su vez, la férrea convicción en la fuerza del diálogo, lo impulsó a generar profundos y sinceros vínculos con figuras del quehacer cultural, político y académico de todo el mundo hasta la actualidad, entre ellos el historiador británico Arnold J. Toynbee, el Premio Nobel de la Paz Argentino Adolfo Pérez Esquivel, el destacado químico Linus Pauling, el doctor en Física Joseph Rotblat, entre otros, y cuyos diálogos han sido publicados en forma de libro en diversos idiomas.

Daisaku Ikeda. © Seikyo Shimbun]. Fuente: https://www.sgm.org.my/

También, desde el año 1983 el maestro Ikeda elabora Propuestas de Paz anuales dirigidas a la ONU, sugiriendo soluciones y respuestas a las grandes cuestiones que afectan a la humanidad, basado en la filosofía budista del respeto por la dignidad de la vida. 

Introducción a los orígenes del budismo 

Los valores que nutren las diferentes iniciativas y actividades de la SGI en todo el mundo, tienen su origen en la filosofía budista de Nichiren Daishonin. El budismo de Nichiren, se remonta a las enseñanzas de Śākyamuni, también conocido como Siddharta Gautama, quien vivió hace aproximadamente 2500 años en la India. La tradición budista específica que abrazan los miembros de la Soka Gakkai Internacional, está basada en las escrituras de lo que se conoce como budismo mahāyāna, y más concretamente en el Sutra del loto, una de las últimas enseñanzas que expuso el buda Śākyamuni, según el budismo mahāyāna.

Esta pintura de Nichiren Daishonin fue realizada sobre los siglos XIV y XV y se conserva en el Templo Principal de Nichiren Shu, Kuon-ji.

El Sutra del loto es un texto clave dentro del budismo mahāyāna, y es la base doctrinal de las enseñanzas del budismo de Nichiren Daishonin. En primer lugar, este sutra describe la ley fundamental que impregna el universo siendo la esencia de toda la vida, de la cual nosotros también formamos parte. Por otro lado, establece que el estado de vida de la budeidad se encuentra intrínsecamente en el interior de cada individuo, sin distinción de etnia, género o grado de conocimiento o posición social. De esta manera, reafirma la igualdad y la dignidad de todas las personas al enfatizar que todos y todas sin excepción tenemos el potencial de revelar ese estado de vida iluminado en nuestra propia cotidianeidad.

En cuanto a la estructura, podemos decir que el Sutra del loto es una maravillosa obra literaria en forma de diálogo entre Śākyamuni y sus discípulos. A lo largo de este diálogo, el Buda responde preguntas, transmite deliberadamente su enseñanza y emplea imágenes para describir el infinito valor de la vida, mediante parábolas, analogías y metáforas. A través de cada uno de estos recursos aprendemos que todas las personas poseen la condición de vida y la sabiduría del Buda. Al final de la obra, leemos el compromiso y el juramento de Śākyamuni cuando dice «en todo momento, estoy pensando cómo puedo hacer para que los seres vivientes ingresen en el camino supremo y adquieran rápidamente el cuerpo de un buda». Tal como expresan estas palabras, el Sutra del loto transmite el deseo primordial de que cada persona pueda construir una felicidad inamovible tanto para uno mismo como para los demás y revela la enseñanza esencial de Śākyamuni sobre la manera de guiar a las personas a superar la causa fundamental de su sufrimiento.

Copia del Sutra del loto atribuida al príncipe japonés Shōtoku (573–621)

El Sutra del loto fue ampliamente difundido en la India, China y Japón, y fue nutriendo su mensaje de las tradiciones y la riqueza cultural de los pueblos que atravesaba. En la India, por ejemplo, Nāgārjuna propagó ampliamente las ideas y las enseñanzas del budismo mahāyāna y, en especial, el Sutra del loto. En el siglo VI, en el este de Asia, la escuela Tien-tai transmitió el valor de este sutra sobre los diversos cánones budistas. Mientras que Miao-lo en la China lo hizo durante el siglo VIII. Posteriormente en el siglo IX, Dengyo introdujo sus enseñanzas en el Japón hasta llegar al siglo XIII, siglo en el que vivió Nichiren Daishonin. Finalmente, esta filosofía revivió 700 años después, en medio de dos guerras mundiales, gracias a la acción resuelta del maestro Tsunesaburo Makiguchi y su discípulo Josei Toda, quienes deciden fundar la Soka Gakkai en el año 1930.

Nichiren Daishonin, filósofo y reformista religioso japonés, nacido el 16 de febrero de 1222, vivió durante una época de gran conflicto e inestabilidad social durante el siglo XIII. Se identificaba enormemente con el sufrimiento de las personas buscando una manera de superarlos. Desde muy temprana edad, se dedicó a estudiar el budismo en profundidad. Mediante sus estudios de las diversas escrituras budistas, llegó a la conclusión de que el Sutra del loto expone la manifestación del potencial ilimitado de todos los seres, y que el desarrollo de ese potencial único y particular de cada persona, puede dar lugar al florecimiento de una sociedad de paz y prosperidad.

Con la firme decisión de concretar una sociedad armoniosa, Nichiren dedicó su vida entera a establecer la verdadera felicidad y dignidad para toda la humanidad, haciendo frente a la opresión y la persecución realizada por el poder, incluso poniendo en riesgo su propia vida para alentar y revitalizar a todos los seres humanos, tal como lo enseña el Sutra del loto. Por eso mismo, a través de llevar a su propia vida la acción y el corazón de esta enseñanza, proclamó la recitación de Nam-myoho-renge-kyo—título del Sutra del loto—como una práctica concreta para despertar el estado de budeidad en nuestra vida, basado en la enseñanza esencial de dicha escritura. El principio rector que atravesó toda su existencia fue establecer la dignidad humana como pilar espiritual de la sociedad, hacia la creación de un mundo pacifico donde las personas gozaran de vidas realmente enriquecedoras y felices.

Encuentro de Fidel Castro y Daisaku Ikeda en la Habana. © Seikyo Shimbun

Sobre la práctica budista

Esta práctica que realizamos diariamente los miembros de la Soka Gakkai Internacional en nuestros hogares, consiste en la entonación de Nam-myoho-renge-kyo, que es la Ley Mística del universo. La repetición sucesiva de este mantra, se denomina daimoku. A su vez, la lectura de la liturgia contiene fragmentos de dos capítulos del Sutra del loto, llamado Gongyo.

El objetivo de sostener esta práctica asidua, de entonar daimoku y realizar el Gongyo diariamente, es elevar el propio estado de vida para extraer desde el interior nuestro potencial ilimitado. Este potencial se manifiesta en nuestra vida cotidiana, como sabiduría, coraje, amor compasivo y fuerza vital.

Nam-myoho-renge-kyo significa «consagrar la vida a la Ley Mística de causa y efecto» su vez, cada uno de sus ideogramas individualmente, refiere a un profundo significado. Nam significa «dedicar o consagrar la vida» Myoho o «Ley Mística» es expresión del principio inherente a la vida; asimismo, myo, en particular, implica la esencia invisible de toda la vida y el potencial de revivir y abrir; por su parte, ho, son las manifestaciones de esa esencia invisible de la vida. Renge significa «flor de loto» y representa la simultaneidad de causa y efecto, así como la flor de loto da flor y fruto, al mismo tiempo, cuando entonamos Nam-myoho-renge-kyo podemos manifestar nuestra budeidad en medio de nuestra realidad diaria. Kyo significa sonido o enseñanza del Buda, que se manifiesta a través de la voz y representa la relación entre el pasado, presente y futuro.

La práctica del gongyo consiste en la recitación de dos fragmentos de los capítulos 2° «Medios Hábiles» y 16° «Duración de la Vida» del Sutra del loto. La misma se realiza tanto al iniciar como al finalizar la jornada.

Ambas prácticas del daimoku y el Gongyo, que podemos identificar como práctica primordial y complementaria, respectivamente, se realizan frente al gohonzon, un pergamino que representa el objeto de devoción fundamental del budismo de Nichiren, que se encuentra entronizado en los altares de cada uno de los integrantes de la SGI. El significado literal del término honzon es «objeto de respeto fundamental» y go es un prefijo honorífico. El mismo lleva inscripto Nam-myoho-renge-kyo verticalmente en el centro, corporificando la Ley Mística y representa el estado de vida de la budeidad inherente al universo.

Gohonzon inscrito por Nichiren justo antes de su muerte en 1280. Los logogramas centrales representan el título oficial del Lotus Sūtra.

Una enseñanza del buda Nichiren Daishonin dice: «Jamás busque este gohonzon fuera de usted misma, el gohonzon existe solo en la carne mortal de nosotras, las personas comunes que creemos en el Sutra del loto y entonamos Nam-myoho-renge-kyo».**Cuando entonamos Nam-myoho-renge-kyo podemos sentir fluir en nuestras vidas un caudal de esperanza y fortaleza que nos anima a avanzar positivamente, hacemos surgir de nuestro interior la convicción para orientar nuestra vida hacia la felicidad, transformando nuestro karma, construyendo una fortaleza interior en la cual brille la esperanza de que podemos superar cualquier sufrimiento y que siempre encontraremos el camino para avanzar.

De tal forma, esta práctica busca proveernos de respuestas, profundas pero concretas, a las preguntas esenciales de ¿cómo debemos vivir? y ¿cómo podemos decidir la mejor manera de vivir? En las enseñanzas budistas, hallamos estas palabras: «Si uno enciende un farol para dar luz a otra persona, también ilumina su propio camino». *** La práctica budista enseña que la felicidad propia no se puede construir alejada de la felicidad de los demás. Las acciones que tienen por fin iluminar la dignidad de los demás, invariablemente generan una luz que revela nuestros propios aspectos más sublimes, esa luz no sólo disipa la oscuridad que hace sufrir a otros, sino también el sombrío agobio del propio corazón. Este es uno de los mensajes centrales del budismo.

Formación gimnástica del equipo SGI de Brasil en Río de Janeiro, el 30 de octubre de 2011.

*La presente ponencia fue presentada originalmente en el marco de las Jornadas Budistas 2022 organizadas por la Universidad del Salvador, Buenos Aires, Argentina, que tuvieron lugar el 3 y 4 de noviembre de 2022. Agradecemos vivamente a los autores Dara Longhi y Ariel Ospitaleche su permiso para reproducir el texto de la ponencia en nuestra plataforma digital, y al Dr. Federico Andino por su amable ayuda y cooperación.

** Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 873.

*** Sobre las tres virtudes de los alimentos, en WND, vol. 2, pág. 1060.

Pueden leer la segunda parte de este artículo aquí

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