De Bilbao a Yamaguchi: Efraín Villamor Herrero y su fascinante viaje intelectual a través del budismo y la cultura japonesa

BUDDHISTDOOR EN ESPAÑOL

Efraín Villamor Herrero, nacido en Bilbao en 1986, es licenciado en filología japonesa y japonología (2012-2016) por la Universidad Prefectural de Yamaguchi en Japón, doctor en lenguas asiáticas modernas por Universidad de Salamanca (2020-2022) y especialista en Asia oriental y estudios budistas. Su principal interés académico es la relación del budismo antiguo y la ideología védica, así como la influencia de la filosofía india, en el pensamiento japonés. En su Tesis Doctoral ha analizado diferentes relatos jātaka que se transmitieron durante el medievo japonés. Entre sus publicaciones recientes destaca Fábulas budistas: veinte jātakas. Gijón: Satori Ediciones (2020). Ha sido profesor invitado y docente en diferentes universidades japonesas y españolas. Así mismo, es miembro activo de la Asociación de Estudios Japoneses y del Grupo de Investigación Reconocido EURASIA Humanismo (España), así como de la Society for the Study of Pali and Buddhist Culture y Japanese Association of Indian and Buddhist Studies (Japón). En esta entrevista, conversamos con el Dr. Efraín Villamor sobre su carrera y sus proyectos actuales.

Efraín Villamor Herrero

BUDDHISTDOOR EN ESPANOL: Por favor, hablamos de tu trayectoria personal y profesional. Para empezar, ¿cómo surgió tu interés por Japón y por aprender japonés?

Efraín Villamor Herrero: Desde muy pequeñito he tenido interés en Asia. Viví durante muchos años en Pamplona (Navarra), región hermanada con Yamaguchi (Japón). Su relación se remonta a la apasionante historia de San Francisco Javier, navarro por excelencia, en territorio nipón; concretamente en la tierra en la que, casi medio milenio después, yo me formaría, como persona y académico. El idioma japonés como digo, desde pequeño fue una lengua que me atraía, aunque desconcertantemente me parecía familiar.

Graduación Grado 2016 (Yamaguchi, Japón). Cortesía de Efraín Villamor Herrero

La cercanía que sentí al vivir en Pamplona me hizo comenzar a estudiar japonés en un entorno no especialmente favorable, ya que, a diferencia de las grandes capitales españolas, no hay forma de aprenderlo concienzudamente. Eso y la recesión económica, me impulsaron a estudiarlo, tanto, que accedí a la universidad japonesa tras estudiar varios años de forma autodidacta. Me pasaba interminables horas en mi cuarto enclaustrado y en la biblioteca. Y allí que me fui, con una mochila y mucha ilusión. En Japón, concretamente en la ciudad que acogió al misionero jesuita, estudié como un japonés más durante el grado y posgrado, en total seis años. El esfuerzo que realicé para lograrlo es reseñable, pero a mí sobre todo me gusta recordarlo para motivar a las nuevas generaciones. Muchos ahora tienen interés en Asia oriental, pero muchas veces se pierden un poco, sobre todo con las nuevas tendencias. 

BDE: ¿Cómo te interesaste por el budismo y qué te llevó a convertirte en un experto en esta tradición espiritual?

EVH: Sinceramente. Más que ‘experto’, me gusta el término estudioso, ya que es con lo que más me identifico. He recibido en septiembre de este año (2023) el título de doctor por la Universidad de Salamanca. Además de ser mi especialidad y de ser a lo que me dedico de forma profesional, puedo asimismo decir para mí, su estudio y mi dedicación personal como docente en la materia es vocacional. Si pudiera elegir a qué dedicarme, no dudaría en elegir haberme especializado en ello. Investigar sobre budismo, con cierto rigor académico, requiere estudiar su compleja filosofía, su desarrollo histórico y, después todo, el trasfondo lingüístico, imprescindible para poder hablar con criterio de una materia, ya de por sí, especialmente densa.

En mi caso particular, tuve la ocasión de tomar lecciones sobre filosofía india en la universidad en Japón. Al principio todo comenzó como una especie de afición a algo que me interesaba desde que era muy pequeño. Después, en 2013, comencé a tomar clases de lenguaje pāli en la misma universidad japonesa y ahí fue donde no pude evitar quedarme prendado con el bagaje cultural del budismo en Asia, sobre todo desde el punto de vista filológico/filosófico, que acabo siendo mi especialidad.

Efraín Villamor Herrero. Cortesía del entrevistado.

Los japoneses son los académicos más reputados en la materia, porque cuentan con la facilidad de leer además el chino clásico, ya que es prácticamente lo mismo que el japonés antiguo. Vamos, que los que son buenos en letras allí, salen muy bien preparados y tienen posibilidad de analizar un rango de estudio mucho mayor que otros investigadores occidentales (además de que, para ellos, la motivación suele ser religiosa. Normalmente en los congresos académicos, suelo ser yo siempre el único que no soy monje…aunque alguna vez también me he visto ‘tentado’ por alejarme de los placeres mundanos…)

Yo, al haberme formado en Japón y gracias a que estudié tanto japonés (y me especialicé en el grado en japonología y enseñanza del japonés), tengo la misma suerte que ellos. Como investigador, esa es una de mis principales características. Normalmente, los investigadores occidentales se especializan en un área, ya sea esta, grosso modo, India, China o Japón. Alguien que hace un poco de todo, suele ser un tanto extraño. Supongo que es porque soy muy curioso, y como digo, gracias a mi trayectoria profesional. Lo más bonito de todo es, sin duda, que nunca dejas de aprender. Por suerte.

Personalmente, por otro lado, considero que el budismo probablemente sea la primera tradición religiosa que se centra en el análisis psicológico. Las lenguas, la filosofía y, además, el análisis psicológico que realiza el budismo antiguo me fascinó tanto que eso fue lo que me motivó a seguir estudiando budismo y sus lenguas. Gracias a esto logré entender muchas de las preguntas que me fueron surgiendo durante mis estudios, aunque como digo, el romanticismo académico reside en que siempre, creo, hay una nueva pregunta. Recuerdo que uno de los momentos más emotivos fue cuando traduje y leí en su fuente primaria los pasajes que abordan los últimos días del buddha Gautama. Supongo que para mí el estudio del budismo es como si fuera una práctica meditativa, una forma de conectar mediante el conocimiento (jñāna-yoga) con lo espiritual. El estudio y el conocimiento, me reporta una satisfacción personal única, que supera con creces a lo arduo y afanoso que es, su estudio concienzudo. 

BDE: ¿Cuál es tu opinión sobre la influencia del budismo en la cultura popular japonesa? ¿Has notado algún cambio en la percepción del budismo por parte de los japoneses en los últimos años?

EVH: La influencia del budismo es incalculable. Podría hablar de esto durante horas… Sobre todo, porque he visto durante mis años en Japón que ellos (los japoneses de a pie, no los especialistas, se entiende) lo suelen desconocer. El budismo y, por lo tanto, el pensamiento indio, ha influenciado en Japón en lo más profundo de su sustrato cultural. Tal es su relación que hoy en día pasa desapercibido casi por completo. Además, durante la historia japonesa, la ideología nacionalista, se apropió de muchas ideas como suyas, cuando, por desgracia para sus ‘adeptos’, la gran mayoría de ellas provienen de la antigua India. Los pensadores indios pensaban mucho y, además, se lo tomaban muy en serio. Sus tesis han perdurado mucho tiempo, por algo será. En la India y en Asia en general, normalmente no se cree en las casualidades, o al menos no en la aleatoriedad de ninguna de ellas, tampoco de las causas. El que en Asia el pensamiento tienda a ser cíclico más que lineal, impera a guardar silencio. Siendo más concreto, la idea de que el individuo es parte de la esencia universal (ātman-brahman), que ello puede ser conectado (yoga) mediante la respiración (prāṇa), así como una infinidad de otras muchas ideas religiosas; han sido aceptadas por gran parte de los paradigmas asiáticos, dada la repercusión que supuso históricamente el budismo. Dicho de una manera sencilla, la India y el pensamiento indio, como todo lo que de aquella lejana y mística tierra llegaba, ha maravillado al pueblo japonés durante siglos.

Las artes clásicas, la literatura, las artes marciales, la forma de vivir. La influencia del budismo y de la India, por decirlo de modo sencillo, en Japón, es realmente impresionante. Los pueblos de Japón aprovecharon y transformaron el pensamiento budista (como ya sucediera en otras regiones de Asia) según sus necesidades e intereses. La interpretación melancólica de las enseñanzas budistas, especialmente por poner un ejemplo representativo, sobre la frugalidad de los fenómenos que experimentamos, se desarrolló al unísono con la estética japonesa. Desde el punto de vista artístico, esta estética siempre estuvo ligada a las corrientes budistas y el arte que estas portaban desde los antiguos reinos coreanos y chinos. Casi nada de Asia puede ser comprendido de verdad sin entender correctamente los fundamentos del budismo.

Efraín Villamor Herrero ante de Universidad de Salamanca, tras recibir su doctorado. Cortesía de Efraín Villamor Herrero

BDE: ¿Cómo has integrado tus conocimientos de budismo y de japonés?

EVH: Como decía, al haberme formado en la universidad como un japonés más, mi capacidad para leer fuentes primarias y secundarias, especialmente de especialistas japoneses (no les suele gustar mucho el inglés…) me facilita y abre un campo de trabajo que probablemente pocos investigadores occidentales pueden. El japonés es una lengua que bebe de los prestamismos históricos que el budismo implantó en la forma de pensar de los japoneses. De hecho, es mucho más sencillo hablar de budismo en japonés que en español, dado que, en este último, muchos términos no suelen ser apropiados para las complejas y para mí tan interesantes acepciones de los conceptos indios. Muchas palabras japonesas de origen budista en la actualidad se utilizan con un significado totalmente diferente, otras han mantenido un significado aproximado al original y otras no han logrado salir del hermetismo y misticismo que recogen sus sonidos ‘mágicos’ los cuales llevan sirviendo como mantra, algunos de ellos, durante más de un milenio. Los japoneses no tradujeron los textos budistas, como sí sucedió en otras partes de Asia, sino que prefirieron aprender y adaptar el uso del chino clásico, como la lengua sacra del budismo, hasta el punto de que hoy en día se siguen utilizando a diario los textos clásicos en chino antiguo, eso sí, con la pronunciación fonética adaptada. Al igual que los monjes, los que conocemos los sinogramas tenemos la posibilidad de interpretar esos textos budistas, aun cuando desconozcamos la lectura clásica china en todos los casos. Como antes decía, la ventaja de los investigadores japoneses (sobre todo en los estudios budistas del Mahāyāna) es saber chino clásico, además de sánscrito y otras lenguas indias como requisito imprescindible, aspecto que yo también cubro como decía gracias a los más de doce años que llevo estudiando y especializándome en Japón. Supongo que este es el aspecto más reseñable sobre la relación entre el budismo y el japonés en mi caso particular. Cabe decir que también escribo artículos académicos en japonés sobre budismo, una cosa que sorprende mucho a los que no me conocen. Allí, en Japón, es dónde se encuentran los mejores especialistas. Ya he sobrevivido a más de un congreso, así que dado que sigo ‘vivo’ (risas), no lo debo hacer muy mal.

BDE: Por favor, hablemos un poco de tus libros y traducciones.

EVH: Suelo estar imbuido en ‘viajes astrales’. Normalmente perdido, en algún lugar recóndito de las casi infinitas composiciones literarias y especulaciones filosóficas de las que han quedado constancia en los textos de Asia Oriental. Mi principal campo de interés es la relación entre el pensamiento brahmánico y budista, además de como ya he dicho antes, la influencia del pensamiento indio en Japón. La magnífica editorial Satori depositó su confianza en mí en varios proyectos: Yamaguchi. Descubre el Japón desconocido (2020) y Fábulas budistas: veinte jātakas (2022). Ahora mismo tengo varios proyectos de traducción de textos medievales japoneses pendientes de publicar. Algunos ciertamente curiosos. Muchos de los textos que los componen provienen de la India, tema que también abordé en mi Tesis Doctoral. Creo que soy de los pocos investigadores españoles que se atreven con estos temas, lo cual, para mí, es además una gran responsabilidad. Creo que aún podemos aportar muchas cosas en esta materia y en general, en los estudios de Asia oriental en España.

BDE: ¿Cuáles son tus planes para el futuro y cómo esperas seguir contribuyendo al estudio, enseñanza y difusión del budismo?

EVH: En la actualidad, tras recibir mi título de doctor, estoy centrando mis esfuerzos en continuar investigando sobre la relación entre el pensamiento brahmánico y el budismo antiguo, mientras traduzco diferentes textos clásicos japoneses que hasta el momento no habían sido trabajados. Entre mis perspectivas futuras continuaré impartiendo cursos y formación relacionada con el estudio del budismo y Asia oriental, me gusta no solamente enseñar en universidades, sino que, como vengo acostumbrando hasta el momento, creo que es muy necesario también quitar estigmas o cosas que deben ser explicadas de una forma más accesible (y entendible, creo que a veces, la culpa recae en la inexperiencia de algunos docentes, ya que muchas veces no tienen formación ni experiencia suficiente, no saben leer ninguna fuente primaria, o simplemente no comprenden muy bien lo que están explicando…) para que precisamente se entienda y puedan ponerse en práctica. No me estoy comparando, por supuesto, pero el propio buddha Gautama enseñaba con muchas metáforas precisamente por eso. Desde hace un año aproximadamente, comparto algunas inquietudes e información sobre budismo en mis redes sociales (@estudiobudismo). Encomio a todos los seguidores de Buddhistdoor a seguir reflexionando sobre budismo y a profundizar en aquello que nos refugie de la ‘llama del sufrimiento’.

सत्यमेव जयते

Enlaces:

INSTAGRAM: https://www.instagram.com/estudiobudismo/ 

ACADEMIA: https://usal.academia.edu/EfraínVillamorHerrero