Percepción extrasensorial: la realidad convertida en mito en la ciencia occidental
VENERABLE BHIKKHU MIHITA*
Cuando J.B. Rhine introdujo el concepto de Percepción Extrasensorial (abreviado ESP) en la Universidad de Duke en los 1930s, procuraba avalar el fenómeno psi, ya reconocido tradicionalmente por culturas como China e India, pero sin explicación en la ciencia occidental. Sin embargo, colateralmente este concepto ha mitificado realidades, y dañado diversas prácticas religiosas. El Buda enseña cómo un mente-cuerpo viviente se compone de cuatro elementos (agua, calor, aire y tierra), espacio (fosas nasales, oídos, etc.) y viññāṇa, conciencia o mente. La muerte para el budismo implica que la conciencia se separa de los cuatro elementos. Así, no-mente significa no-vivo; pero bajo el modelo de la actual ESP, ¡todos los humanos deben ser considerados muertos!
¿Quién perpetúa el mito de que la mente no es parte de un mente-cuerpo humano? Principalmente aquellos en la esfera de la física. La etiqueta ESP confirió respetabilidad académica a la noción de que todo lo no-físico es algo «extra», permitiéndoles a los físicos seguir enfocándose exclusivamente en su campo de estudios. Los propugnadores de psi quedaron satisfechos por su admisión entre las ciencias, junto a la física. Pero sobrevino la reacción académica, y hacia 1938 el psicólogo Joseph Jastrow escribía que «gran parte de la evidencia sobre la percepción extrasensorial recopilada por Rhine y otros parapsicólogos, es anecdótica, sesgada, dudosa y el resultado de “observaciones defectuosas y familiares debilidades humanas”».
Pero la etiqueta ESP es también una clasificación inadecuada. Sugiere que fenómenos como la telepatía, la telequinesis, la clarividencia, etc., no tienen nada que ver con los sentidos, sino que se hallan fuera de estos, tal como las actividades extracurriculares en un entorno educativo. Esa etiqueta induce disonancias cognitivas en los académicos ajenos a la parapsicología, psicología o física, y en el público educado en general, ya que dicha etiqueta por un lado apuntala el mito – o error científico – de la exclusividad de lo físico, a la vez que admite un sentido no-visible a simple vista para el físico. Sin cuestionar, siguen usando la etiqueta cómodamente. Y de este y muchos modos, ocasionan más daño que bien.
Desde la época de Rhine ha aparecido evidencia en la literatura científica occidental, defendiendo y estableciendo la realidad de psi. Por ejemplo, la telepatía (literalmente «sentir a distancia»), apunta a la realidad de que la comunicación lejana no ocurre solo entre seres humanos (Sheldrake, 2013). Sheldrake ofrece el ejemplo del dueño de un caballo que deja la granja por negocios, solo para intuir y luego comprobar que, apenas partir él, su caballo relinchaba continuamente rehusando alimentos, aunque a su regreso lo hallara tranquilo y silencioso.
El escéptico descartará cualquier ejemplo como una mera coincidencia. Pero esta no es una explicación, sino simplemente una reformulación. Así, aunque a veces se utilizan los términos «casualidad» y «accidental», sin embargo, la Teoría General de Sistemas (Macy, 1991) muestra que en un sistema nada sucede por casualidad o accidente, y que todo está condicionado. Considere usted, por ejemplo, la más natural de las acciones: la respiración. Cuando nos falta el oxígeno, necesitamos inspirar; se llenan los pulmones y se exhala el dióxido de carbono. ¿Es esto casualidad accidental, o condicionalidad?
Ya sea entre humanos o animales, la telepatía es una forma de comunicación. Sigue, en las condiciones adecuadas, el proceso comunicativo normal: emisor, medio, mensaje y receptor. Una comunicación telepática, humana u otra, puede ser considerada como un ejercicio biológico de la mente – siendo que la naturaleza humana se basa en la biología (Goldberg, 1992) -. Lo mismo podría decirse de otros fenómenos psi, como la clarividencia, la clariaudiencia o la psicoquinesia.
¿Sesgos inconscientes?
Este uso continuo de la etiqueta ESP, y el no-reconocimiento del sexto sentido de la mente mientras se insiste exclusivamente en lo físico, ¿no constituirán un sesgo eurocéntrico inconsciente? En una época anterior, en el camino de Galileo y Darwin se interponía el religiocentrismo. Pero la apertura promovida por la Ilustración de los siglos XVII-XVIII, no desalojaría el mito de la exclusividad de lo físico, sino que lo potenciaría.
El paradigma básico de la ciencia occidental contemporánea es el predominio de la física. Y esta concepción no parece dispuesta a perder su predominio mundial. El autopercibido intelectualismo del pensamiento del «hemisferio cerebral izquierdo», puede estar alimentado por el patriarcado, por una «extrema actitud de logos de lo masculino» (Shepherd, 1993, 267) y por la jerarquía (Shepherd, 1993, 124-125). Por supuesto, no es que cada científico o erudito occidental sea conscientemente eurocéntrico; es, simplemente una cuestión de estar de acuerdo con el sistema. Por lo tanto, podemos detectar aquí un eurocentrismo sistémico, paralelo al racismo sistémico.
Un refinamiento adicional es el de lo que pudiera ser denominado eurocastaísmo. Este se basa en un modelo social de la India. Todos en aquella tierra, los de la misma etnia, compartían la creencia en un dios creador, Brahma. Pero sobre esta base se edificaría una jerarquía social, con la casta brahmánica afirmando ser superior a todas las demás, ya que solo ella había nacido de la boca de Brahma. Los demás, aunque inferiores a los brahmanes porque nacieron de otras partes del cuerpo de Brahma, también eran tolerados. Pero en la clasificación más baja se hallaban relegados los intocables, quienes no habían nacido de Brahma.
En nuestra situación, los físicos, psicólogos y parapsicólogos occidentales comparten, generalmente hablando, un común eurocentrismo socioacadémico. Pero de la boca del Dios de la Física solo nacen, simbólicamente, quienes como lengua hablan el exclusivo dominio de lo físico. A cambio los parapsicólogos hablan en el idioma, diferente, de la percepción extrasensorial. Y por tanto son marginados e intocables. En esto consiste el eurocastaísmo.
Comprensión científica de psi, ¿limitada?
¿Cómo limitan el eurocentrismo y el eurocastaísmo nuestra comprensión científica de psi? Por un lado, obligan a la comunidad psi a seguir enfocándose en ganar credibilidad, centrándose en lo experimental-metodológico en búsqueda de la significación estadística. Pero este enfoque limita, claramente, la exploración de territorios y recursos más amplios y ricos. Ellos también procuran desviar la crítica académica a las asunciones originales subyacentes al invento de la etiqueta.
Pero, ¿acaso la élite que promueve el predominio exclusivo de lo físico se ha formulado la pregunta obvia sobre a cuál de los cinco sentidos físicos apunta Freud, cuando habla del «ello», el «yo» y el «superyó»? Basándonos en el cogito, ergo sum – «pienso, luego existo» – de René Descartes, ¿en cuál de los cinco sentidos físicos reside el pensar? ¿Está en el ojo, el oído, la nariz, la lengua o el cuerpo? Cuando surge un cigoto por la fertilización en la concepción, ¿cuál de los cinco sentidos físicos determina este proceso?
Obras como Transformations of Consciousness (Wilbur et al, 1986), el Tao de la física (Capra, 1975) y El Universo consciente (Kafatos y Nadeau, 1990) nos permiten traspasar el umbral de lo puramente físico hacia un universo consciente. Científicos como H. Benson de Harvard, han reconocido el concepto de «medicina mente-cuerpo» (2020), y de hecho la meditación consciente es actualmente practicada en Norteamérica por profesionales de la salud, educadores, militares, etc. Recientemente los neurocientíficos han descubierto cómo limitarse a atender a la respiración promueve que se iluminen partes del cerebro, mientras se adormecen naturalmente los cinco sentidos físicos. Por demás, el título de mi libro Eres lo que sientes (Sugunasiri 2001) disipa el mito de lo «extrasensorial».
¿Cómo puede este campo apoyar aún más la interdisciplinariedad?
No comencé este artículo pensando incorporarle la ciencia búdica, pero esta se impone al presente. El Buda caracteriza a los seres sensibles según los cuatro elementos, el espacio y la conciencia. Otra caracterización de esta tradición entiende a los seres sintientes como pentaagregados (con los cinco agregados de forma, sensación, percepción, fuerzas y conciencia). En el abhidhamma (metafísica), se explica cómo un estímulo recibido por los sentidos – incluido el sentido de la mente -, pasa por 17 «momentos mentales» antes de terminar como conciencia (Bodhi, 1999), y generar un átomo (Jayasuriya, 1963). Revísese igualmente mi publicación Mente triuna, cerebro triuno: mapa de la mente a través de los ojos de la ciencia búdica y la ciencia occidental (Sugunasiri 2018, 2020). De modo que en el dhamma del Buda la mente no es un «extra», sino que radica en el centro mismo, como la precursora (Easwaran, 1987, verso 1), hallándose no solo detrás de los cinco sentidos físicos, sino del propio sentido de la mente.
En el canon budista, el alcance de psi (o lo que pudiéramos llamar «acción ultrapotencial») es aún mayor. Sin embargo, cabe mencionar que el Buda no alienta tales habilidades y, de hecho, las deplora, dado que no se relacionan orgánicamente con la espiritualidad y pueden emplearse para ganancias personales básicas.
Cambio paradigmático.
Quizás deba ya cuestionarse la añeja etiqueta ESP. Un ser humano vivo necesita ser visto como un mente-cuerpo, y no solo como los cinco sentidos. Hacer esto empuja inmediatamente la etiqueta ESP al basurero de la historia, tal como le sucedió, tras Einstein, a la física newtoniana. La mente ocupa así su lugar legítimo, y los fenómenos psipasan a ser lo que son: un potencial mental natural. Son, sin embargo, fenómenos «ultra» (del latín, que significa «más allá»), tal como los rayos ultravioletas. Puede decirse que los fenómenos específicos de psi son formas de Ultrapercepción de la Mente-Sensorial (MSUP según siglas en inglés).
La MSUP puede definirse como una habilidad potencial de raíces biológicas, residente en el cuerpo mental de todos y cada uno de los seres sensibles, pero que solo pueden implementarla quienes la cultiven en condiciones adecuadas. A modo de analogía, correr es una habilidad natural del cuerpo, que incluso un niño puede ejercer. Pero solo algunos correrán los 100 metros en unos diez segundos.
Una comprensión tan realista otorga respetabilidad a los fenómenos psi. Esto podría coadyuvar a una mejor percepción sensorial (ya no «extrasensorial») a nivel comunitario y global. La reciente publicación El universo consciente de Dean Radin (2009) podría elevar el fenómeno en los círculos académicos. Pero también los propios parapsicólogos deberán explorar los fenómenos psi en casos reales de humanos y animales, cesando su dependencia exclusiva de la evidencia experimental.
También a la Asociación Parapsicológica, comprometida con la defensa y promoción de la verdad, le resta un rol: el de marcar el comienzo del cambio de paradigma, al formular una declaración formal: 1. Hay seis sentidos en todo ser sintiente, incluidos los animales. 2. Cinco de ellos son físicos; el sexto es la mente. 3. La mente es la precursora y la base de los seis sentidos, incluyéndose al de la propia mente. 4. La percepción extrasensorial es un mito que no merece crédito. 5. Los fenómenos psíquicos tienen una base biológica, y deben denominarse ultrapercepción mental-sensorial (MSUP).
Para terminar: comprender la realidad de la mente permitiría que los científicos, occidentales u orientales, contribuyeran a ayudar a la humanidad a comprenderse a sí misma, y a hacer del mundo un lugar más feliz, con menos conflictividad y mayor paz, pues la mente está detrás de ambas. Ojalá podamos entonces invitar a Thomas Kuhn, autor de La estructura de las revoluciones científicas (1996), a observar el espectáculo que se desarrolla, y a registrar para la historia el próximo cambio de paradigma en el campo de la parapsicología, desde la disonancia y arrogancia cognitivas, hasta la reticencia y finalmente la asonancia cognitiva. Max Wertheimer, quien «criticó el énfasis educativo actual en la lógica tradicional» y «se dedicó a problemas de psicología y ética social» (Britannica, 11 de abril de 2021) ¡estaría sonriendo de oreja a oreja!
* Esta es una versión traducida y reducida con permiso del VENERABLE BHIKKHU MIHITA de un artículo del mismo título originalmente publicado en Mindfield Vol. 13, Nro. 1, 2021.
El venerable profesor bhikkhu Mihita de Canadá es presidente del Consejo Budista de Canadá y especialista en temas bioéticos contemporáneos desde una perspectiva budista. También es graduado de la beca Fulbright, otorgada excepcionalmente por el gobierno estadounidense.