Haiku y zen
JOSÉ LUIS ANDRÉS CEBRIÁN
Se cuenta que Bashô, el gran maestro del haiku, estaba un día sentado en la orilla de un viejo estanque que había junto a la cabaña en la que vivía, cuando recibió la visita de Bucchô, su maestro zen, acompañado de algunos poetas. En un determinado momento, el maestro le instó a responder a la pregunta de cuál era el camino del Buda. La respuesta de Bashô, cuando en ese instante saltó una rana, fue:
El viejo estanque;
salta una rana:
el sonido del agua.
Bucchô aprobó la comprensión del zen de Bashô.
Este haiku es el más famoso de Bashô, y es un haiku histórico. Antes el haiku era más bien un pasatiempo social, un juego de palabras. Bashô, influenciado por la práctica del zen, incorpora el wabi al haiku.
Aunque la idea del wabi se originó fundamentalmente en los monasterios zen, no todos los grandes maestros del haiku fueron monjes zen, pero sí que todos, a partir de Bashô, incorporaron en su vida el ideal del wabi y lo reflejaron en sus poemas según su personalidad.
Haiku es la poesía de la sencillez, de la sinceridad, de la espontaneidad, de la sobriedad, de la soledad. Yo diría que el haiku es la poesía de la pobreza (interior, de espíritu), que corresponde a lo que en japonés se denomina como wabi. Pobreza de medios de expresión, tres versos y aproximadamente diecisiete sílabas. Pobreza literaria, lejos de todo ornamento. Pobreza, en el sentido de no dejar huella, de que ni siquiera aparece reflejada la personalidad del autor. Pobreza, en el sentido de que sólo se sugieren las sensaciones o intuiciones de un momento.
El haiku también es la forma de poesía más próxima al silencio. Unas pocas palabras menos, y el haiku se hace silencio. Unas pocas palabras más, y el haiku deja de serlo.
Si alguien me preguntara en qué consiste el zazén, la meditación zen, respondería: en sentarse en silencio. Y si me preguntaran en qué consiste el haiku, respondería: en contemplar la naturaleza en silencio. Será por eso que los haikus que más me atraen son esos que además de tener sabor a haiku también saben a zen (zenmi).
José Luis Andrés Cebrián
FELIZ ÁRCE ARÁIZ
フェリックス アルセ アライス
aún de noche,
las manos ajadas del bonzo
ofrecen incienso
夜明け前僧侶の皺の手香渡す
yoakemaesōryo no shiwa no te kōwatasu
zazen del ocaso,
de pronto están cantando
todos los grillos
夕方の坐禅に突然鳴くコオロギ
yūgata no zazen ni totsuzennakukōrogi
todo el día en silencio,
sólo el viento en el bambú
sólo el viento…
常静か笹の風のみその風のみ···
tsuneshizukasasa no kazenomisonokazenomi…
YOKO MASUYAMA
増山陽子
蝉に合わせ経文唱える坐禅時
semi ni awasekyōmontonaeruzazendoki
al unísono con las cigarras
cantando sutras
tras el zazén
“認知”でも心と心響きあう
“ninchi” demo kokorotokokorohibikiau
de corazón a corazón,
un eco de algo
que se reconoce
息をする ”自然” になれば見えてくる
iki o suru “shizen” ni narebamietekuru
respira…
mira todas estas cosas
saliendo a la luz
JOSÉ LUIS ANDRÉS CEBRIÁN
ホセ・ルイス・アンドレス・セブリアン
Cara a la pared…
¡qué amplios horizontes
se divisan!
壁を前に…広い世界が見えてきた!
kabe o mae ni…hiroisekaigamietekita!
Adentrándome
en el bosque de la montaña,
el dharma más puro.
山森に立ち入りダルマ清められ
sanrin ni tachiiridarumakiyomerare
El sonido de la campana
atraviesa el silencio…
limpiamente.
鐘の音静寂を切る…颯爽と
kane no otoseijaku o kiru…sassōto
Haikus extraídos de “EN SILENCIO. Haiku y Zen: La mirada atenta”.
VV.AA. (2022). El silencio. Haiku y Zen: La mirada atenta (Edición bilingüe español-japonés). Mandala Ediciones.