¿Ópera budista?

JOSEPH HOUSEAL

Trapecistas se convierten en dragones mágicos en Das Jati (Ten Lives of the Buddha), de la Opera Siam, ciclo de diez dramas musicales basados en las historias de los Jatakas, por Somtow Sucharitkul. Imagen cortesía de Buddhist Opera

Nadie pensó que la democracia budista era algo importante hasta que Bután demostró que podía serlo. ¿Ópera budista? También es algo importante. Gracias al entusiasmo y a las investigaciones de la californiana Margaret Gillon, existe ahora una nueva herramienta, de acceso libre: el portal en línea Buddhist Opera. Todo empezó de una forma inocente y espontánea. Gillon es una fan del famoso escritor sobre budismo, Stephen Batchelor, cuya fama se debe sobre todo a su libro The Awakening of the West: The Encounter of Buddhism and Western Culture (El despertar de Occidente: el encuentro entre el budismo y la cultura occidental,Parallax Press 1994). Gillon se enteró de que Batchelor es también un artista y que suele hacer collages con objetos que encuentra cada vez que escribe un libro. El collage tarda exactamente en completarse el mismo tiempo que la escritura del libro. Este hecho fascinó a Gillon. Más tarde se enteró de que Batchelor había escrito una ópera, llamada Māra, con partitura de Sherry Wood.

¿Cómo puede ser que Stephen Batchelor escribiera una ópera budista que ha sido representada varias veces… y aun así casi nadie la conozca? Esta pregunta llevó a Gillon a una investigación sobre óperas budistas. Su búsqueda fue recompensada con un tesoro de actuaciones asombrosas que ella, a su vez, ha puesto al alcance de todos nosotros.

La palabra ópera se puede definir de muchas formas. En términos generales, se trata de una forma de teatro que combina varias artes: música, canto, verso, danza y diseño. A menudo, a lo largo de la historia, la arquitectura del escenario ha formado parte también de la ópera. Así pues, tiene cierto sentido calificar la tragedia griega como una forma de ópera, aunque la mayoría de tragedias griegas, por lo que sabemos, fueron escritas antes de la llegada de la melodía. Las óperas barrocas de la Europa Occidental, cuyo máximo exponente se encuentra en las cortes de Luis XIV y sus sucesores, llevó la combinación de las artes a nuevas cimas artísticas, elevándose sobre los ritmos de la danza que caracterizaban la música.

Hasta el siglo XX, y durante más de mil años, la ópera había tenido una presencia ubicua en la sociedad china. Este tipo de ópera se basaba en una combinación de formas artísticas más antiguas y lo representaban compañías itinerantes y gremios locales. Solía tratar de los inmortales, sus travesuras, su habilidad acrobática y su inigualable estilo a la hora de cantar viejas historias. La cultura tibetana tiene una forma de ópera llamada Achi Lhamo, creada en el siglo XIV por el visionario constructor de puentes de hierro, Thang Tong Gyalpo. La ópera es también un término útil para entender el teatro Noh japonés, donde la recitación sustituye a la canción, y en la que la música y la danza constituyen elementos esenciales. Los orígenes del teatro Noh se remontan al siglo XIII o incluso a épocas anteriores. Estas tres formas de ópera asiática antigua son explícitamente budistas. La ópera china incluye muchos personajes budistas, y tanto el Noh como el Achi Lhamo son enteramente budistas en su enfoque y su propósito. La ópera budista no es nueva. Aun así, al mismo tiempo, siguen apareciendo óperas budistas de gran interés.

Mulian salva a su madre, ópera Qiyang. La madre de Mulian está en el infierno, sujeta a un juicio y rodeada de fantasmas y demonios. El Buddha ayuda a Mulian a rescatarla. Fotografía de Augustokremo. Fuente: wikimedia.org

La ópera se asocia a los grandes temas, a los problemas existenciales, a los personajes legendarios y al arte conceptual. Una mirada a algunos de los pósteres de óperas budistas muestra que estas producciones pertenecen a la alta cultura desde su principio hasta su fin. La ópera trata de cuestiones tales como la vida y la muerte, la inmortalidad a través del arte, la desolación del amor y las emociones épicas. La ópera tiene un marcado componente emocional. En los últimos años los mejores compositores de nuestro tiempo, Phillip Glass y John Adams, se han ido desplazando progresivamente hacia las grandes formas musicales de Occidente: sinfonías corales, oratorios y óperas. Éstas celebran personalidades culturales titánicas, utilizadas como iconos de nuestra época. Nixon y Mao; Gandhi, Martin Luther King y Abraham Lincoln; la Virgen María y Anna Nicole Smith; y también Oppenheimer, el creador de la Bomba. Existe incluso una nueva obra de Noh sobre la Virgen María, la cual se manifiesta después de la Bomba de Nagasaki. Se trata de una obra fascinante y verdaderamente conmovedora. Un aspecto subyacente que Gillon ha descubierto es que muchos artistas de la élite, con gran talento, trabajan juntos y comparten metas artísticas ambiciosas. Para tener éxito en la ópera se necesita un talento artístico insobornable y una técnica depurada. Gillon nos muestra que este talento existe y se encuentra manos a la obra.

Póster de 2016 de la representación The Gata, un ritual mitopoyético que sigue la búsqueda de la sabiduría de una mujer, relatado por el oráculo de una dakini Shaolin. Imagen copyright de Irene Cortes

La extraordinaria calidad de los músicos en estas óperas, oratorios y sinfonías corales es una fuente de gozo. He escuchado partes de cada una de las 39 óperas que Gillon ha documentado en su página web. Sin excepción, el talento musical es excelente y los cantantes claramente disfrutan de sus papeles y de las oportunidades de estrenar una nueva obra. Algunas piezas anticipan la evolución musical de Occidente. Hay muchas colaboraciones internacionales. Es difícil pasar por alto algunas chapuzas fruto del pastiche Oriente-Occidente (el Buda con una fea peluca es uno de ellos). Pero incluso en la ópera con la fea peluca el nivel del canto es soberbio. 

Gillon también nos ofrece el Māra de Batchelor, una ópera que, según el propio Batchelor, es secular. Además, Gillon pone a nuestro acceso óperas de Sri Lanka y Tailandia sobre historias de los Jātakas y las vidas del Buda, que se presentan en conjuntos, como series de novelas. Nos ofrece asimismo la sinfonía coral de Glass, Requiem, Bardo, Nirmanakaya; y la obra La pasión de Buddha el celebrado compositor chino Tan Dun. Dichos autores pertenecen al elenco de los mejores talentos de nuestra era. Gillon nos brinda también Buddha y el Rey Mono de Anna Vienna Ho, que suena con la modernidad vanguardista de Britten. Está también la ópera Mila, que trata sobre la juventud de Milarepa cuando era un brujo que practicaba la magia negra.

Póster del estreno de Mila, el gran brujo. Prototype Festival, Nueva York, 2019. Esta ópera narra la transformación de Milarepa y su redención como reverenciado maestro del budismo tibetano. Imagen cortesía de Buddhist Opera

Margaret Gillon ha destacado para nosotros tres óperas, que han sido escogidas como ejemplos óptimos para iniciarse en lo que probablemente sea un género nuevo para mucha gente. De hecho, ella viene aconsejando a los artistas y a los teatros que presentan este tipo de obras que utilicen el término «budista» en sus descripciones, de modo que las búsquedas en internet sean más fructíferas.

La primera obra recomendada es Māra: A Chamber Opera On Good And Evil de Stephen Batchelor, 2016, con partitura de Sherry Woods.

La siguiente es Mahosadha – Architect of Dreams, de Somtow Sucharitul, 2019.

La tercera es Wagner Dream, de Jonathan Harvey y Jean-Claude Carriere, 2007.

Wagner Dream intercala en la historia de Prakriti/Ananda los hechos que envuelven la ópera inacabada de Wagner para Muerte en Venecia de Thomas Mann. Diseño de la cubierta del CD Wagner Dream, 2012. Imagen copyright de Ictus Ensemble

Gillon elogia estas obras por su excelencia literaria, su atrevida puesta en escena y su robusta creatividad. Destaca su valor como formas de pura música y espectáculo. Wagner Dream es una pieza particularmente transtemporal, une las historias de Prakriti y Ananda con Wagner en su lecho de muerte, soñando sobre la ópera que nunca terminó para Muerte en Venecia de Thomas Mann. Esto puede parecer más «ópera» que «budista», sin embargo, el fermento del budismo en la vanguardia de la cultura es un rasgo de su unidad cultural transcendente y su capacidad de apertura para involucrarse en la expresión artística y espiritual. Este fenómeno del impacto del budismo en un nuevo arte se percibe un siglo tras otro en muchas formas diferentes.

Las aspiraciones de Gillon en lo que refiere a la página web son bien sencillas: quiere ayudar a la gente interesada en la ópera budista a que encuentren todas las grabaciones o informaciones de actuaciones que sean accesibles, y espera que la gente, a su vez, le proporcione datos sobre otras óperas budistas, para así poderla incorporar a la plataforma en línea. La página web es amena, atractiva y llena de información. Para disfrutarla hacen falta muchas visitas. Animo a todo el mundo a que le haga una visita para escuchar y recibir la respuesta de Margaret Gillon a la pregunta: «¿Qué es la ópera budista?»

The Lunch Box ("La fiambrera") cuenta la historia de la devoción de una madre por su hijo único, un buen granjero cuya rabia por la muerte prematura de su padre tiene trágicas consecuencias. Póster de The Lunch Box, estreno 2009, Thai Chamber Opera. Producida enteramente en Tasmania bajo la supervisión del director artística de IHOS, Constantine Koukias. Imagen copyright de Christine Scott

Un agradecimiento especial a Margaret Gillon por su esencial contribución a este artículo.

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