Experiencia en shambala: Leonor Palma Keller, primera instructora chilena en el budismo shambala en Chile

MARÍA ELVIRA RÍOS PEÑAFIEL

Entre el ir y venir del transeúnte en la capital chilena, un Santiago que ha ido adquiriendo el aspecto de una ciudad cosmopolita, ajetreada, dinámica e intensa, logré llegar a un café, ubicado en una esquina de la comuna de Ñuñoa, donde la vida de barrio aún se mantiene y se habita con cierta calma. En ese lugar me reuniría con quien sería la primera chilena en convertirse en instructora de meditación de la corriente shambala del budismo vajrayāna en Chile. Después de unos minutos de espera en el café observo que se viene acercando una mujer. Al ver que era ella, me acerco y, con una especial calma y mirada bondadosa, me saluda. Leonor había sido la esposa del reconocido biólogo y científico chileno, Francisco Varela, cofundador del Instituto Mente y Vida, donde se promueve el diálogo entre la ciencia y el budismo. La conversación con ella pretendía hablar de quien habría sido su pareja por más de 10 años, pero una particular emoción al conocerla me decía que la entrevista llevaría otro camino.

Leonor Palma, 2024, imagen cortesía de Leonor Palma.

MARÍA ELVIRA RÍOS PEÑAFIEL: ¿Cómo se fue encaminando tu vida hacia el budismo?

LEONOR PALMA KELLER: En principio está ligado a Francisco Varela, y está conectado también con una necesidad de una búsqueda personal, de encontrar algo que me permitiera cambiar algunas cosas, como una especie terapia.

Nos fuimos con Francisco de Chile por el golpe militar en 1973. Vivimos un año en Costa Rica y luego llegamos a Estados Unidos. Invitaron a Francisco a un encuentro en California, en un centro zen. Allí pedimos al maestro del centro que nos enseñara a meditar. Él nos dio la instrucción y nos dijo que donde nosotros estábamos viviendo (Boulder) había un maestro de meditación, Chögyam Trungpa Rinpoche, quien llevaba algunos años enseñanza vajrayāna y después empezó a enseñar shambala, que se caracteriza por ser una práctica laica del budismo. Francisco fue inmediatamente al centro de meditación y empezó a practicar. Por mi parte, no quise ir hasta sentir que era algo mío, que de alguna manera sentía que podría hacerlo.  Pasaron tres años de búsqueda y luego, después de hablar con un amigo, fui al nivel I de shambala, un fin de semana y … me emociona recordarlo … desde ese momento empecé a meditar y me fui a un mes de retiro. Yo era muy inocente ante todo, y durante la primera semana de práctica sucedió que, de repente, mi mente se detuvo. Fue una experiencia que se tiene a veces, donde no hay diferencia entre tú y el otro; estaba ahí, junto a 40 personas que meditaban. También me di cuenta de que estaba así (en mente detenida) mientras lavaba mi ropa… Sorprendida, lo conversé con mi instructor de meditación y me dijo: «Trata de no apegarte a eso» y yo me dije a mí misma «¿Apegarme a qué?» era de una inocencia total. Y de ahí para adelante me di cuenta de que esto que estaba viviendo y experimentando era lo mío y quería continuar. No tenía que ver con Francisco, sino conmigo misma. En Boulder estuvimos hasta el año 1980 (de 1974-1980). Durante esos años tomé el voto refugio, el voto bodhisattva y en eso nos vinimos a Chile. En nuestra casa en Santiago, Francisco invitó a unos amigos a que fueran a escuchar las charlas del Trungpa que teníamos grabadas en un casete. Así fue como se formó el grupo.

Chögyam Trungpa Rinpoche, enseñando en Estados Unidos, imagen de https://chogyamtrungpa.com/about/chogyam-trungpa-biography/

En el año 1982, Pancho (Francisco Varela) me dijo que se estaba organizando un retiro de 3 meses de estudio y práctica, en algún estado que no recuerdo el nombre. Yo estaba dudosa, no sabía si tomar la decisión de ir, era un tiempo largo. Un día, que estaba en Montegrande (Valle del Elqui, Chile), tomé la decisión de ir y curiosamente, en ese mismo momento me llegó la carta de aceptación a Santiago, para realizar el retiro. Este se dividía en el primer mes hinayāna; segundo mes mahāyāna y tercer mes vajrayāna. También era posible prepararse para ser instructora de meditación y al postular, me aceptaron para hacer el curso. Esto me permitió regresar a Chile como instructora de meditación shambala. Desde ese momento comencé a enseñar y así, por años. 

MERP: ¿Cómo fue el proceso de gestación de shambala en Chile? 

LPK: Al comienzo nos juntábamos en mi casa. Después nos fuimos a Alemania y se quedó Gustavo Jiménez, quien fue de una constancia impresionante. Iba todos los miércoles a meditar. Empezaron a invitar a maestros y a realizar los cinco niveles de shambala. Lo que caracteriza shambala es que su práctica se inicia con estos cinco niveles que trabajan específicamente con diferentes aspectos de nuestra mente, donde no se toca nada a lo relacionado con los sutras ni tampoco los budas y bodhisattvas del budismo tibetano; eso será para quienes deciden continuar con esa práctica, ya en otros niveles. Esta forma de iniciar la práctica fue atractiva e hizo que mucha gente llegara al centro, no sólo en Chile sino también en los demás países; muchos llegaban a buscar esa forma práctica de la mente y no necesariamente una práctica budista.

Imagen portada del libro La presencia de tu ausencia, escrito por Gustavo Jiménez, sobre la vida de Francisco Varela.

MERP: ¿Cómo se fue desarrollando el Centro Shambala en Chile? 

LPK: Empezaron a llegar instructores del extranjero para hacer los niveles de shambala. Luego, el hijo de Chögyam Trungpa Rinpoche (Sakyong Mipham Rinpoche) venía por un mes a enseñar aquí. En los primeros seminarios él fue una persona muy cercana, pero en los últimos seminarios cambió … llegó una persona de Estados Unidos a hablar de los problemas de acoso sexual. Nosotros aún no sabíamos de eso y en ese seminario Sakyong se mantuvo bastante lejano; marcó una distancia importante. Incluso, en la última comida que se hacía un banquete él tendría que haber estado presente y no estaba. Ahí fue que se supo concretamente de un caso de abuso en Chile.

Sakyong se fue de Chile y dijo que las personas que quisieran seguir con él en la práctica deberían volver a renovar el voto, algo que descolocó a muchos… pero hubo gente que sí, que lo siguió.

En Chile, después de todo lo que esto significó para el grupo, pasó el tiempo y se decidió realizar un encuentro con cuatro profesores chilenos, y yo quise tomarlo como «estudiante». En ese encuentro volvieron a mostrar todo el camino; fue bellísimo y, de alguna manera, renové la práctica.

En el primer nivel, la manera de practicar es que tomamos contacto con el aire que va saliendo y nada más, y te quedas ahí; en el segundo nivel te quedas más viviendo, tomando atención en la inspiración y en la expiración, te acerca más a todo lo que nos atrapa; en el tercer nivel empiezas a tener ganas de abrirte hacia afuera, te habla de que existe lo que uno escucha, existe lo que uno ve, existe lo que uno gusta, existe lo que uno huele, somos un conjunto de percepciones y empiezas a incluir esas percepciones en la meditación; solamente el 25% se queda en el aire que sale y el resto está en el ambiente; el cuarto nivel es que te quedas sin práctica … y el quinto nivel estás en contacto, el espejo cósmico, con eso.

Después de ese encuentro lo que se ha hecho es reunirse a practicar una vez al mes. Hoy en día se sigue un código para evitar todo lo ocurrido con el lama Sakyong Mipham Rinpoche.  

Leonor comenta que fue muy lamentable lo que hizo el lama, no sólo por las terribles acusaciones recibidas, sino también porque dejó completamente abandonado el grupo, no tuvo ninguna responsabilidad ante el seguimiento…

MERP: Se sabe del camino que desarrolló Francisco Verela con la ciencia y el budismo, como lo que fue la neurofenomenología, específicamente en su encuentro con el Dalái Lama. ¿Cómo fue eso para ti?

LPK: En los 80′, Francisco solía preguntarme cómo veía yo ciertas cosas, me preguntaba mucho sobre qué pensaba de eso o de esto otro, o que creía de una u otra cosa, todo relacionado con la práctica, la meditación. Eso que yo le comentaba él lo iba retraduciendo o pensando de otra manera. Así, siguió su vida con la ciencia que, en lo personal, yo trataba de entender y en realidad poco era lo que entendía.

Cuando fuimos a Dharamsala yo sólo asistía a las sesiones plenarias y apreciaba el ambiente más que entender las exposiciones, mientras que Francisco siguió su camino. Él tenía la capacidad de salirse de las normas, por ejemplo, invitó a nuestra casa en Santiago a una persona que Trungpa había echado del centro de meditación en Boulder. Esta persona después creó un grupo de meditación en México.

Por mi parte, yo vivía con mi práctica, mi experiencia, incluso mucho más cuando me separé de Francisco. Mi vida espiritual se acentuó más, mucho más…

María Elvira Ríos

Es magister y doctora en estudios de Asia y África, con especialización en China, del Centro de Estudios de Asia y África de El Colegio de México (2015). Sus publicaciones tratan temáticas de budismo, idioma y cultura china. Actualmente, es postdoctorante Fondecyt (Nº 3190076, 2019-2021) en el Instituto de Estética de la Pontificia Universidad Católica de Chile, con la investigación «La reflexión ecológica del budismo chino». Es miembro de ALADAA CHILE y colaboradora de Buddhistdoor en Español.