Francisco Varela. La vida en primera persona. Primera parte

ÓSCAR TOBAR MUÑOZ 

¿Esto fluye hasta el océano?

Si, hasta el océano.

¿Quiere ir?

La próxima vez

¿Y cuándo será eso?

La próxima vez, será la próxima vez. Ahora es ahora

(pensativa) La próxima vez será la próxima vez…. Ahora es ahora.

Película Perfect Days, Win Wenders. 2023 

«Adentrarse en la vida y el quehacer de Francisco Varela es fascinante. Una vida plagada de sorpresas y aventuras inquietantes, no sólo en el plano personal; también en el plano intelectual, de sus famosas investigaciones en el laboratorio y en la búsqueda espiritual que le llevó a ser considerado por el propio Tenzin Gyatzo, el XIV Dalai  Lama “mi hermano espiritual”» Buddhistdoor en Español

Cuando escribí esta introducción para un articulo anterior publicado en esta revista, era para mí un compromiso de admiración por la deslumbrante vida y trabajo desarrollado por Francisco Varela, a la vez que un reconocimiento por su honestidad y transparencia. Parte de nuestras vidas están relacionadas, pues siguiendo sus postulados científicos, nada se da o genera de forma aislada o independiente del contexto humano, social o político en que se desarrolla. Fuimos contemporáneos, inmersos en la misma efervescencia que se vivía en ese momento en el país, y aunque no coincidimos en los mismos espacios, fuimos parte de esa experiencia que terminó abruptamente aquel fatídico 11 de septiembre de 1973, cuando un golpe de estado derrocó al Gobierno de la Unidad Popular presidido por Salvador Allende. Estos acontecimientos marcaron las vidas de nuestra generación.

Francisco Varela

Antes de adentrarnos en algunas de las ideas científicas desarrolladas por Francisco Varela y sus colaboradores, permítame el amable lector/a hacer una necesaria reseña histórica que nos permitirá entender con mayor facilidad los enunciados sobre ciencias cognitivas, fenomenología y neurociencias que hiciera «Pancho», como le decían sus amigos.

Los orígenes:  Pachamama o la madre tierra

En el programa de TV «La belleza de pensar» emitido en 1995 por Canal 13 de la Pontificia Universidad Católica de Chile, el profesor Humberto Maturana, quién fuera profesor y tutor de Francisco, además de coautor en sus investigaciones y publicación de los dos libros más importantes sobre ciencias biologicas y cognitivas que se hallan editado en el país, narraba un hecho muy significativo para nuestra historia. Maturana cuenta que alrededor de 1964 inicia un experimento personal con la práctica de la meditación «con el propósito de ver si yo notaba una diferencia en el operar del sistema nervioso bajo los efectos de la meditación y los estados cotidianos».  Es interesante notar que, en estos primeros pasos hacia los descubrimientos posteriores, ya se introduce la introspección, la meditación o experiencia en primera persona como se le llama ahora en ciencias cognitivas.

Maturana cuenta que es en este período, donde le llama poderosamente la atención un cuadro del afamado pintor renacentista Hieronymus van Aeken Bosch «El Bosco», llamado «Cristo coronado de espinas». Al observar el cuadro, trató de encontrar una interpretación muy personal al posible rol de cada uno de los personajes que componen la obra. Explica que hay 4 personajes que rodean la figura central de Cristo y que el interpreta como tentaciones.  Así tenemos la tentación de la superficialidad, la tentación de la envidia y la tentación de la vanidad. El cuarto personaje en ese momento no pudo ser interpretado porque Maturana no entendió el rol que cumplía en el cuadro. En 1970, es decir 6 años después, un amigo le dice que no debe interrumpir sus practicas de meditación, pues, «saber no significa conocer». Fue en ese momento que entendió el cuarto personaje del mencionado cuadro: La tentación de la certidumbre. Esta verdadera revelación le hace entender que el «saber niega la reflexión, la certidumbre te ancla, niega la investigación, la exploración». Esta anécdota nos muestra el importante papel que cumplió la meditación en el desarrollo de las ideas de Humberto Maturana. Asimismo, más tarde, también atraerá la atención de Francisco Varela quién terminará siendo un reflexivo y disciplinado practicante budista. 

Esta es una de las razones del porqué el cuadro del Bosco aparece en la publicación del libro El árbol del conocimiento. Las bases biológicas del entendimiento, que escribiera Maturana junto con F. Varela en 1984.  

Las raíces

Luego de doctorarse como biólogo en Harvard, Francisco vuelve a Chile para unirse a su mentor, el profesor Humberto Maturana, en 1970. Encuentra un país totalmente alterado en lo social, en lo político, lo económico y también lo científico. Maturana y Varela conforman una dupla que trabaja codo a codo en el laboratorio de las recientemente creadas dependencias de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile. En este contexto de efervescencia, surge la idea de la autopoeisis o la autoproducción y autorregulación de los seres vivos, lo que hace posible su autonomía.  

Varela nos dice «Como ha ocurrido a menudo en la historia de la ciencia, la dinámica creativa entre Maturana y yo fue una resonancia en espiral ascendente, en la que participaba un interlocutor ya maduro que aportaba su bagaje de experiencia y pensamiento previo, y un joven científico que aportaba ideas y perspectivas frescas» (1) Esta idea se ve cristalizada con la publicación del libro De máquinas y seres vivos, publicado a inicios de 1973, que sienta las bases de la teoría de la autopoiesis remeciendo los fundamentos de la biología. 

Tal como explicamos en el artículo anterior, el golpe de Estado, llevó a Varela a emigrar junto con su familia, primero a Costa Rica y posteriormente a EEUU,  donde es contratado como profesor por la Universidad de Colorado. 

Deprimido y desconcertado debido al abrupto cambio que ha experimentado su vida y sin metas y objetivos claros por los cuales discurrir su propia experiencia como ser humano, se abre a la posibilidad de buscar en el budismo una respuesta a tanto caos y desorden. «El Golpe de Estado me mostró, de manera vívida, que las epistemologías no son algo abstracto de lo cual deban preocuparse sólo los historiadores de la ciencia. La epistemología crea el tipo de mundo en que vivimos y los valores que profesamos.  No reconocer que construimos este mundo desde una epistemología es más peligroso que cualquier debate encendido entre filosofías opuestas.» (2). Es en esta etapa de su vida que Francisco inicia su camino budista.

Chögyam Trungpa Rimpoche

Un amigo le cuenta que está estudiando y practicando meditación con un tibetano, y lo invita a acompañarlo.  Al verle, el lama que se llamaba Chögyam Trungpa le pregunta: ¿Por qué vienes a verme?, Francisco le contesta que se encuentra desorientado, perdido, que necesita una guía para aprender cómo salir de ese estado.  Con emoción cuenta: «Nunca voy a olvidar ese instante, el lama se levanta los lentes y con una voz aguda, me dice ¿Y por qué no aprendes a hacer nada?  Fue un momento memorable, un instante revelador de esos que uno tiene 5 ó 6 en la vida» (3) 

Esta invitación a sentarse en meditación a «hacer nada» se prolongó por casi una década.  

Chögyam Trungpa Rimpoche 

El tronco: Mahayana y enacción 

En 1987 se establece en Francia. Es en este país que Varela retoma contacto con S.S. el Dalái Lama quién le invita a realizar una jornada de diálogos entre budistas y científicos occidentales relacionados con las ciencias cognitivas. Este primer encuentro se realiza en 1987 en Dharamsala en las dependencias de la residencia de S.S. en India. Tiempo después es publicado un resumen de esas conversaciones en el libro titulado Un puente para dos miradas

En 1991, Francisco Varela en conjunto con el filosofo Evam Thompson y la psicóloga Leonor Rosh publicaron The Embodied Mind. Cognitive Science and Human Experience. La versión española se conoce como De cuerpo presente, publicada por editorial Gedisa, Barcelona, en 1992. Es en este libro en donde las ideas de Varela y las visiones de los profesores Thompson y Rosh logran sintetizar y unificar las similitudes que hay entre las investigaciones de ciencias cognitivas de occidente y la tradición budista. 

En este texto, los autores se adentran en las ciencias cognitivas, la epistemología, la filosofía de la ciencia, la  psicología y la  neurofenomenología en paralelo con las enseñanzas del budismo representadas por la escuela Madyamika  (Camino del medio) y los escritos del reconocido filósofo indio Nagarjuna, quién viviera en el siglo II d.n.e. Es quizás, el  resumen de todas las ideas de Varela y sus colaboradores en sus casi dos décadas de investigación en  una comparación de cómo el budismo ha hecho el mismo camino pero desde la introspección, desde la meditación.  En sus palabras «es una técnica de investigación que lleva mas de 2.500 años de práctica» 

Para comprender cómo Varela y sus colaboradores desarrollan sus ideas en ciencias cognitivas,  acerca de la experiencia,  la conciencia y el yo,  es necesario adentrarnos en el análisis de conceptos de la escuela Madyamika.

En forma resumida ¿Qué son las enseñanzas de los doce vínculos de la originación interdependiente o pratītyasamutpāda?  Es el camino hacia la experiencia del despertar a la simplicidad de la mente utilizando el razonamiento para entender lo que se conoce como las tres marcas de la vida fenómenica o samsara: su impermanencia, su insustanciabilidad y su carencia de un ente o yo.

En el texto «La esencia de la palabra elocuente, alabanza al Budha por su profunda enseñanza sobre la Originación Interdependiente» de Tsong Khapa se dice: 

18.- Puesto que la ausencia de la naturaleza intrínseca

        y la habilidad de funcionar no se contraponen

        no os preocupe que la originación interdependiente

        y la vacuidad coexistan

19.- Al razonar sobre la Originacion interdependiente

       no hay bases para puntos de vistas extremos.

       Por estas esplendidas enseñanzas, ¡oh protector!

      Vuestra palabra es insuperable

20.- ¡Todo esta libre de naturaleza propia!

         Y ¡de esta causa nace aquel efecto!

         Estas dos verdades se sostienen mutuamente

        y cohabitan en armonía.