Defendiendo el Dharma: pinturas de guardianes budistas en Corea
MEHER MCARTHUR
Durante la mayor parte de la historia de Corea, el budismo ha ejercido una poderosa influencia en la cultura y la espiritualidad del pueblo coreano, desde la corte real hasta las clases más modestas. En los tiempos de la dinastía Joseon (1392–1897), sin embargo, la corte adoptó las doctrinas neo-confucionistas, centradas en mantener el orden social y honrar a los ancestros como medio para lograr la armonía cósmica. El gobierno se volvió entonces contra el budismo, retirando su patronazgo de los templos budistas y, a menudo, oprimiendo a aquellos que seguían la tradición. Los templos budistas se desplazaron de las ciudades a las comunidades rurales y a las montañosas, donde los budistas coreanos encontraron formas creativas de continuar su práctica, incorporando frecuentemente nuevas imágenes y deidades.
A partir del siglo xviii emergió, según parece, un nuevo tipo de pintura dedicada a la representación de figuras de guardianes, que no siempre eran inmediatamente reconocibles como deidades budistas. Estas pinturas de guardianes, o sinjung taenghwa (신중탱화, literalmente «pintura colgante con una hueste de espíritus»), constituyen una de las formas más misteriosas de todas las que se han desarrollado en el arte budista de Corea. Los casos son relativamente raros, pero existen algunas colecciones en museos y universidades, incluyendo la colección para uso lectivo del Scripps College en Claremont, California. Estas son dignas de un estudio más pormenorizado como ejemplos de la resistencia y la adaptación de la fe bajo regímenes opresores.
La pintura del Scripps College, donada a la colección en 2016, probablemente data del siglo xviii. Está ricamente elaborada con tinta y colores sobre seda, aunque tiene una capa con acreciones secas en la superficie y requiere restauración. La tela sigue en su marco original, con aros de metal para colgarla en la parte superior, y parece que su lugar de procedencia es un templo budista. Un total de 12 figuras están representadas en tres filas: cinco en la fila posterior, cinco en la del medio y dos a la izquierda y la derecha de la primera fila. Aunque en la última fila encontramos a una deidad parecida al buda, ligeramente más voluminosa y con una corona, que parece flanqueada por dos figuras menores, también coronadas, estas tres deidades no son las figuras centrales de esta reunión.
En cambio, una figura ligeramente inferior en tamaño, con un tocado de plumas inusual, ocupa una posición central, flanqueada por tres personajes con aspecto de guerreros temibles, con unas facciones y una barba centroasiáticos, acompañados de un chico joven que sostiene un tridente en la parte central derecha. En la parte delantera izquierda y derecha vemos dos figuras de cortesanos chinos que visten los uniformes y los tocados oficiales de la corte real, y sostienen cetros oficiales.
La misteriosa figura central, que lleva un tocado con plumas y sostiene una espada, es Tongjin Posal, un bodhisattva que se encarga de proteger el Sutra del loto de la verdadera ley (sánscrito: Saddharma-pundarika), uno de los más reverenciados e influyentes textos del budismo mahayana. Según el Princeton Dictionary of Buddhism (Princeton University Press, 2013), el nombre coreano Tongjin (童眞), escrito con dos ideogramas chinos que significan «joven» y «auténtico», es una traducción del nombre sánscrito Kumārabhūta. El término se utiliza como designación de una forma joven del bodhisattva y con frecuencia se refiere específicamente a Manjushri, poseedor de una juventud perenne. Este niño divino puede, o bien estar asociado con la deidad hindú Brahma, que según se dice parió de su mente a cuatro de estos niños divinos o kumaras, o bien con la divinidad hindú menor Skanda (también conocido como Kārttikeya), uno de los hijos de Shiva. En el panteón budista, Skanda es uno de los ocho generales subordinados a Virudhaka, el guardián budista del sur que protege las enseñanzas del Buda.
En la iconografía hindú, Skanda se representa de forma prototípica como un joven eterno que monta un pavo real. En las pinturas de guardianes coreanas, Tongjin se representa con un rostro joven y con plumas saliendo desde ambos lados de su cabeza, parecidas a una cola de pavo real, de modo que la asociación con Skanda parece plausible en el contexto de las pinturas de guardianes. Sin embargo, Brahma también está presente en estos conjuntos de personajes. El Museo Nacional de Corea posee un Sinjung Taenghwa parecido (número de acceso: Deoksu 449), que también muestra a Tongjin en el centro con un tocado de plumas muy elaborado. Según la descripción de los elementos en la pintura, los dioses hindúes Brahma e Indra se representan por encima de Tongjin, a la izquierda y a la derecha, formando así un triángulo con la figura de Tongjin. Alrededor de ellos, en la sección superior, hay varios dioses y diosas celestiales, representados con radiantes facciones orientales, quizás deidades taoistas y confucianas. Debajo de ellas encontramos a figuras de guardianes armados, con rostros más sombríos, ojos más grandes y vello facial.
El Los Angeles County Museum of Art conserva en su colección dos pinturas similares, tituladas Bodhisattvas de la protección de la enseñanza budista. El ejemplo mostrado aquí representa a 16 figuras que rodean a una figura central parecida a la anterior. En las notas del curador de la colección, el museo identifica a esta figura central como Witaecheon, una representación coreana de Skanda. Las notas además explican que esta deidad «fue hecha protectora de la ley del Buda en la escena de la muerte del Buda, y que se le rindió culto especialmente como deidad guardiana de los templos budistas. Fue también venerado como un líder de los ejércitos celestiales, como deidad que se desharía de todos los males.» Está igualmente flanqueado por los cuatro reyes guardianes, pero en la escena aparecen también bellas mujeres, jóvenes novicios y dos hombres mayores: el hombre mayor de la derecha es el dios de la montaña que, según se dice, repele a los malos espíritus, evita los desastres y concede fortunas; el hombre mayor de la parte izquierda representa un dios de la cocina que protege a las familias y a los miembros de la familia que están de viaje. El añadido de deidades populares y deidades chinas taoistas a este grupo, ya de por sí iconográficamente complejo, era algo común en este tipo de obras pictóricas.
Aunque las esculturas y pinturas de las deidades principales aun se exponían en los templos de la Corea rural durante el periodo de opresión oficial del budismo, los Sinjung Taenghwa parecen haber ocupado un lugar de honor en el culto de los budistas rurales. Estas pinturas solían colgar del muro derecho de las salas principales de los templos budistas y llevaban inscritos los nombres de los donantes en aquella comunidad, quienes habían encargado la obra. Tongjin (o Witaechon), las varias deidades celestiales y los guardianes armados que forman parte del sinjung, o «hueste de espíritus», no son figuras centrales en el panteón budista y por lo tando tienen un estatus espiritual inferior al de los budas y los bodhisattvas. De hecho, ciertas figuras incluidas no son ni tan solo budistas, sino hindúes, taoistas o pertenecientes a la tradición popular coreana.
Quizás, para los laicos, los guardianes de rango inferior eran más fácilmente accesibles que los budas y los bodhisattvas, y servían, así, como mediadores entre el pueblo y las deidades superiores. Al acoger a estas deidades de diferentes tradiciones religiosas en las salas principales de sus templos como guardianes de las enseñanzas budistas, parece plausible pensar que los budistas coreanos utilizaban este tipo de pinturas como medio para reunir la máxima protección espiritual posible de otras tradiciones religiosas, no solamente para que los protegieran a ellos, sino también a su preciosa fe.
* Deidades guardianas budistas (Museo Nacional de Corea)
Referencias:
Buswell Jr., Robert E. y Donald S. Lopez Jr. 2013. Princeton Dictionary of Buddhism. Princeton, NJ: Princeton University Press. Meher
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McArthur es curadora de arte asiático, escritora y educadora especializada en arte japonés. Vive en la región de Los Ángeles. Es directora artística y cultural de JAPAN HOUSE Los Ángeles. Ha curado más de 20 exposiciones sobre aspectos del arte asiático para museos y galerías de los Estados Unidos. Sus publicaciones incluyen: Reading Buddhist Art: An Illustrated Guide to Buddhist Signs and Symbols («Leyendo el arte budista: una guía ilustrada a los signos y símbolos budistas», Thames & Hudson, 2002); The Arts of Asia: Materials, Techniques, Styles («Las artes de Asia: materiales, técnicas y estilos», Thames & Hudson, 2005); y Confucius: A Biography («Confucio: una biografía», Quercus, Londres, 2021; Pegasus Books, Nueva York, 2011) y New Expressions in Origami Art («Nuevas expresiones en el arte del origami», Tuttle, 2017). Es autora también del libro infantil An ABC of What Art Can Be («Un ABC de lo que el arte puede ser», The Getty, 2010).