Cuando el Buda cautivó a Grecia

BUDDHISTDOOR EN ESPAÑOL

La fascinación de los antiguos griegos por la India nació de historias y leyendas extraordinarias. En estas historias la India se describía como un lugar poblado por monstruos y seres prodigiosos, escenario de eventos maravillosos, el continente en el que unas hormigas gigantes extraían metales preciosos de la tierra mientras los sabios, desapegados de todo, iban desnudos, con ríos más caudalosos que el mar Egeo, el país donde el oro circulaba en abundancia y el lujo no conocía límites. Para los griegos, la India era el país de los excesos, la tierra que vio nacer a Dionisio, dios del vino y la ebriedad. El mero pensar en la India ciertamente debía excitar la imaginación de cualquier griego acostumbrado a una modesta dieta de cuatro higos y algún mendrugo de pan. El historiador romano Arriano de Nicomedia (89–175 d.C.), autor de la famosa Anábasis de Alejandro Magno, nos dice que nadie había podido desmentir dichas fábulas sobre la India, contadas «más para entretener que para describir la realidad», hasta que los soldados de Alejandro de Macedonia pisaron el terreno. Pero fue tal la impresión que las nuevas tierras causaron en los soldados macedonios, que además de desmentir leyendas antiguas, crearon otras nuevas.

El Buda protegido a su derecha por Vajrapani, representado como Hércules con su maza. Ca. s. II d.C. (Museo Británico, Londres). Fuente: https://www.britishmuseum.org/collection/image/276040001

En la psique de los hombres de Alejandro Magno, la expedición a la India no era simplemente una misión militar para dominar el globo terráqueo, * sino también un viaje a las antiguas raíces espirituales de Grecia. Se dice, por ejemplo, que cuando los soldados macedonios vadearon el río Indo y vieron bueyes con la marca de la maza, símbolo de Hércules, comprendieron que el héroe griego ya había estado allí. También se reporta cómo algunos creyeron ver el Cáucaso en las montañas del Hindukush («el monte Paropamísades (Hindukush), que los soldados macedonios de Alejandro llaman el Cáucaso, según se dice, para mayor gloria de su general», escribió Arriano. Alejandro se equiparaba, de este modo, a la figura de Prometeo, el mítico benefactor de la humanidad. En algunas monedas Alejandro y sus sucesores también se representan como Hércules (con o sin barba). No es de extrañar que pocos siglos más tarde la figura del propio Hércules descendiera, cual divino avatar, a los relieves budistas como acompañante del propio Buda Shakyamuni, interpretando el papel de bodhisattva Vajrapani, una especie de guardaespaldas del Buda. La impronta del arte griego en el arte budista de Gandhara es de sobras conocida.

La expedición india de Alejandro fracasó cuando sus generales se plantaron y el joven emperador, hastiado, volvió a su corte en Babilonia, donde al poco tiempo murió. Tras un periodo convulso, las provincias orientales del imperio quedaron en manos de Seleuco, uno de los generales de Alejandro. Nació entonces la dinastía seléucida en lo que ahora sería Afganistán, Pakistán, parte de India, también parte del Asia central. Esta dinastía fue el origen de lo que se conoce como reino indo-griego de Bactria. Fue en este reino de fundación helénica donde, según parece, se hicieron las primeras representaciones artísticas del cuerpo del Buda, utilizando como modelos los cánones griegos. Se ha escrito que es también en esta región donde se desarrolló la escuela budista de la filosofía Abhidharma (pali Abhidhamma), una sistematización de la filosofía budista que fue estimulada, en origen, por el aristotelismo importado por los macedonios (Aristóteles, como Alejandro y Seleuco, era macedonio). **

Es interesante resaltar que la última conquista de Alejandro fue la ciudad de Ságala. Al contrario que Taxila, Ságala se resistió a la ocupación griega y fue arrasada. Más tarde la misma ciudad, renacida de sus cenizas, pasaría a la historia de la literatura universal como el escenario de un famoso diálogo entre un rey indo-griego, Menandro, y un monje budista indio llamado Nagasena.

Según las crónicas de la tradición budista theravada, existen dos hitos relacionados con el reino indo-griego fundado por Alejandro. El primero es el ascenso del emperador Ashoka Maurya. Aunque es seguramente una leyenda, el historiador greco-romano Apiano de Alejandría afirma que Ashoka fue hijo de una reina griega y que creció en un ambiente helenizado. Sea esto verdad o no, lo cierto es que su predecesor Candragupta Maurya había derrotado a los ejércitos de Seleuco en el oeste y había firmado tratados de alianza con la dinastía indo-griega de Bactria, lo cual seguramente implicó nupcias dinásticas entre el rey Maurya y princesas griegas.

También es un hecho histórico que el emperador Ashoka dejó escritos edictos reales escritos en lengua griega. Fue también durante el reinado de Ashoka que, según relatan las crónicas, el Thera Moggaliputta Tissa, un eminente monje budista bien posicionado en la corte imperial, convocó el famoso Tercer Concilio de Pataliputra para depurar la enseñanza del Buda. Esta es, obviamente, la versión theravada. Las controversias budistas de aquellos tiempos trataban cuestiones candentes como, por ejemplo, si existe un «yo individual» (puggala) o alma más allá de los cinco agregados o si el Buda fue un ser humano como los demás. Estas disputas entre corrientes de pensamiento budista, escritas en un estilo telegráfico, se han preservado en la obra en pali llamada Kathāvatthu, título que suele traducirse como «Puntos de controversia» (en inglés Points of Controversy) y que también se podría traducir como «Temas (vatthu) de discusión (kathā)».

Aproximadamente dos siglos más tarde, siempre según la leyenda, hubo una nueva disputa sobre temas de la enseñanza del Buda. Pero esta vez no fue entre monjes indios, sino entre un rey yavana o yona («jonio», «griego») y un monje indio llamado Nagasena. El rey griego, según las fuentes en pali, se llamaba Milinda y debemos suponer que su nombre griego original fue Menander, es decir, Menandro. Hubo dos reyes de Bactria llamados Menandro, el primero conocido como Soter «el protector griego» y el segundo como Dikaios «el justo». *** Es seguramente este segundo, Menandro Dikaios, quien ha pasado a la historia del budismo como el primer griego que toma refugio en las tres joyas. En efecto, después del apasionante diálogo con Nagasena, el rey, que empieza siendo muy escéptico y buscando con su sofística meter a Nagasena en callejones sin salida, termina convencido y acude al Buda, al Dhamma y al Sangha por refugio. De hecho, Milinda renuncia al mundo y abdica. Si esta historia fue real o no, nunca lo sabremos. La numismática nos dice que hubo tal rey Menandro y que en las monedas que acuñó se hizo llamar Dhammarājā, que puede significar tanto Rey del Dhamma como Rey Justo (Dikaios en griego).

Moneda acuñada por "Menandro el Rey Justo", seguramente perteneciente al reino de Menandro II. Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Menandro_II

Es el mismo epíteto real que en su día detentó el emperador Ashoka Maurya. La literatura budista en pali establece un interesante paralelismo entre Moggaliputta Tissa, asesor de Ashoka, y Nagasena, que se convierte en gurú del rey indo-griego Menandro. La sagacidad de Moggaliputta Tissa ha quedado documentada en el Kathāvatthu y la brillantez de Nagasena en el diálogo llamado Milindapañha «Las preguntas del rey Milinda» en pali, también preservado en una versión china con título Nāgasenabhikṣusūtra «Libro del monje Nagasena».

Recreación de una escena en la que el rey Milinda preguntando al monje Nagasena. Fuente: Hutchinson's story of the nations: https://en.wikipedia.org/wiki/Milinda_Panha#/media/File:King_Milinda_ask_questions.jpg

El original, que no fue escrito ni en pali ni en chino, sino seguramente en gandhari, se ha perdido. Pero gracias a las traducciones en pali y chino podemos seguir aprendiendo de sendas obras.

Para quienes estén interesados en saber más sobre el debate entre el rey griego Milinda y el monje budista Nagasena, el Instituto de Estudios Budistas Hispanos organiza un curso de verano sobre esta obra. El curso lo imparte el Dr. Aleix Ruiz-Falqués, empieza el 10 de julio, es semanal y está abierto a todo el mundo (más información aquí).

* Alejandro y sus hombres estaban en principio informados de los cálculos de Eratóstenes sobre la esfericidad de la Tierra y seguramente planeaban una circunvalación del globo por el este.

** Véase, por ejemplo, el libro de Johannes Bronkhorst, Budism in the Shadow of Brahmanism, p. 138.

*** Para una revisión actualizada de la civilización indo-griega, véase el libro editado por Rachel Mairs, The Graeco-Bactrian and Indo-Greek World, Routledge, 2020.

This Post Has 7 Comments

  1. José

    Id like to participate un the course.

  2. MA TERESA OLIVA GRIFALDO

    Como puedo participar en el curso?

  3. Arturo Zavala Zavala

    En mi libro San Agustín. Las crisis, ña cultura y el pensamiento modernos, planteó eslabones de la interacción entre el cristianismo antiguo y el budismo. O sus influenciad

    1. Jose Luis Poveda

      Gracias Arturo Zavala, me tomo nota de tu seguro excelente trabajo. Me interesa mucho el tema.

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