Cómo cultivar la felicidad

VENERABLE THUBTEN NYIMA

Todos nosotros desde que nacimos estamos buscando felicidad y bienestar. Pensamos que la felicidad es mantenernos rodeados de aquellos que nos quieren, apoyan y protegen. Pensamos que la felicidad es estar en un lugar que nos agrade, tal vez con más oportunidades, o más diversiones, o mejor clima. 

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En nuestra adolescencia puede que nos enfoquemos en tener experiencias y aventuras que nos hagan sentir libres, independientes y nos llenen de emoción. Después buscamos la felicidad en una pareja, en hijos, en una profesión, en el dinero, en nuestras posesiones, reputación, etc. 

Al transcurrir el tiempo, nos vamos dando cuenta de que ninguna de estas cosas nos trae felicidad duradera. Por supuesto que, en un principio, cuando obtenemos las cosas que queremos, y por las que hemos luchado, sentimos satisfacción y felicidad.  Y puede que esa satisfacción y felicidad duren largo rato. Pero sin falla, esa satisfacción se evapora. ¿Por qué? Porque esas mismas cosas que tanto anhelamos, no son duraderas, se dañan, se rompen, pasan de moda, etc. El trabajo se vuelve un dolor de cabeza, la relación sentimental se vuelve monótona, los amigos nos hacen a un lado para dedicarse a otras cosas. En fin, después de un tiempo, las situaciones, objetos y personas que tanto queríamos ya no nos proporcionan la misma satisfacción y felicidad.

Y cuando esa satisfacción se evapora entonces nos enfocamos en obtener otras cosas, un carro nuevo, una casa más grande, un trabajo diferente, una pareja más comprensiva, la tecnología del momento, y así sucesivamente. Nos lanzamos en una carrera desbocada y sin fin para reemplazar a todo aquello que en un principio nos gustó y nos trajo felicidad y que ahora ya no lo hace. 

Esta búsqueda perenne de felicidad en objetos y situaciones que no tienen el poder de darnos felicidad duradera nos deja insatisfechos, frustrados, cansados, deprimidos y a veces hasta enfermos. 

Todo esto sucede porque estamos buscando la felicidad en el mundo externo. La pregunta que nos debemos hacer no es: ¿qué necesito tener hoy para ser feliz? sino, ¿qué cualidades necesito cultivar hoy para ser feliz?

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Abandona las acciones negativas

El proceso de incrementar nuestra felicidad requiere abandonar acciones y actitudes negativas y en su lugar cultivar actitudes y acciones positivas.  Las acciones y actitudes negativas son aquellas que hieren y causan daño a los demás.

Por supuesto que nosotros nos creemos incapaces de herir a los demás. No vemos nuestras acciones como dañinas. Sin embargo, cuando le damos rienda suelta al odio, la avaricia, la lujuria, o la envidia, con cada una de esas acciones, le estamos haciendo daño a alguien y nos estamos haciendo daño a nosotros mismos.

Estas acciones en vez de fomentar nuestra paz interior crean inseguridad, culpabilidad, e intranquilidad. Poco a poco estas acciones erosionan nuestra autoestima al igual que nuestras relaciones con los demás, causan la discordia y nos acarrean problemas. 

Cuando criticamos damos pie a que nos critiquen. Cuando engañamos y hacemos trampa, vivimos con miedo que se enteren. Cuando calumniamos, nos vienen a reclamar. Cuando causamos desacuerdos, quedamos mal con todos. Estas situaciones negativas que creamos nos afectan negativamente a nosotros mismos tanto en el momento como en el futuro.

El primer paso a dar para abandonar estas actitudes y emociones negativas es identificarlas. Para poder identificarlas tenemos que estar muy atentos a lo que pensamos, decimos y hacemos. 

Nuestros pensamientos y actitudes forman la base de lo que decimos y hacemos. Por ejemplo, si tenemos una buena impresión de una persona, la trataremos bien, seremos amables con ella. Por el contrario, si la persona no nos agrada lo más probable es que la tratemos mal o la ignoremos. 

Muy pocas veces nos detenemos a observar qué es lo que está pasando en nuestra mente. Estamos tan enfocados en el exterior, en lo que otros hacen y dicen que no nos percatamos de nuestros propios pensamientos ni de nuestras acciones.  Entonces lo aconsejable es ir más despacio, simplificar nuestra vida, simplificar nuestra rutina para poder observar detenidamente nuestros comportamientos y lo que sucede en nuestra mente.

Si en este plan de observación detectamos pensamientos, actitudes y acciones negativas, no debemos sentirnos culpables o deprimirnos o pensar que somos malas personas. Simplemente aceptamos nuestras fallas y hacemos el propósito de superarlas con el fin de aumentar nuestra felicidad y la felicidad de los que nos rodean. 

Todos los seres vivientes tenemos la posibilidad de cambiar.  Solo necesitamos un método.

Utiliza un método transformativo

Te sugiero un método sencillo. Todas las noches antes de acostarte, haz un resumen mental del día, lo que hiciste, lo que dijiste, que actitudes salieron a relucir. Identifica las acciones y actitudes negativas y formula un plan para dejarlas a un lado o transformarlas en algo positivo. 

Por ejemplo. Si te enojaste con alguien y le dijiste palabras hirientes, entonces el plan de cambio puede ser el pedir disculpas a esa persona y tener más paciencia para no terminar en situaciones similares. O si sentiste envidia, el plan sería alegrarte por la buena suerte o las buenas cualidades de la persona a la que envidias. Si quieres superar la avaricia, practica la generosidad poquito a poco. Si criticaste a otros, haz el propósito de ver y hablar solo de las cualidades positivas de las personas a las que sueles criticar. 

A medida que pones en práctica estos planes de cambio, toma nota de las dificultades que encuentras al igual que de las áreas donde tienes éxito. Con esta información puedes seguir adaptando el plan para que te de mejores resultados con el transcurso del tiempo. 

https://nuestraholanda.com/2012/01/29/decalogo-de-la-felicidad/

Cultiva acciones positivas

La actitud más positiva que podemos cultivar es la de querer ayudar y beneficiar a los demás. Cuando tenemos esta actitud constantemente en nuestra mente y corazón automáticamente nuestras palabras y acciones se tornan más bondadosas, aumenta nuestra paciencia y tenemos más capacidad para la generosidad y el perdón.  Al incrementar estas cualidades, nuestra vida se vuelve más agradable, nos enojamos menos, se disminuyen los resentimientos, nuestras interacciones con otros son más agradables y nuestra autoestima crece.

Para desarrollar esta actitud reflexiona sobre la bondad que has recibido de todos los seres a tu alrededor. Puedes empezar por tus amigos y familiares ya que es fácil reconocer todo lo que aportan a nuestra felicidad y bienestar. Mediante esta reflexión recuerda situaciones específicas en que ellos te han ayudado. Así nacerá gratitud hacia ellos. Aun si no te llevas bien con algunas de estas personas, estoy segura que podrás acordarte de algún momento en que te ayudaron.

Imagina también cómo sería tu vida si no existieran, hospitales, medios de transporte, medios de comunicación, sistemas de educación, tecnología, electricidad, servicios sociales, tiendas de alimentos, agricultores, etc. Tu vida depende directamente del trabajo y esfuerzo de muchos en todos los diferentes campos laborales. Aunque no los conoces, sus contribuciones diarias hacen tu vida más fácil. Pensando de esta manera llena tu corazón de gratitud y de aprecio hacia todas esas personas. 

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Para arraigar esta actitud en tu corazón es bueno reflexionar sobre esto diariamente, aunque sea por unos minutos. Puedes generar gratitud hacia individuos, o grupos. Puedes empezar con aquellos que conoces y luego extender tu gratitud a los que no conoces e incluso a los que no te agradan y hasta a los que te han lastimado. 

Lo bueno de trabajar con la mente es que lo podemos hacer en cualquier lugar y en cualquier momento. Mientras estas comiendo puedes agradecer a todos los que contribuyeron a la comida, no solo la persona que cocino sino los agricultores, los transportadores, los vendedores, los que fabricaron las herramientas y máquinas utilizadas en todos los procesos relacionados y hasta los animalitos e insectos que murieron como resultado de esta cadena de suministro. 

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Cuando te desplazas de un lugar a otro, puedes dar gracias mentalmente a los que construyeron la carretera, los ingenieros, los mecánicos, los conductores, los trabajadores de las fábricas de automotores, los ensambladores, y demás. Cuando estas descansando en tu casa puedes agradecer a los constructores, albañiles, electricistas, y otros que participaron en su construcción al igual que a los que fabricaron los materiales. De esta forma puedes generar gratitud en diferentes situaciones.

Una vez que hemos generado gratitud y aprecio hacia los demás es más fácil generar amor bondadoso hacia ellos. En el budismo, amor se define como una actitud de benevolencia hacia otros mediante la cual les deseamos felicidad y todo lo que conlleva a la felicidad. Amor muchas veces se confunde con apego, pero no es apego lo que estamos tratando de cultivar. 

¿Cómo generamos esta clase de amor? Lo hacemos intencionalmente, meditando sobre ello diariamente. Podemos empezar con nosotros mismos, deseándonos salud, felicidad y paz y todo lo que necesitamos diariamente.  Y una vez que empezamos a sentir el efecto positivo de esta reflexión, podemos pasar a otras personas o grupos. Igualmente les deseamos que sean felices, que obtengan las necesidades diarias, que tengan éxito en todas sus labores y proyectos, que desarrollen todas las cualidades positivas, que alcancen la iluminación, etc. 

En este enlace encontrarás una meditación que te ayudará a cultivar el amor bondadoso. El objetivo es poder generar amor bondadoso no sólo hacia nuestros amigos y familiares sino también hacia los extraños y hasta los que consideramos como enemigos. 

Aunque generar estos estados mentales positivos cuesta trabajo en un principio, mientras más nos acostumbremos y familiaricemos con ellos más fácil se hará. 

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Venerable Thubten Nyima nació en Colombia y ha vivido en EE.UU. durante muchos años. Se interesó en el budismo en 2001 después de conocer una gira de monjes del monasterio de Ganden Shartse. En 2009 se refugió con venerable Thubten Chodron en la Abadía Sravasti y se convirtió en un participante habitual en el curso anual Explorando la vida monástica de la Abadía. Venerable Nyima se mudó a la Abadía de California en abril de 2016 y poco después tomó los preceptos de anagarika. Recibió la ordenación sramanerika y shiksamana en el mes de marzo de 2017.

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