La danza como conocimiento, tercera parte: construir un equipo de investigación
JOSEPH HOUSEAL
Existen buenos libros sobre budismo y danza. La obra póstuma del lingüista checo René de Nebesky-Wojkowitz, Tibetan Religious Dances («Danzas religiosas tibetanas», 1976), es una buena introducción a las escuelas y el papel básico de la danza cham. Su núcleo es una traducción del Chams Yig del Quinto Dalai Lama, un manual de danza para una gran ceremonia cham en el palacio de Potala. Nebesky-Wojkowitz perpetuó el mito de que solamente existe un tipo de chams yig y de que se trata de uno de los grandes textos gelug. En realidad, existen muchos chams yig de diferentes tipos, normalmente producto de monasterios concretos, algunos más visuales, otros combinan texto y símbolo, mientras que otros simplemente son listas de nombres y deidades, y todavía otros están escritos en un tibetano que mezcla el estilo contemporáneo con el arcaico. Es el punto de encuentro entre las tradiciones del movimiento y las tradiciones de la escritura.
La cuestión se desplaza desde «¿dónde está el texto?» a «¿cómo se recuerdan las danzas?» La danza se recuerda de varias formas, principalmente en los cuerpos. Nebesky-Wojkowitz creía que la existencia de dichos «manuales coreográficos» era la razón por la que las tradiciones permanecían inmutables a través de las generaciones y se mantenía la uniformidad de las danzas en los monasterios. Puede que esto sea lo que un lingüista europeo piense: las cosas se centran en un texto dominante. Es una idea ampliamente aceptada. Dondequiera que haya tradiciones de movimiento antiguas, sin embargo, la transmisión del movimiento mismo es la clave de la supervivencia. La situación del presente, que incluye toda la diáspora del Tíbet con sus monjes y monasterios, es tal, que encontramos muchos ejemplos de tradiciones de danza sin un manual chams yig. La danza logró escapar en los cuerpos, el libro no siempre lo consiguió.
Los estudios sobre danza budista están en deuda con Nebesky-Wijkowitz. La danza no era su área de especialización. Pero donde otros no vieron nada, el vio que la danza era un elemento central en el budismo y la sociedad tibetanos, y que se trataba de una danza diferente de la occidental. De modo que hizo lo que cualquier lingüista profesional haría: buscó el texto más importante sobre danza y lo tradujo. Su teoría sobre el papel de los manuales de danza, sus intentos de fotografiarla, son una demostración de su genuino interés por la materia. Giuseppe Tucci fue otro pionero y etnógrafo que apreció el rol elemental de la danza en la cultura tibetana.
La relación entre la danza y el texto escrito raramente es directa. Una razón por la que existe la danza es que permite la expresión más allá de las limitaciones de la palabra escrita y hablada. La danza existe en tradiciones místicas, en parte porque es una forma de comunicación prelingüística y al mismo tiempo una forma de conocimiento y expresión supra lingüística. El mudra acompañó a la difusión del budismo tántrico a lo largo de Asia, hasta Japón y Java. Es mejor «leer» la danza: explorar el movimiento del mudra mismo. Cabe destacar que, inspirado por el fotógrafo inglés Adweard Muybridge, Nebesky-Wojkowitz experimentó con una forma de fotografía secuencial para ilustrar la danza, como si dijéramos, paso a paso, clic a clic. Utilizó un solo giro de danza para demostrarlo. Estas fotografías están incluidas en su libro.
Una publicación más reciente de Ellen Pearlman, muy bien documentada y espléndidamente ilustrada, es Tibetan Sacred Dance: A Journey into the Religious and Folk Traditions (2002). Viene con una recomendación de su santidad el dalái lama, quien indica que la danza, entre todos los aspectos del patrimonio budista, ha recibido «comparativamente, menos interés». Es por este hecho, a saber, que dentro de los estudios del budismo, los estudios sobre danza y movimiento son escasos, raramente llevados a cabo por especialistas y raramente con la colaboración de bailarines y practicantes budistas. Core of Culture ha reunido un equipo de investigación único para el presente proyecto: Mudra & the Diamond Spheres («Mudra y las esferas de diamante»), pensando en el mudra utilizado en el ritual Vajradhatu en el monasterio Tabo, en el valle del Spiti, en la India. Las fotografías, las descripciones y los textos de este artículo las presentan. Es un nuevo tipo de equipo de investigación centrado en apoyar a las comunidades monásticas en su labor de mantener vivas las antiguas prácticas espirituales.
Existen trabajos académicos tradicionales sobre danza budista. Un buen ejemplo es el ensayo de Mona Schrempf, de 1994, titulado “Tibetan Ritual Dances and the Transformation of Space” («Danzas rituales tibetanas y la transformación del espacio»). Incluso la Universidad de Oxford ha producido un doctor en danza ritual budista. Es importante no confundir la receta con la comida y no reemplazar la evaluación tibetana de la danza con una de occidental. Leer muchas recetas no significa conocer el gusto de la comida, o saber cómo cocinarla. Significa saber mucho sobre recetas, y esto es información importante. Pero una receta no es una comida. Un manual de danza no es una danza. Un texto ritual budista tántrico no es un ritual budista tántrico. Son flujos de tradición diferentes, transmitidos a través de las generaciones.
Tanto el texto como el acto ritual perviven, y el ritual tiene un flujo de transmisión paralelo, persona a persona, a través de las generaciones de practicantes budistas. Esta transmisión, la esencia de la práctica budista misma, es más difícil de analizar de cerca y requiere la confianza de los exponentes de las tradiciones de movimiento budista, tales como el mudra ritual (movimiento yóguico de las manos), el carya nritya (danza de la deidad tántrica newar) y el cham (danza yóguica monástica).
A lo largo de su tranquila pero extraordinaria vida, la académica Miranda Shaw, profesora emérita en la Universidad de Richmond, Virginia, pasó años en el valle de Katmandú estudiando no con nuestro querido colega Prajwal Vajracharya sino con su padre. Vio a Prajwal crecer. Hoy en día ya no es posible presenciar en primera persona la cantidad y la calidad de conocimientos que Miranda ha atesorado. Aquellos días son cosa del pasado. Ella vivió en un Nepal que es de otra era. Sabe cómo representar las antiguas, y durante siglos secretas, danzas carya, pero es más conocida por sus libros. Su libro sobre el carya está a punto de ser publicado.
Su combinación de teoría y práctica, danza y habilidades lingüísticas, sitúan a Miranda por delante de todo el mundo en cuanto a conocimientos sobre la danza en el Himalaya. El 21 de octubre de 2021 Miranda ofreció sus observaciones a propósito de la obra que nuestro equipo ha publicado sobre el budismo newar. Ver más abajo para más detalles sobre este evento. El mismo día, la profesora de danza y compromiso cultural Ann R. David, de la facultad de investigación de la Universidad de Roehampton, Londres, ofreció sus observaciones sobre el papel de la cultura india en los estudios tibetanos sobre movimiento.
Karin Altmann es una especialista en textiles cuyo estudio sobre las telas butanesas, Fabric of Life: Textile Arts in Bhutan («El tejido de la vida: artes téxtiles en Bután», 2015), cuenta, sorprendentemente, la historia de la danza butanesa de forma magistral, especialmente danzas de la encontradora de tesoros del siglo XV, Pema Lingpa. El pionero americano de la danza Ted Shawn (1891–1972) fue el primero que filmó el cham budista en 1926, más de 30 años antes de que Nebesky-Wojkowitz intentara fotografiarlo. Como Shawn, el historiador del arte indio y filósofo Ananda Coomaraswamy (1877–1947) rodó documentales de danzas rituales por toda Asia. Estos films proporcionan una base de documentación para el estudio de la danza ritual asiática premoderna. En los años treinta del siglo pasado, el aristócrata sueco y fundador del ballet, Rolf de Mare, se embarcó en esta productiva labor de documentación, trabajando en danzas indonesias con la antropóloga Claire Holt. Es cierto que existe mucha documentación sobre el mudra en el budismo, pero en realidad la danza está mejor documentada.
Desde 2003 a 2008, la organización sin ánimo de lucro Core of Culture, con sede en EE.UU., ha producido 500 horas de documentación de referencia sobre danza sagrada en el reino de Bután, durante los últimos cinco años de monarquía absoluta. Es una documentación de referencia del cham en su condición prístina. Todo ello es parte de cómo Occidente ha encontrado, estudiado y documentado las tradiciones de movimiento en el budismo a lo largo del siglo pasado. La danza, en su sentido más amplio, es una disciplina que puede incluir todas las tradiciones de movimiento ritual en el budismo, como las que utilizan el mudra, la lengua de signos esotérica del mundo antiguo. Estas tradiciones de movimiento, transmitidas desde tiempos inmemoriales, son la fuente principal para los investigadores del movimiento y la danza.
La traducción, la documentación y la investigación visual son cada una de ellas parte de una apreciación occidental del valor de la danza en culturas budistas, tan diferentes de las nuestras; no son ni comerciales, ni sociales, ni teatrales, ni sexuales. El movimiento yóguico es la manifestación corporal integral de la disciplina espiritual. Es danza en tanto que práctica espiritual; la danza como yoga tántrico; el yoga tántrico como forma física en acción. Contiene y transmite el conocimiento antiguo encomendado de nuevo a cada generación. La danza es un pozo de conocimiento que tiene la misión de transportar las formas y técnicas de una encarnación transformada, experimentando cuerpo y mente en un estado de lucidez.
La iluminación del Buda fue una experiencia. Es el modelo de todo. El budismo es fundamentalmente la experiencia de aproximarse a la budeidad personal: producir dentro de uno mismo la experiencia de la iluminación. Las sociedades budistas tradicionales mantienen formas arcaicas, de historia milenaria: el cántico ritual y la danza, los mantras y los mandalas, y la meditación. Las sociedades sin tales tradiciones, como muchas sociedades occidentales, llegan a la idea de budeidad personal utilizando el canto, la danza y la meditación desde un lugar más personal y objetivo; un nuevo lugar en los estudios y hábitos académicos occidentales, no un lugar viejo; desde luego no desde prácticas espirituales milenarias.
Los estudios budistas son una rama relativamente joven en el mundo académico occidental; los estudios y la investigación sobre la danza son todavía más recientes. Nuestro proyecto, Mudra & The Diamond Spheres, trae exponentes del movimiento budista tradicional desde Nepal y de todo el subcontinente indio, junto a estudiosos-bailarines y estudiosos-practicantes occidentales.
Este equipo lo forman diferentes tradiciones budistas y diferentes tipos de aproximación al estudio del budismo, incluyendo estudios monásticos y metodologías académicas occidentales, en armoniosa interacción con exponentes autorizados de los antiguos linajes de la práctica budista. Las prácticas budistas newar, tal y como han sido preservadas por los linajes Vajracharya y Sakya del valle de Katmandú, son las formas de práctica budista más antiguas de las que se tiene constancia.
Con una historia que se alarga casi dos milenios, los sacerdotes budistas tántricos newar, a día de hoy, mantienen danzas esotéricas transformadoras que han sido preservadas en secreto durante siglos, hasta 1957. Prajwal Vajracharya forma parte de la 35ª generación de sacerdotes tántricos newar y es uno de los mejores bailarines de su generación. Es también una figura vital en nuestro equipo de investigación sobre el mudra en el budismo vajrayana. Conocer a Prajwal significa comprender que un bailarín es un tesoro de conocimiento. Dentro de su cuerpo reside un diccionario de danzas y rituales, canciones y mantras. Para este grupo de exponentes tradicionales y practicantes-investigadores, el budismo es una práctica de movimiento viva con raíces antiguas.
Joseph Houseal es el director de Core of Culture, una organización dedicada a la salvaguarda del mundo cultural intangible y a asegurar la continuidad de tradiciones de danza antigua allí donde se originaron. Como expresión religiosa, filosófica y ritual, la danza tiene un papel crucial en la práctica del budismo, el taoísmo, el hinduismo y otros sistemas de creencias asiáticos. Largas y sostenidas transmisiones de formas de movimiento aparecen en las expresiones artísticas religiosas, en las que la iconografía performativa es tanto un código místico como la ilustración del movimiento. Ancient Dances (Danzas Antiguas) pone en su punto de mira los aspectos de la danza y la espiritualidad para fomentar su práctica y apreciación entre los lectores, también para crear consciencia cultural en nuestro mundo cambiante. Utilizamos la danza como prisma para explorar estados de consciencia y representaciones simbólicas. Ancient Dances se publica mensualmente.