El budismo y el humor

EDUARDO FCO. FREYRE ROACH

¿Cuál es la actitud del budismo respecto al humor y la risa? En el Runna sutta (AN 3.108) se indica: «cantar es un lamento, bailar una locura, y demasiada risa es infantil.» Y se añade, «cuando estás debidamente satisfecho, es suficiente con sonreír.» Nada tienen que ver las carcajadas descontroladas con cualidades loadas por el budista como la serenidad, el contentamiento, la ecuanimidad o la calma. En el Talaputa sutta, el Buda vaticinal al actor-comediante Talaputa que renacerá en el «infierno de la risa», argumentando que su oficio es emocionalmente toxico y negligente.

Escultura de un buda sonriente. Fuente: Museo Nacional de Tokio.

Por otro lado, en el Sutra del loto, del budismo mahayana, el Buda contempla una flor de loto. Mahākāśyapa sonríe, y el Buda declara que le ha transmitido el Dharma sin palabras, es decir, de una forma inmediata.  Esta conexión entre sonrisa y la iluminación también se sugiere en la mítica figura de Budai, Butai, Putai o Miluo Fo (en China), o Hotei (en Japón), el bodhisattva gordo y sonriente que simboliza a Maitreya, el Buda del Futuro.

Budai en Lingshan, Wuxi: http://blog.platformbedsonline.com/6-cute-asian-apartment-decor-ideas/

Una positiva apreciación budista de la risa y la sonrisa nos viene de su santidad el XIV dalái lama, * para quien «ser demasiado formal es torturarse a uno mismo», mientras que una sonrisa genuina crea una atmosfera de tranquilidad y felicidad. Por su parte, el maestro zen Thích Nhất Hạnh explicaba que «a veces, tu alegría es la fuente de tu sonrisa, pero a veces tu sonrisa puede ser la fuente de tu alegría». Puede decirse que los suttas solo censuran las bromas y carcajadas desaforadas como manifestaciones de descontrol emocional, o como medios para difamar, engañar o dañar.

Rhys David explica que en las escrituras budistas es tenue la línea divisoria entre parábolas, símiles, alegorías, y fábulas, importadas del folclor o inventadas para la ocasión. En este repertorio no faltaría las escenas amenas concebidas exprofeso para instruir y deleitar, de forma veraz y honesta. Considérese que los suttas cierran diciendo que la audiencia no solo entendió, sino que también disfrutó de la enseñanza. Claro, en los suttas podríamos inadvertir escenas humorísticas, pero otras se dejan ver, y en ellas se observan técnicas muy recurridas por los humoristas en el mundo entero. Así, en el Vinaya (A95) se cuenta que los aldeanos āḷavīdenses donde había vacas veían monjes. El Dhammapada, aludiendo al karma advierte: «¡como un puñado de polvo lanzado contra el viento, así mismo el mal que hace volverá a ti! ¡Como la sombra, el bien que hagas a donde vayas te acompañará a donde quiera que vayas!» Y ese «efecto bumerán» del karma es una técnica humorística recurrente en el budismo.

En Subha Jivakambanika, Subhā dice a su acosador: ¡He aquí mi ojo!, ¡Tómalo, es tuyo!  ¡Perdóname!, y el acosador se va. En esta tragicomedia, la bhikkhunī se postra ante el Buda, y el ojo vuelve a su órbita, los deseos sensoriales son ridiculizados, al tiempo que se elogia la generosidad y la compassion.

Abundante critica, ironía, sátira y, en ocasiones, hasta sarcasmo puede encontrarse en algunas escrituras budistas, sobre todo allí donde se hace referencia a enseñanzas de maestros espirituales sramanes y brahmanes. En el Aggañña sutta se dice que, si todos nacemos del vientre materno, y hay gente buena y mala en cada casta, ¿cómo alguien puede afirmar que nació de la boca de Brahma y que su casta es superior? Se apela a este contraargumento de reductio ad absurdum también en otros textos donde se plantea que los Sassatavadas (idealistas) caen en el mismo ridículo del que dice estar enamorado de la mujer perfecta. Alagaddupama pinta a los Ucchedavadas(materialistas) como cogiendo la cabeza de una serpiente pensando que es la cola, y figura a Bhumila comopretendiendo ordeñar una vaca por los cuernos, o como cargando la barca a cuestas, pensando que le será útil en tierra firme. En el Samaññaphala sutta a los Umaravikkhepavadas (escépticos) se les apoda de evasivos, anguilas o de irse por las ramas, o, como también se dice, si les pregunta por el mango, hablan del mazapán, y viceversa». El Sallatha sutta fabula a quienes especulan, como a un herido que pide que no le saquen la flecha hasta no saber detalles del arquero, de la flecha y el arco. El Kakacupama sutta se exhorta que aun si nos ofenden, o nos estuviera serruchando las extremidades una por una, deberíamos ser inmunes a la ira. En el Akkosa sutta al Buda lo insultan, pero responde: ¡un regalo no aceptado, a su dueño vuelve!

En el Nanda sutta se cuenta que Nanda reconoce que su enamorada es «como un mono sin orejas y nariz» en comparación con las 500 ninfas que el Buda le recuerda para que no abandone el Camino.  Acepta, pero se transforma «en un arahant entre los demás», y lógicamente, ¡no le hables de mujeres!

Momia de un monje budista sonriendo. Fuente: https://www.indiatoday.in/fact-check/story/fact-check-dead-monk-smiling-even-after-a-hundred-years-no-here-is-the-truth-about-the-viral-pic-1723379-2020-09-19

Si del humor en los sutras del budismo mahayana se trata, merece destacar, por ejemplo, el Vimalakirti Nirdesa, donde el monje Vimalakirti burlonamente corrige a sravakas, pratakyabudas, y bodhisattvas. Una vez Shariputa le reprocha a Vimalakirti: «No hay aquí ni siquiera una silla donde sentarse». Vimalakirti le responde: «¿vino usted por el Dharma o por la silla?». En otra ocasión, Vimalakirti, reprendiendo a que quienes imparten el Dharma de forma incorrectamente, plantea: «no intentes poner el monte Sumeru en un grano de mostaza; o no viertas el océano en la pezuña de un buey; no confundas la luz del sol con la de un cocuyo, ni tampoco el zafiro con un pedazo de vidrio».

Para Shunryu Suzuki el humor caracteriza al zen. Según B. Fauré el humor zen censura el dualismo de lo mundano y lo divino. Conrad Hyers sugiere que, en el zen, «el cosmos sagrado es profanado para revelar el carácter sagrado del mundo profano», y relaciona este «colapso de lo sublime» con la secularización, popularización e institucionalización de esta vertiente del budismo mahayana en el Extremo Oriente.  En Crónicas del acantilado azul del maestro zen Hekiganroku, un monje le reprocha a otro haber violado el protocolo monástico al ayudar a una muchacha a cruzar un rio, y este le dice: «cargué en mis brazos a esa muchacha, y la dejé en la orilla, pero ¡¿y tú, todavía la llevas?!»

Tres monjes, uno taoísta, otro confucionista y otro budista, rompieron en carcajadas, pues tan absortos estaban en la conversación, que no se dieron cuenta que violaron la regla de no cruzar un puente. La amistad relega a la disciplina monástica.

Un hijo quiere vengar a su padre. Zenkai, le ruega que espere hasta que acabe de cavar un puente entre dos montañas. Tras 30 años, el joven aburrido e impaciente se suma al trabajo, pero una vez culminada la obra, renuncia a su propósito, y agradece la lección de perseverancia de Zenkai. Moraleja: ¡el odiado es amado, al vengador y al homicida se dan la mano!

Los maestros zen usan afirmaciones e interrogantes intrigantes (koans) en su agenda de medios hábiles (upaya-kaushalya) para erradicar el dualismo, los dogmas, y el egocentrismo. Algunos de los koans compilados y dichos más conocidos son: «¡La vida es como un rio!, ¿Qué significa?, ¡la vida no es como rio!», «¿Cómo suena el sonido de una mano que aplaude?». «Mi maestro puede estar sin comer diez días», dice un discípulo; «ah, el mío diez días sin dormir», dice otro, «bueno, mi maestro cuando tiene sueño duerme, y cuando tiene hambre come», dice el tercero.«Maestro, ¿cómo cruzo a la otra orilla?, ¡hijo, ya estás ahí!». «Si puedo iluminarme en diez años, entonces, ¿qué tal si redoblo el esfuerzo? ¡veinte años!, dice el maestro. ¡Si ves al Buda, mátalo!, un golpe humorístico clásico para expresar la budeidad (athagatagarbha) como vacuidad (Śūnyatā).

Hoy en día, si usted escribe «humor budista» y hace clic en la barra de Google, encontrara chistes, comics, cartoons, y videos inspirados en el budismo. Por ejemplo: alguien toca a la puerta y el Buda responde: «No hay nadie». Un monje en su cumpleaños agradece a sus hermanos: «Una caja vacía, ¡es exactamente lo que quería!». Un hombre presenta a su familia «este es mi perro, este es mi gato, mi gato, y el monstruo con colmillos, garras y cuernos, ese es mi EGO.» Dukkha dice que la vida es fatal; Anicca que no importa, todo pasa; y Anata que esta borracha, dice: ¿con quién están hablando?

Veamos un poco algunas teorías.  Aceptando la teoría del humor como expresión de superioridad, Peter Karlen plantea que el humor budista busca la iluminación como superioridad espiritual original o innata. Pero, para Michel Clasquin, el humor budista es una exteriorización de la humildad. Hay quienes asocian el humor con la incongruencia inofensiva y divertida. Padmasiri da Silva plantea que el humor budista es inofensivo, terapéutico y espiritual, en función de promover emociones conscientes y constructivas ante las incongruencias de la vida. Para Bikkhu Ṭhānissaro, el sentido del humor budista opera como facilitador del discernimiento, pañña, o sabiduría, pues: «El proceso de separarse de un antiguo apego es más fácil cuando con el humor se ve lo tonto que es.»

Concluyendo, las escrituras budistas invitan a pensar que fueron concebidas o recibidas probablemente con sentido del humor, lúdico, didáctico, terapéutico y soteriológico. No obstante, en las sanghas budistas, independientemente de la tradición o corriente de la que hablemos, hay quienes en mayor o menor medida se muestran reluctantes o tolerantes respecto al sentido del humor. A fin de cuenta, el temperamento y el carácter del maestro cuentan. 

*sobre el uso de minúsculas al escribir dalái lama, ver: https://www.rae.es/dpd/dal%C3%A1i%20lama

Referencias

Bernard Faure, The Rhetoric of Immediacy: A Cultural Critique of Chan/Zen Buddhism (Princeton: Princeton University Press, 1991), p. 96.

Bikkhu Ṭhānissaro. The Buddha Smiles. Humor in the Pali Canon. Metta Forest Monastery, Dhammatalks.org.  USA, 2015.

Clasquin Michel. Real Buddhas Don’t Laugh: Attitudes towards Humour and Laughter in Ancient India and China.Social Identities, 7(1):97-116, 2002. DOI: 10.1080/13504630120043549

Dōgen Zinji. The True Dharma Eye. Three hundred kōans. Shambhala Boston & London 2011.https://terebess.hu/zen/dogen/Dogen300.pdf

Hyers Conrad. Humor in Zen: Comic midwifery. Philosophy East and West, Volume 39, no. 3   1989 July   P.267-277 http://www.wuys.com/news/Article_Show.asp?ArticleID=7393

Karlen P. H. Humor and Enlightenment, Part I: The Theory.  Contemporary Aesthetic, v. 14, 2016. https://digitalcommons.risd.edu/liberalarts_contempaesthetics/vol14/iss1/14/

Padmasiri da Silva. The Psychology of Emotions and Humour in Buddhism. Palgrave Macmillan, Switzerland, 2018.

Suzuki Shunryu. Mente zen, mente de principiante. Editorial Estaciones Pichincha. Buenos Aires, 1987.

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Eduardo Francisco Freyre Roach es filosofo cubano, graduado y Ph.D. en Filosofía por la Universidad Estatal de Moscú. Dispone también de un diploma de maestría en estudios budistas por el Centro de Estudios Budistas (Centre of Buddhist Studies) de la Universidad de Hong Kong. Eduardo es exprofesor de la Universidad Agraria de la Habana y profesor de budismo en la Maestría de Estudios Sociológicos y Filosóficos de la Religión de La Universidad de la Habana y el Centro de Estudios Psicológicos y Sociológicos de la Habana. Sus investigaciones giran en torno a varias áreas de interés y, entre ellas, el budismo y Wittgenstein. Actualmente es profesor visitante en la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC), en Florianopolis, estado de Santa Catarina, Brasil, donde imparte la disciplina El Budismo y la Ciencia.

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